Capítulo 19
El día de la primavera es algo especial, también se celebra el día del estudiando. El único día donde los colegios y, algunas universidades, les dan el día libre a sus estudiantes.
Con Meli decidimos venir a Los Bosques de Palermo y hacer un picnic.
—Entonces, ¿cuándo te irás? —pregunto comiendo mi sándwich.
—¿Me estás echando? —Me mira por encima de sus anteojos de sol.
—¡Claro que no tonta! Pero anoche no me has contado lo que hablaste con el director.
—Me dijo que, posiblemente, el viaje sea en enero para que pueda acostumbrarme a Colombia y pueda pasar las fiestas de fin de año aquí.
—Sinceramente, estoy feliz de que te dieran esta oportunidad. —Acomodo a mi hermano entre mis piernas. —Los dos estamos orgullosos de la tía Meli, ¿No?
—Meeeli —dice Bruno mordiendo una frutilla.
—No puedo creer que en dos días cumpla 9 meses. —Acaricia su cabeza. —Parece que fue ayer cuando llegaste a la facultad y me dijiste "voy a tener un hermano" —imita mi voz.
—Sí, lo recuerdo no sabía cómo reaccionar —río. —Y ahora se convirtió en mi razón de vivir.
Muchas personas optaron por pasar el tiempo en el parque. El lago en el centro de todo, ayuda a que todos estén reunidos a su alrededor.
La mayoría son estudiantes del nivel escolar, están aprovechando su descanso.
Observo a Meli jugar con Bruno, sus juguetes están esparcidos por toda la alfombra. Verlos en esa acción me recuerda una foto que tengo con mi madre, imagen captada en el lugar que me encuentro en este momento. Una sonrisa aparece en mi rostro al darme cuenta que mi amiga que está mirando. Sus ojos están más oscuros de lo normal, puedo apreciarlos gracias a que no lleva sus lentes.
Mi hermano, sus ojitos celestes se ven hermosos con el sol y su cabello oscuro hace que resalten más.
—Meli. —Le hablo. —¿Hablaste con tus padres? —Desde que ella vino a vivir conmigo, solo los vio una sola vez y las cosas no terminaron bien.
—Hable con mi madre, no estaba contenta de que me marchara. —Su expresión cambia. —Y con mi padre, todavía no me he podido comunicar, su nueva familia lo debe tener ocupado. —Agacha la mirada, sé que le duele todo lo que sucedió con su familia.
Levanto su rostro con mi mano. —No dejes que nadie arruine esto, yo más que nadie sé todo lo que hiciste y haces para estar al día con las materias, te he visto quedarte hasta tarde estudiando y quedarte dormida en la mesa por culpa del cansancio.
—¡Ya! Deja de torturarme con eso, fue solo una vez. —Sonríe a medias.
—Lo que quiero decir es que, no solo veo el esfuerzo que pones día a día, sino que la universidad también lo vi y por eso confía en ti para hacer este viaje.
No pudo contestarme, una voz masculina nos interrumpe.
—¡MEL! Espero no haber llegado tarde. —Federico, no entiendo que hace aquí.
—Llegaste, creí que me dejarías plantada. —Lo abraza.
—Miren quien está aquí, el pequeño Bruno. —No pude contener la risa al notar la expresión de mi hermano, lo mira, luego a mí y puso cara de no agradarle. Estira sus brazos hacia mí para que lo tome.
—Hola Sebastián —dice sentándose al lado de mi amiga.
—¿Cómo va todo? —contesto con pocas ganas.
—Espero que no te moleste que haya venido, es que quería poder pasar el día con ambos.
—Por mí no hay problema, mientras este contigo. —Besa su mejilla.
Miro para otro lado, sin duda no esperaba pasar el día viéndolos a ellos demostrándose cariño.
—Mano —dice Bruno tratando de ponerse de pie. Sus ganas de caminar llegan.
Me paro junto a él y dejo que camine a mi lado, sin alejarse tanto. Cada paso que da, hace que él sonrisa al punto de parar y empezar a aplaudirse a sí mismo.
Me alejo unos metros, me pongo de cuclillas y extiendo mis brazos para recibirlo. Como si entendiera mi acción, viene corriendo y lo tomo elevándolo con los brazos extendidos. Nuestras risas se combinan en una, convirtiéndolas en nuestra muestra de felicidad.
Volvemos a donde se encuentran la pareja.
—Sebas, estábamos hablando, y quería saber si quieres venir a comer con nosotros esta noche, ¿Qué dices?
—Esta oportunidad, no los acompañaré, tengo que terminar unos planos para el viernes. —Trato de parecer lo más sincero, no quiero que se den cuenta que no quiero acompañarlo, de ninguna manera quiero estar metido entre ellos.
—Que lastima, hubiese estado bueno conocernos un poco más —dice Federico golpeando mi hombro.
—Sí, una lástima. —Mi móvil comienza a sonar, es un mensaje.
Ame: Sin duda ustedes dos, son hermosos
Ame: foto
En la imagen se puede ver el momento exacto que estoy levantando a Bruno hace unos minutos.
Tú: ¿A caso me estas espiando?
Ame: Claro que no, de casualidad te vi y no pude evitar tomar la foto.
Tú: ¿Dónde estás?
—Atrás tuyo. —Escucho su voz a mi espalda.
Me paro y la saludo. —¿Qué haces aquí?
—Creo que es algo obvio —ríe al señala sus patines.
—Veo que te mantienes ocupado en tu día libre. —No solo lleva sus patines, una mochila y botella de agua completan su equipo.
—No me iba a quedar en mi casa sin haces nada, además de que el día está ideal para salir a andar un poco.
—¿No nos vas a presentar? —interrumpe Meli.
—¡Oh sí! Perdón. —Giro quedando frente a ellos. —Amelie ellos son Melanie y Federico, y chicos ella es Amelie, es mi compañera de trabajo.
—Un gusto, soy Meli, la mejor amiga de él. —Noto un tono extraño en su voz, pero creo que es solo mi imaginación.
—Al fin te conozco, Sebas habla mucho de ti.
—¡Ammmme! —grita Bruno.
—Hola hermosura. —Se agacha. —¿Cómo está este bebé? —Le responde con una sonrisa.
—¿Sabe decir tu nombre? —pregunta mi amiga algo molesta.
—Algunas veces pasa con nosotros en la oficina cuando debemos quedarnos algo de tiempo, supongo que de ahí lo aprendió —responde con una sonrisa.
Nos quedamos los cuatros sentados en la alfombra. Mi compañera se quitó los patines para poder estar más cómoda.
—¿Quién es él? ¿El novio de Meli?
—Hasta donde yo sé, no son novios, pero quien te dice y acaban juntos. —Observo como hablan a escondidas, riendo entre ellos, sin unirnos a la charla.
—Quiero decir algo frente a ti, que sé que eres como su hermano. —Se acomoda mirando para donde estábamos nosotros. —Meli, sé que muy pronto te iras a otro país a estudiar y no sabes lo orgulloso que estoy de ti. Nos conocemos hace años y me alegra poder haber vuelto a tu vida, y este tiempo que pasamos juntos me has hecho el hombre más feliz por eso. —Saca una cajita de su mochila. —¿Te gustaría ser mi novia? —Muestra dos pulseras con sus iniciales.
Me quedo sorprendido sin saber que decir. Observo la expresión de mi amiga, con algunas lágrimas en sus ojos contesta afirmativamente la respuesta de su, ahora, novio, sellando su nueva pareja con un beso.
—¡Felicidades! —exclama Ame. —Aunque recién los conozco, les deseo lo mejor.
—Muchas gracias, ¿Amelie? —pregunta Federico acompañado de una risa.
Por mi parte, estoy con la cabeza agachada concentrado en mi hermano. No sé cómo debería reaccionar. Federico ha sido una persona con la cual no he encajado desde el inicio, pero ahora, deberé cambiar mi pensamiento, aunque sea por mi amiga.
—Sebas. —Levanto la mirada, Meli nos está observando, por primera vez, con Bruno compartimos nuestros sentimientos, los dos nos sentimos confundidos por lo que acaba de pasar.
—Nosotros también los felicitamos. —Tomo la manito de mi hermano. —Felicidades tía Meli. —Trato de imitar una voz de bebé.
—Ahora podrás llamarme tío Fede —dice mirando a mi hermano y, como si hubiese entendido, comienza a llorar.
—¡Oh! No llores hermanito. —Lo pongo de pie frente a mí.
—Yo creo que debe estar cansado —opina Amelie acariciándolo.
—Puede ser, ya es algo tarde y no ha dormido sus horas de la tarde. —Me levanto. —Nosotros nos iremos. —Acomodo mis cosas y las de él.
—Perfecto, nosotros nos quedaremos un poco más, ¿no amor?
—¿Estás seguro? ¿Quién los llevara? Mejor voy con ustedes —añade Meli.
—No te preocupes, yo los llevo —interrumpe. —Tengo mi auto a unos cuantos metros.
Nos despedimos. Meli no está segura de dejarnos ir con Amelie, pero su novio la convenció que es lo mejor para que ellos pasen tiempo a solas.
Durante el camino no dije nada, me concentré en observar a las personas que pasaban y todas las parejas que pasaban. Sin duda, mi amiga vio algo en ese sujeto que yo no, lo único que yo espero es que sea feliz y nunca le haga daño.
—¿Quieres tomar algo? —pregunto entrando a casa.
—Si tienes té, te lo agradecería.
—No hay problema, toma asiento en un minuto vuelvo, iré a cambiar a este muchachito.
En mi cuarto, preparo todo para poder cambiar su pañal, sin duda es lo que más necesita. Mi hermano me observa, se fija en todo lo que hago, mientras chupa su dedo. Sin decirle nada, comienza a reír, está mirando el cofre donde guarde algunas cosas de mis padres. Me quede algo petrificado, dicen que los animales y los bebés pueden ver cosas que los adultos no, y en este momento, ese pensamiento se presenta en mi mente.
—¿Qué tanto estás viendo? —pregunto apoyándome a su lado.
—Mamá —ríe.
—¿Mamá está ahí? —Trato de tomármelo lo mejor posible. Yo no veo nada, pero estoy seguro que mi madre está con nosotros.
Nos quedamos en esa posición un rato, hasta que por fin paró de sonreír y se entretiene con mi nariz.
—Será mejor que vayamos, Amelie se quedó sola. —Lo alzo y nos vamos al living. —Perdón por la tardanza —digo apoyando a mi hermano en su silla.
—No hay problema, estaba viendo algunas fotos que tienes. —Debajo de la televisión hay un estante con varias fotos familiares, la mayoría son mías de bebé con mis padres y algunas pocas de Bruno con ellos. —Ambos tienen los mismos ojos de tu padre y la sonrisa de tu madre.
—Sin duda son nuestros padres —bromeo.
—¿Los extrañas?
Aquella pregunta provoca un nudo en la garganta, sin duda mi expresión cambia. No quiero mostrarme débil frente a ella ni a mi hermano, pero no puedo evitar sentir un dolor en el pecho.
—Ay no, perdón soy algo torpe con las preguntas. —Se acerca con desesperación a mí y me abraza.
—No te preocupes. —Acepto su abrazo. —Sí, los extraño demasiado, más de lo que nadie se puede imaginar.
—Por favor no llores. —Apoya sus manos en mis mejillas. —Desde que te conocí nunca imaginé que hayas pasado por tantas cosas, eres realmente fuerte. Nadie en tu lugar podría hacer todo lo que haces, y menos alguien que tiene a su cargo un bebé de apenas 8 meses.
—No puedo Ame. —No resisto, las lágrimas comienzan a salir. Por primera vez, después de mucho tiempo me derrumbo. Mis fuerzas se apagaron. —Este año fue el peor de todos, perdí a mis padres, la personas que más necesito a mi lado está haciendo su vida y se aleja cada vez más, no sé cómo seguir, te juro que Bruno es el único que me mantiene de pie, pero a veces no sé cómo seguir. —La abrazo con fuerza y escondo mi rostro entre su cabello.
—Por favor Sebas, no te rindas ahora lograste tantas cosas. —Acaricia mi espalda. —No estás solo, ahora me tienes a mí y tú hermano va a estar siempre a tu lado, no dejes que esto arruine todo. Tus padres te necesitan fuerte, ellos quieren que lo seas, pero por favor, no te rindas ahora.
No puedo dejar de llorar, los extraño, los necesito. ¿Por qué la vida es tan injusta? Habiendo tantas personas que no merecen estar en este mundo, se lleva a mis padres. Dos personas que aún tenían mucho que vivir, ver crecer a su hijo, verme graduarme. Ellos deberían estar aquí, con nosotros.
Me quedo unos minutos abrazada a ello, no quiero soltarla, en este momento es mi sostén para poder liberar toda la angustia que tenía acumulada.
—¿Te sientes mejor? —pregunta tratando de verme.
—Perdón por verme en est...
—¡No me pidas perdón! —interrumpe. —Yo provoque que estes en este estado, no deberías disculparte, yo soy la tonta.
—Gracias por apoyarme en este momento, a pesar de solo conocernos hace unos meses, te has vuelto algo importante.
—Promete quedarme a tu lado y molestarte cada vez que me necesites —bromea. —Y estar al lado de ustedes dos para lo que necesiten.
La noche llego rápido.
Amelie se fue hace un tiempo, mañana la vería en el trabajo. Con Bruno cenamos solos, Meli nunca apareció, supongo que, seguirá en la cena con Federico.
—Buenas noches, hermanito. —Le doy un beso en su cabeza.
Estamos acostados, por primera vez me dormiré yo antes que él, el cansancio mental que tengo es grande y mis ojos no logran mantenerse abiertos.
---
Hola bellos lectores ¿cómo están?
Antes que nada, no sé si saben o por ahí sí, pero para mañana wattpad tiene programado arreglar sus errores y solo estará posible el modo de lectura, osea que no podré subir el capítulo :c Pero les prometo que el jueves habrá doble capítulo para compensar.
Ahora sí, ¿qué les pareció el capítulo de hoy? ¿A prueban la pareja de Meli con Federico? La amistad entre Sebas y Amelie está creciendo, ¿les gusta?
Como siempre digo, GRACIAS por todo el apoyo que recibo por parte de ustedes en esta pequeña historia ♥
Si les gusto, no olviden comentar y/o votar, si en verdad lo merece. Y recuerden que tenemos un grupo de Facebook, allí estaré contando algunas novedades que tengo para ustedes.
Sin más nada que decir, nos vemos el jueves porque Wattpad no nos dejará encontrarnos mañana jaja
¡Un beso desde Argentina! ♥
PD: En multimedia les dejo una imagen de Los Bosques de Palermo para que conozcan una parte de mi lugar.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top