Capitulo 17
—¡Hey Sebas! —Chasquea sus dedos frente a mi cara. —Estás en otro mundo hoy.
—Sí, perdón es que me tiene preocupado algunos asuntos —confieso observando la pantalla de mi computadora.
—¿Hay algún problema en el que te pueda ayudar? —Se sienta a mi lado.
—Melanie comenzó a trabajar en el mismo horario que yo estoy aquí y ahora debo buscar un lugar donde dejarlo para no sobrecargar a Ana.
—Quédate tranquilo por favor, hay muchos lugares en los que se podrá quedar y lo cuidarán como corresponde. —Me mira fijo y me sonríe. Por primera vez en el día me siento algo calmado.
Hoy, debemos ordenar las distintas entrevistas que la empresa tiene programadas con los arquitectos y obreros, muchas obras están llegando a su final y algunas debes comenzar, y tienen que estar todas las reuniones organizadas.
El teléfono que poseo en mi escritorio comienza a sonar.
—Arquedeco S.A. ¿En qué lo puedo ayudar? —Tipo saludo para comenzar una conversación. —Señor Rossi que bueno escucharlo, sí ¿dígame? —Dejo que hable. —En un instante estaré ahí.
Mi compañera me mira esperando que le cuente que sucedió.
—El jefe quiere hablar conmigo, ¿Habré hecho algo mal?
—No creo, debe ser para felicitarte o algo por el estilo —dice subiéndome el ánimo.
Salgo de la oficina y me dirijo a la del señor Rossi. La de él se encuentra al final del pasillo, tras una gran puerta de vidrio oscura. Golpeo y escucho su voz invitándome a pasar.
—Querido Sebastián toma asiento, por favor. —Me señala una silla formada por grandes almohadones. —Quería hablar contigo, y sobre todo preguntarte, ¿Cómo te has sentido en tu primera semana de trabajo?
—Sinceramente, muy cómodo con el puesto en el que estoy, agradezco la ayuda de la señorita Fernández en todo momento. La verdad no tengo nunca queja. —Trato de ser lo más sincero y tranquilo al hablar, no quiero transmitir mis preocupaciones.
—Me agrada saber que todo anda bien. —Acomoda su silla. —Has mostrado gran desempeño y espero que siga así. Y, no quiero ser irrespetuoso, pero sé que tienes un hermano bebé, ¿Puede ser?
—Sí, es correcto, el pequeño Bruno —afirmo con algo de duda por aquella pregunta.
—Bruno —susurra. —Seguramente tiene los mismos ojos que usted —ríe. —En fin, quería informarle que la empresa cuenta con un área de cuidado de niños. Tanto bebé como chicos de edades más grande, ese lugar está a su servicio si en algún caso lo necesita.
Me quede unos segundos analizando lo que acaba de pasar. ¿Cómo es que nunca me informaron de esa área? ¿Y por qué, justo ahora que necesito de alguien que cuide a mi hermano, me lo dicen? ¿A caso mi jefe tiene cámaras o micrófonos en la oficina?
—Su silencio me está preocupando, Sebastián.
—¡Oh! Perdón, es que me quedé pensando en lo que me dijo. —Me siento con la espalda recta. —Es que da la casualidad que estoy buscando un lugar donde poder dejar a mi hermano cuando vengo para la empresa.
—¡Mire usted las casualidades de la vida! —exclama. —Sí a ti te parece, ya mismo le pido a Susana que venga a buscarlo para mostrarle el lugar y comentarle cómo funciona.
—Eso sería genial. —La esperanza de poder encontrar un buen sitio donde dejar a Bruno vuelven, pero, sobre todo, me da felicidad que pueda estar cerca de él.
—Perfecto, no se diga más, vuelva a su oficina que pronto lo estarán pasando a buscar.
—Muchas gracias señor Rossi, de verdad no sé cómo agradecer este gesto. —Me paro y estrechó su mano.
—No hay nada que agradecer, sin servicios que poseemos para ustedes y que mejor que los aprovechen. —Sonríe. —Ahora, continúe trabajando, yo hablaré con Susana.
Salgo del despacho con una gran alegría. Sin duda, la vida me está demostrando que nada está perdido y que podré darle lo que se merece mi hermano.
Al llegar a mi lugar, Amelie me observa sorprendida.
—¿A qué se debe tanta felicidad? ¿Acaso te acaban de ascender y me abandonarás? —pregunta entre risas.
—Nunca te abandonaría. —Relajo mis músculos, toda la tensión que tenía acumulad va disminuyendo. —¿Tú sabias que existe un área de cuidado niños?
—¡SOY UNA IDIOTA! —grita. —Me olvide completamente, como no tengo hijos ni hermanos nunca la utilicé, perdón por olvidarme y no habértelo dicho. —se muestra arrepentida.
—Ya tranquila, no hagas tanto escándalo —río. —Me dijo que vendría a buscarme una mujer para explicarme todo.
—Bueno, mientras esperamos, terminemos de acomodar los horarios. —Hace carita de perro mojado.
Afirmo con la cabeza mientras sonrió. Esta chica, sin duda, hace que todo sea un poco más fácil.
Siempre nos hablamos por los chats que se conectan de computadora a la otra, para no tener que hablar y hacer ruido que podría molestar en los otros despachos.
A. Fernández: Si sigues sonriendo de esa manera, harás que muchas se enamores cuando salgas a la calle ;)
S. García: Y tú, ¿A cuántos has enamorado con esos ojos? Jajaja
A. Fernández: A mi perro Skipe y mi gato Tom
S. García: Por casualidad, ¿No anda Jerry por ahí?
—Eres un tonto —dice desde su escritorio. —Será mejor que ordenes todos los horarios como correspondan.
El sonido de la puerta interrumpe mi contestación, me pongo de pie y voy a abrir. Una mujer con lentes y su cabello algo blanco está frente a mí.
—Tú debes ser Sebastián García ¿no?
—Está en lo correcto. —Sonrío —¿En que la puedo ayudar?
—Soy Susana Gutierrez, encargada del área de cuidado. —Estira su mano para estrechar la mía. —Me comunicaron que estás interesado en traer a tu hermano.
—Sí, la verdad sería de gran ayuda poder tener un lugar donde dejarlo y más, si es aquí mismo.
—Perfecto, acompáñeme por favor. —Le hago una seña a Amelie que vuelvo pronto.
Bajamos hasta al primer piso. En el camino, me explico que el área de juego, como muchos lo llaman, está a ahí para que los empleados puedas dejar de pasada a sus hijos sin la necesidad de estar subiendo y bajando, en los casos de los que trabajan en los primeros pisos.
—Como podrá ver, el piso cuenta con varias habitaciones, en cada una se encuentran entre dos a tres chicas encargadas de los niños. Por lo general, los bebés están al cuidado de más, sin embargo, todos reciben la misma atención para que no sean descuidados —habla mientras caminamos por el pasillo.
Este piso es algo más colorido y alegre que los restantes. A simple vista, se ve la diferencia de las áreas.
Entramos a un cuarto, allí se encuentran dos muchachas muy simpáticas con dos bebés en distintas cunas. La decoración es adecuada para aquellas dos personitas.
—Este sería el lugar en el que tu hermano se quedará. —Nos acercamos un poco. —Ellas son Gabriela y Josefina, están a cargo del cuidado de los más pequeños.
—Un gusto conocerte. —Ambas me saludan.
—Bien niñas, él es el señor Sebastián García, trabaja en el área de administración. —Me presenta. —Si él cree conveniente, traerá al cuidado de ustedes a su hermano de 7 meses, ¿Estoy en lo correcto?
—En todo —contesto animado.
—¡Perfecto! Sigamos que te mostraré las demás instalaciones y te daré toda la información que necesitaría en caso que traigas a tu hermano.
Luego de la recorrida, me entregó un papel detallando todo lo solicitado para que Bruno se quedará allí. Es la mejor oportunidad que tengo para no molestar a Ana y, sobre todo, para tenerlo cerca.
—Yo creo que es una gran oportunidad, además de que este chiquitín pasaría más tiempo contigo —dice Meli.
Desde que llegue a casa y le conté lo sucedido, no ha parado de decirme que aproveche la oportunidad, sin duda es algo que debo hacer.
—Y a ti, ¿Cómo te ha ido? —pregunto terminando de comer.
—Nada mal para ser mi primer día, los huéspedes son muy amables conmigo.
—En cualquier momento apareces con un novio internacional. —Golpeo su cintura.
—Sebas. —Me mira de mala manera. —Ya te he dicho que estoy conociéndome más con Fede, no insistas en querer que me guste otro chico.
—Tú misma lo has dicho, están conociéndose, no hay nada confirmado así que eres libre de mirar otros chicos. —Resalto la palabra conociéndose.
—No empecemos una nueva discusión por favor. —Empieza a lavar los platos.
Sin decirle nada, tomo un vaso con agua y se lo tiro en la cabeza. —Eso es por no avisarme que vendría a mi casa y, destacando, que Bruno estaría aquí.
—¡Eres el peor mejor amigo del mundo! —protesta secándose la cara.
—Te lo merecías —voz de victoria.
—¡YA VERAS! —Agarra cubitos de hielo, de la heladera, y comienza a correr atrás mío.
Bruno, desde su silla, observa el espectáculo. Él es el que mejor la pasa.
Los hielos bajan por mi espalda descubierta y mis quejas no se hacen esperar. Ahora, es mi turno de correr tras ella, pero mi venganza será otra.
—¡Ya basta, Sebas por favor! —Casi no puede hablar de la risa.
—Tengo que cometer mi venganza. —La voy acorralando.
Su espalda choca contra la pared, apoyo mis manos a los lados de su cabeza. Su cara de terror confirma sus sospechas. Me acerco más a su rostro y, sin pensarlo dos veces, paso mi lengua por toda su mejilla, dejando rastros de mi saliva.
—¡NO, NO, NO! —grita con todas sus fuerzas. —¡ERES LO PEOR! —Sus expresiones muestran que mi acto cumplió con su objetivo.
—Soy el mejor, ya lo sé —río, saco a Bruno de su silla y nos vamos para nuestro cuarto.
Como todas las noches, preparo los almohadones para que duerma sin preocupación a que se caiga, le pongo su pijama de lunares y lo acuesto.
Antes de acomodarme a su lado, me alisto para dormir. Todo listo, luces apagadas, ya estoy preparado para dormir cuando escucho la voz de Meli.
—Sebas, ¿Estas despierto? —susurras tras la puerta.
—No, ¿Qué pasa? —Miro para el sitio donde se encuentra la puerta.
—Quería decirte que mañana no vendré a almorzar, estaré con Fede.
Puse los ojos en blanco, aquel sujeto está cada vez más presente, no solo en su vida, sino que también en la mía.
—Está bien, pásala bien —digo resignado.
—Que duermas bien, gracias por cuidarme. —Se marcha.
Lo que me faltaba, cada vez paso menos tiempo con mi amiga. Antes, cuando no vivíamos juntos, estábamos más unidos que ahora. Sin duda esto no terminará bien.
Me acurruco al lado de Bruno, sus ojitos vencieron la batalla y, hace varios minutos, que se quedó dormido. Hago unos segundos de silencio, provocando que el cansancio ganara y pueda dormir, pero un leve ruido llama mi atención. Proviene de mi hermano, está balbuceando algo.
Me junto más a él y trato de escuchar.
—Papá...Mamá. —Me quedo quieto, no sé porque, pero mis ojos se llenaron de lágrimas. Los está nombrando, debe estar buscándolo en sus sueños o quizás, ellos están con él ahí.
Mis padres, esas personas que me dieron la vida y, ahora, debo luchar para poder cuidar todo lo que me dieron. Los extraño mucho, estos meses sin ellos fueron difíciles, cada vez me siento más débil. En cada problema que hubo, me encantaría haber recibido el apoyo de mi padre, diciendo que no me rinda y, las caricias de mi madre cuando me veía frustrado.
Tantas veces, hubo días en los que me preocupaba por cosas, que para los demás eran tan insignificantes y ellos me contuvieron y, ahora, me doy cuenta que solo esas dos personas entendían que para mí era importante.
Los necesito. Necesito verlos una vez más y decirles cuanto los amo y que valoro todo lo que hicieron por mí y por Bruno, sin embargo, la vida eligió que ellos estuvieran en un lugar mejor. Ahora, me toca enorgullecerlos y, demostrarles, que tan buen hijo y hermano puedo llegar a ser.
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¡Hola mis bellos lectores! ¿Cómo están?
Solo quiero decirles, que muchos de sus comentarios en el capítulo anterior me han sacado un lágrima de felicidad, de verdad GRACIAS por todo el apoyo que recibe esta hermosa novela, nada de esto sería posible sin ustedes ♥ :')
Ahora sí, espero que disfruten del capítulo, sin duda se me mojaron mis ojos al escribir la última parte de este capítulo, cuando Sebas toma poder de mi mente para poder escribir me hace llorar.
Espero que les guste, no olviden comentar y/o votar si en verdad lo merece ♥
¡NO SE OLVIDEN! De unirse al grupo de lectores, casi siempre estoy informándoles si tengo algún inconveniente o subieron frases de la novela :3 (En el banner de abajo les dejo el nombre del grupo para que lo busquen)
¡Los amo! Un beso de esta argentina que cada día hacen más feliz ♥
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