Capítulo 1

Los psicólogos hablan de una serie de fases por los cuales las personas pasan luego de la pérdida de un ser querido. Yo, me salte todos esos pasos, o los procese muy rápido. Dirán que soy un insensible que no sintió la perdida de sus padres, al contrario, el dolor es grande pero el apoyo que recibimos con Bruno fue el doble.

Durante una semana, mi tía y sus hijos se quedaron con nosotros, aguardando que terminara la cursada y comiencen las vacaciones de invierno, así no perdería los últimos días cuidando a mi hermano.

Julio llega a su fin, y ellos deben partir. Soy muy afortunado de poseer esta familia, en donde la unión es más grande que cualquier obstáculo.

Apenas ha pasado un mes desde la partida, y el vacío que dejaron en nuestro hogar es inmenso y, últimamente, lo sentí con más frecuencia.

Mi último día en la universidad llegó, por fin podría dedicarme al máximo en todo lo que tiene que ver con la casa. Este mes, debía conseguir un mejor empleo, un lugar en el cual deberé dejar a Bruno cuando comience, nuevamente, la universidad.

Al salir del establecimiento, me lleve una grata sorpresa. Varios alumnos, amigos y docentes me esperan. "Fuerza Sebastián, todo va a estar bien" dice un cartel, y junto a él, varias cajas adornadas.

—¿Qué significa esto? —pregunto confundido.

—Esto querido amigo, es un regalo por parte de todos para Bruno y para ti. —Me abraza. Melanie era una joven con la misma edad que yo. Ella comenzó a estudiar conmigo, y hasta el día de hoy, sigue a mi lado.

—Muchas gracias, a todos. —Salude uno por uno.

—Mi querido señor García, usted posee un gran don para la arquitectura y se, que podrá salir de esta situación de la mejor forma. —Mi profesor de Construcciones II se volvió un sostén con respecto a la carrera. Un señor mayor, pero que aún se conserva.

—Gracias Enrique, aprecio todo lo que hizo por mí. —Estrechamos las manos con firmeza.

—Muchacho eres un excelente alumno y maravillosa persona, hoy te ganaste un nuevo amigo y socio en un futuro —ríe.

Finalizado el pequeño festejo, nos despedimos y cada uno tomo su rumbo. Melanie se ofrece a llevarme, con la excusa de que no encontraré lugar para llevar todas las cajas, pero, en realidad, quiere ir a ver a mi hermano, se han vuelto bastante cercanos.

—¿Cuáles son los planes para estas vacaciones? —pregunta.

—Primero, buscar un nuevo empleo —contesto—. Trabajar en el bar está bueno, pero no me deja suficiente dinero para mantener los gastos.

—¿Alguna idea?

—He visto en varias empresas necesitan gente que haga todos los tramites, cosas administrativas.

—¿Hacer fotocopias? —Se burla.

—Me siento ofendido. —Finjo enojo—. Heriste mi corazón de fotocopiador.

—¿Fotocopiador? —Comienza a reír—. Eres un tonto Seba, encontrarás un buen empleo ya lo veras.

Mi amiga siempre se caracterizó por tener buenas vibras y mucho positivismo. Es una gran chica, el día que tenga novio, ese muchacho va a ser afortunado.

Luego de una hora, llegamos a mi casa. La tía Cecilia me espera, como lo hacía desde que llegó a Buenos Aires.

—Sobrino, ¿cómo te fue? —Me saluda.

—Bien tía, ¿cómo se comportó Brunito?

—Igual de siempre, te extraña mucho. —Observa a mi acompañarte—. ¡Meli! Tanto tiempo —la abraza—. ¿Cómo has estado jovencita?

—Muy bien Ceci, ¿usted?

—Excelente niña, cuidando de los dulces bebes. —Ambas rieron.

Aproveche que las mujeres iniciaron una conversación para poder ir a buscar a Bruno.

El pequeñín se halla en su cuna, jugando con el musical que cuelga sobre él.

—Miren a quien tenemos aquí. —Lo levante—. Pero si es el dulce Bruno, ¿te has comportado bien hoy?

Él me responde con simple muecas y risitas, en señal que entiende.

—Vamos a practicar un poco ¿qué te parece?

Me arrodille, lo tome por sus manitos y trataba de mantenerlo parado. Durante todo este tiempo, ha ganado mucha fuerza en sus piernitas, ayudándolo a que cada vez pueda mantenerse de pie.

Algunas veces, se para y comienza a tratar de dar pasos, pero se ve vencido y cae. Tras esta acción, comienza una carrera de gateadas. Para sus simples 7 meses, ya logró gatear.

—¿Cuándo te volviste tan veloz? —pregunte tomándolo de su diminuta cintura y trayéndolo más a mí.

Me senté con las piernas cruzas, lo senté frente a mí, en una posición similar.

—Muy bien señor Bruno García evaluaremos tu desempeño del día de hoy —hable con formalidad—. Te has mantenido parado alrededor de un minuto más que ayer. —Me contesta con una risita—. Sin embargo, correr atrás tuyo mientras gateas me cansada, por ende, el día de hoy te daré una puntuación de 8.

Lo tome en mis brazos y lo abrace.

—Estás creciendo rápido Brunito. —Lo elevé—. Tomate tu tiempo, no quiero verte ser todo un galán aún.

—¿Un galán como su hermano? —Una voz femenina nos interrumpe.

—Es de mala educación escuchar conversaciones ajenas.

—¿Desde cuándo te volviste tan formal?

—Desde que usas la excusa que me traerás a casa para verlo a él. —Reí y me puse de pie, aún con Bruno en brazos—. Mira quien vino a visitarte, pequeñín.

—Venga con la tía Meli. —Lo toma—. Sabes, hoy con mucha gente que quiere a tu hermano, y a ti también, le preparamos una pequeña sorpresa en la cual había muchos regalos, ¿los quieres ver? —Bruno toca su nariz y comienza a apretarla. —Tomaré eso como un sí.

Los tres bajamos, y en el comedor de mi casa, están las cajas decoradas listas para ser abiertas, pero antes, mi tía nos llama para que vayamos a comer.

Junto con mis primos, tuvimos una comida tranquila entre risas. A su vez, el bebé de la familia tomó biberón.

Pasada una hora, nos aventuramos a abrir los obsequios.

La mayoría era ropa para él, algunos juguetes y peluches, mamaderas y chupetes, todo lo que un bebé necesita.

Mi tía se despidió junto a mi primo menor, iban a descansar. Nos quedamos con Melanie y Ezequiel, mi primo mayor pero no más que yo, jugando con Bruno.

—¿Cómo van a seguir las cosas ahora primo?

—Hoy estaba hablando de eso con ella —dije—. Le comenté que buscaría un trabajo más estable.

—De fotocopiador. —Se burla.

—Para que tener enemigos, si te tengo de amiga —reí—. En fin, mi idea es buscar un trabajo que me deje el dinero suficiente para los impuestos, y cuidar de él.

—Cuando comiences la universidad, ¿dónde lo dejarás? —pregunta Eze.

—Tenía pensado averiguar en una guardería, por el momento es la única solución hasta que pueda comenzar el jardín de infantes.

—Él no te causara problemas, es un angelito —comenta mi amiga—. Yo conozco unas guarderías cerca de aquí, si quieres te paso la dirección para que averigües.

—Sería grandioso —contesté entusiasmado.

No estoy satisfecho con la idea de tener que dejarlo toda la mañana en ese lugar, pero por el momento, es la solución más cercana.

—Pensé en contratar una niñera que lo cuidé aquí, como segunda opción.

—Deberías fijarte cual es más económico. —Me responde mi primo tomando a Bruno—. Tiene que tener mucha paciencia y estómago para este jovencito.

Ambos reímos.

Sabemos que mi hermano es de buen comer, y eso se transmite a la hora de cambiarle los pañales, o cuando, un gas se escapa de él.

—Todavía no sé qué hare, lo que sí sé es que no quiero que nada le falte.

—Y eso no pasará amigo, tienes mucha gente de tu lado.

—Ella tiene razón, no estás solo primo, todos te ayudaremos a que salgas adelante y le demuestres al mundo el hermano que eres.

La noche llega, y mi familia ya está lista para dormir.

MI habitación se la deje a mis primos, la de mi hermano la utiliza mi tía y, al final, nosotros nos quedamos con la de nuestros padres.

Sus cosas siguen en el mismo lugar de siempre, lo único que usamos es la cama para dormir y, se sumó, la cuna.

—Llegó la hora de dormir. —Me mira y me contesta con un bostezo—. Ven, hoy dormirás conmigo.

Lo acomode junto a mí, coloque unas almohadas del otro lado por precaución y me dispuse a cerrar los ojos. En cambio, mi hermano tenía otros planes.

Primero, comenzó tocándome la cara para terminar jugando con mi nariz.

—Bruno, duérmete —dije con cansancio.

No hizo caso, y continuo con su hazaña.

—Hermanito por favor, tengo sueño y tú debes dormir.

Me miro en señal de que no tiene planeado dejar de molestarme. En ese momento recordé la canción que mi madre le salía cantar para que descansara.

Mi niño que está en la cuna y que sueña con la luna —comencé—. Le sonríe a su madre que le quiere más que a nadie. —Acaricie su mejilla—. Mi pequeño bebe, mi trocito de cielo, chiquito de mamá, duérmete mi bebé. —Concluí comprobando que se está durmiendo poco a poco.

La noche cayó sobre la ciudad, al igual que mis parpados al sentir el cansancio. Por fin descansaría, y un día más terminaría.


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¡Hola! Gracias por estar acá una vez más.

Por fin el primer capítulo de esta hermosa aventura. ¿Qué les pareció?

Antes que nada, quiero aclarar que "guardería" es un lugar donde los padres pueden dejar a sus hijos a partir de los 45 días de vida, hasta que tengan la edad suficiente para ir al colegio/jardín/kinder, como lo llamen en su país. Obviamente, esto es que los dejan por unas horas nada más, no por siempre jajaja

Sin más nada que aclarar, espero que les haya gustado. Como digo siempre, no olviden comentar y votar si en verdad lo merece.

Nos vemos en el próximo capitulo, un beso desde Argentina

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