=== CINCO ===

Sucrette


Pasaron varios meses para que yo volviera a llamar a Castiel desde la vez que me fui del bar con Nathaniel. Y a pesar de lo lastimada que estuve por las palabras que Castiel nunca se había atrevido a decirme, continué saliendo con Nathaniel, esperando que el mal rato terminara.

Cuando volví a llamarle el simplemente actuó como si ese día jamás hubiera ocurrido. Seguíamos saliendo a beber café ocasionalmente, a los jueves de rock nunca falte y en ocasiones Nathaniel me decía que lo invitara a alguna de las fiestas que el ofrecía.

Nathaniel y yo no éramos novios, yo me esforzaba por ignorar lo que había ocurrido cuando Castiel se entero que salía con él, pero a veces sin darme cuenta estaba pensando en cual sería el verdadero significado de todas aquellas palabras que Castiel me había dicho.


Castiel


Cuando ella se fue ese día con él camine a casa pensando que quizá lo mejor sería nunca más llamarle y dejarla que viviera lo que ella siempre había querido vivir... Un romance perfecto, con un hombre perfecto. Después de todo, él era mucho más exitoso que yo.

Con el paso de los días empecé a enloquecer pensando en ella, pero me aferre a mi idea de no llamarla. Entonces un día ella llamo y todo lo que había pasado anteriormente estaba olvidado en ese instante. Solo quería verla.

Durante muchos meses, más de los que quisiera aceptar... Me trague mi orgullo y estuve al lado de ella, escuchando sus historia, tomando las sobras de su tiempo e incluso asistiendo a esas fiestas que el ofrecía, como ya había dicho antes en mi relato. Pero todo valía la pena por verla.


Sucrette


Sinceramente me encontraba completamente confundida, se suponía que yo debía morirme de amor por Nathaniel, pero no era así, se suponía que debía sentirme bien por estar al lado del hombre tierno y dulce que siempre había deseado... Entonces ¿Por qué en el instante en el que Nathaniel se encontraba hincado frente a mí, pidiéndome matrimonio, no hacía que saltara mi corazón? Solamente sentía una opresión en el pecho y antes de que siquiera pudiera decir una respuesta, buscaba esos ojos grises entre todas las personas en ese restaurante, con la esperanza de encontrar una escapatoria a mi situación, pero solo atine a decir -Si- porque no podía dar otra respuesta, llevaba casi de un año de noviazgo con él, sin embargo en todos esos meses no había pasado de un beso en la mejilla, bueno... en realidad yo nunca me deje y todo por culpa de él. Todo por culpa de lo que hizo ese día...


Flashback


Paseaba por la sala de la casa que compartía con mi amiga Rosalya ansiosa, recordando muy feliz que había pasado hace unas horas. Nathaniel me había declarado su amor después de un par de meses saliendo, pidiéndome que fuera oficialmente su novia, a lo cual yo acepte muy contenta, mi sonrisa era enorme en ese momento. Entonces sonó el timbre. Camine hacia la puerta y al abrir mi sorpresa fue enorme, vi sus ojos de ese gris casi negro, su cabello rojo (Teñido, no era un secreto) y su boca por alguna clase de inercia, eso me asusto, así que dirigí mi mirada de nuevo a sus ojos. Y el comenzó a reclamar.


-¿Es verdad?- lo mire sin comprender y al ver que no iba a añadir nada más termine por cuestionar.


-¿Qué cosa Castiel? – dije mientras rodaba los ojos


- ¿Es cierto que aceptaste ser la novia del afeminado ese?- Iba a replicar su antipático comentario hacia mi novio en ese momento, pero su voz temblaba y ni siquiera me sostenía la mirada, algo nerviosa trague saliva y respondí.


-Sí, es verdad-
él asintió con la cabeza sin mirarme todavía y después me pregunto en un susurro.


-¿Ya te ha besado? - mis mejillas enrojecieron y fue mi turno de bajar la mirada, él se dio cuenta de mi prolongado silencio, así que insistió y volvió a preguntar pero con un tono de ansiedad en su voz -¿Y bien Sucrette?- Sentía como clavaba sus ojos en mi rostro y sin mirarlo negué con la cabeza, sentí como suspiraba, supongo que de alivio. Y cuando lo encare con la mirada para indignarme ante ese interrogatorio, sentí como sus labios golpeaban los míos.


Lance una exclamación de sorpresa al sentirlo, pero en vez de apartarse aprovecho para meter su lengua en mi boca, quede en shock y me percate de como mi lengua correspondía a ese beso, sus manos se acercaron y me tomaron por la cintura y pronto sentí entre mis manos su cabello, se apartó luego de unos minutos y sonrió con suficiencia al ver mi rostro sonrojado y al escucharme jadeante en busca de aire, lo mire tratando de enojarme por lo que había hecho, mas me fue imposible hacer otra cosa que no fuera besarle de nuevo.

Necesitaba sentir de nuevo esa adrenalina, esa sensación de que mi corazón quería salir de mi pecho y las miles de mariposas que revoloteaban en mi estomago, vi sus ojos abiertos por la sorpresa por unos segundos para después apretarme con mas fuerza entre sus brazos.

Estuvimos besándonos en la puerta hasta que escuchamos que alguien bajaba por las escaleras, Se trataba de Rosalya, sonriendo y felicitándome por mi noviazgo. Ella miro a Castiel y lo invito a pasar, pero él se excusó diciendo que tenía cosas que hacer.

Antes de irse me abrazo como despedida y me susurro muy suavemente.


-Nadie más que yo puede tocar esos labios, comprendes?- Y tan pronto dijo eso, se dio la vuelta y se fue. Yo solo me quede sonrojada en la puerta viendo como se marchaba.


Fin del Flashback


Sin darme cuenta, estaba enredada en una situación delicada, mi novio me había pedido matrimonio, yo había aceptado, con conocimiento de que amaba a mi mejor amigo y el a mí. Eran terribles todas mis acciones y mi cobardía.

Esos encuentros furtivos se había convertido en algo cotidiano entre Castiely yo. Sencillamente no podía pasar un día sin sentir a Castiel, sin saberlo, me había acostumbrado a él, se había ido adentrando en mi corazón y ahora que me iba a casar con otro me daba cuenta que me hallaba completamente encandilada, enamorada, loca y demás sinónimos por ese hombre que había estado muchos años en mi vida.

Con el paso de los días, Castiel consiguió un empleo, ingreso a la universidad, y comencé a mirarlo cada vez menos y menos... Supongo que el sabía que estaba mal lo que hacíamos.


Castiel


Ella no estaba pensando con claridad, y eso lo sabía yo perfectamente, aunque la amaba y amaba las sobras de su tiempo, las sobras de su atención. Sabía que ser el plato de segunda mesa no me hacía bien. Decidí de nuevo dejar de buscarla; tal vez así ella olvidaría el asunto y simplemente volveríamos a la rutina de siempre.

Un día ella llego a mi apartamento, escuche como tocaron la puerta y me limite de gritar -Pase, está abierto- Creí que se trataba de mi vecino o vecina, cuando entro ella me encontraba acostado en el sofá, la mire por unos segundos a los ojos sin decirle nada, me dolía la situación. Sabía que nunca mas seriamos los amigos que éramos, y que nunca seriamos mas de lo que ya éramos... amantes.

Lo único que pude decir cuando la mire después de unos segundos fue - Si vienes a pedirme que sea el padrino, pues me temo que vas a tener que irte, ya que ni siquiera pienso aparecerme en tu boda. - estaba seguro que mis palabras tenían el toque correcto de rencor para que se fuera para siempre, pero no. Solo retrocedió unos pasos dudando, pero finalmente me respondió.


-No vine a eso Castiel, yo vine a... - se miraba nerviosa, le falto la voz y no termino lo que decía. Intente mantenerme firme en mi posición y la mire fríamente desde mi sofá. Me levante y camine un poco hacia ella. No pude evitarlo y reclame.


-Pues si vienes a jugar conmigo déjame decirte que no estoy de humor para que me toquetees - ella se indignó, sabía bien que yo había ido a buscarla la primera vez. Pero quería ser el mas maduro en esta situación y poner punto final.


-No se de que hablas, tu eres el que me busca siempre, además yo venía a...- no la deje terminar de nuevo cuando la interrumpí


-No me interesa Sucrette, no tienes derecho a aparecerte por aquí, no después de lo que estas haciendo. -


-¿Que? - ella definitivamente estaba furiosa, odiaba recibir la verdad en su cara. se acercó mas y sarcásticamente dijo - ilumíname entonces Castiely dime porque no tengo derecho-


Enfurecí, no podía creerlo. Finalmente explote.


-No tenías derecho a enamorarme Sucrette, ODIO... detesto... aborrezco y maldigo que siempre nos sabotees, que siempre tengas esos pensamientos donde crees que solo tu sientes, que no entiendas que eres perfecta para mí, eres mi otra mitad y estas con ese imbécil. Eres mi vida Sucrette, te amo hasta la idiotez y necesito que realmente lo creas y me tomes o me dejes -


Mire como en su rostro se dibujo una sonrisa y me miro, no soporte la presión y continué hablando -Por favor, si vas a burlarte vete, yo no...- pero no me dejo terminar, me jalo de la camisa y me beso.


- Yo también te amo, eres un idiota, te he amado desde hace tantos años, pero tú nunca tomas nada de la vida enserio- y me abrazo.


-Pero tú te vas a casar con el tipo ese con el que siempre soñaste, desde que nos conocimos- Le dije con duda, retirándome de ella.


-Le diré que no puedo casarme con él, me da pena... Nathaniel no se lo merece... Fui una idiota.-


-Si no se lo merecía, entonces no debiste desde el primer día engañarlo conmigo, eres una descarada - añadí con tono de broma, el alma me había vuelto al cuerpo. Ella me amaba, y no me importaba si cruzando la puerta se olvidaba de ese amor que acababa de profesar. Ese instante se quedaría para siempre en mi corazón.


Fin del Flashback

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