Capitulo 2


Apenas salió el sol me desperté, estuve toda la noche pensando en la forma que le iba a decir lo que realmente estaba pasando y todas terminaban en desastre.

Cuando me levanto lo hago con cuidado de no despertar a Úras, anoche se había quedado dormido en mis brazos, amaba verlo dormir, pero debíamos de tener cuidado, si nos encontraban mi padre iba a mandar a matarlo, no iba a permitir que eso pasara.

Salí de la habitación y fui a su búsqueda, no estaba por ningún lado, cuando estoy saliendo al patio me encuentro a mi madre que estaba cortando flores con sus sirvientas, me acerco y la abrazo desde atrás, ella se sobresalta, pero al ver que era yo, me mira con una gran sonrisa.

-Debes de tener mucho cuidado Aran- La mire sin entender que era lo que me quería decir- Hoy una de mis sirvientas fue a buscarte y te encontró con Úras en la cama, y los rumores van a empezar- mi cara de pánico le causo gracia a mi madre- Yo ya hable con ella y le prohibí que hablara del tema, pero ¿Y si no era una de mis sirvientas más fieles, si era una de tu padre?

-Hoy hablare con mi padre, y le diré toda la verdad- está muy decidido pero el miedo me invadía cada centímetro de mi cuerpo- ¿Has visto a mi padre esta mañana?

-Si ha estado toda la mañana en el establo, le han traído un nuevo semental- asiento y ella sonríe- Suerte.

Me dirijo rápidamente al establo y ahí encuentro a mi padre, el semental era realmente hermoso, era blanco y se notaba que era un pura sangre, cuando él me ve sonríe y me llama con la mano para que me acerque a su lado.

-Hola Padre- el me mira con una sonrisa- tengo que decirte algo- el me mira serio- es sobre el casamiento.

-Mira hijo- mi señala al potro- este es tu regalo de compromiso- un nudo se forma en mi estomago- ya hablamos anoche y no quiero saber más nada del tema, debes de dejar a esa muchacha y te casaras con Kali y el tema se termina.

-No padre- el me mira con enojo- estaba vez no- mi padre se empieza a ir del establo, pero lo detuve- no vas a decidir mi futuro- el me enfrenta y cuando esta por hablar lo interrumpo- Estoy enamorado como nunca antes le había estado, lo que siento es muy fuerte padre, el me completa- cuando dije eso mi padre mi miro con sorpresa- Yo amo a Úras- cuando dije eso veo la decepción en su rostro- y no dejare que nos separes.

El no dijo nada, solamente se fue dejándome con mil explicaciones. Ya lo había dicho, ahora todo estaba perdido, él ni siquiera había querido escuchar lo que había pasado, el se había ido y me quede parado en el medio del establo por bastante tiempo, hasta que vi que uno de los sirvientes estaba por sacar los caballos a entrenar, me fui rápidamente a buscar a Úras, no debía de dejar que se encontrara con mi padre, cuando entre a mi habitación la cama ya estaba hecha y no habías señales él. Fui al comedor y tampoco, nadie lo había visto en toda la mañana, el pánico me comenzó a invadir, y si mi padre ya lo había encontrado y si le había hecho algo, fui al trono y ahí estaba mi padre y vi que tenían a Úras de los brazos dos de los guardias del reino.

-Agradece que no te mande directamente a la horca- pude escuchar que mi padre le decía mientras me acercaba- no quiero volver a verte por mis tierras, te exilio de mi territorio- mis ojos se llenaron de lagrimas y podía ver la cara de dolor de Úras, el solamente tenía la mirada clavada en el piso y pude ver como una lagrima cayo.

-No padre- Hasta ese momento nadie me había visto, Úras al verme desvió su mirada, me enfrente a mi padre- No puedes hacer esto, si él se va yo me voy también- me acerque a Úras y aleje a los dos guardias que lo tenían, agarre su rostro entre mis manos y lo obligue a que me mirara a los ojos y le dije en un susurro- ¡Te amo!- me doy vuelta y tapo a Úras de la vista severa de mi padre, lo desafiaba con la mirada y el estaba realmente indignado- ¡No dejare que decidas mis futuro!-Agarre a Úras de su mano y ambos comenzamos a salir de la habitación del trono.

-Si te vas no te atrevas a volver Aran- lo miro con dolor y ambos salimos de ahí lo más rápido que podíamos.

-No puedes hacer esto Aran- Cuando estuvimos solos Úras se atrevió a hablar- Deja que me valla, no puedo hacerle esto a tus padres que siempre me han tratado como uno más de la familia- yo negaba- no quiero que vayas conmigo- sabia que esas palabras eran puras mentiras pero se clavaban en cada centímetro de mi cuerpo y cortaban profundamente- Fue lindo mientras duro, pero se termino, no quiero volver a verte- él clava su mirada en el piso- Cásate con Kali y se feliz, Yo ya no te amo.

-No digas eso- las lagrimas me desbordaban por los ojos- No me puedes dejar, jamás había amado a nadie como te amo.

-Eso es mentira- tenía los ojos cristalizados- te vas a cansar de mi como yo de ti- se dio la vuelta rápidamente y se va dejándome solo.

Cuando llego la noche vi por la ventana de mi habitación como Úras se marchaba con su caballo y se perdía en el horizonte, las lagrimas no dejaban de salir, jamás había llorado por nadie y ahora lo hacía por él, tenía el corazón roto, recordaba cada una de sus palabras y con cada vez que se repetían en mi cabeza me las creía un poco más.


Los días pasaron y se volvieron semanas, todos me miraban de forma extraña, todo el reino se había enterado de lo mío con Úras y la mayoría de las personas me decían que estaba enfermo, que lo que necesitaba era estar con una mujer para sacarme esas ideas de la cabeza, pero yo sabía que lo que sentía por él era amor del verdadero y nadie iba a poder cambiar eso.

Mi madre había tratado de sacarme de mi habitación pero no quería ni ver la luz del sol. Me sentía enfermo y con ganas de morirme de una vez por todas, hasta una vez llegue en pensar en sacarme la vida, pero sabía que si lo hacía eso lastimaría mucho a Úras.

Cuando desperté vi que había una muchacha parada en la puerta de mi habitación, me levanto rápidamente de la cama y me pongo la ropa.

-Señor, su padre exige su presencia en la sala del trono- la sirvienta no me miro en ningún momento- con permiso- salió rápidamente de la habitación y cerró la puerta tras ella.

Me termine de vestir y cuando me mire en el espejo, llevaba una apariencia terrible, tenía la barba muy larga y el pelo todo despeinado, si él me viera así me estaría retando, siempre decía que era muy hermoso para estar tan desarreglado, una lagrima cae por mi mejilla, me la quito rápidamente y me dispongo a ir al encuentro de mi padre. Por los pasillos había muchos sirvientes acomodando los adornos de la boda que se daría la próxima semana, mi madre me había contado de los planes de la boda, pero lo único que escuchaba era que me iban a encadenar a una mujer a la que no amo para que nuestra familia tengo un nuevo aliado.

Cuando abrí la puerta de la sala vi que mi madre estaba sentada junto a mi padre en el gran trono y estaban discutiendo, en cuanto me vieron ella se levanta y va a mi lado, toca dulcemente mi mejilla y me regala una dulce sonrisa, cuando veo a mi padre este mi miraba con asco, no había vuelto a dirigirme la palabra desde ese día con Úras, como podía hacerle eso a su único hijo.

-¡Padre!- me arrodillo en señal de respeto, yo estaba enojado con mi padre, pero no dejaba de ser el rey y como tal había que respetarlo.

-Este auto sufrimiento se acabo hoy Aran, desde mañana empezaras a estar todas las mañanas aquí y hablaremos con los aldeanos, no dejare que piensen que mi hijo es un raro que vive encerrado- cada palabra me lastimaba como si me clavaran un cuchillo- y por la tarde pasearas con Kali por el palacio, hay que dejar de que dejen de pensar que mi hijo es Gay- esa palabra la escupió con asco y fue lo que hizo que una lagrima cayera- Te mande a la guerra para volverte un hombre, no una mujer.

-Basta Robert- cuando escuche a mi madre gritar me sobresalte- no dejare que sigas humillando a mi hijo así- me tomo del brazo e hizo que me levantara.

-Calla mujer- él le grito y note como mi madre temblaba

-No te atrevas a gritarle- me enfrente a mi padre, el pánico me invadió pero no iba a permitir que tratara así a mi madre- a mi puedes escupirme si quieres, pero con mi madre no.

-El sábado se celebrara la boda- cuando soltó esto sentí que mis piernas se aflojaron y casi caigo al suelo- Así que intenta arreglar tu apariencia frente a la gente- se levanta de su trono y se dejándonos a mi madre y a mi solos

-Lo siento hijo- mi madre rompió en llantos- hice todo lo posible porque entendiera, pero no quiere hacerlo.

-No llores madre- seque una de sus lagrimas y fingí una sonrisa para ella- todo estará bien.

-Huye hijo, ve, busca a Úras y se feliz- podía ver un brillo de tristeza en sus ojos- prefieren no poder verte que tener que verte infeliz junto a una muchacha, la cual tampoco será feliz a tu lado- rompió en llanto y se apoyo en mi hombro a llorar, apoyo mi mano sobre su espalda y la consuelo.

-Jamás podría dejarte madre- ella me mira y sonríe, las lágrimas surcaban todo su rostro y hacia que se viera dulce e indefensa- Asimismo él dejo muy claro que no quería que esto siguiera.

-Sabes que dijo eso para que lo dejaras irse, pero no es verdad- mi madre apoya su mano en mi mejilla.

-Ni siquiera se despidió- recordé como me quede mirándolo como iba desapareciendo y las ganas de llorar volvieron a invadirme.

Mi madre me mira y sonríe- el no se despidió porque no hubiera podido irse- me sonríe- no seas tan ciego, ese muchacho te amo Aran.

-Ya es tarde- me separo de mi madre y me voy a la privacidad de mi habitación, era el último día de soledad que iba a tener, próximamente una mujer iba a dormir en esta misma habitación y eso me daba nauseas.


Cuando salió el sol de la mañana me levante con poca gana, me vestí y salí para poder hablar con los aldeanos, cubrimos algunas de las demandas y prometimos ayudar a la gente que había sufrido pérdidas de seres queridos en la guerra. Cuando terminamos me fui lo más rápido posible de el amontonamiento de gente, cuando estaba yendo para mi habitación una de las sirvientas de mi padre me detiene.

-Señor siento ser tan irrespetuosa, pero soy amiga de Úras- al escuchar ese nombre un chorro de agua fría golpeo mi espalda- y él me mando esta carta para usted.

-¿Dónde está?- saldría en ese mismo momento a buscarlo para que vuelva a mi lado.

-Me dijo que no le diga nada, lo siento- ella mira el piso y mete la mano en el bolsillo de su delantal, saca un sobre y me lo entrega- lo lamento mucho- me mira con tristeza y me siento miserable.

Entro rápidamente a mi habitación y cuando cierro la puerta rompo el sobre y leo la primera línea y una emoción me invadió

Querido Aran:

Tal vez, me llames cobarde, y está bien, me lo merezco por no luchar por nuestro amor, porque si, te amo, pero por eso tengo que marcharme, si peleamos vamos a empezar una guerra que no va a terminar nada bien y lo sabes.

Primero que nada quiero pedirte perdón por adelantado, por no estar cuando me necesites, perdón por no ayudarte a levantar cada vez que caigas pero vas a tener una esposa que si lo hará.

Quiero que sepas que te amo, te amo por sobre todas las cosas, pero esta vida es una mierda y jamás aceptaran los nuestro, pero te prometo que lo que tuvimos fue verdad y lo más real que he tenido, y lo que tendré toda la vida. No te preocupes por mí, yo voy a estar bien si tu lo estas, porque aunque me vaya no dejare de estar pendiente de ti.

Jamás podre regresar por una gran promesa que hice, y eso me lastima, pero con que tu este a salvo me conformo, así que puedes llorar, gritar y maldecirme todo lo que quieras porque gracias a eso vas a poder seguir adelante.

Por eso me despido a través de esta carta porque sé que si te miro a los ojos me acobardare y no podre dejarte, porque cuando te miro no pienso con coherencia y quiero morir en ti.

Pero antes de irme quiero prometerte algo, jamás me olvidare de ti, jamás. Pase lo que pase con mi vida, este quien este, tu siempre serás la persona número uno en mis pensamientos.

Te amo demasiado

Úras

Arrugo el papel contra mi pecho y las lagrimas cae, de pronto siento que golpean la puerta de mi habitación, escondo el papel bajo la almohada- Adelante- La persona que entro era la que menos me esperaba-¡Kali! ¿Qué haces aquí?

-Vine a buscarte para comer- ella se arrima a mi lado y toca mi brazo- tu padre dijo que debíamos de estar juntos todo el tiempo para apaciguar lo estúpidos rumores sobre ti.

-Kali, no estoy de humor- no quería mirarla a los ojos porque se iba a dar cuenta de que había estado llorando- más tarde te voy a buscar y damos una vuelta por la aldea, hasta si quieres iremos a pasear en caballo, pero ahora quiero estar solo- ella se levanto de la cama sin decir ni una palabra y salió de la habitación dejándome solo.

Busco rápidamente la carta para volver a leerla,sabía que me iba a doler pero algo debí de leer mal, el no me podía estarhaciendo esto, no podía dejar esto de un día para el otro, no podía.     

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