Capitulo 1
La guerra había sido terrible, había perdido la mitad de mis hombres, recordaba cómo cada uno había caído en combate a mano de los humanos, como cada alma se iba de su cuerpo, pero el peor momento fue cuando vi a Úras tirado en el suelo, el pánico me invadió, estaba a una gran distancia y una gran multitud me rodeaba, cerré los ojos, me transforme rápidamente en un águila sin pensar en las consecuencias y me fui a su lado, no me importaba que los humanos descubrieran nuestro más grande secreto, en lo único que pensaba eran en que él estuviera bien, en que no podía perderle, no a él, cuando caigo en el suelo lo hago nuevamente con mi forma, veo su pecho, el pánico vuelve a invadirme y comienzo a temblar, tenía una gran mancha de sangre que cubría toda su armadura, puedo ver en sus mirada el gran dolor que sentía, lo cargo en mis brazos y lo alejo lo más posible de la lucha, para poder curarlo, invoco los poderes de la naturaleza y su herida comienza a cerrar, pero el cierra los ojos y una lagrima cae de ellos...
-Aran - siento como alguien toca mi brazo y me trae de vuelta al presente, aun seguimos a caballo, ya me dolía todo el cuerpo de tanto montar, cuando veo quien fue que me llamaba siento una gran paz al ver que Úras estaba mucho mejor, montaba junto a mí, el sol le daba en su hermosa piel color bronce, era la ventaja de ser medio humano y medio elfo, el era mi escudero, pero era más que eso era mi mejor amigo, era la persona que amaba y que me hacia el elfo más feliz del mundo, ¿Cómo iba a explicarle a mi padre que amaba a otro hombre?- ¿Te encuentras bien?- yo asiento y el sonríe mostrando su hermosa dentadura. Cuando vuelvo a mirar al frente puedo visualizar nuestro hogar- ¡Ya estamos en casa!- cuando dijo eso pude notar que lo dijo con dolor, el sabia que todo aquí iba a ser diferente, se une a los demás guerreros antes de que le pueda decir que aquí todo iba a ser igual.
Amaba mi hogar, todo era tan pacifico y brillante, la familia real era muy pacifista y no les gustaba la violencia innecesaria. Lo que más me gustaba eran los prados verdes en donde se podía pasar horas recostados mirando el cielo y la gran cascada que el agua tenia propiedades curativas y se decían que eran las aguas de la fertilidad. El castillo se veía a lo lejos, era más grande de lo que recordaba, hacia diez años que habíamos partido a la guerra y muchas cosas habían cambiado, hasta mi atracción por las mujeres, antes no me importaba usarlas solamente para satisfacer mis necesidades que nunca se agotaban y ahora puedo entender por qué.
Cuando entramos por la gran puerta de la muralla que rodeaba la ciudad, se sienten las trompera y toda la ciudad aplaudían y vitoreaban la victoria, pero lo único que yo sentía era pena por los hombres que perdí y eso no era aceptable, muchas familias habían perdido a seres queridos, en la puerta del castillo pude distinguir la familia real, yo al igual que todos mis guerreros desmontamos rápidamente, y hacemos la reverencia ante la familia real, el rey se acerca, hace que me pare y me abraza.
-Bienvenido Hijo- podía ver el orgullo en su mirada- me alegro que estés en casa- al darme la vuelta con el pude ver quetoda la ciudad estaba de rodillas, miro con gran dolor a Úras y puedo ver como una lagrima cae por su mejilla, tendría que hablar rápidamente con mi padre- Mi hijo ha vuelto sano y salvo de la guerra y eso hay que festejarlo- Mi padre hablaba a la multitud- esta noche haremos una fiesta para él, todos sus guerreros y para dar tributo a los dioses que los han guiado en esta guerra- todos rompieron en aplausos, se sentía el festejo de la gente por los héroes caídos y los que llegaron sanos y salvos a casa.
Cuando mi padre me dejo ir, mi madre fue quien me abrazo, estaba llorando, seguí igual de hermosa que cuando me fui, era una de las ventajas de ser elfo a los 20 años dejas de envejecer y lo haces más lentamente.
-Nunca te vuelvas a ir de mi lado- seco una de sus lagrimas y sonrió con sus palabras- jamás.
En el mismo momento en que entre a mi habitación me sentí un extraño, mire mi ropa y estaba toda sucia y rota, además de manchada con sangre, mire el resto de la habitación y todo era tan blanco y brillante, se ve que habían hecho varios cambios, mi cama estaba totalmente adornada con barrotes de oro, las paredes tenían cuadros de oro con imágenes de Aragón, estaba el Árbol de Eucastil, en cuanto lo vi pensé en Úras, tenía que buscarlo, pero lo primero que tenía que hacer era darme un baño y cambiarme de ropa, ya que si mi madre me viera así me mataría.
Cuando salí del baño me di un gran susto al ver cuatro mujeres desnudas en mi habitación, tapo rápidamente mi desnudez y maldigo a mi padre.
-Su Padre el Rey nos ha enviado para satisfacer sus necesidades príncipe- las muchachas se arrodillaron mientras una se acerca y comienza a acariciar los músculos de mi abdomen- Estamos para cumplir todas sus fantasías- doy un paso atrás alejándome de ella.
-Gracias señoritas, pero necesito que se marchen- estas me miran con duda- ya mismo- y comienza a irse una por una, cuando la ultima se fue y la puerta se cerró deje caer la toalla al suelo, comenzó a buscar la vestimenta que tendría que usar para la noche, en cuanto abrí el placar lo primero que veo es mi corona, había perdido la costumbre de usarla y como hijo de los reyes debía de tenerla siempre puesta, la pongo sobre mi cabeza y al mirarme al espejo veo que Úras estaba detrás mío, me doy vuelta rápidamente y él me mira completo yo sonríe y vuelvo a darme cuenta que sigo desnudo.
-¿Esas señoritas ya cumplieron su cometido?- notaba que estaba dolido
-Por favor Úras- me pongo un pantalón y me acerco a él- sabes que jamás te engañaría- agarro su fuerte mandíbula y lo acerco para robarle un beso, siento como su lengua invade cada centímetro de mi boca y hace que me excite muchísimo, el comienza a empujarme suavemente hasta llevarme contra la pared, allí se aleja y me mira- Espera, quiero llevarte a un lugar- me pongo una camisa y ambos salimos de mi habitación y lo dirijo por los pasillos donde sabía que no había nadie.
-¿A dónde Vamos Aran?- me di vuelta y vi que miraba para todos lados buscando algún enemigo, la guerra nos había afectado mucho a ambos, cuando llegamos a una puerta que tenia la imagen del Árbol de Eucastil él se detiene de golpe- no puedo entrar ahí y lo sabes- lo agarre de la mano y abrí la puerta, el árbol era hermoso sus hojas eran color oro y el sol hacia que brillara mucho más, lo llevo hasta debajo de este donde las hojas caen y cubren el suelo formando un piso que parece ser de oro.
-Dice la leyenda que bajo el Árbol de Eucastil toda promesa de amor que se haga no se puede romper- agarro su mano dulcemente- por eso te traje aquí, quiero prometerte mi amor eterno.
-Aran no por favor- él se comienza a ir pero lo detengo- no solamente que tu padre no aceptara lo nuestro porque somos los dos hombres, sino que ni siquiera soy totalmente Elfo y eso tú lo sabes.
-Tu padre era un Elfo y eso es lo importante y mi padre lo tendrá que entender- hice que mirará mis ojos- además no me importa, si tengo que dejar todo- el cierra los ojos, y me besó una y otra vez. Sus manos ahuecaron cada lado de mi cara y luego me besó otra vez, más lento, más tierno- Te amo- Tocó con sus labios mi boca, mis mejillas, frente, nariz y, finalmente, volvió a mis labios.
Un gran estruendo se sintió en la habitación en la que supuestamente estábamos solos, al mirar de donde provenía el ruido veo a mi madre que me miraba con una mano sobre sus labios, me alejo de Úras y voy a su lado, debía de explicarle lo que pasaba.
-Esto no está bien Aran- mi madre temblaba en el mismo momento en que llegue a su lado- tu padre tiene planes para ti- no entendía de lo que hablaba- todo esta arruinado- las lagrimas comenzaron a caer por sus mejillas, entonces veo que Úras me mira y se va de la habitación con la cabeza gacha.
-Madre por favor, yo lo amo- ella me miro con dolor en los ojos- tú tienes que apoyarme en esto, no sé porque, pero lo amo como jamás ame a nadie- ella toca mi mejilla y sonríe- voy a hablar con mi padre sobre esto.
-Yo te apoyo con todo mi corazón siempre, es que no sabes lo que va a pasar- ella seguía temblando- lo tuyo y lo de Úras no va a poder pasar aunque yo quisiera- no entendía lo que quería decir.
-¿Por qué Madre?- cuando ella estaba por hablar entra mi padre con una gran sonrisa.
-Aquí estas Asila- el ve que ella estaba llorando- ¿Qué paso aquí?- ella negó sacándole importancia- hijo debes de cambiarte que pronto llegaran los invitados, quiero que estés bien formal, vamos Asila- él se la lleva dejándome solo con muchas dudas, ¿Que había querido decir mi madre?
La fiesta fue apenas el sol se puso en el horizonte, estaba toda la ciudad y algunas de las familiar reales aliadas, no conocía a casi nadie, los cinco años fuera, fueron más de lo que esperaba, los niños ya eran adolescentes y hasta algunos estaba casados, cuando ya todos estaban mi padre subió al estrado y llamo su atención.
-Gracias por venir a todos ustedes, hoy es una noche súper especial, porque mi primogénito ha vuelto sano y salvo de la guerra, y hoy lo tenemos de vuelta en su hogar- el me señala y me hace subir a su lado, todos comienzan a aplaudir, puedo ver que Úras me mira y se ríe, sabe lo incomodo que me pone ser el centro de atención y era algo que me iba a tener que acostumbrar si algún día llegaba a ser el rey- también porque hoy estamos por realizar una nueva alianza con los Ecthelion- yo lo mire y mi padre señala a una muchacha, era rubia y muy bonita, esta se acerca con una gran sonrisa, traía un vestido muy elegante y de la seda más cara que había, ella se poso a mi lado con una gran sonrisa, yo no entendía que era lo que estaba pasando- Mi hijo el príncipe Aran Andruval de la casa Argón contraerá matrimonio con la princesa Kali Galadriel de la casa Ecthelion- la voz de mi padre retumbo por todo el predio, yo comienzo a temblar de pies a cabeza y siento un nudo en el estomago, ahora entendía lo que mi madre había querido decir- la boda se dará lo antes posible- Siento como si el piso se tambaleara- y se realizara bajo el árbol de Eucastil para que su unión sea para toda la vida- todos los invitados vitoreaban con cada una de las palabras de mi padre, yo busco con la mirada a Úras y veo que se estaba yendo de la fiesta, eso volvió a romper mi corazón- Ahora que la celebración siga, vamos a pedirle a los dioses por las almas de nuestro guerreros caídos.
Apenas pude bajarme del estrado salí a la búsqueda de Úras, debía de explicarle que no sabía nada de esto y que hablaría con mi padre y que tendría que entenderlo, cuando me estaba yendo de la fiesta siento una mano que me toma del brazo y al darme vuelta veo que es Kali, abro mucho los ojos y ella se ríe.
-¿Me estabas buscando?- ella me mira con una gran sonrisa- sé que esto es muy precipitado, pero me gustaría hablar contigo y poder conocernos- ella me llevo de la mano hasta una zona apartada donde nadie nos podía escuchar y se acerca para besarme pero yo retrocedo antes de que ella se diera cuenta y termina en el suelo, la ayude a levantarse y vi que su vestido se había manchado.
-Te pido mil disculpas, pero tengo algo muy importante que hacer- me fui dejándola sola y cuando me alejaba pude escuchar como un pequeño lamento salía de sus labios- Perdón, es que no puedo casarme contigo, amo a otra persona- ella me mira con los ojos llenos de lagrimas y me hace sentir una basura- seguramente encontraras a alguien mejor que te pueda amar- ahora si me fui sin mirar atrás, debía de buscar a Úras y explicarle lo que estaba pasando.
Pero no lo encontré por ningún lado del castillo, cuando me estaba por rendir puedo ver una luz en mi habitación, me dirijo rápidamente cuando llego veo que la puerta estaba abierto y dentro había una vela prendida.
-Lo siento mucho, no sabía que mi padre tenía planeado esto- me acerco a donde estaba sentado, pero cuando la luz le alumbra la cara me lleva la mayor sorpresa de mi vida- ¿Padre que haces aquí?
-Pensé que a lo mejor podía descubrir quién era la puta con la que te acuestas- estaba realmente furioso- y ver si valía la pena perder toda una unión de dos familias tan importantes por una simple muchacha.
-Padre no entiendes
-No, no entiendo- el me interrumpió antes de que yo pueda decir nada- eres tan egoísta, hijo habla con esta muchacha y dile que se acabo- su tono de voz era autoritario y frio- ahora vas a tener una esposa y esa será Kali Galadriel de la casa Ecthelion y no discutiré más sobre el tema
-Padre tengo que confesarte algo- estaba por decirle toda la verdad, pero él ni me escucha, se para en la ventana y salta, en el aire se convierte en un fénix y se va volando por encima del castillo, un gran dolor y angustia queda en mi haciendo presión en mi pecho.
Cuando me doy la vuelta veo a Úras apoyado en la puerta.
-¿Cuánto escuchaste?- que es lo que iba a hacer ahora, mi padre pensaba que estaba saliendo con una mujer- Voy a hablar con él y explicarle que es lo que está pasando y va a tener que aceptarlo- está al borde del ataque de pánico.
-Aran seamos realistas, esto fue lindo mientras duro- podía ver como sus ojos se cristalizaban- simplemente soy tu escudero- el dolor que sentía al decir esas palabras era inmenso- y lo mejor sería que te casaras con ella y cumplas tu deber- Lo beso antes de seguir escuchando las tonterías que estaba diciendo, porque a mí también me dolía cada una de las palabras que salían de sus hermosos labios.
-Voy a arreglar esto- lo miro fijamente a los ojos- te lo prometo.
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