Capítulo Veintiuno
N/A
Cómo estoy inspirada, hoy tenemos actualización doble, para que luego digan qué no los quiero.
***
Una pizca de felicidad.
KAROL
Alanna estaba fatal, ya habíamos vuelto a casa y Liam la había ayudado a ducharse, ya qué no se sentía con ganas ni ánimo de hacer nada.
Yo siempre he sido el tipo de amiga que la apoya así esté equivocada, me duele verla así, Annie y Jake también están desvastados, aunque no conocí mucho de Luz también dolia.
Me senté en la cama de mi habitación, pensé en todo lo qué había sufrido Alanna pero aún así, parecía no ser su tiempo para ser feliz, cuando no es una cosa, es la otra.
Debo admitir qué adoro todo de ella, que a pesar de sus fallas la seguiré apoyando por qué más qué mi mejor amiga es mi hermana de otra madre.
—¿Estás bien?. —Connor se cruzó de brazos en la puerta, asentí lentamente.
—Alanna está muy mal, no me imagino él dolor qué siente. —Murmuré.
—Si, ya veo. —Cerró la puerta detrás de él. —Liam estaba intentando darle de comer, no ha comido nada desde ayer en la mañana.
—¿No quiere comer?. —Él negó con la cabeza, de nuevo estaba pasando, de nuevo estaba cayendo en la depresión.
Se me nubló la vista, imaginarla de nuevo así cómo cuando la conocí me partió el alma. Me levanté de la cama dispuesta a bajar.
—¿A dónde vas?. —Él me siguió escaleras abajo.
—A volverle a poner los pies sobre la tierra. —Hablé.
Cuando llegué a la sala divisé a Liam en la encimera, sosteniendo una cuchara, mientras golpeaba los dedos en la mesa.
—¿Y Alanna?. —Pregunté.
—En el baño. —Ya me sabía ese truco.
—¡¿COMO LA DEJAS ENTRAR SOLA AL BAÑO EN ESE ESTADO!?. —Crucé la cocina para detrás encontrar el baño más cercano.
—¿Hay algo malo?. —Preguntó Liam.
—¡ALANNA,ABRE LA PUERTA!. —Grité forcejeando la manija, ella no atendía pero seguí empujando. —¡OYE NO SEAS IDIOTA, ABRE LA PUERTA!. —Grité una vez más.
—Alanna... —La llamó Liam con tres golpes en la puerta, la conocía, sabía que cuando tocaba fondo, lo tocaba bien hondo.
—¡MIERDA, LIAM TUMBA LA MALDITA PUERTA!. —Grité dándole paso libre para qué entre Connor y el comenzarán a chocar contra ella.
—Espera... —Murmuró Liam, corrió hasta la cocina alcanzando un cuchillo. —Apártate. —Le pidió a Connor, él y yo nos hicimos a un lado.
Empezó a meter puñaladas en aquella puerta, rompiendola en minutos, sus manos temblaban, la terminó de romper con dos puños a ella, lo hice a un lado y la primera en entrar fui yo.
Ya allí se había cumplido mi mayor miedo, de nuevo hundida en la miseria y las ganas de morir.
Mi mejor amiga yacía en el suelo inconsciente, un charco grande de sangre la bañaba, un grito desgarrador dejó mi garganta.
—¡LIAM! ¡POR FAVOR AYUDA!. —Me tiré al suelo intentando levantarla, cosa qué no pude, por qué aún así ella siendo delgada pesaba cómo el demonio.
—¿¡QUÉ DEMONIOS!?. —Preguntó alterado, me hizo a un lado para tomarla entre sus manos.
Salió del baño en busca de la puerta de salida, yo agarré las llaves del coche.
—¡CONNOR VE POR VENDAS!. —Él corrió escaleras arriba.
En ese momento la puerta se abrió, el pánico me había invadido.
—Ya llegué con las compras de...—Luke se quedó aterrorizado cuando Liam pasó por su lado.
—¡ABRE EL AUTO!. —Grité agarrando mi bolso, Luke salió rápidamente, cerré la puerta de la casa.
Me dirigí rápidamente al coche, subí en el asiento del piloto y encendí el motor.
—Está perdiendo mucha sangre. —Informó Liam atrás.
Connor salió de la casa a pasos apresurados y me tendió las vendas por la ventana, se las tiré hacía atrás a Liam.
—Ponle eso en las muñecas, dejará de sangrar un poco. —Giré el volante para empezar a manejar. —Ustedes cuiden de los niños, por favor, limpien la sangre, no dejen qué se alteren. —Los dos asintieron corriendo hacia dentro.
Di la vuelta al auto y comencé a manejar saltandome todos los semáforos, era una maldita emergencia, no podía dejar qué Alanna muriera, no hoy, no así.
—¿¡Acaso eres estúpido!?,¡No debes dejarla sola en ningún momento, sufre de depresión extrema!. —Informé, giré una esquina.
Al llegar al hospital bajé de mi sitio, abrí la puerta de Liam para que saliera con Alanna.
—Lo siento tanto cariño. —Murmuró dándole un beso en la frente mientras corríamos.
—¡UNA CAMILLA POR FAVOR!. —Cuando grité todas la miradas cayeron en nosotros.
Un doctor se acercó corriendo, sostuvo a mi mejor amiga entre sus brazos y la puso en una camilla.
—Dios mio... —Susurró Liam pasándose los dedos por el cabello. —Lo siento Karolina, no sabía.
—Hey, tranquilo. —Lo tomé de los hombros tranquilizandolo. —Esperemos un poco.
—Si le llega a pasar algo yo no sé... No se si podría vivir así.
—Liam, mírame. —pedí. —Tranquilo, esperemos a qué nos den noticias.
—Han pasado tantas cosas ayer y hoy. —Se sentó en una de las bancas. —Detesto los problemas, al parecer desde qué estoy en su vida todo es más complicado.
—Te equivocas, la vida de Alanna se complicó el día en qué conoció a Dylan, tú no tienes nada qué ver, hasta el momento, desde qué están bien, le haz dado estabilidad y te lo agradezco.
—Karol, es el amor de mi vida. —Su voz se quebró.
—También lo es para mí. —Susurré. —Es mi hermanita.
—Enserio, no sabía qué ella podría hacer eso, no la creí capaz.
—Alanna es capaz de todo Liam, no te equivoques, si es tan fuerte para soportar todo lo qué ha pasado, lo es para intentar suicidarse una vez más.
—La amo Karol. —Sus lágrimas dieron paso para que salieran las mías.
—Yo también la amo. —Susurré.
Lo vi sacar algo de su bolsillo, me tendió la cajita y luego sorbio sus mocos.
—El día que Alanna huyó, quería darle eso. —Se frotó los ojos.
—Un anillo de compromiso... —Susurré, eso la hubiera hecho muy feliz.
—Te juro qué nunca quise hacerle daño, te lo juro, ya sé qué muchas veces he sido un idiota con ella y te prometo qué después de qué salga de ésto me encargaré de hacerla super feliz.
—Eso espero. —Continúe. —Créeme qué ver eso, la hará la mujer más feliz de la tierra.
—Ojalá que si, por qué estoy cansado de qué sufran, Emma, Jake y ella, no sabes cuánto daría yo por qué ese sufrimiento fuera para mí y no para ellos.
—Entiendo, yo también lo daría todo por ellos.
LIAM
Estuvimos unas horas esperando el informe sobre cómo estaba la mujer que amaba, me jodia no saber todo de ella, y que a pesar de haber estado juntos nunca terminé de conocerla.
Me levanté una vez más, el dolor en el culo de estar tanto tiempo sentando ya empezaba a molestarme.
Mi celular vibró en mi bolsillo, lo saqué rápidamente, al ver el nombre en la pantalla rodé los ojos.
—¿Qué quieres?. —Pregunté.
—Huy, deja tanta brutalidad, sólo llamo para preguntar cómo estás, él bebé y yo estamos preocupados desde ayer.
—Desde qué supiste qué no volvería contigo por qué nos dieron la custodia de los niños. —Aclaré.
—No seas tan crudo Liam, no es por eso, es por qué aveces él bebé necesita de su papá.
—Pues lleva al bebé dónde el papá.
—Tiene tu apellido. —Me recordó.
—No por mucho tiempo, mientras sigue revolcándote en los billetes de mi padre y no me jodas la puta vida.
—Qué grosero estás hoy. —Ironizó.
—Mira, Luisa, yo puedo ser muy buena persona, pude no haberte gritado, ni insultado, ni tratado mal, pero en éste momento, vete a la mierda, estoy estresado y tú hablándome de cosas qué no me importan me estresa más, así qué llévale ese bebé a su padre antes de qué yo mismo ponga una denuncia para qué te lo quiten.
—No sabía qué no podía llamarte.
—Hoy no tengo tiempo para nadie.
—¿Y para la perra de Alanna si?.
—¡Si!.—Exclamé. —Para ella sí, por qué la amo, la adoro y me voy a casar con ella, ahora borra mi número y desaparece de mi mapa.
No la dejé reprochar, simplemente colgué, estaba harto de los problemas como para sumar uno más, qué por alguna razón siempre se acumulaban en los hombros de Alanna.
Volví a mi asiento a esperar, cosa qué sólo duró minutos.
—¿Ustedes son familiares de Alanna Juliens?. —Se acercó una enfermera.
—Así es. —Murmuré, Karol se levantó de la banca, yo hice lo mismo.
—Mi nombre es Milagros. —En éstos momentos es lo qué menos me importa. —Tranquilos, ella está en perfecto estado, logramos estabilizarla, le vendamos las muñecas, las cortadas fueron un poco profundas, pero no duró mucho tiempo así, desde luego perdió mucha sangre, pero teníamos su tipo aquí.
—¿Podemos pasar a verla?.—Preguntó Karol.
—Si. —Murmuró. —Habitación 231. —Karol estaba apunto de irse pero la voz de la doctora la hizo devolver.
—Él bebé también está en perfecto estado. —Murmuró aquella haciéndome sonreír.
Espera...
¿Qué bebé?.
—¿De qué bebé estamos hablando?. —Pregunté cómo un idiota, Karol me miró con la boca abierta.
—Del mes qué tiene la señorita de embarazo. —Respondió ella con normalidad, abrí la boca más de la qué Karol la tenía. —¿Qué? ¿No sabían?. —Ambos negamos con la cabeza al mismo tiempo.
—¿Otro...bebé?. —Preguntó Karol aún con sus ojos abiertos.
—¿Estamos hablando de Alanna Juliens?. —La enfermera giro los ojos.
—¿Obvio?. —Respondió.
—Otro bebé. —Afirmó Karol como si no se lo creyera.
—Lo siento no era mi deber decir eso, en todo caso, pueden pasar a verla. —Sin más, se retiró.
Me senté en la banca de nuevo.
—Iré a verla, no me tardo. —Anunció desapareciendo de mi vista.
En medio de tantos problemas, había un toque de felicidad, otra vida, otro hijo de los dos.
Un mes tiene la cosita dentro de la barriga de mi mujer y estaban bien, por fin sentí qué podía respirar.
¿De qué follada abrá dado frutos?,¿Qué nombre le pondremos?, ¿Será niño o niña?.
Tal vez lo de nosotros nunca fue perfecto, pero es fuerte, en cinco años no dejo de amarme, en cinco años no dejé de amarla y eso me encanta, por qué a pesar del tiempo y el lugar, seguiremos enamorados.
Pasaron unos minutos antes de ver a Karol enfrente de mi pegándome en la cara para qué deje de pensar.
—Ya despertó, me dijo qué no quiere qué la veas. —Informó.
¿No quiere qué la vea?.
—¿Sabes qué haré lo contrario, verdad?.—Me levanté de mi sitio dirigiendome a su cuarto. Karol no me detuvo, al contrario, levantó los dos pulgares en señal de aprobarme.
Giré la manija y empujé la puerta,la encontré mirando hacia la ventana,se veía hermosa incluso con ojeras y su cabello despeinado. Cuando notó qué estaba allí se cubrió la cara, las vendas blancas le rodeaban desde las muñecas hacia más arriba del brazo.
Me concentré en cerrar la puerta y acercarme despacio hacia ella.
—Le dije a Karol qué no quiero qué me veas, ¿Qué parte de eso no entiendes?. —Murmuró sin quitarse el brazo de sus ojos.
—Yo si quiero verlos. —Hablé, ella se quitó la mano para mirarme.
—¿Verlos?. —Frunció el ceño confundida, me acerqué a su camilla, verla tan frágil me estrujaba el corazón.
—Verlos. —Aclaré, me arrodillé al lado de la camilla, ella seguía con el ceño fruncido. —A ti. —Le di un beso en la coronilla. —Y a mi bebé. —Toqué su abdomen, miré sus ojos qué aún estaban perdidos, apagados.
—¿Estoy... Embarazada?, pero si me hice la prueba y dio negativo. —Explicó. —Jamás hubiese hecho ésto si hubiera sabido te lo juro. —Habló rápido mientras las lágrimas amenazaban con salir de sus ojos.
—Mirame. —Pedí. —No quiero perderte, tienes qué aprender a controlar ésto, van a haber más derrotas y pérdidas, tienes qué aprender a seguir adelante, tenemos dos hijos, próximamente tres, no puedes actuar cómo una adolescente.
—Pero Liam...perdí a Luz. —Sollozó. —¿Qué voy a hacer sin ella?.
—Seguir viviendo por nuestros hijos, por ti, por las personas qué te amamos. —Afirmé.
—Soy un desastre de madre, Emma debe estar tan decepcionada, no sirvo para ésto. —Sollozó una vez más. —Lo mejor es qué los lleves a vivir contigo y a mi me metan en un maldito manicomio.
—¿De qué rayos hablas?. —Tomé sus mejillas con mis manos.
—No los merezco, no merezco a Emma, ni a Jake, ni a Karol, ni a Luke, ni a ti, ni siquiera merecía a Luz.
—Te equivocas.
—¿Qué no lo ves?, soy una loca, cuando me hundo, prefiero matarme a superarlo.
—Nadie es perfecto, y amar tus defectos es mi pasatiempo Ally, te amo a ti, con tus bobadas, ideas locas, con tu pasado, amo todo, absolutamente todo de ti, y vamos a hacerlo juntos, saldremos adelante todos juntos.
—Haré todo por ti.
—Haremos todo por ellos, por nosotros, por nuestro amor. —Aclaré. Ella asintió con la cabeza. —Y tal vez no sea muy romántico hacer ésto aquí, pero... —Busqué la cajita en mi bolsillo, sus manos temblaron cuando se las llevo a su boca.
—¿Qué haces?. —Preguntó en un susurro.
—Alanna Juliens. —Abrí la pequeña caja dejando qué viera el hermoso anillo con diamantes qué había en ella. —¿Quieres casarte conmigo?.
***
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