Capítulo Veintisiete



ALANNA

Miércoles.

Había llegado el maldito día donde dictarían a quien debe pertenecerle la custodia de Luz, debía ganar yo, no quería ver a esa idiota sonriendo por que obtuvo lo que quiso.

Me vestí con algo super formal, una camisa y un pantalón, también opté por tacones no muy altos, quería verme elegante, Liam estaba delante de mí abrochando su camisa, había optado por ir, si había alguien que me calmara si perdía el control era él, me quedé de brazos cruzados observando como se secaba el cabello con la toalla.

Dios mio, que hombre más sexy.

—¿Listo?. —Levante una ceja, él levantó la mirada y me sonrió.

—Si. —Susurró.

Me acerqué a él y me puse de puntas para robarle un beso, tiré de su labio inferior jadeando, sus manos bajaron por mi espalda.

—Creo que ya lo hicimos toda la noche. —Solté una risa.

—Ojalá fuera menos insaciable, contigo nunca me canso. —Pasó uno de mis mechones mojados detrás de mi oreja.

—Vamos. —Me separé de él invitándolo a pasar por la puerta, salí primero que él.

Bajé las escaleras dirigiendo mis ojos a la cocina, mi mamá estaba allí parada mientras Emma y Jake estaban en la mesa comiendo cereal.

—Buenos días. —Habló aquella. —¿Van a comer algo antes de ir?.

—No.—Negué con la cabeza. —Vamos tarde.

—Gracias de todos modos. —Murmuró Liam a mis espaldas. —¿Podría prestarnos su coche, por favor?.

—Saben que siempre está a su disposición. —Aclaró sentándose al lado de Jake.

Observé como se sacó el celular del bolsillo y se lo tendió a mi hijo con la aplicación de "YouTube" abierta.

—No lo consientas mucho. —Advertí.

—No lo consiento. —Negó aquella, Emma rodó los ojos.

—Vuelvo luego. —Afirmé, me acerqué a mis bebés en pasos rápidos dejando un beso en sus frentes.

Me dirigí de nuevo hacía Liam, éste salió de la casa, cerré la puerta detrás de mi, caminé hasta el auto subiendome en el asiento del copiloto.

—Vamos. —Él iba a arrancar pero al observarme rodó los ojos y llevó su mano hacía mi pecho.

Juraba que iba a tocarme.

Su mano pasó por encima de mi hombro agarrando detrás de mí el cinturón de seguridad, lo abrochó con la otra punta, yo bufé un poco.

—No puedes andar sin el, es para emergencias.

—¿Desde cuando tan responsable?.—Pregunté a la defensiva, Liam encendió el motor.

—¿Desde que tengo una mujer y tras de eso está embarazada?. —Retrocedió el carro para sacarlo del garage.

—Exagerado. —Puse mi brazo en la ventana.

—No Ally, no estoy exagerando. —Cuando salió a la autopista comenzó a manejar.

—Hay si claro, y yo no tengo problemas para controlar mi ira. —Ironicé.

—Hablando de eso, por favor, no hagas otro escándalo. —Lo miré, estaba tenso.

—Lo siento si te avergoncé. —Giré de nuevo la vista a la ventana.

—No se trata de eso, se trata de que estás embarazada, podrías hacerle daño al bebé.

—No sería capaz de hacer algo que atente con su vida. —Toqué mi pancita.

—Lo sé, pero el caso aquí es que así estas poniéndolo en peligro.

—Está bien, me controlaré. —Aclaré. —Pero si en algún momento ella es la que empieza, te juro que no me quedaré de brazos cruzados.

Asintió no muy convencido, siguió manejando hasta el "Courthouse", apoyé mi mano en mi mejilla observando por la ventana como pasaban las casas a mi alrededor.

Cuando llegamos él bajó primero para abrir mi puerta, salí del auto y nos encaminamos a la entrada, habían dos hombres negros grandulones, vestidos de esmoquin, si el esmoquin también es negro.

—Identificación. —Habló fuertemente uno de ellos, abrí mi bolso sacando mi cédula y Liam hizo lo mismo con la suya que estaba en su bolsillo.

—Alanna Juliens, vengo por herencia. —Le puse mi identificación casi en la cara, él asintió con la cabeza y me permitió pasar.

Esperé a que Liam hiciera lo mismo, ya adentro el tomó mi mano y entrelazó sus dedos con los míos.

—Relájate. —Me insistió.

—Estoy relajada. —Y era cierto, no me sentía en modo ataque, estaba muy relajada, sabía que al menos una cosa en la vida me tenía que salir bien.

Nos encontramos a otro gorila de esos frente a una puerta de cristal, adentro ya estaban los hermanos Fonseca esperándonos.

El tipo me abrió la puerta, entramos al salón, había un viejo de más o menos cincuenta años, sonreí nerviosamente.

—Por favor siéntense, señora Juliens. —Él casi anciano me señaló la silla frente a los hermanos.

—Gracias. —Susurré, tiré de la mano de mi prometido y nos sentamos en las dos sillas, Lucía y Antonio me miraban como un bicho raro, Liam estaba bastante tranquilo.

Hablaba de controlarme y él aveces tampoco se controlaba.

—Se citaron aquí el día 10 de agosto por el motivo de la repartición de bienes de la señora Luciana Wilson. Les leeré todo lo que contiene el papel que la señora Wilson firmó.

>>Yo, Luciana Wilson, declaro que nací en: Australia/Sidney El día: 20 de diciembre del año: 1945.

Acepto que me comprometí con: Armando Fonseca y que de ese amor concedimos dos hijos : María Lucía Fonseca y José Antonio Fonseca.

Sin embargo hay una persona qué se merece todo eso y más, estoy muy agradecida con ella, también declaro de como se repartirán aquellas cosas el día que yo muera.

Alanna Juliens es una chica que me cuidó cuando no tuve a nadie, por esta razón quiero que esté en éste legado, se supone que ese iría para mis hijos, pero apenas se convirtieron en unos adultos se olvidaron que tenían una madre.

Si están escuchando ésto es por que ya no estoy y a mi hija Lucía quiero preguntar, ¿hice algo mal? ¿Fui una mala madre? ¿Por qué preferiste abandonarme a estar conmigo?, no crea que no los amé, por que todos los días deseaba que nada malo les pasase.

Antonio, eres igual a tu padre, y si están aquí es por que solo vinieron por mi dinero, pues yo decidí que no merecen nada, pero incluso no soy tan mala para dejarlos sin nada.

Lucía obtendrá lo siguiente.

—Las cinco casas de Australia/Sidney.

—La casa del Lago gigante.

—Los carros a último modelo que no utilicé nunca.

—10 millones de pesos.

Antonio.

—El refugio de animales.

—Un hospital.

—Un edificio de cinco pisos.

—Una isla privada.

—10 millones de pesos.

Como ya sabrán eso no es ni la mitad de lo que tengo, ¿pues adivinen?, todo lo siguiente pasa a esa chica grandiosa que deben tener al lado o al frente.

Alanna Juliens.

—Todas mis islas (20 en total).

—Dos jet privados.

—Mis suites en París (15 en total).

—Todo mi dinero ahorrado. (La verdad no sé cuanto es).

—Mi casa propia (en la que me recogiste).

—Las tres casas con piscina (En España).

—Un museo en Italia.

Y el resto de las propiedades que no mencioné en éste legado, todo irá a Alanna Juliens, que a pesar de no ser mi hija de sangre, actuó como si lo fuera.

Perdóname por no hablarte de "mis hijos", pero la verdad la gente que no te quiere, no hay que darle importancia, ojalá que esos dos aprendan el significado del amor.

Mientras a Alanna, muchas gracias por estar siempre conmigo, ni siquiera con todo lo que te estoy dando es suficiente para pagarte todo lo que haz hecho por mi, estoy muy agradecida y ten por seguro que éstos años viviendo contigo, los niños y el tiempo viviendo con Karol, Connor, Luke y Liam, fueron los mejores momentos de mi vida.

Gracias por todo, y si en éste momento estás llorando, no lo hagas, por que ten por seguro que fuiste la mejor hija que pude tener.

Supera el pasado y vive con los bonitos recuerdos, te ama. Luz.

Posdata : Si no aceptas las cosas voy en la noche y te arrastró hasta el infierno.

Él tipo dejó de hablar, no levanté la cara de mis manos que estaban temblorosas, sentía mis mejillas llenas de lágrimas.

—Eso es todo, los papeles se cambiaran a nombre de cada uno, tendrán que hacer muchas vueltas para el papeleo. —Aclaró.

—Ésto es injusto. —levanté mi vista, Lucía se había levantado de la silla donde estaba sentada, fruncí el ceño cuando su hermano negó la cabeza.

—Lucía no.. —Advirtió.

—¡ME DIJISTE QUE SI SE MORÍA TODO QUEDARÍA PARA NOSOTROS!. —Gritó aquella como una loca histérica.

—¡ESO ERA LO QUE DECÍA HACE UNOS AÑOS, ¿QUÉ IBA A SABER YO QUE LO IBAN A RENOVAR?.

—¡ME MANIPULASTE PARA QUE MATARA A MI MAMÁ! —Gritó ella más fuerte que antes, abrí los ojos.

Mis sospechas eran ciertas, ella había intervenido.

—¿Cómo qué... —Susurré.

—¡TÚ QUISISTE HACERLO, NUNCA AMASTE A LUCIANA, NO VENGAS A DARTELAS DE NIÑA BUENA!. —Aquel devolvió el grito.

—Guardias, por favor. —Él hombre se frotó la sien, dos gorilas gigantes entraron y sostuvieron a ambos hermanos por los brazos.

—¡SUELTAME MALDITO!. —Habló aquella.

Yo seguía en estado de shock, lo sospeché pero nunca esperé que lo admitiera tan estúpidamente.

—Informaré ésto a la policía. —uno de los gorilas se sacó el celular del bolsillo.

Respirar, tenía que respirar, las autoridades se encargarían de ello, no tenía que hacerlo yo y mancharme las manos con sangre.

—¡Ella también es una loca!, las heridas de sus muñecas no han sanado del todo, ¿cree usted que eso es una persona sana?.

—Cualquiera en un estado de depresión reacciona de esa manera. —Aclaró. —Por cierto me llamó Ernesto.

—Gracias por entender. —Susurré. —Estoy luchando contra ésto.

—Si necesita un buen psicológico, llámeme. —Me tendió una tarjeta azul, miré a Liam que me sonrío en aprobación.

Recibí la tarjeta entre mis manos, me limpié las mejillas antes de levantarme de la silla, Liam me tomó de la mano.

—Aseguro que lo llamaré. —Pusé mi bolso en mi hombro.

—Esta bien.

—Gracias por todo.

—Te estaré llamando para lo de la declaración, en el informe venían todos tus datos. —Asentí con la cabeza.

Liam y yo pasamos por el lado de los hermanos Fonseca.

—Espero que con ese dinero puedan pagar un bien abogado, por que voy es con toda. —Susurré antes de salir.

Dimos las gracias a los gorilas por el camino, salimos al establecimiento y montamos en el carro. Me pusé el cinturón de seguridad tarareando una canción.

—¿Te das de cuenta, verdad?. —Fruncí el ceño hacía él.

—¿De qué?.

—Alanna, eres millonaria. —Sinceramente no había pensado en eso, mi sueño siempre era tener tanto dinero para comprar lo que quisiera y darle muchas cosas a mis hijos.

—¿Soy... Millonaria?. —Pregunté como si aún no me lo creyera.

—Así es, serás la administradora de tu propia fortuna.

—No es mía, es de Luz. —Giré a ver la ventana de nuevo.

—Luz te la está regalando. —Volví a mirarlo de nuevo.

—Dios... —Me desabroché el cinturón como pude y le giré la cara con mis manos para darle un beso.

—Estoy conduciendo... —Habló rápido girando la dirección.

El carro se fue colina abajo y salió de la carretera, Liam estaba super asustado, mientras yo tenía la adrenalina corriendo por los huesos.

Dio un giro y luego frenó en seco, cuando el auto paró miré a mi alrededor, estábamos en el medio de un bosque o que sé yo, menos mal y no nos habíamos estrellado.

Su respiración estaba entrecortada, mientras yo me empecé a reír como una loca.

—No te rías, casi morimos. —Advirtió aún con las manos pegadas al volante.

—¡Qué divertido!. —Exclamé.

Él iba a protestar de nuevo, pero lo agarré del cuello trayendolo a mis labios.

—Eso no compensa que casi haces que nos mataramos.

—Baja las ventanas. —Pedí, él presionó el botón cerca del gps que hizo que se cerrarán aquellas.

—¿Vamos a hacerlo en el auto?. —Preguntó con una sonrisa.

Desabroché mi pantalón y lo empecé a bajar por mis piernas, me quité los tacones y pasé el pantalón por mi pies.

—¿Tú que crees?. —Pregunté con una sonrisa coqueta. —Liam, tengo dos hijos, estoy embarazada, me voy a casar y soy millonaria, ¿no hay suficiente para celebrar?.

Mis manos desabrocharon su pantalón, ni siquiera se lo quité solo acomodé un poco su bóxer para poder sacar su enorme miembro.

Me senté a horcajadas encima de él, sus manos empujaron mi cintura hacia abajo, haciéndome encajar perfectamente con su pene.

No me moví aún ya que estaba adaptándome a su tamaño, sus manos fueron a uno de los botones de mi camisa, desabrochó aquellos y sacó uno de mis pechos por encima de mi sostén.

Se lo llevó a la boca y lo mordió haciendome jadear.

Mis manos se posaron en sus hombros y comencé a moverme lentamente encima de él.

—Demasiado lento. —Susurró tomándome de las caderas.

—¿Dónde quedó, despacio por que te haces daño?.

—Se que te gustara, si no te hizo daño antes no lo hará ahora. —Y tiene razón.

Empujó de mis caderas fuertemente hacía abajo, mi pecho subía y bajaba. Me encanta montarlo así, joder.

—¡Más!. —Supliqué.

Sus embestidas eran fuertes y firmes, me causaba un tipo de dolor mezclado con placer, yo era de follar fuerte. Podía ser cursi en todo, pero si se trataba de la cama que se olvidara de ser un caballero.

Busqué sus labios para besarlo una vez más y tiré de su labio inferior.

—¡Te amo!. —Jadee. Joder amo ésto.

—Montame como lo que eres... —Susurró en mi oído mordiendo el lóbulo de mi oreja. —Como mi mujer.

—¡Si!. —Mis brincos se acentuaron.

Y después de unos minutos una vez más exploté para el hombre que amaba.

***

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