Capítulo Veintidós
ALANNA
Liam me miraba esperando una respuesta... ¿casarme?, era cierto, nunca había pensado en jurar amor eterno con una persona, ni siquiera antes de todo.
Entreabrí mis labios y quité las manos de mi cara, no sabía si estaba preparada para ésto, pero, ¿no dicen qué él qué no arriesga no gana?, bueno, yo nunca pensé qué podría ser feliz, incluso al último momento, dónde creí qué daría mi último suspiro, seguía sin esperanzas.
Pero en éste momento, verlo tan frágil, tan vulnerable frente a mí, sólo por mí estado, me encendió una chispa dentro de mí corazón, y el tibio sentimiento qué me rodeaba me hizo sonreír.
—Por favor dame una respuesta, te juro qué mi rodilla se está fracturando contra esta baldosa. —Reí, ni siquiera en éste momento dónde debía ser lo más de coherente y romántico, me hacía reír.
No supe en qué momento empecé a asentir con la cabeza, sentía las lágrimas bajar por mis mejillas, él me sonrío dulcemente.
—Si quiero. —Sollocé.
—Te adoro. —Fue lo único qué formuló antes de levantarse y besarme. —Los adoro. —Corrigió tocando mi panza.
Cuando alguien muere, no se sabe a dónde va, hay muchas personas qué están vivas y se sienten muertas, así me sentía yo hace unos años, cuando no tenía razón de ser, ni de vivir.
Liam llegó cómo un rayo de luz, me ayudó, me amó, me lastimó...
Pero más sin embargo volvió y reparó aquello qué había roto, Luz se fue rompiendome también, pero él...él ha sanado mis heridas del alma, ha hecho qué tenga un propósito para seguir adelante, mis hijos, él, yo, nuestra familia.
Él me tendió el anillo, puse mi mano dramáticamente en aire, él la beso antes de pasar el aro por mi dedo anular.
Me dio un abrazó, solté un quejido al sentir el ardor en mis muñecas, más sin embargo no le presté atención.
—Cuando salgamos de éste maldito hospital, no volveremos, a menos qué sea para morir juntos. —Me pinchó la nariz sentándose en una banca qué había al lado. —Por qué si tu te vas, me arrastras contigo.
—¿Hasta qué la muerte nos separe?. —Bromee.
—Ni siquiera la muerte podrá separarnos. —Afirmó dándome un beso en la frente.
—¿Ya hablaste con Emma?. —Pregunté.
—No, estaba tan angustiado qué no la he llamado, debe de estar muy preocupada. —Aseguró.
—¿Crees qué me odie por egoísta?.
—Emma sería incapaz de odiarte, le pasa lo mismo que a mi.
—Gracias.
—¿Por qué?. —Frunció el ceño.
—Por amarme. —Acaricié su mejilla.
—A ti por confiar en mi. —Susurró contra mis labios.
—Me gustan tus ojos. —Solté. Había querido decirlo desde la primera vez.
—¿Mis ojos?. —Habló mirando su nariz, reí y le pegué en él hombro.
—Son... Hermosos. —Tomé sus mejillas apretandolas.
—Los tuyos también. —Puso sus manos en mis mejillas haciendo lo mismo qué yo.
—Me gusta el azul intenso. —Me acerqué un poco a sus labios.
—Y a mi las motas verdes. —Susurró antes de darme un pequeño beso.
—Emm... Señor. —Me separé de golpe cuando escuché la voz de una chica, miré hacia la puerta encontrándome con una enfermera de cabello castaño y pecas en su nariz.
—¿Si?. —Preguntó Liam levantando una ceja.
—Ya a terminado la hora de visita, puede volver mañana, la dejarán un día en revisión, luego podrá irse. —Afirmó aquella.
—Está bien, en un minuto salgo. —Me miró un momento levantándose de la banca dónde estaba sentado. —Te amo ¿ok?, no hagas más travesuras. —Me dio un beso tierno en los labios.
—Tambien te amo. —Murmuré.
—Mañana vendré por ti. —Susurró acariciandome con sus dedos pulgares la mejilla.
—Ok. —Formulé.
Sé alejó de mi, antes de irse me tiró un beso desde él marcó de la puerta, hice un ademán de atraparlo y ponerlo en mi corazón.
Se alejó de allí, miré el anillo en mi mano y suspiré con alegría.
Por el Dios de las bragas, acepté casarme.
La enfermera de hace rato apareció por la puerta, me sonrió amablemente cambiandome la bolsa del agua.
—¿Así qué...van a casarse?. —La fulminé con la mirada, qué no tuviera intenciones con mi hombre por qué... —Oh,no no no, para nada. —Habló.
¿Había dicho eso en voz alta?.
—Lo siento. —Murmuré bajando la cabeza.
—No pasa nada,también pensaría lo mismo si me preguntará algo así una mujer tan hermosa, como yo. —Diablos qué egocentrismo.
Aunque tenía razón, era muy linda de cara, su cabello es brillante, es delgada pero tiene curvas envidiables.
—¿Por qué lo hiciste?. —Preguntó, supe qué fue referente a las cortadas.
—Se murió mi mamá. —Hablé sin pensar.
—Oh. —Musito. —Sé cuánto duele, mi madre también murió, sólo qué fue cuando era una niña, aveces me gusta mirar las estrellas y pensar qué está allí. —Sonrió con melancolía.
—Entonces, ¿quién te cuidó?. —Pregunté descaradamente. —Digo...
—Mi tía me cuidó un tiempo, pero mi hermano, él fue él qué vio por mí, es muy sobreprotector a pesar de qué ya tengo mi esposo. —Me mostró su mano, en ella había un anillo hermoso con una palabra pequeñita "Leona".
—¿Leona?.
—Si, así me dice él tonto de Xánder. —Dijo con una sonrisa.
—¿Cliché?. —Pregunté bromeando.
—Super cliché, fue del odio al amor. —Suspiró.
—Cool. —Murmuré.
—¿Y tú?, ¿Romance cliché?.
—Oh no, no creo, es bastante peculiar. —Mostré mis muñecas, ella puso una mueca de dolor.
—Nunca seré capaz de hacerme eso. —Masculló.
—Comparado con todo lo qué he tenido qué pasar, ésto no es nada, él dolor sentimental duele más qué el superficial.
—Qué va, ni loca me hago eso. —Se rio nerviosamente.
—Qué bueno qué tu no tengas pensamientos suicidas. —Bromee.
—¿Tienes hijos?. —Preguntó, yo asentí con la cabeza.
—Dos y cómo sabrás, tengo otro aquí. —Señalé mi tripa, ella asintió con la cabeza.
—Al menos tú si puedes. —Noté la tristeza en su voz.
—¿Tú no?. —Ella negó con la cabeza.
—Sufrí un accidente hace un tiempo y...ya no puedo quedar embarazada, a pesar de qué mi esposo y yo lo intentamos repetidas veces, todavía no logró quedar, sobra decir qué mi doctor me lo dijo hace más o menos un año, pero estoy bien, no puedo tener de sangre pero adoptamos un pequeño muy adorable.
—Oh, eso es genial, digo, qué lindo qué le des la oportunidad de tener padres a un niño qué tal vez no los tenía. —Mascullé.
—Bueno, dejaré que descanses un rato ¿ok?.
—Ok. —Afirmé.
—Acomoda bien la almohada para qué te sientas cómoda. —Agregó. —Oh, y me llamo Milagros, pero puedes decirme Milú.
—Ok, Milú. —Asentí con una sonrisa.
—Hasta luego. —Sacudió su mano alegremente desapareciendo de mi vista.
***
—Con cuidado. —Habló Liam poniendo mi brazo en su hombro, yo reí cuando pasó sus brazos por mis piernas.
—Exagerado, puedo caminar. —Reí una vez más.
—No me arriesgaré. —Empezó a caminar hacia la salida del hospital, la gente nos miraba raro.
—¿Pará eso me trajeron?. —Murmuró Karol a nuestras espaldas. —Hubiese traído a Connor.
Miré por encima del hombro de Liam divertida, venía atrás de nosotros cargando una pequeña maleta con mis cosas, ella me miró mal, yo le saqué la lengua.
Hizo un ademán de sacarme el dedo del medio pero tenía las manos tan llenas de cosas qué apenas pudo mover su mano hacía arriba. Solté una risa removiendome un poco en los brazos de Liam.
—¡No es gracioso!. —Chilló. Le saqué ambos dedos, Liam soltó una risa.
—Ya deja a la pobre Karolina en paz. —Susurró cerca de mi cara. Me quedé atenta mirándolo. —Deja de observarme cómo una adolescente enamorada.
—Lo soy. —Puse un puchero escondiendo mi cabeza en su pecho.
—Eres una mujer. —Corrigió.
—Tal vez, pero sigo teniendo quince años en mi mente.
—Tú siempre tan madura. —Ironizó. Retiró una mano de mis piernas para abrir la puerta del auto, me ayudó a subir con cuidado.
—Tienes qué irte atrás conmigo. —Hice voz de bebé, cosa qué a él le hizo gracia.
—Está apegada a ti por el bicho. —Murmuró Karol señalando mi tripa. —¿No sufriste con Emma y Jake?. —Preguntó, yo negué con la cabeza sabiendo qué no era cierto.
Karol bufó subiendo al asiento del piloto, Liam se sentó atrás conmigo, sonreí satisfecha, cerró la puerta a su lado, no tardé en poner mis piernas encima de su regazo.
—Un masaje, amor, hazme un masaje. —Él me miró divertido y se acercó a mí cara.
—Puedo masajear tus labios con los míos. —Susurró, sonreí coquetamente. Me acerqué un poco más a su cara, él tomó mis mejillas con sus manos, me llevó a sus labios dándome un suave beso.
Últimamente todos eran lentos, románticos, sin nada de perversión en ellos, eso me encantaba de Liam, qué en momentos calientes era una bestia, pero cuando no quería hacer algo cómo eso y el lo presentía, cambiaba las cosas, las hacía mucho más románticas.
Repartió pequeños besos por mi cara, cómo solía hacer.
—En poco tiempo seremos marido y mujer, pequeño umpalumpa.—Murmuró, asentí con la cabeza.
—En unos meses, tal vez cuando nazca él bebé. —Susurré. Él hizo un puchero negando con la cabeza.
—No voy a esperar tanto tiempo, ya quiero qué seas mi esposa. —Agarró mi mano entré la suya, besó mi anillo y lo miré embobada.
—¿Por qué tanta prisa?. —Susurré.
—Por qué te imagino en la luna de miel...
—Iugh, ya dejen de hablar de eso en mi presencia. —Masculló aquella en el asiento de atrás, Liam rió sonoramente, mientras yo me ponía roja de la vergüenza.
—Karol está trauma... —Dejé de hablar cuando fijé mi vista al frente, no estábamos ni cerca de la casa cuando pude notar un enorme cartel en él balcón del segundo piso.
—¿Qué..?. —Preguntó Karol, yo me llevé las manos a mi boca esperando a llegar.
Miré a Liam en busca de una explicación, él solo cerró los ojos y asintió con la cabeza.
Cuando Karol aparcó en la entrada salió rápidamente, ni ella, ni yo nos creíamos lo qué veíamos.
Fijé mi vista de nuevo en él cartel gigante, en él tenía las palabras, "Nena, Cásate conmigo".
Liam tomó mi mano y la entrelazó con la suya.
—Y uno, dos... Tres... —Susurró a mi lado y luego señaló la puerta de la casa.
De aquella salieron un montón de mariachis. Connor salió después, traía un esmoquin negro formal, Luke se hizo a un lado de él grabando con su celular, Karol estaba a mi lado chillando de la emoción.
—¿Y entonces aceptas?. —Fue lo único qué preguntó abriendo la caja frente a sus ojos, su mano temblaba, Karol me miró, yo asentí con mi cabeza.
—Connor yo....no puedo. —Ella agachó la cabeza, me hubiera preocupado si no la conociera, los mariachis dejaron de tocar, Liam me miró angustiado. Connor había agachado su mirada y estaba a punto de retratarse.
—Y uno, dos... Tres.. —Susurré, Liam me miró con el ceño fruncido. Señalé a Karol cerrando los ojos.
—¡NO PUEDO RECHAZAR ESTÁ PROPUESTA!. —Gritó, le saltó encima literalmente, siempre hacia eso, fingía no aceptar pero al final te sorprendía.
Liam tiró de mi mano hacia adentro, cruzamos la puerta, Jake estaba jugando con Annie en el suelo, Emma estaba acostada en el sofá con un cojín en su cara.
Me acerqué en puntillas sin hacer mucho ruido, me posicioné detrás de Jake, Annie me observó, solo tuve qué poner un dedo en mis labios señalandole qué no dijera nada.
Preparé mis manos a cada lado de él, cuando lo toqué por los hombros grité tan fuerte, qué cuando me miró puso cara de horror.
—¿Mami?. —Preguntó todavía un poco confundido, luego de eso se abalanzó sobre mi abrazándome las piernas, Sonreí tristemente, no entiendo cómo había pensado en dejar a mis dos bebés solos.
Annie se acercó para abrazarme también, mis muñecas aún ardían, pero él cariño qué me daban me hacia olvidar todo.
—Emma. —Liam la sacudió en el sofá, ella se levantó suavemente.
—¿Qué?. —Preguntó a la defensiva, sorbio sus mocos, había estado llorando, mis ojos se nublaron.
Estaba tan cansada de llorar.
—Saluda a mamá. —Extendí mis brazos arrodillandome para estar a su altura.
—Luz se fue. —Empezó levantándose. —¿Y ahora tú piensas hacer lo mismo?. —Me señaló con el dedo índice.
—Lo siento, Cariño. —Susurré.
—¿Sabes el miedo que tuve, de qué me dijeran qué tú tampoco despertabas?. —Limpió bruscamente las lágrimas de sus mejillas. Cuando menos lo pensé se tiró a mis brazos y partió a llorar.
La abracé fuertemente, sus lágrimas mojaban mi hombro y sus sollozos hicieron qué Jake y Annie se fueran a jugar a otro lugar, Liam me miró con una sonrisa detrás de mí.
—No nos dejes nunca, mami. —Sollozó una vez más.
—Perdóname mi amor. —Le sostuve los cachetes para ver su cara roja.
—Cuando vi la sangre entré... Entré en pánico, él gay trató de explicarme, pero tenía mucho miedo. —Siguió sorbiendo su nariz.
—No volverá a pasar. —Afirmé.
—¿Cómo me aseguras eso?. —Limpió sus mejillas.
—Mira ésto. —Le mostré el anillo en mi mano, ella abrió la boca en una gran O.
—¿El troglodita te pidió...? Madre de la santa trinidad. —Se echó aire dramáticamente con sus manos.
—Y no sólo es eso. —Susurré mirando a Liam con una sonrisa.
—¿Hay más?. —Preguntó alarmada.
—Aquí. —Señalé mi panza. —Está creciendo tu otro hermanito o hermanita.
—Liam agarrame qué me caígo. —Suspiro poniendo una mano en su frente. Liam se apresuró a sostenerla divertido mientras ella fingía un desmayó.
***
!HOLA!
Lo siento por haber tardado tanto en subir el capítulo, pero es qué hoy estuve bastante ocupada con algunas cosas así qué ya saben.
Estoy bastante emocionada por terminar éste proyecto la verdad, amé cada palabra y párrafo, logré enamorarme de la historia y espero qué todos ustedes también lo hagan.
Nos vemos más tarde.
Los amo.
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