Capítulo Tres

—Yo me follo a Harry Potter —susurró Luke con la cabeza encima de mi regazo.

—Shh —nos calló Karolina —, tal vez Annie esté escuchando.

—Dios Karolina, mírala, está tan dormida que hasta se le salen las babas —explicó Luke rodando los ojos.

—Donde mi niña empiece a decir groserías... —amenazó señalando a Luke con el dedo.

—Tranquila bestia —murmuró él, volviendo a mirar la pantalla del televisor.

—Aún se me hace difícil captar esto —mascullé, Luke me miró con el ceño fruncido.

—¿Qué? —preguntó.

—Ésto tonto, que estemos de nuevo los tres juntos, se me hace difícil asimilarlo. ¿Hace cuánto que no pasábamos una noche así?. ¿Desde el inicio de secundaria?

—Tienes razón, pero también es culpa tuya, dejaste de llamarme, de invitarme a salir, y me excluyeron de todo, Karol me contó que había parido una pelaita de Connor, pero tu nunca me terminaste de contar como iban las cosas con Liam. Karol fue la informante.

—Vale, lo siento...

—El caso aquí, es que ya no voy a dejar que me excluyas, ni ocuparme tanto —se mete su paleta roja a la boca.

Antes solíamos salir demasiado, cuando conocí a Liam todo cambió, siento que me aislé, me escondí de casi todo el mundo, hasta de mi mamá en su tiempo, no era social y ya no hacía lo de antes, en realidad nunca supe sí Liam me cambió para mal, o para bien.

—No volveré a excluirte, a ninguno voy a excluir, ya lo prometimos —concluí, y le acaricié el cabello.

—Gracias Diosa, porque ya sabes. Los tres mosqueteros —reí recordando esas promesas que nos hacíamos en el instituto.

—Todos para uno —empecé.

—Y uno para todos —siguió Karol con una sonrisa.

—Los extrañé, chicos o chicas —bromee antes de empezar a reír, simplemente me sonrieron terminando de ver la película.


—Entonces tienes dos pelaitos —repitió Luke mirándome de arriba a abajo como si no se lo creyera.

—Salir con colombianos te está haciendo efecto, y si tengo dos "pelaitos"—hablé por enésima vez, desde que tuve a Emma y Jake, él vivía diciendo que no se lo creía.

—Diosa... —continuó —¿Hiciste algún pacto con el diablo? —preguntó, yo no tardé en reirme.

—No, pero recuerdame darte de ofrenda el día que vaya a hacerlo —bromee.

—Demonios... ¿Cómo haces para seguir igual de buena y hermosa?. Bueno, la mayoría de embarazadas después de tener al marciano terminan gordas... —murmuró pero se cayó cuando Karol lo miró mal. Ella no era gorda, pero si había tenido sus gorditos y estrías, cosas que a mi no me quedaron —Claro jeje, no digo que eso esté mal, pero pues, ¿Sabes?, mejor me quedo callado —solté una carcajada cuando noté que Karol soltaba humo por los oídos.

—No le hagas caso, quedemos rellenitas o no, siempre quedamos hermosas —le apreté las mejillas a mi mejor amiga.

—¿Y Liam...?

—No insistan de nuevo, que no se lo diré nunca.

Eso espero...

Así será, Cheryl querida.

—Diosa, creo que está en todo su derecho de...

—No, no lo está, son mis hijos —interrumpí metiéndome una papa de paquete a la boca.

—¿Verdad que si Karol?. Él tiene derecho de saberlo —dijo aquel mirándola.

—Yo creo que no quiero meterme en esto —se rindió, sabía que si le daba la razón a él, terminaríamos enojadas —, si Alanna cree que es lo mejor para los niños, lo es. Una madre nunca se equivoca, creo —crucé mis piernas en la cama y le saqué la lengua a Luke.

—Hoy lo vi —les solté de golpe, ambos me miraron con el ceño fruncido.

—¿Y cómo reaccionaste? —preguntó Luke con una sonrisa, como si supiera la respuesta.

—Me quedé paralizada, sentí que me pesaban los pies y no podía avanzar.

—Eso es porque no querías irte —Karol me señaló con una cuchara, yo sonreí.

—Tal vez —suspiré.

—¿Estaba igual? —indagó Luke.

—Claro que no, estaba mucho mejor, su cuerpo se veía más ejercitado por encima de su camisa, tenía una barba corta y su cabello, estaba un poco mas corto.

—Pero vaya que lo reparaste —ironizó Karol, yo la miré mal. Tres golpes a la habitación me hicieron mirar hacia la puerta, para después ver a Dayan entrar a mi habitación.

—¿De qué hablan? —preguntó mi hermana.

—Del padre de sus hijos —habló Luke divertido, yo lo miré mal.

"El padre de mis hijos"...

—¿De Liam? —preguntó.

No tonta, del vecino, obvio que de Liam.

No la trolees.

—Ajá —me metí otra papa a la boca.

—Cuando Alanna se fue... —empezó a hablar y se sentó en frente de mí — vino a buscarla cada día. Me preguntó y me preguntó que donde estaba, pero Alanna me había dicho que no dijera nada así que por esa razón me quedé callada, aunque hace un año, fue la última vez que vino, dijo que sería su último intento antes de rendirse así que se lo dije, le dije donde estabas, mi madre me apoyó porque ciertamente se le veía muy mal, su cara no era la mejor y estaba en condiciones malisimas.

—Debió estar muy mal en mi ausencia, tanto que tiene una vieja preñada —afirmé sarcásticamente rodando los ojos.

—El caso es qué, después de eso no sé le volvió a ver por aquí, mi madre llamó a Alanna y dijo que había sido ella la que le dijo a Liam el paradero, ya que no quería que Lana y yo nos peliaramos de nuevo, y pues, ella afirmó que nunca fue a buscarla, eso me enojó —habló tristemente, yo bajé la cabeza.

—Nunca lo hizo, así es —solté.

—Ya luego se le vío saliendo con Luisa y...

—Así que Luisa... —susurré con la voz temblorosa.

—Así es, hermana de Luis, se conocen desde pequeños, los investigué un poco por ti —afirmó ella con tristeza, y cuando levanté mi cara para mirarla, Dayan tenía los ojos llorosos.

—¿Vas a llorar? —le pregunté.

—Es que no te lo mereces —habló rápidamente en un sollozo y dejó caer las lágrimas que limpió con sus manos.

—Oh Dios, no llores por eso, Linda —murmuró Luke a mi lado.

—Si nena, no llores por eso, son cosas que pasan —le siguió Karolina.

—Es que duele no poder ayudar, duele tanto no poder hacer nada, como la primera vez, no hice una mierda —masculló limpiandose la cara de nuevo, yo suspiré.

—No pasa nada Dayan, así soy feliz —le Sonreí.

—No puedes ser feliz si no te sientes completa.

—Mis hijos me hacen sentir completa.

—Sé como te sientes, es como si te faltara algo. Tú familia no está completa.

—No creo que sepas como me siento —aparté la mirada.

—Créeme que lo sé, es el mismo sentimiento cuando pierdes un hijo, sientes como si perdieras lo que te hacía más valiosa. Tu boleto hacia la felicidad...

—¿De qué hablas? —intenté levantar una ceja.

—Mami —murmuró Annie desde la cama.

—Ahora no princesa, mami tiene que escuchar esto —habló Karol metiendo más helado en su boca.

—Atiende a tu hija, tonta —dijo Luke metiéndole un golpe en la cabeza.

—No seas animal, Luke —Se acarició la cabeza.

—¿De qué hablas Dayan? —pregunté al ver que no respondía, estaba pensativa, sobrepensando. Yo seguía en estado de shock.

—Perdí un bebé —Se quedó mirando mis ojos para ver mi expresión y simplemente relajé mis hombros tratando de asimilarlo.

Perdió un bebé...

Lo siento, debí decírtelo antes, lo sé, pero la verdad es que no quería que te preocuparas.

—Demonios —susurré sintiendo que iba a llorar, pero Dios, me había prometido no llorar...

—Diosa no vayas a llorar, no soporto verte así —murmuró Luke abrazándome.

—Mami —Volvió a hablar Annie pero mi cabeza solo captaba que Dayan había perdido un bebé, y yo no estuve para ella. No estuve...

Me vi de un momento a otro apartando a Luke para abrazarla a ella. Había tenido que pasar por todo eso sola.

—Perdóname por no estar ahí. Perdoname... —hablé parpadeando rápido para no soltar lágrimas.

—No pasa nada.

—¿Cuando pasó? —me límite a preguntar.

—Hace unos tres años.

—Dios... —musité —¿Con quién? —ella frunció el ceño, nisiquiera había notado en la manera en la que pregunté eso, nisiquiera pensaba mal de ella solo que mi mente me jugó mal.

—No fue con Liam —afirmó aún con su ceño fruncido. Miré a los chicos a mi lado y ellos hicieron cara de "Wey, la cagaste".

—No tonta, no pienso eso —aclaré.

—Fue con un chico de la universidad —soltó.

—¿Él sabía?.

—Claro, tenía derecho, era su papá —Uh, me cayó directo a mí.

—Y... ¿Se iba a hacer cargo?.

—Quería hacerse cargo, si, pero quería estudiar fuera del país, y lo que tuvimos nosotros fue muy repentino, canceló sus planes de estudiar solo por el bebé, pero cuando supo que no serví como mamá, y lo perdí, decidió irse. Todo fue mi culpa, no lo hice bien, me excedí demasiado por ser la mejor de la clase, era demasiado estrés y eso dañaba al bebé, soy una inútil... Mamá tenía razón, nunca serviría para nada que no fuera estudiar...

—No es tu culpa, no es culpa de nadie. Simplemente pasó y ya, si se hubiese podido evitar estoy segura que lo harías, mamá es la que menos debería opinar, sabes como son las cosas con ella.

—Lo peor es que él me dejó sola, tuve que ir meses al psiquiatra sola...

—Que gilipollas, ni te merecía —murmuré —. Parece que me he perdido bastantes cosas, ojalá hubiera estado aquí —dirigí mi mirada a Luke —Ahora dime que estás embarazado. —bromee para aligerar el ambiente.

—Tranquila Diosa. No lo estoy. Aún... —afirmó sonriendo.

—Creo que nos iremos —murmuró Karol.

—Pensé que haríamos una pijamada —frunci el ceño.

—Es que Connor debe de estar preocupado.

—Él sabe que estás aquí.

—Le da miedo dejarlo solo en la casa, puede entrar a alguien —masculló Luke con burla, mi mejor amiga le golpeó el brazo.

—Claro que no —resistió ella ofendida —. No ando en esas cosas de la toxicidad, eso no es lo mío.

—Ajá —recitamos Luke y yo al mismo tiempo.

—Bueno, iré abajo, si necesitan algo estaré en mi habitación —Dayan se levantó del suelo y abrió la puerta para luego perderse fuera de ella.

—Vamos Annie —Karol le ofreció su mano y yo la fulminé.

—¿Es enserio? —me levanté cruzandome de brazos frente a ella.

—Te juro que haré algo para compensarlo —dijo abrazándome.

—Quería dormir con todos —hice un puchero.

—Vamos Alanna por favor —suplicó al ver mis intenciones y lo que trataba de hacer.

—Hace mucho no los veía, y quería pasar la noche así como antes —miré el suelo, triste.

—Dios mío —murmuró, yo la Miré de nuevo
con un puchero —¡Eso es manipulación! —se quejó en un gritillo.

—¿Eso es un sí? —pregunté con una sonrisa.

—Esta bien, pero sí...

—¡Te adoro! —grité tirándome encima de ella cayendo en la cama.

—¡MONTONERA! —exclamó Luke tirándose encima de nosotras, aplastándonos como si fuéramos dos zancudos.

Annie también se subió encima y empezamos a reír, luego nisiquiera podía respirar.

—No... puedo respirar —murmuró Karol como pudo y todos se bajaron de encima —. ¿Quién trae más helado? —preguntó Karolina mirando su pobre tarro vacío.

—Yo quiero helado —dijo la pequeña Annie, yo asentí con la cabeza mirando a Luke.

—Luke, trae helado —le ordené, él me frunció el ceño.

—¿Tengo cara de sirviente? —indagó, pero al ver la cara de Karol y yo lo entendió todo —Ok, no respondan a eso —y luego de que saliera de la habitación, ambas reírmos.

Annie también empezó a reírse sin entender muy bien porqué, aproveché ese momento y empecé a hacerle cosquillas a mi pequeña sobrina.

—¡Ya no más tía!... —dijo como pudo —, ¡no más! —siguió riendo a carcajadas, yo me ponía a pensar en lo hermosa que se veía, era amor, risas y dulzura, todo lo contrario a Emy.

A Jake le encantaban las cosquillas y también reía como lo hacía su prima de otra sangre en el instante, pero pues a Emma no mucho, solía decirme "Muy maduro de tu parte mamá", y en realidad eso me hacia reír más.

Pensar en ellos me hizo recordar que tenía que llamarlos, hace horas no sabía nada de mis bebés. Paré las cosquillas de repente y saqué mi celular del bolsillo para mirar mi buzón de llamadas, tenía una de Rita y nada más.

Me dispuse a buscar el número de la abuela.

—¡ALANNA! —gritó alegremente, yo sonreí, mas sin embargo mi expresión cambió cuando noté la música a todo volumen.

—¿Dónde estás?.

—Cuando el gato se va, los ratones hacen fiesta —chilló alejándose del ruido.

—¡Mami! —gritó mi hijo Jake, noté que ahora solo había silencio. Inhalé y exhalé, luego retomé la llamada.

—Hola mi amor. ¿Cómo estás? —pregunté tratando de sonar como si no estuviera ansiosa por verlos.

—Bien mami ¿y tú?.

—Bien, ¿Dónde está la abuela? —hablé, oí un murmullo que me hizo fruncir el ceño.

—Ehh... Ella..

—La verdad, Jake. Abuela, no le digas que mienta —murmuré acariciandome la sien.

—Es solo una fiesta pequeña —afirmó, yo abrí la boca grande, asustada.

—¿No tendrás a mis niños ahí, verdad Luciana?.

—Je... Je... Je —rió nerviosamente, giré los ojos y miré mal a la pared como si ella pudiera verme —. Bien, es broma, claro que no. ¿Qué clase de madre crees que soy? —suspiré aliviada y sonreí —. Están en él castillo.

Suspiré por segunda vez, allí estarían a salvo, era un castillo inflable cubierto con edredones para que no le entré la luz, Jake lo armó con un poco de la ayuda de Emma y Rita.

—Oh, está bien —murmuré —. ¿Podrías pasarme a Emma?.

—Estoy escuchando mamá, está en altavoz —habló por primera vez.

—¿Cómo estás, tesoro?.

—Estaría mejor si tuviera libros nuevos, al final se te va a olvidar y no me traeras nada —murmuró, sonreí inconscientemente.

—Te llevaré muchos libros, tranquila.

—Bueno má.

—Aquí está Annie. ¿Quieren hablar con ella? —casi me imaginé la cara de desagrado de Emma, sinceramente a Emma no le agradaba mucho la manera de ser de Annie, positiva y super energética. Ella solía decir que era una niña agotadora.

—¡Yo si quiero! —dijo Jake de golpe.

—Annie, ven —le hablé a la pequeña que se había quedado mirando una película en la televisión con su mamá.

—Ya voy —saltó de la cama y se dirigió hacia mí.

Le pasé el celular poniéndolo en altavoz.

—¡Holaaa! —gritó con su dulce y chillona voz.

—¡ANNIE!. espera, tenemos que hacer videollamada —exclamó Jake del otro lado, y como dijo cambió la llamada normal a videollamada.

Me alejé de ellos para que conversarán un poco y me senté al lado de Karol.

—Ya traje el helado —masculló Luke entrando.

—Dame, dame —Karolina estiró los brazos como una niña pequeña que quiere ser cargada.

—¿Por dónde? —preguntó Luke de broma mordiéndose el labio, Karol hizo una mueca que me hizo reír.

—Idiota —le arrebató el tarro de Helado y lo destapó ansiosa por comer, a Annie nisiquiera le importaba con tal de hablar con Jake.

—Ahora, vienen las películas de terror —sugerí.

—¿Y si a Annie le dan miedo? —preguntó Luke.

—Créeme que se van a quedar hablando toda la noche —susurró Karol pretendiendo que yo no escuchara, cosa que no funcionó —. Ellos se aman.

—Son niños —la reprendí una vez más, frunciendo el ceño.

—Yo tuve mi primer novio a los seis, así que en este mundo todo es posible —contestó ella —. El shipp Jannie tiene que ser canon, ya que el Liana falló —negué con la cabeza, riendo divertida.

Sabía que iba a shippear a todos.

Elegí una película llamada "Posesión infernal" y si, casi me cagué del miedo con ella. Definitivamente las películas de terror tan fuertes no eran para mí.

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