Capítulo Doce

LIAM

-No puedes demandar a Linda, ella no tiene nada que ver con la estafa de su marido. -Repetí de nuevo levantándome del sofá.

-Y yo te dije qué lo haré, soy muy buena persona, pero él que tiene malas acciones debe pagar por ellas, y en éste caso, ¿Ya le dijiste a Alanna que le pondrás una denuncia?.

-No le pondré ninguna denuncia, nunca he querido hacerlo, que tú me metas esas ideas en la cabeza son cosas diferentes, incluso la llamé para hablar calmadamente.

-¿Y resultó así?. -Preguntó tomando un sorbo de su té como si se supiera la respuesta a ello.

-No, pero eso no es excusa para demandarla.

-Es ilegal privar los derechos de un padre y ella lo hizo durante cinco años.

-¿Podrías pensar en los niños?, ni siquiera me conocen, no saben que tienen un padre y mucho menos se adaptarán a vivir sin su madre.

-Tu solo preocúpate por Luisa. -Murmuró.

-No voy a dejar que demandes a su familia.

-¿Ahora eres defensor o abogado?, vamos Liam, primero estudialo para tener un título.

-Estás tan irreconocible.

-Ya te dije Liam, por mi familia hago lo que sea, y esos niños qué ella nos ocultó tienen nuestra sangre.

-No nos da derecho de...

-¡Cállate ya!, no te estoy preguntando si quieres o no demandarla, lo haré yo mismo.

-¿Cómo puedes actuar así con la madre de mis hijos?.

-Son mis nietos, ella no me interesa, me caía bien antes, fue muy buen impresión, es guapa y carismática, pero desde que se largó, me di cuenta que no es digna de ser parte de ésta familia, aquí afrontamos los problemas.

-No puedo creerlo. -Susurré empezando a caminar a la puerta.

-Olvídate del dinero si vas a empezar a defender a su familia. -Amenazó, me giré por un momento.

-No me interesa tu dinero, no me gusta cuando tiendes a herir a los demás.

-Su marido me estafó , Linda me mintió y su hija menor es una cobarde que huye de los problemas, ¿Cuánto daño te ha hecho esa chica?, desde que se fue volviste a romperte a puños con los del ring, ¿O crees que soy tan estúpido para creerle a Luis sabiendo que siempre te tapa?.

-Estas mal de la cabeza.

-No estás pensando bien las cosas, Liam, tampoco le vamos a quitar los niños para siempre, solo es para recobrar el tiempo perdido.

-Vete a la mierda. -Hice un ademán con la mano y abrí la puerta.

-Respetame que soy tu padre.

-Mi padre no le haría daño a nadie así se lo hayan hecho a él. -Dije suavemente saliendo de aquella casa.

Caminé hasta mi auto y entré en él, empezando a manejar.

Sabía que él le pondría la denuncia y yo sinceramente no sabía que hacer, en parte el tenía razón, había estado cinco años sin convivir con mis hijos, tal vez era la mejor opción, o tal vez él se equivocaba. Yo amo a Alanna y eso nunca va a cambiar, más sin embargo está dispuesta a nunca dejarme ver a los niños.

Llegué a la casa de Luis, me bajé del auto dejándolo atrás. Toqué levemente la puerta.

-¡Liam!. -Murmuró Luisa sosteniendo su barriga con una mueca de dolor.

-¿Qué pasó?, ¿qué te duele?. -Susurré examinandola preocupado.

-Contracciones. -Susurró en un chillido.

-Em... Si espera,¿Una ambulancia?.-Pregunté nervioso y ella asintió con la cabeza. Saqué el celular de mi bolsillo pasándome las manos por el cabello.

-¿Línea de emergencia?. -Preguntó una mujer al otro lado.

-Si, emm, necesito una ambulancia, una chica tendrá un bebé en estos momentos.

-Envíame tu ubicación. -Murmuró.

-Está bien. -Hablé rápido colgando, envíe la ubicación al número. -Ya vienen. -Aseguré mirando a Luisa qué se apoyaba en la pared respirando.

-Tranquila Lou. -Le acaricié la espalda tratando de tranquilizarla.

-Llama a Luis. -Protestó y yo asentí para luego marcar su número.

-¿Que pasa bro?. -Habló.

-Mierda, Luisa va a tener el bebé. -Susurré aún nervioso.

Nisiquiera es tu hijo y estás nervioso.

-¿Enserio?.

-Si, ya viene la ambulancia, hospital dignity health esperamos allí.

-Está bien. -Colgó.

Miré a Luisa una vez más, la veía inclinarse y golpear la pared, si así duele con uno... Ally sufrió el doble con dos.

Maldita sea, deja de pensar en ella.

Ally es tan fuerte como lo supuse. Aguantó el dolor de dos hijos, y no le vi ni una maldita cortada en su abdomen cuando estuvimos juntos, así que supongo que los tuvo normal.

Yo pariendo un hijo me muero.

Dios le dejó ese trabajo a las mujeres por qué son seres demasiado fuertes.

-¿Ya viene la ambulancia?, siento que me voy a partir en dos. -Suspiró pesadamente, unas sirenas me alertaron a abrir la puerta.

La ayudé a salir tomándola del brazo, la ambulancia se situó delante de nosotros, la montaron en una camilla.

-¿Eres el padre?. -Murmuró uno de los paramédicos.

No, no lo soy.

-Si. -Él hizo un ademán invitándome a entrar a la ambulancia.

Entré en ella y le sostuve la mano a Luisa, a pesar de todo no era mal chica. Llegamos al hospital y me bajé de la ambulancia siguiendo la camilla que arrastraban los médicos con ella.

-Espera aquí chico. -Me detuvo señalando los asientos que estaban detrás de mí.

Me senté en uno de ellos esperando, Luis se demoraría en llegar, lo conocía, siempre se demoraba en arreglarse.

Mi teléfono vibró, pensé que sería Luis pero el nombre "mi mujer" salió en aquella pantalla, sonreí descolgando la llamada, debía dejar la obsesión con Ally, después de cómo le hablé pensé que no quería hablar más conmigo pero ahí está llamándome, está chica es masoquista y me gusta tanto.

-¿Si?.

-¿Estás ocupado?. -Murmuró.

-¿Pará qué?. -Contesté. -¿Sexo por el teléfono de nuevo?.

-No seas imbécil Liam. -Solté una carcajada. -Sólo quería hablar contigo, no hablamos de la mejor manera hace unas horas.

-Si... Lo siento. -Solté.

-No, yo lo siento.

-No pasa nada, quería hablar ese tema mejor contigo, pero al parecer estamos demasiado distanciados.

-Si, literalmente.

-¿Me mandarías fotos de nuestros hijos?, quiero verlos. -Susurré con una sonrisa.

-Claro.

-Oye.

-¿Hm?.

-Me haces bipolar. -Ahora la que rió fue ella.

-Te envié las fotos al WhatsApp.

-Espera lo pongo en altavoz para mirarlas.

-Esta bien.

Abrí la app en mi teléfono, escuché a Ally cantando mientras abría el chat.

La primera imagen que vi fue la de una niña hermosa, su cara es sería, su piel es blanca un poco bronceada como la de Ally, su cabello es largo y castaño claro, pero sus ojos son de un color azul oscuro, como los míos, eso me hizo sonreír.

-Es hermosa. -Susurré bajando a ver la siguiente foto.

Esté es un niño, su aspecto es tierno, la gran sonrisa que tiene emana felicidad, su piel es casi del mismo color qué la niña pero es un poquito más moreno, su cabello es un poco más oscuro que él de ella, parecido al de Ally, sus ojos son del mismo color que él de la niña.

-Emma y Jake. -Murmuró Alanna a través de la línea.

-Son tan lindos, ¿puedes pasarme fotos dónde estén todos juntos?.

-Si. -Susurró, empezó a llenar el chat con fotos de ellos, en sus cumpleaños, Halloweens, navidades.

Todo me lo había perdido.

-Una foto extra, para que pienses en mi. -Habló con la voz un poco ronca, cosa que hizo que se me erizara la piel.

Tardó unos segundos en cargar la foto, mi cara se iluminó y sentí mis pantalones levantarse.

¿Cómo puede ponerme así con solo una foto?.

-¿Te gusta?. -Preguntó.

-Me encanta. -Afirmé.

-Lástima que no puedas tocarme.

-¿Cómo te fue con eso de caminar?. -Sonreí malévolamente.

-Cállate, pobrecita mi vagina.

-Repite vagina. -Dije con el fin de molestarla.

-Fastidioso.

-Estoy en el hospital.

-¿Te pasó algo?, ¿Que tienes?.

-¿Preocupada?.

-¿Es raro estar preocupada por el padre de mis hijos?.

-Me gusta como suena eso, estoy aquí por que Luisa va a tener el bebé.

-Ah. -Músito.

-Antes que cuelgues quiero compartir una información contigo.

-¿Qué?.-Preguntó.

-El bebé no es mio, Luisa y yo no estamos juntos, solo somos amigos, me ofrecí a que dijera que soy el padre del bebé por que sé que así Luis no matará a nadie, y ella está sola, necesita ayuda.

-¿Se supone que debo creerte?.

-Nunca te he mentido Ally.

-Aveces me da miedo ser dependiente de ti.

-Yo ya lo soy de ti. -Aseguré.

-Bueno, iré a hacer la cena para a todos, suerte con el parto.

-Gracias. -Ella colgó la llamada, yo me quedé mirando el celular unos segundos. -Te amo. -Susurré mirando la pantalla.

Sentí un puño impactar contra mi brazo y giré como una roca hacia Luis que estaba sonriendo como un idiota.

-Hola casi padre, ¿te han dado noticias?.

-Tenemos que esperar, no ha venido nadie a darme noticias de nada. -Pasé los dedos por mi celular entrando a galería, miré la foto de mis hijos con Alanna en la playa.

Ellos se ven tan felices sin mí, nunca necesitaron de un padre, siento que si aparezco en su vida arruinaría todo.

-¿Y esos quiénes son?. -Preguntó Luis metiendo su cabeza casi en el celular.

-Mis hijos. -Hablé sin rodeos y el giró su cabeza hacia mí como la maldita niña del aro.

-¿Cómo qué hijos?.

-¿No te había contado?, tengo dos hijos con Ally, son mellizos, ¿Verdad que son hermosos?.-Pregunté.

-¿Soy tío?. -Habló. -Nisiquiera sabía.

-Yo me enteré hace unos días.

-Liam Coulds, vales verga. -Me metió un golpe en la cabeza y yo reí.

-Al menos pude hacer a éstas dos hermosuras.

-Si, y la que está apuntó de nacer.

-Serán los tres motivos de mi vivir. -Él Sonrió.

-Me alegra tanto que madures.

-Oh si, soy muy maduro. -Ironicé.

Nos quedamos callados esperando que nos dieran noticias, nos informaron cuando iba de dilatación, cosa que casi no entendí, puedo decir que esperamos horas y horas.

-¿Liam Coulds?. -Preguntó un médico y yo levanté la mano. -Necesito que entré, dice que sin usted se pone muy nerviosa.

Asentí con la cabeza entrando a la sala de parto, me puse el gorro y los guantes médicos. Ella estaba abierta de piernas con una cobija blanca cubriendola cosa que agradecí, me sitúe a su derecha sosteniendo su mano.

-Gracias por estar aquí. -Habló como pudo.

-No hay de qué.

-Señorita necesito que puje. -Murmuró la partera mirándola desde abajo.

Luisa empezó a pujar, cerrando sus ojos, el sudor le cubría la frente y me apretaba la mano como si no hubiera un mañana, estaba pálida.

-Un poco más. -Susurró el médico.

Ella volvió a pujar, emitiendo unos sonidos raros por la boca, murmurando algunas groserías.

El llanto de un bebé la relajó, se dejó caer en la camilla y la enfermera me miró con una cara de pánico. Yo no supe por qué fue hasta que me lo tendió.

Su piel era morena, muy morena, sus ojos cafés claros y su cabello ondulado, sin duda las miradas de los doctores caían en mi. Yo no me preocupé por que en realidad siempre supe que no era mío.

Le sonreí a la cosita pequeña que yacía en mis brazos y miré a Luisa pasándoselo.

Ella lo observó como si de un tesoro se tratase, le susurró unas palabras sonriendo, luego llegó la enfermera para llevarlo a vestirlo.

Salí a informarle a Luis qué ya había nacido, él entró a la sala dónde se encontraba Luisa y yo me quedé afuera esperándolo. Su cara al salir no fue la mejor y supe qué se había dado de cuenta.

-Bro... -Susurró.

-¿Sucede algo?. -Pregunté fingiendo demencia.

-¿Lo viste?. -Preguntó.

-Si, lo vi antes qué tú. -Afirmé con una sonrisa.

-Es negro. -Susurró.

-¿Qué?. -Mascullé frunciendo el ceño.

Racista de mierda.

-Es negro. -Repitió cómo si no se lo creyera.

-¿Y eso qué?, es hermoso así como es. -Aseguré.

-Es negro, ¿Sabes que significa?, Liam... Mi sobrino es negro, osea,que no es tu hijo. -Me encogí de hombros tranquilamente.

Se me hizo gracia aquella escena, más sin embargo no me reí, la cara de pánico al ver que no se parecía ni a su hermana ni a mí era épica.

No tenía problemas con eso sinceramente, su color de piel no cambia lo lindo que es, ni tampoco representa que sea mi hijo o no, así haya sido blanco, tampoco hubiese sido mi hijo.

***

Advertencia ⚠ :
Este libro contiene escenas no aptas para todo público, como lenguaje explícito o escenas +18 , te sugiero que si no te gustan éste tipo de libros, no lo leas.

NO OLVIDES VOTAR SI TE HA GUSTADO, UNA ESTRELLITA ME AYUDA MUCHO.

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