Capítulo Dieciocho
***
Después de que la policía se llevara a ese idiota, Liam se puso a ponerme algodón con curitas en la pierna.
—Trata de no mover mucho la pierna. —Susurró levantándola en una almohada.
—¿Dónde quedó lo de te follaré duro cuando vuelva?. —Sonreí mostrando mis dientes, él negó con la cabeza riendo.
—No voy a hacerte nada en ese estado.
—No seas exagerado solo es una cortadita en la pierna. —Me gusta su atención, la forma en la qué me cuida es tan linda.
—Por favor Ally no me pidas eso por qué sabes qué no podré contenerme y no quiero hacerte daño. —Susurró sentándose a un lado de la cama.
—No me harás daño. —Le rodee el cuello con mis brazos.
—Esta bien, pero no....—Ni siquiera había terminado de hablar y yo ya lo había puesto encima de mi besándolo.
Dios lo había extrañado demasiado, vivir cinco años sin esto fue un maldito castigo.
—Más despacio. —Susurró contra mis labios.
—No me gusta despacio. —Tiré de sus labios sonriendo.
—A mi tampoco pero no voy a hacerte duro, podría lastimarte. —Protestó.
—Ya te dije qué no me duele.
—Yo se que si te duele. —Afirmó.
—Qué no.
—Qué si.
—Qué no.
—Qué si.
—Que no.
—Vale, vale, no te duele. —Se rindió. —Pesada.
—Tu si que eres un pesado.
—¿Yo?, si eres tu la que no se deja cuidar.
—Sana mi pierna con sexo.
—Una pierna no sana con se...
—Cállate ya. —Sentencié besándolo suavemente.
Me tomó de la cintura suavemente acomodándose encima de mi, Sonreí en sus labios.
Sabía que caería.
—Me estás manipulando. —Soltó, hizo un puchero.
—Claro qué no. —Susurré.
El celular de Liam comenzó a sonar, él lo sacó de bolsillo, vi el nombre de Luisa en la pantalla y rodé los ojos.
—No contestes. —Ordené.
—¿Y si le pasó algo al bebé?.—Preguntó.
—Dios Liam, no es tu hijo.
—Ya lo sé, pero no me perdonaría si el ex vuelve a golpearla y....
—Liam, su ex no la golpea. —Susurré, él frunció el ceño.
—¿Eh?.
—Su ex, es primo de Martina, mi amiga del café. —Expliqué sentándome en la cama.
—¿Cómo qué no la golpea?, iba con la cara morada al igual qué partes de su cuerpo qué...
—¿L-Le viste otras partes de su cuerpo?. —Hablé nerviosa, me crucé de brazos un poco indignada.
—No, osea digo como el abdomen.
—Si, pues lo más probable es que ella misma se haya golpeado. —Murmuré.
—¿Qué clase de persona se golpearia?.
—¿Una loca?. —Me encogí de hombros.
—¿Enserio no la golpea?. —Preguntó de nuevo. —Creo que primero quiero preguntarle a ella.
Asentí con la cabeza lentamente.
—Aquí el que no confía en mí eres tú. —Finalicé levantándome de la cama.
—Oye, hey, no he dicho eso.
—Pero prefieres que ella te diga una mentira a escuchar de mis labios la verdad.
—Eso no es cierto. —Renegó.
—Ya no quiero hacer nada, me duele la pierna, puedes salir. —Me acosté de nuevo dándole la espalda.
—¿Es enserio?, ¿Te vas a enojar por esa tontería?.
—Para ti todo es una tontería. —Aseguré.
—Solo dije qué quiero preguntarle a ella.
—Pues vete y preguntale y de paso quédate por allá con ella. —Mascullé.
—¿Qué?, obvio no me quedaré con ella. —Sentí su peso sobre la cama y seguido su mano acariciar la parte de arriba de mi pierna.
—Ajá. —Músite.
—Esta bien, vamos a hacer algo.
—¿Qué?.
—Tengamos una relación formal de nuevo.
—No lo sé...
—¿Ves?, eres tú la que no quiere estar conmigo. —Se quejó.
—Es complicado.
—¿Confiar en mí?.
—Saber que no vas a abandonarme de nuevo.
—Si fuiste tu la que me abandonó.
—Tu no me buscaste, te rendiste, y eso para mí es abandonar, por que si se supone que me querías tenias que luchar por mi.
—Mira lo siento, te juro que iba a venir a buscarte pero tampoco era fácil pensar qué si venía te encontrará feliz con alguien más.
—Nunca he sido feliz con nadie más, Liam. —Suspiré, me gire para mirarlo a los ojos.
—Yo tampoco. —Susurró sonriendo.
—Me sentía muy incompleta.
—Entonces no vuelvas a sentirte así, estoy aquí, no me iré, no te haré daño nunca más.
—Eso dicen todos. —Bromee.
—¿Te muestro como no soy todos?, o me vas a decir que alguien te ha follado mejor que yo.
—Qué tonto.
—De nacimiento.
—Entonces ya ven, vamos a tener sexo, cariño. —Me abrí de brazos para qué me abrazara.
—¿Él cariño es un sí a una relación formal?.
—Eso es un "lo pensaré". —Aclaré.
—Qué dices Alanna, si lo que te hago no es sexo, es meter todo mi amor dentro de ti.
—Solo tu haces que lo sexual suene romántico. —Irónice.
—Soy un poeta. —Se puso la mano en el pecho, la acción anterior me hizo reír.
Él se tiro en mi pecho y me abrazo, pasando mis manos por debajo de mi espalda, me besó la clavícula haciéndome remover por las cosquillas.
—¿Cosquillas?. —Preguntó con una ceja enarcada.
—No, Liam. —Advertí.
—Si no fuera por la pierna te las estaría haciendo.
—Malo.
—¿Podemos conocernos más?.
—¿Como así?.
—Ally,no se si habrás notado que a pesar de todo no conocemos casi nada de nosotros.
—Habla por ti, yo si te he contado todo de mi. —Afirmé.
—Bueno, yo sinceramente quiero contarte todo sobre mi.
—Empieza.
—Pregunta. —Sugirió.
—¿Tu pasado?.
—No hay nada interesante, solía ir al instituto con Sophie, Luisa y Luis.
—¿Se conocen?.
—Eran mejores amigas. —Puse una mueca.
—Con razón. —Enfaticé.
—Bueno, Luis es mi mejor amigo, Luisa mi ex novia de la infancia y Sophie mi primera relación seria.
—Okay, salta esa parte. —Rodé los ojos divertida.
—Tenía algunos problemas, solía ir al ring de boxeo de mi tío a golpear personas.
—Dios, cuéntame todo.
—Bueno, lo dejé por qué un tipo me rompió las costillas, mi padre me sacó de la casa por que mi mamá estaba enfermando de estar preocupándose por mí, casi no dormía esperándome en la noche así que por eso me compró él apartamento.
—Pregunta. —Dije haciendo un ademán con mis manos. —Cuando estaba en la casa de tu hermana nombraste a alguien, un tal Milo.
—Es Miller enana. —Afirmó.
—Eso. —Le reste importancia.
—La verdad esto no me conviene contártelo, pero él fue el que me golpeó las costillas, antes era principiante en eso del boxeo así qué logró mandarme al hospital.
—¿Por eso lo odias?.
—Hace tiempo le vi unos moretones en las piernas a Renata, ella no me quiso decir que le había pasado y yo simplemente lo deduje, él la golpeaba.
—Qué maldito.
—Lo peor es que ella lo adora, no sabes todo lo qué ha hecho por él.
—Espero que recapacite y lo deje.
—Si pero sinceramente eso son cosas de ella, yo solo me encargo de defenderla si le hace algo se nuevo.
—Eres un buen hermano mayor. —Suspiré tomándolo por los hombros.
—Ya no tengo nada más que decir, él resto ya lo sabes. —Se encogió de hombros.
—¿Haz hablado con Sophie desde..ya sabes, eso?.
—No. —Negó con la cabeza. —Alanna ella nunca me interesó, desde que te conocí ella dejo de importarme, vino llorando a mi casa como ya te dije, no sé ni que pasó, lo más probable es que me haya violado pero no creo que sea capaz de tanto.
—Atraes a las locas. —Susurré. —Pero a ti te gustan las ninfomanas, y esa solo soy yo.
—Así es. —Se acercó para susurrar contra mis labios. —Me pregunto si mi lengua ha sido buena para explicarte lo mucho que te deseo.
—Créeme que lo ha sido. —Lo tomé del cuello para acercarlo más a mis labios.
Los moví en sincronía con los suyos, me mordió un poco sonriendo.
—Yo creo qué podemos olvidar lo de la pierna y hacer...ya sabes...
—Qué adicta. —Ironizó levantándome la blusa.
—Es imposible no serlo contigo aquí. —Desabroché los botones de su camisa lentamente. —Además no la pasé con nadie mientras no estuvimos juntos.
—Yo menos. —Se encogió de hombros, fruncí el ceño.
—Osea...¿Que nadie a tocado lo qué me pertenece?. —Baje mi mano descaradamente a su entrepierna, el suspiro mirando por encima de mi cabeza con una sonrisa, luego volvió a mis ojos y negó sonriendo aún.
—No soy tuyo señorita Juliens. —Susurró.
—¿Ah no?. —Presioné mi mano en su pantalón, él entreabrio los labios.
—No. —Negó con la cabeza. —Pero tú si eres mía.
—Qué poco feminista de tu chico bad boy. —Rodé los ojos.
—Solo bromeaba, claro que soy tuyo, así tú no quieras ser mía. —Se recostó en mi abdomen. —Ahora quiero follarte.
—¿Qué esperas?. —Lo tomé del cabello obligándolo a mirarme.
—Quiero qué te desnudes lentamente. —Sentenció.
Me levanté de la cama, él se puso en una posición cómoda, mi pierna ardía un poco pero en éstos momentos eso ni me importaba.
—Si te duele te digo que no..
—No me duele. —Aclaré.
Me baje las tiras de mi blusa suavemente mirando sus ojos, Dios, siempre han tenido ese brillo.
—Si me miras así me dará vergüenza.
—¿Cómo?, te estoy mirando cómo lo que siento.
—¿Y que sientes?.
—Qué te deseo. —Susurró.
Bajé la blusa por mi cintura, seguido tomé el elástico de mis pantalones bajandolo lentamente.
—Qué lenta. —Bromeó.
—Tú me dijiste que lento. —Entrecerré los ojos.
—Sólo sigue.
Suspiré, pasé las manos por mi espalda desabrochando mi sostén, dejé mis senos al aire, jugué un poco con el elástico de mis bragas, molestarlo siempre ha sido increíble.
Sonreí victoriosa cuando su miembro amenazaba por salir de su pantalón, había tendió una erección y ni siquiera lo he tocado.
Por el Dios de las bragas.
—Se te paró. —Músite.
—Es lo qué causas. —Se encogió de hombros.
Me quité la última parte de mi prenda, él abrió sus brazos para darme un abrazo.
Gatee lentamente en la cama robándole una sonrisa, al llegar a él, solté la correa de su pantalón con la intención de sacar la enorme cosa de Liam.
—Con ustedes señoras y señores, la anaconda de Liam Coulds. —Imité la voz de una presentadora.
—Y dices que solo yo hago qué estos momentos sean tiernos. —Me miró de una rara manera.
—¿Qué?. —Pregunté tocando la ingle de aquella.
—Nada. —Susurró.
—Dime. —Amenacé apretando su pene.
—Oye, luego te digo. —Susurró.
—Ok.
Me senté sobre él, moví el miembro con mis manos para ponerlo en mi entrada, gemi un poco cuando lo sentí dentro de mí.
—No seas tan brusca. —Sugirió.
—Sabes que te gusta así. —Hablé.
—Pero el hecho de que me guste no significa qué no puedas lastimarte. —Toma mi cintura, siento mis paredes hacerse a un lado para poder entrar toda la verga de mi chico.
—Demonios... —Jadee.
—Liam. —Corrige.
—Liam... —Repito en un susurro.
—Eres perfecta. —Inquiere con una sonrisa, pongo las rodillas listas para saltar sobre él.
Empecé a moverme un poco lento al principio, luego los movimientos eran tan bruscos que sonaban nuestros cuerpos chocando una y otra vez.
—Alanna...—Susurró.
Liam cerró sus ojos y noté cómo me deseaba, cómo le usaba que le brincara encima.
—¡Más!. —Pedí, el agarró mis caderas con más fuerza, empujandolas hacia adentro.
Seguí cabalgandolo, estaba tan rico, siempre sería así, cómo la primera vez que lo hicimos.
—Alanna creo que ya se me pasó la.... —Escucho a mis espaldas, me giro por inercia, Karol queda pasmada.
Le hago una seña para que se vaya.
—Lo siento, lo siento. —Se disculpa repetidas veces, la miró mal pero finalmente sale de mi habitación.
—Qué emocionante. —Comenta Liam, yo me hecho a reír.
Me volví a mover encima de él besándolo, me imagino más tarde Karol molestandome con el tema, creo qué no me dejará en paz por un largo tiempo.
***
Advertencia ⚠ :
Este libro contiene escenas no aptas para todo público, como lenguaje explícito o escenas +18 , te sugiero que si no te gustan éste tipo de libros, no lo leas.
NO OLVIDES VOTAR SI TE HA GUSTADO, UNA ESTRELLITA ME AYUDA MUCHO.
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