Capítulo Uno
La luz resplandeciente del sol entraba por la ventana, dándome a saber que ya era de día, me incorporé tomando mi cabeza entre mis manos.
—¡Annie, despierta! —gritó mi madre escaleras arriba como de costumbre.
—¡Ya estoy despierta! —grité de vuelta, seguido de eso brinqué alegremente de la cama.
Me encaminé al baño tarareando la canción You and me, de Lifehouse, la cual y debo admitir que conocí por mi prima. Recogí mi cabello con reflejos rubios en una moña alta, miré la foto pegada en mi espejo y suspiré, ya no era la misma niña, mi cabello se había oscurecido un poco y mis ojos eran un poco más claros.
Agarré mi cepillo del lugar donde siempre lo ponía, me miré en el espejo mientras le aplicaba la crema dental.
Mi cara parecía la de un mapache, gracias a la fiesta a la que había asistido ayer y lo peor, era que hoy tenía que ir a clases, pero claro, para mí no había problema en ir como estoy, ya que sin importar lo desordenada que siempre soy, he aquí a la mejor estudiante.
Estoy orgullosa de lo que he logrado y todo se lo debo a mi maravillosa prima amiga Emma.
Terminé de cepillar mis dientes y me dirigí a buscar mi ropa para hoy, me decidí por unos pantalones holgados, siendo sincera la ropa de ese tipo se me veía muy bien, opté por un crop top de color amarillo para la parte de arriba, los tenis también los elegí amarillos, de aquella forma combinaban con mi cabello.
Entré al baño de nuevo y me quité la ropa con el fin de hacer mi rutina diaria. Ya cuando estuve lista, bajé las escaleras alegremente
—¡Buenos días! —exclamé, mi mamá estaba en la cocina moviendo el sartén, mi papá leyendo su periódico mientras tomaba café.
Y mi hermana...
Como siempre, mirando raro a todo el mundo con una expresión poco amistosa, no suele gustarle mucho las personas, ni los colores, en resumen, nada le gustaba, no se a quien salió, pero siempre sospeché que era hija del diablo o que había jugado la ouija y le habían echado una maldición.
—Hola papi —hablé, moví una silla para sentarme en mi lugar de siempre.
—Hola mi hija hermosa. ¿Dormiste bien?. —preguntó —. No te escuchamos anoche al llegar y...
—Te dije que a las doce, Annie —ya decía yo que mi mamá estaba demorando en regañarme —últimamente no obedeces nada de lo que te impongo.
—Lo siento mamá, se fue la noción del tiempo y...
—Annie, a ti siempre se te va la noción del tiempo, si sigues así, voy a castigarte —advirtió.
—¿Qué?. Pero si tengo diecisiete, ya no estoy para castigos.
—Desde que yo sea tu mamá y viva te pondré los castigos que quiera.
—Estaba con Jake —mentí.
O tal vez siguiendo a Jake.
—Annie, llamé a Jake antes de quedarme dormida, él estaba en una fiesta también, pero me confirmó que contigo no estaba, así que es ridículo que mientas.
—Lo siento mamá, te juro que no volverá a pasar.
—No seas tan dura con ella, cariño —me defendió mi papi dejando el periódico en la mesa.
—Al contrario —se mete mi hermana —debería de ser más dura con ella, siento que yo siendo menor soy menos infantil y más responsable —se quejó Olivia.
—Via, tú siempre quieres que castiguen a Annie —inquirió mi padre con un acento burlón, mi hermana se encogió de hombros.
—No volverá a pasar, porque la próxima vez... —mi mamá me señaló con la espátula de sacar los panqueques —No dejaré que pongas un pie fuera de esta casa, siempre y cuando no sea para estudiar — puso un plato con huevos revueltos frente a mí.
Ya sabía yo que luego me dejaría salir.
—Está bien mamita —rodé los ojos divertida.
Mi mamá siempre ha sido muy sobreprotectora y tiene razón, soy infantil, lo acepto, pero al menos vivo al máximo cada minuto de mi vida.
Luego de comer, agarré mi mochila y me despedí de mis padres, Olivia y yo salimos para subirnos al coche con Black (Nuestro chófer), no sé para que mierda nos tenían chófer, o al menos a mí, soy grande y sé manejar responsablemente. Pero claro, mamá me creía la super bebé como para darme un auto o al menos, prestarme el de ella.
Me crucé de brazos esperando a llegar a mi instituto, miré por la ventana con una enorme sonrisa.
Podría ver a Jake otra vez.
—¿Ya llegamos? —pregunté nerviosa.
—No —respondió el enorme tipo adelante.
Mi hermana me miraba con asco, ella era de cabello negro con reflejos castaños, al igual que mi madre, sus ojos negros intensos como los de mi abuela Vanesa, en cambio yo era la viva imagen de mi padre, mi personalidad es única, intento ver todo de colores y así la vida de supone que es mucho más hermosa.
—¿Tan mal te caigo? —interrogué, nunca me había atrevido a hablarle estando a solas, pues mi hermana de diez años me daba un miedo tan intenso que no era capaz de dirigirle la palabra.
—¿Tú que crees? —me miró de arriba a abajo.
Ok, no necesitaba mas respuestas.
El auto paró lentamente, indicando que ya habíamos llegado, me bajé rápido de aquel, sentía que si seguía allí con Olivia, me iba a comer viva.
Via es excesivamente mala en el instituto, le han hecho bastantes llamados de atención y es la chica más problemática del planeta.
Empecé a dar brinquitos para acercarme a la puerta de entrada, a lo lejos divisé a Jake hablando con sus amigos, mi cara se tornó de un color rojizo y me acerqué corriendo, pero me detuve cuando recordé como me había tratado hace unos días cuando lo saludé frente a sus amigos.
—¡Oye Annie, por acá! —gritó esperando que me tirara encima de él. Pero claramente, no lo hice.
Orgullo ante todo.
Pero claro que no evité echarle una ojeada por encima de mi hombro.
A pesar de ser menor que yo en edad, era bastante alto, mucho más alto que yo, su porte era serio pero muchas veces me dejaba ver su lado noble y lindo, claro, el modo gracioso es el que más me gusta.
Maldije en voz baja cuando observé que se acercaba a mí.
—Hola Annie... —habló detenidamente, mirándome de arriba a abajo, acción que me erizó la piel de un momento a otro.
—Hola Jake...
—Me dijeron que ganaron en el equipo, te felicito, eres una de las mejores, eres fuerte y tienes carácter...
Claro que había entrado al equipo de vóleibol.
—Muchas gracias —dije con respeto —, pero preferiría que por un tiempo dejaras de hablarme, sigo enojada contigo.
Y como si no fuera algo que supiera me miró asombrado.
—Pensé que habíamos quedado en que no hacía falta explicártelo.
—Tienes una novia hermosa, te acuestas con otras chicas y por como si fuera poco te emborracha, no tienes cuidado de dejarlas preñadas...
—Ni lo digas...
—Pues no lo hagas, mira Jake, te quiero, pero tienes que dejar de hacer cosas que me hacen creer que no eres el Jake que conocí.
—A veces eres tan Olivia...
La diferencia entre ella y yo era que yo solo me hago la indiferente contigo.
—Vaya, que dato curioso, es mi hermana. En algo teníamos que parecernos.
—Como si no supiera que me sigues a la mayoría de fiestas a las que voy.
—¡Porque quiero encargarme de que no la cagues más de lo que lo haz hecho!.
—¡Pues entiende de una puta vez que ya no soy un jodido niño, no necesito de tu cuidado!.
—¡Oh, vaya. Pues pareces un niño gritando en este momento!.
—¡Pues tú lo estás haciendo, así que no soy el único crío aquí!.
Tomé un largo suspiro antes de escuchar la campana de entrada.
—Ve a clases Annie —demandó —, y no quiero una palabra de las cosas que viste anoche a mi madre...
—Por si no lo sabes, yo hago lo que se me venga en gana. Le diré lo que quiera y cuando quiera.
—Cuidado que tu aún no me conoces bien estando furioso.
—Y tú tampoco a mí —y tras decir eso me fui a mi clase.
Yendo a clase me choqué con alguien, tardé un momento en saber que se trataba de Sasha, una chica de cabello teñido de púrpura, alta, con aires de superioridad, de piel morena y una sonrisa encantadora, y por supuesto no podía faltar el dato de que ha sido novia de Jake desde hace dos años.
—Hola Annie —Sasha movió su mano alegremente saludándome, ella y yo no nos llevábamos mal, en realidad yo no me llevaba mal con nadie. Y tenía que admitir que ella era bastante amistosa, no es ese tipo de chica engreída que molesta a los demás, es presumida pero no he visto que le dé mal trato a nadie.
—Hola Sasha —el tono salió más frío de lo que me hubiese gustado.
Yo era mayor que Jake por un año, pero... ¿Por qué ser tan machistas?. Los hombres pueden salir con chicas menores, nosotras también deberíamos poder salir con chicos menores.
—¡Annie! —escuché que me llamaron, fijé mi vista en mi espalda, una chica de cabello castaño corto y ojos de color grises que ya conocía, corría hacia mí.
—¡Andrea! —grité entusiasmada.
Ella es ese tipo de chica a la que le tienes un montón de confianza, algo te dice que sabe guardar secretos, ella es la chica que se ganó el puesto de ser mi mejor amiga.
Se acercó a mí con pasos ligeros y se lanzó a abrazarme.
Andrea es más bajita que yo, con una cara aniñada, gracias a las pequeñas pecas que le adornaban la nariz.
—Boba, anoche me asusté muchísimo —se separó de mí para darme un pequeño golpe en el hombro, yo reí.
—Luego de clases te cuento absolutamente todo —murmuré —. Me he cruzado con Jake y lo he intentado ignorar pero se me ha venido encima...
—Describe venir —levantó las cejas varias veces.
—¡Que asco, Andrea! ¡Así no!.
—Ya sé que si quieres... Bien ¿Y qué clase te toca ahora?.
—Castellano. ¿Y a ti?.
—Química —rodó los ojos —. Nos vemos luego —me dió un beso en la mejilla antes de empezar a caminar.
Luego de eso me di la vuelta para empezar a subir escaleras arriba, llegué al salón a pasos rápidos y me introduje en él, sobra decir que todos allí parecían zombies andantes, cuando llegó la profesora de castellano todo el mundo se quedó en silencio.
Ella era la profesora más estricta, pero yo tenía ventaja, pues era su alumna favorita, Emma tenía razón en decir que cuando eres buena estudiante las profesoras te aman. Aunque claro, jamás seré tan buena como mi prima, ella es menor que yo pero incluso está dos grados más avanzados.
Emma es hermana de Jake, ambos mellizos son hijos de mi tía Alanna, la mejor amiga de mi mamá desde que tienen memoria. Más que una mejor amiga para ella es su hermana, crecimos siendo una familia enorme.
Cuando terminó la hora me dirigí al salón de matemáticas, respiré aliviada porque me tocaba con Andrea esta clase, a lo lejos la divisé con un chico que ya conocía, Brayan Ramírez. Un joven colombiano de clase alta, engreído y mujeriego, pero por lo visto hasta los hombres así se fijaban en mi guapa mejor amiga, ella le hablaba mientras caminaba haciendo señas con sus manos, mientras él, miraba su cara como si fuera la mujer más hermosa del mundo, y tenía razón, Andrea era una de las chicas más hermosas del instituto.
Pasamos la clase, Andrea aburrida y yo levantando la mano cuando la profesora preguntaba algo para responder correctamente.
Sonó el timbre de receso y yo suspiré antes de salir del salón junto con Andrea, bajamos a la primera planta del instituto y como habíamos planeado buscamos con la mirada a Jake, que por supuesto estaba con su grupo de amigos.
—Hey, negociemos... —lo llamé tomándolo de la camisa un poco brusco, él se giró, yo le dí una mirada a Andrea que entendió perfectamente.
—Oh, Annie... —susurró mirando hacia sus amigos —. Ya vuelvo, chicos.
Me tomó del brazo haciendo revolotear mariposas en mi interior, yo tomé a Andrea, Jake siempre me hacia sentir cosas que no quisiera sentir, suspiré pesadamente cuando paramos en un rincón alejado de la gente.
—Andrea siempre termina metida en todo esto.
—¿Qué te digo amigo? Me encanta el chisme —explicó tomando de su gaseosa, yo reí un poco.
—Bueno, supongo que ahora si puedes explicarme lo que tienes con la rubia de la fiesta —la voz me sonó odiosa, como siempre, mi crush me frunció el ceño a lo que agregué: —, no tienes que fingir que no te vi, sabes que Sasha no merece esto...
—¿Qué podría decirte?. Fue un ligue, supongo que ya estoy en edad para saber lo que hago —se explicó con brusquedad haciéndome perder la estabilidad, me crucé de brazos con una expresión fría.
—¿Y no te importaría si se lo digo a tu querida novia? —lo provoqué.
—Tú no harías eso —se cruzó de brazos.
—No tientes tu suerte.
—Bien, dejémonos de tonterías y dime que quieres a cambio de tu silencio.
—Es algo sencillo.
—¿Qué?.
—Termina con Sasha. No la respetas, ella no merece algo tan poco como tú...
¿Y tú si lo mereces?
—¿Ahora soy poco? Recuerdo que cuando éramos pequeños querías besarme todo el tiempo —me miró con malicia, yo rodé los ojos.
—Era casi una bebé...
—Que quería comerme la boca...
¡Ahora también quería hacerlo!.
—Superalo. Okey. Si no quieres hacer el trato, prefiero irme —descolgué mis brazos a ambos lados preparándome para empezar a caminar.
—¿Dónde estabas ayer? —eso me detuvo, giré mi cabeza mirándolo, formando en mi boca una sonrisa falsa.
—No creo que te importe, pero si te sirve de consuelo, estaba follando con algún desconocido que no recuerdo —noté como su mandíbula se tensó, demostrándome no tener el auto control para soportar una respuesta con ese tono por parte mía.
Jake se acostumbró a la Annie que le hablaba con dulcedad. Pero ya no quería ser esa nunca más.
—No me busques el lado, Annie —me amenazó tomándome del brazo.
—No Jake, el que no debería buscar lo que no se le ha perdido eres tú —le devolví la mirada fría y desafiante, él frunció el ceño —, y para que sepas, lo sé, a parte de lo que le hiciste a Sasha, sé lo que haz venido haciendo y mi silencio en algún momento dejará de serlo.
—¿Sabes qué? —me zafé de su agarre —¿Qué es lo que sabes, Annie?.
—Solo lo sé —di por terminada la conversación empezando a caminar lejos de él.
Y pensar que de los dos niños que solían extrañarse ya no quedaba nada...
Luego de las clases como de costumbre, arrastré a Andrea conmigo a una cafetería cercana a la que siempre íbamos, la cafetería Inie's. Una cafetería bastante familiar, mi tía Alanna solía trabajar allí cuando era más joven.
—Bueno, ahora sí, suelta la sopa —insistió, Andrea, es una chica alegre e intensa, debo decir que al igual que yo.
—Luego de perdernos vi a Jake... —mi mirada se posicionó en el suelo —. Prométeme no decirle a nadie, por el dedito.
Puse mi dedo hacía el frente, solíamos hacer ese tipo de juramento.
—Por el dedito —repitió de una manera reconfortante.
—Jake ayer...
—Dilo ya, Annie —insistió frustrada.
—Estaba con sus amigos, y lo ví... consumiendo drogas —ella abrió la boca como si no se lo creyera.
Jake nunca fue de ser un chico Bad boy, es más, él era más el chico dulce que no creías capaz de nada, pero justamente anoche... supe que eso solo era una máscara.
Incluso después de eso estuve actuando con normalidad, no me gustaría que me odiara si algún día se sabe lo que hace.
He estado enamorada de él desde que tengo memoria, y sinceramente deseo lo mejor para él, pero mi tía es impredecible, no sé como reaccionaría si fuera a casa y le dijera que su hijo fuma mariguana.
—¡¿CÓMO?! —abrió los ojos como platos.
Una señora morena, casi negra, ojos azules de más o menos cuarenta años se acercó, me callé cuando noté que era Martina Inie's.
—Hola chicas. ¿Con crema? —preguntó con una ceja enarcada. Yo asentí con la cabeza hasta que supe que no me estaba mirando, si no que tenía la mirada fija en su libreta.
—Si, como siempre —respondí.
Martina, se podía decir que es super amiga de Alanna, así que no dudo que si escucha algo de lo de Jake irá corriendo a contárselo a su madre.
Y si, ya sé que está mal y no es sano que solo porque no me odie no lo cuente, pero así es mi vida, mi relación de amigos con Jake cada día es menos fuerte y no la dañaré por esto. Y aunque Jake muy en el fondo lo sabe prefiero que siga pensando que mi yo a la defensiva es la única que hay.
Cuando Martina se fue, Andrea no tardó en mirarme expectante.
—Tienes que decirle a su mamá —sugirió —. ¿Te imaginas que termine bien metido en drogas? Tanto que luego no pueda salir...
—No lo sé, lo pensé toda la noche, pero no quiero meterme en esto.
—Si ya estás metida hasta el culo, eso te pasa por tonta, te dije que nos fuéramos —rodé los ojos divertida.
—Digo, yo sé que si su madre se entera por mí, él me va a odiar y probablemente nunca en su vida me hable.
—Annie, díselo a su madre, será peor si sigue consumiendo eso...
—Me lo pensaré, pero no te prometo nada.
Ella asintió con la cabeza poco convencida.
—¿Y cómo vas con tú novio? —pregunté con una sonrisa, Martina se acercó a dejarnos los cafés en la mesa y luego se retiró apurada.
—Bien, hemos estado, ya sabes, peleando últimamente, pero lo hemos arreglado al menos con un poco de, ya sabes, eso.
—Espera que Iván note que Brayan te coquetea , total y te deja para que te vuelvas novia de Brayan y que te lleve a conocer Colombia, de paso me llevas contigo.
—Brayan es lindo y tiene un acento increíble, pero a mi me gusta Iván, o al menos lo que queda de él...
—Mi vida amorosa y sexual es un asco —le di un sorbo a mi café caliente —. Al menos tú follas cada que quieres, yo no sé porque nadie se fija en mí. Lo peor es que le dije a Jake que había follado ayer para molestarlo, pero si siente alguna molestia será porque me ve como su hermanita la que no se sabe cuidar.
—Annie no me vengas con eso, que tienes más pretendientes que Kim Kardashian, solo que tú por esperar un amor que no te corresponde no has prestado atención al mundo.
—Apuesto a que mi mamá a mi edad era más bonita y social. Y menos virgen, lo he intentado y no salió como esperaba...
—Pero si tú eres bonita, si aceptaras la invitación de Marco tal vez...
—No me gusta Marco, es lindo y todo, pero es sobrino de Martina, apuesto a que todo lo que hagamos lo sabrá mi mamá, además ya sabes lo mal que le cae su mamá a mi tía Alanna.
—¿Luisa es que se llama su mamá?.
—Esa misma, mi tía todos los días hace oración para que se muera, lo peor es que mi mamá la acompaña, pero dicen que la maldita tiene siete vidas. No sé ni porque se odian la verdad.
—Tú tía es rara. Ni que la mamá de Marcos fuera gato.
—No es gato pero si una gata trepadora. Eso dice mi madre y no quiero una suegra así.
—En todo caso, piensa entonces que vas a hacer, tienes que tomar una decisión porque yo ya te dije lo que pienso que es mejor.
—Gracias, siempre me das los mejores consejos. Aunque muchas veces no los siga lo son.
—Para eso estamos las amigas.
—Me imagino que tú ya sabias lo de Jake siéndole infiel a la pobre Sasha.
—Amiga, ellos desde hace tiempo no están bien, tú eras la única que no lo veía, ya ni salen al recreo, ni se hablan demasiado. Además tengo las sospechas de que ella también está viendo a alguien.
—La verdad es que no me imagino a esa chica viendo a nadie más, está con Jake, el sexo con él debe de ser fantástico, además de que me imagino que el Jake enamorado es dulce y todas esas cosas.
—Nunca lo he visto haciendo nada por ella la verdad.
—Bien, otro día seguiremos con la reunión, por ahora tengo que irme, estoy castigada, mas o menos.
—Te acompaño.
Salimos de la cafetería, ella se despidió con un beso en la mejilla y me agitó la mano en el cabello.
—Nos vemos chica —después de eso cada una empezó a caminar por su lado.
Crucé la calle mirando a ambos lados y no tardé mucho en llegar al pasillo oscuro por el que siempre odiaba pasar.
—Mierda... —susurré.
Sentí pasos detrás de mí cuando dí vuelta al otro callejón.
—Oye nena —no giré. Empecé a caminar más rápido —Hey —y cuando me sostuvo el brazo entré en pánico.
—¡Sueltame pervertido de mier...!
—Se te han caído tus llaves —susurró.
—Oh... Gracias —las recibí rápidamente.
—¿Muchos te acosan?.
Esa pregunta me dejó pálida.
—¿Y a ti que te importa? Muchas gracias por las llaves, pero debo irme.
—¿Acaso no quieres otra sección de manoseo?.
—Déjame en paz Niall...
—Pensé que habías bloqueado mi nombre de tu mente, pero veo que lo recuerdas perfectamente.
Empecé a caminar dejando de escucharlo. No podía ser que me lo encontrara tantas veces, ya no era casualidad.
Holaaaa!
Claro que he cambiado un montón de cosas, como sabrán toda historia de romance tiene sus dramas y sus problemas, así que no se confundan.
Veremos más de Annie de lo que se imaginaban.
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