Capítulo Tres

ANNIE

Jake había terminado con Sasha.

No sé si me sentía feliz o culpable, tal vez ambas. Pero ahora tenía el camino libre, aunque sería difícil, pero quería intentarlo, así tuviera que dejar todo atrás.

Lo vi cruzar la esquina, así que lo seguí. Andrea ya me había dicho que sería mala idea, pero tenía que hablar con él a como diera lugar, y si estaba solo dejaría su orgullo y me respondería lo que fuera que fuera a decir.

Al cruzar la esquina me sorprendí al verlo recostado en la pared con los brazos cruzados.

El cabello castaño despeinado le caía sobre las cejas, y sus músculos se veían más teniendo los brazos como los tenía. Vestía unos pantalones azules oscuros, una camisa negra y unos zapatos del mismo color. Sus ojos azules se veían más oscuros que de costumbre.

—No eres la mejor haciendo de espía —habló él primero.

—¿Eh? —dije aún mirándolo descaradamente.

—¿Que quieres? —preguntó.

—Hablar...

—Pues habla.

—Siento haber dicho lo de eso, digo, de esa forma —me disculpé aunque en el fondo no me sentía mal.

—¿Eso es todo?.

—¿Qué esperabas entonces?.

—Que me besaras apasionadamente como cuando éramos más pequeños...

Joder, ganas no me faltan.

Carraspee la garganta.

—Solo era una niña curiosa, eras el único niño que tenía cerca y quería hacer lo que mis padres hacían.

—Claro. ¿El te quiero también era parte de la curiosidad?.

—Siempre escuchaba a mis papás decirse eso —me encogi de hombros.

¿Qué estás haciendo, Annie? Se supone que le dirías que te gusta.

—Bien, lo entiendo —apartó la mirada —, si no vas a decir nada que me interese, me voy.

Se separó de la pared, yo me mordí el labio con ganas de samparle un beso de muerte.

—Pues vete —fue lo único que dije.

Soy. Una. Idiota.

¿Por qué es tan difícil hablar con él?.

Tras de decir eso, él suspiró y susurró algo que no entendí, luego lo vi alejarse lentamente.

Demonios, no quería encontrarme a Niall de regreso a casa, y menos estando sola.

—¡Jake! —lo llamé, él se giró como si esperara que le dijera algo en especial.

—¿Si?.

—¿Podrías acompañarme a casa? No quiero regresar sola...

—Oh, si, si —dijo, con un tono que no logré descifrar bien.

...

JAKE

Tener a Annie a mi lado nunca me ha hecho pensar claramente lo que tengo que hacer, pensé que me llamaría para decirme algo más de mi conveniencia, pero aquí me encontraba caminando con ella hasta su casa. No sé a que le teme, no sé porque no quiere volver sola, solo sé que no la dejaría hacer algo que ella no quisiera. Al fin y al cabo ya se había hecho tarde y ella había estado persiguiéndome, era mi culpa, se lo debía.

Giré mi cabeza a mi lado, allí estaba con una sonrisa, no sé exactamente que estaba pensando, pero se veía bastante hermosa mordiéndose la mejilla, su cabello rubio suelto con un broche de girasol en su parte derecha, tenía un vestido amarillo con los colores más vivos de los que había visto jamás.

Ella me miró de reojo así que aparte la vista rápidamente, no quería que supiera nada, ni que sospechara algo de lo que yo ni siquiera estaba seguro.

No mentiría, cuando me llamó mi corazón dió un brinco lleno de esperanzas.

—¿Entonces has dejado de fumar esas cosas? —dijo mientras caminaba jugando con el borde de su vestido, cuanto daría por quitárselo...

—Si, no he vuelto a asistir a fiestas —y la mitad era cierto, la otra mitad no mucho.

—Eso espero no me gustaría tener que decirle a tu madre más chismes sobre ti.

—Ya sé de lo que eres capaz de hacer. No te retaría más.

—Me alegra que me temas —dijo a modo de broma, yo me reí.

—Si, claro que le temo a una chica que no mide más de 1.65.

—¡Oye! Deja a mis 1.60 centímetros en paz —me reí de nuevo.

—Podrás ser lo que quieras de mayor pero pareces una niña de catorce.

—Eso no es cierto.

—Si lo es.

—Bueno, tú tienes cara de niño.

—Eso no es verdad. Cuando se folla se pierde todo eso —dije sin filtro, pude ver como ella se sonrojó, quería tomarle la cara y ponerle mis labios encima de los suyos, pero me contuve.

—Vaya forma de decir que has follado muchas veces.

—¿Acaso tú no? —era una pregunta engañosa, solo quería averiguar más de ella, quería saber cuántos hombres habían tenido el privilegio de estar con severa diosa.

—Si —respondió —, demasiado.

—¿No las cuentas o qué? —quería un número exacto.

—Después de la sexta vez, deje de hacerlo —se encogió de hombros.

Estaba mintiendo.

—¿Por qué no te creo?.

—No lo sé, es verdad —se volvió a encoger de hombros.

Me reí de nuevo.

—Vaya que si lo es —no quería decirle que se encogía de hombros cuando mentía, pues iba a dejar de hacerlo y no sabría cuando no decía la verdad, aunque con lo distraída que es, supongo que de todas formas lo haría, así no se diera cuenta.

—Bien, gracias por acompañarme —dijo cruzando la última esquina antes de llegar a la serca de su casa.

—No me molestó, estuvo bien hablar como antes sin necesidad de estar como perros y gatos —admití.

—Hasta luego —dijo tras de estar un momento sin saber que decir, puso un mechón de cabello detrás de su oreja con nerviosismo.

—Hasta luego —susurré.

De dió la vuelta, quise girarla y estrecharla contra mí, pero no lo hice, no podía.

Tras verla entrar a su casa me dí vuelta con las manos en los bolsillos y empecé a caminar.

Annie podía repararme y destruirme si quisiera.

...

ANNIE

Tenía que ir a clase de química. Mi menos favorita, aunque no me iba mal.

Andrea estaba a mi lado prestando atención a la clase, mientras yo estaba desvelada mirando cualquier cosa que no fuera el profesor calvo que estaba enfrente de mí, ya sabía todo sobre el tema que estaba explicando.

No es que tenga que ser la chica perfecta, pero me esfuerzo por serlo, quiero ser la hija de la cual sus padres están muy orgullosos. Trato de no salir mucho, pero con la invitación que me hicieron hace unas horas es difícil negarte.

—¿Vas a salir por la ventana así como aquella noche? —preguntó Andrea en un susurro un tanto curiosa.

—¿Acaso tengo otra opción? Ya sabes que mis padres no me dejarán salir por más que les ruegue.

—Bien pero con cuidado. Paso por ti a las...

—Supongo que la señorita Andreine estará prestando atención.

—Puto nombre de mierda —suspiró mirando al frente. Andrea no es fan de los nombres compuestos.

Su madre se llama Andy, su padre Justine y su abuela Lundre.

Andreine. Por lo general prefiere reemplazarlo por un nombre latino: Andrea.

—Si estábamos prestando atención —contesté educadamente.

—Nosotras escuchamos por los oídos, no por los ojos —contestó mi mejor amiga. El calvo la fulminó con la mirada.

—Entonces venga y siga explicando la clase.

—Lo haría mejor que usted, eso se lo aseguro —y como siempre al profesor se le enrojeció la cara de la furia.

—Suficiente, vaya a la dirección —dió por terminada la conversación.

—Esta gente si se enoja cuando les dicen la verdad —dijo agarrando su bolso —, te veo luego rapunzel —me dijo antes de levantarse.

Pasó por el lado del profesor.

—Si quiere acompañeme. Los viejos siempre se obsesionan conmigo —dijo antes de salir del aula.

—Mocosa mal educada —reprendió el profesor antes de seguir explicando la clase.

Al salir de instituto me encontré con Andrea de nuevo, solo le habían puesto una sanción, ella exigió cambiarse de clase ya que siempre que iba a las clases de química terminaba en dirección gracias a el maestro, así que lastimosamente le dieron el cambio y a partir de la próxima semana iba a empezar las clases con su nuevo profesor, ya no estaría en mi clase.

—¿Quieres ir al café o eres muy correcta?.

—Claro quiero ir, idiota. No sabes cuanto deseo despegarme un poco del castigo.

Y junto con ella cruzamos la calle con cuidado de que el chófer de mamá no nos viera, pues me había estado vigilando más de que costumbre y estaba harta de que lo hiciera, quería un momento para respirar, un momento para mí, donde no tuviera que ser mandada por nadie.

Llegamos a la cafetería de siempre, pero antes de entrar divisé a lo lejos a alguien que no pensé en encontrarme, era nada más y nada menos, que Marco, el jodido hijo de la enemiga de mi tía Alanna.

—Ahí viene tu enamorado —dijo Andrea con burla, sabía que no me gustaba que me emparejaran con él.

Pues no era feo, pero en realidad nunca saldría con alguien así, sin contar que Jake y él se odian más que un perro y un gato, así que muchas veces sospecho de que él hace todo eso para molestar al chico del que estoy enamorada.

—Hola, preciosa —habló con su perfecto inglés, yo enarqué una ceja.

—Hola —dije, quería terminar rápido la conversación.

—Están invitadas a mi fiesta de cumpleaños —habló —, es el sábado. Más que todo tú hermosa —me señaló.

—Sé que mueres porque Jake se enoje, pero no lo creo.

—¿Por qué siempre supones que todo es solo por él?.

—¿Por qué no lo haría? No soy especial, hay muchas rubias bonitas...

—No todas se llaman Annie Walston.

—Tus intentos de coquetear no me afectan, galán —suspiré —, solo das un poco de pena.

—Uhhh —abucheo mi amiga.

—Oh vamos, chica. Podemos pasarla bien, traete al "norteño" que hay espacio para todos.

—¿Qué dijo? —preguntó Andrea confusa.

—Jake no es norteño —me crucé de brazos.

—Ya, y mi no me gustaría chuparte las te...

—Creo que ya lo entendimos —interrumpió Andrea.

—Piensatelo nena —y el asco salió a flote con esa palabra.

—Dios mío —suspiré de nuevo —, me lo pensaré —dije para que se fuera.

—Así me gusta.

Y luego de eso se acarició su cabello castaño ondulado, se metió las manos en los bolsillos de su jersey rojo se dió la vuelta, empezó a caminar de regreso a su casa.

Yo me giré para mirar a Andrea, que tenía la mandíbula descolgada reacción provocada por la belleza del moreno, me caía bien su tía Martina, pero él era de un carácter demasiado opuesto al mío.

Al entrar en el café, hablamos de algunas cosas y luego de terminarnos lo que estábamos bebiendo, cada una se fue a su respectivo hogar.

Mientras miraba el techo pensé, "no sería tan mala idea ir a esa fiesta" pues siempre suponía cuando pasaría algo malo y tenía un presentimiento extraño.

El caso es que en realidad quería ir, no todos los días te dan comida y tragos gratis, los contras es que tendría que verle la cara a Marco y a la increíble Sasha ex de Jake.

Aunque no solo podían haber cosas malas, me serviría como trampa también, así que luego de hablar por teléfono con Andrea acordamos en ir. Pues si Andrea se encargaba de subir una historia cuando ya estemos allá al instagram y de que Jake la vea sabríamos de inmediato, que si se parece en la fiesta es porque realmente está interesado en mí y no quiere que me interese por su enemigo mortal. Pero si no va, sabré que siempre me vió como su amiga, nunca como algo más. Ya tenía plan para el sábado también. Por esta noche iría a una fiesta común.

—Mueve el culo Annie —susurró Andrea estando parada en mi ventana. Ya era de noche.

Había decidido usar un vestido rojo de lentejuelas, con tirantes dobles, una pequeña apertura en mi pierna izquierda me hacia lucir sexy, cabello rubio suelto, con un broche del mismo color del vestido. Mis tacones negros y mi bolso negro de Chanel, iba con poco maquillaje, pues no era que me gustara excederme, ya era bonita con mi cara al natural ¿Para que serlo más?.

—Ya voy —susurré intentado apartar las hojas del árbol.

—Maldita sea, tenemos que comprar una escalera en vez de seguir saliendo como ladronas —se burló mi mejor amiga cuando toqué el suelo.

Me acomodé el vestido con cuidado de no estropearlo.

La noche estaba oscura, al igual que mis ojos cuando pensaba en Jake sobre mí.

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