Capítulo Quince

ANNIE

Le abrí la puerta a Jake tratando de no ponerme nerviosa, pero todo fue en vano cuando el puso una caja en mis manos.

—Los compré para ti —se empezó a quitar la chaqueta —, hola Sasha —saludo a la morena que estaba en el sofá.

Bajé la vista a mis manos sudorosas, en ella yacía una caja de chocolates. Eran, mis favoritos...

Lo miré un tanto asombrada, eran de los chocolates más costosos y escasos.

—¿Qué? ¿Ya no te gustan? —me miró expectante, observé a Sasha que estaba casi riendo.

—¿Qué? —pregunté —, ah, si si —miré los chocolates en mi mano –, me siguen gustando. Hace tiempo no los probaba.

—¿Y a mí no me trajiste nada? —preguntó Sasha divertida.

—No iba a vagar por el centro comercial buscándote un vestido o unos zapatos.

—Me gustan las cosas simples también —Sasha se cruzó de brazos indignada, yo tomé asiento dejando los chocolates en la mesa que tenía enfrente.

—Lo dudo —Jake se sentó a mi lado, sentí mi corazón acelerarse —, ¿Bien? Ábrelos, quiero que me des uno. Cuando  los compraba nunca me dejaste probarlos.

—¿Qué te hace pensar que te daré ahora? —lo provoqué.

—Que si no lo haces, tendré que probarlos por mi cuenta —se acercó más de lo que debería —, con un besito —frunció sus labios, yo reí.

—Continuemos —Sasha se levantó, había olvidado que estaba escuchandonos.

—Creo que ya sé el lugar donde puede estar Andrea. Pero no es seguro.

—No me habías dicho nada... —destapé la caja —parece como si ya no confiaras en mí.

—Ya te dije que sucedía Annie, eres una terca.

—Ya —habló Sasha —, muestra lo que tienes.

—Mi equipo de investigación ha descubierto —sacó unos papeles de una mochila —, que está confirmado que Brayan tuvo algo que ver.

—Eso significa que...

—Que si encontramos a Brayan, podríamos sacarle información.

—Ya me les adelanté queridas —Jake sonrió con orgullo —he encontrado a un tipo en la madrugada, mis guardaespaldas lo están vigilando en el sótano de mi casa.

—Espeluznante —Sasha lo miró extrañada.

—Tuve que hacerlo —Jake se encogió de hombros —, hasta ahora no ha dicho una sola palabra.

—Podemos obligarlo de una forma no tan cruel.

—Tendremos que darle una paliza —inquirió la chica a mi lado —, no va a hablar si le damos gomitas.

—Es cierto —dije, Jake se puso la mano en la barbilla, se veía tan sexy que me daban ganas de estamparle un beso.

—Conozco la forma perfecta de hacerlos hablar.

...

—Esto está siendo muy extraño.

—Lo sé.

El tipo al que teníamos que entrevistar estaba en el sótano de una antigua cabaña que compraron mis abuelos, grande aunque un poco vieja, la hicieron con sus propias manos y no eran muy buenos construyendo.

—No van a sacar nada de mí, prefiero morir a causa de unas torturas estúpidas por parte de unos niños.

—Veremos si después de que te quite la otra ceja pelo por pelo dirás lo mismo —hice una seña al guardaespaldas, el cual me tendió el depilador.

—¡No!.

—¿No? —Sasha levantó una ceja.

—Es un dolor un poco fastidioso...

—Prosigue, Annie —Jake me ordenó.

Me acerqué a el tipo lentamente, de cerca podía apreciar bien su rostro. No estaba mal, aparentaba unos veinte años, con el cabello rubio largo y sus ojos negro oscuro, si no fuese por sus tatuajes y ropa actualizada cualquiera pensaría que es un vikingo.

—¿Qué tanto me ves, rubia? ¿Quieres un beso? —me frunció los labios ensangrentados y siendo sincera se me revolvió el estómago por las náuseas.

—¿Dónde está Andrea?.

—No sé de...

—No quería tener que hacer esto, pero no me dejas opción —Jake me miró esperanzado, mientras yo dejé el depilador con el guardaespaldas y tomé los papeles que habían encima de una mesa.

—Jhon Milton, tienes un hermano menor —empecé a leer la información —, que padece leucemia. Tu madre está en la cárcel por drogadicta, mientras que tu padre se da la gran vida en su mansión de oro, la cual comparte con una familia que no es de él.

—Para... —el tipo apretó los dientes.

—Matas por dinero, realizas secuestros, amenazas a sus familias, ayudas a transportar drogas... Vaya, si que eres un malote —me salté las otras dos hojas.

—Niñita rica y mimada...

—Me han tratado peor. Pero eso no viene al caso, se que tienes muchas deudas, yo podría pagarlas, y el tratamiento de tu hermano también.

—No tienen idea donde se están metiendo.

—Ayúdanos a descubrirlo.

Jhon suspiró antes de mirar a los guardaespaldas.

—Pero quiero diez de ellos custodiando, cinco a mi hermano y los otros a mí.

—Hecho.

—Fui cómplice en el secuestro de tu amiga, rubia. Brayan estaba obsesionado con esa morena, lo sé más que nadie porque era mi amigo y nos contábamos todo, nos distanciamos el día del secuestro, porque él quería que yo violara a tu amiga y yo no trabajo violando niñas y menos con la mirada tan dulce. Además, ¿qué clase de persona cuerda secuestra a la persona que ama para hacerle daño? Es una ridículez.

—¿Dónde está ella?.

—No lo sé, luego de que Brayan me pidiera eso le grité, amenacé con meter la policía, pero él tenía más cosas en juego, ustedes no investigaron bien, además de mi familia extraña tengo una novia, su nombre es Mariangel y se fue de la ciudad por todas las amenazas qué le lanzaban por mi culpa, era un blanco fácil y siempre estaba conmigo así que Brayan utilizó eso en mi contra, sabe donde se esconde y no tardará en saber que ya abrí la boca.

—Protegeremos a tu novia, lo prometo.

—Confío en las jóvenes con dinero.

—Buena elección, gracias jhon —verle la ceja calva me dió un poco de lástima.

—¿Me veo mal? —Levantó la ceja que le quedaba.

—Deja de coquetear —Jake me pasó por el lado —, lo que no entiendo, es como Brayan ha podido irse sin dejar rastro.

—Brayan no está solo, él tiene contactos, gente como yo pero mil veces peor, se sorprenderían al descubrir lo sanguinario que puede ser. Brayan está en un pueblo de San Francisco, no sé si se habrá trasladado, tiene muchas propiedades gracias a su abuelo.

—Chicos, andando —Sasha subió las escaleras.

—Déjame hablar con la rubia a solas —pidió el tatuado musculoso, Jake frunció el ceño.

—¡Claro que no! Vamos, Annie.

—Déjalo, no me hará daño —tras pensarselo un momento, suspiró y asintió.

—Pero los guardias se quedan.

No hice más que asentir con la cabeza a la vez que respiraba fuertemente, al tiempo me arrepentí, pues olía a humedad y a tripas de ratas, no era el lugar más agradable para pasar un tiempo en familia pero sin duda era el mejor lugar para torturar de manera gentil a una persona.

Jake salió del sótano dando un fuerte portazo, estaba enojado conmigo por manipularlo de esa forma.

—No quiero asustarte rubia, pero ten mucho cuidado, Brayan parece tonto pero no lo es, es muy vengativo y ha perdido la cordura.

—Estaré preparada.

—Tal vez te encuentres cosas que no te van a gustar y tendrás traumas que no se irán, pero es el precio a pagar por entrar a este mundo de mierda. No quiero alarmarte pero date prisa, puede que tu amiga ya no respire nuestro aire.

Lo que dijo me asustó, no me imaginaba que Andrea, mi linda Andrea ya no existiera, podía soportar todo, menos eso, no ver nunca más su piel bronceada, ni sus pecas, ni esos ojos grises que me hablaban con la mirada, me aterraba la idea de que ya no estuviera viva.

—Gracias.

Sin nada más que decir, Milton se recostó en su silla mientras yo me limité a subir los escalones.

Esta noche sería muy larga.

—Pediremos la cabaña de mis padres, nada comparado a esto.

—Oye, es un tesoro familiar —me crucé de brazos cuando entré a la sala de estar, Jake estaba hablando con Sasha.

—Nos vamos, corazón.

—¿Corazón? —Sasha se burló en su cara.

—De melón —él le devolvió la burla.

—Por mi no se preocupan si desaparezco tres días, solo tengo que llamar a mi padre y decirle que estoy bien.

—Les diré a mis papás que iré con Jake a la cabaña de vacaciones, ellos dirán que si.

—Lo sé, soy excepcional.

—Imbecil, es porque claramente que confían en mí.

—Bien, manos a la obra, llegaremos hasta el fondo de esto.

Que no metiera las manos al fuego me dijeron, el problema era que yo ya estaba encendida hasta la mitad sin darme cuenta.

MATEO

Ella había faltado al instituto por una semana entera,  ella no sabía cuanto la quería para mí, ella me había decepcionado tantas veces pero seguía anhelandola como el primer día que la vi.

Annie, tan tediosa y con esa mirada tan fría, en vez de congelar mi corazón lo cubría con su cálida nieve.

Sabía que estaba triste, no todos los días se desaparecía una persona importante para ti, la entendía.

Cuando estuve en el orfanato, pensaba que era mi fin, que nadie adoptaría a un niño tan grande, pero cuando llegó Luisa, tan joven que podría hasta ser mi hermana, me sorprendí cuando me eligió a mí.

Cuando empezamos a convivir me enteré que era muy cariñosa, le gustaba mucho los abrazos, pero en especial el dinero, se casaría con miles de hombres con tal de tener de eso.

Su hijo real se lo quitaron de las manos, por lo tanto me confesó que me había adoptado porque le recordaba a él, me sentí feliz de ser amado, así que no me importaba solo ser el reemplazo de su pequeño.

La idea de vivir en una casa tan gigante me emocionaba, pero lo que más quería era que mi madre llenara ese espacio gigante, y ella lo hizo, ella me entendió, y por ello le debía mucho.

Mi amor por Annie crecía conforme la veía participar en actividades extra curriculares del instituto.

Jugaba al volley, una campeona total, todo ese amor que le dejaba en las notas después que finalizaba un partido tenía que volverse cenizas, mi madre no quería que la volviera a ver, me lo había dejado claro.

No podía enojarme con ella, no quería asesinar a nadie, no podía parar de preguntarme porque se llevaban tan mal la familia Coulds y Walston con la de nosotros, si mi madre se veía de muy buen corazón.

—Amor, la cena está lista —mi mamá se asomó a mi habitación.

—Bajo en un momento —paré de mirar la pinza que yacía en la palma de mi mano.

A la preciosa se le había caído una vez, cuando estaba en química, había visto como se le había desprendido tras haber puesto su cabello hacia arriba para recogerse una cola alta.

—¿Pasa algo joven? —preguntó mi mayordomo.

—No pasa nada, solo estoy algo estresado.

Tras haber guardado la pinza, bajé pensando un sin fin de cosas.

Había visto las cámaras de seguridad una y otra vez tras la desaparición de Andrea, había mostrado a los oficiales las pruebas contundentes para llevar a cabo la investigación. Annie también había visto las grabaciones.

Pero lo que no sabían era que nosotros teníamos una cámara de salida en la carretera, para ver con precisión si había alguien esperando más adelante.

Me llevé una gran sorpresa cuando noté que cuando Brayan se llevó a Andreine, la durmió dentro del auto sin ningún esfuerzo alguno, Andrea estaba pasada de tragos, eso era seguro.

Pero eso no fue lo que me impactó. No, claro que no.

Sino, lo que pasó más adelante, en las grabaciones que no eran legales y no se podía mostrar a los oficiales. Tenía pesadillas con esa grabación todas la noches.

En la esquina había un joven parado, con una capucha en su cabeza, sonrió tras la luz tenue de la noche, Brayan le abrió la puerta del copiloto, y tras el chico darle la vuelta al auto se quitó la capucha del saco.

Comiendo en su mesa, siendo su familia, siendo primo de Jake.

Niall Harper, chocó los puños con Brayan tras subirse al auto y se pasó a los asientos de atrás para poder tocarle las piernas a Andrea.

No podía parar de pensar que yo era el culpable.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top