Capítulo Nueve

Una llamada.

Dos llamadas.

Tres llamadas.

Y otras diez más.

Mi mejor amiga no daba señales de vida desde el sábado, no se había presentado en la mañana en el instituto, no tardé en darme cuenta que algo andaba mal.

Ella no faltó ni el día que se murió su perro, no le gusta perderse nada.

Andrea no tenía más amigas, solo era yo y algunos conocidos. Por eso había decidido ir esa misma tarde a casa de su madre.

Pero primero llamaría a Jake, él había estado conmigo ese día, así que puede ayudarme a conectar pistas.

—Hola —hablé cuando contestó.

—¿Sucede algo? —preguntó con notable preocupación.

—He llamado a Andrea y no me ha contestado el teléfono, estoy bastante preocupada. La última vez que la vi fue en la fiesta, luego de eso no supe nada —hablé tan rápido que apenas me entendí.

—Wo Wo Wo. Tranquila corazón —dijo una vez terminé de informarlo.

—¿Y si está sola? ¿Y se le pasó algo? ¿Y si tiene miedo? Tenemos que hacer algo, Jake. No podemos dejarla sola —insistí.

—Si, te entiendo y estoy de acuerdo en ayudarte. ¿Quieres ir a la casa de su madre? —preguntó como si me leyera la mente.

—Si, el caso es que yo nunca fui a su casa.

—¿Entonces? Yo no era su amigo, yo menos.

Y aunque me costara decirlo, lo hice. Por ella, porque no podía dejarla sola, porque sé que ella lo hubiese hecho por mí.

—Nial —lo nombré —. ¿Era su novio, no? Ella dijo que se lo había presentado a su madre, así que él debe saber la dirección de su casa.

—Bien, le diré a mi primo que nos acompañe –no quería que nos acompañara a ningún lugar pero no teníamos opción.

Bajé las escaleras, necesitaba que mi madre se enterara de lo que estaba sucediendo, la encontré dándose besos con papá en el sofá, mi hermana estaba en el sillón de enfrente poniendo mala cara.

—Mami —la llamé una vez —, saldré con Jake.

Cuando dije eso último se giró tan rápido que papá bufó.

—¿Cómo? ¿Una cita?.

—No exactamente —contesté —, no sé nada de Andrea desde el sábado y estoy preocupada, ella nunca falta a estudiar y siempre tiene el celular encendido.

—Tal vez tenga problemas en su casa —sugirió mi padre.

—Quería saber si me daban permiso para ir —hablé —, porque si no está en su casa ya sería desaparición.

—Vaya —mi mamá se puso pensativa —. ¿No se habrá ido con algún novio?.

—No, no mamá —negué con la cabeza —, ella es muy responsable, no se iría con nadie sin avisar. Además nunca se va de las fiestas sin mí y ese día...

Se me rompió la voz.

—Ven aquí amor —mi mamá me extendió los brazos, yo le acepté el abrazo.

—Todo va a estar bien —papá me acarició el cabello.

Pero... ¿Por qué presentía que nada iba salir bien?.

—Puedes ir.

Y tras escuchar eso, me retiré para empezar a arreglar mis cosas.

Encontraríamos a Andreine, pasara lo que pasara.

Jake yacía a mi lado, conduciendo. Se veía tan lindo y sexy que no paré de mirarlo todo el camino.

Gracias a Dios, su primo iba atrás, así que no tenía que mirarle la cara de imbecil.

—Derecha —dijo una vez más el idiota que teníamos de guía.

—Creo que estamos dando vueltas en círculos —Jake levantó una ceja. Yo seguía distraída mirándolo.

—Si sigues mirando así a mi primo notará que estás enamorada hasta el tuétano —dijo Neal.

Maldito metido.

Me sonrojé a más no poder, Jake paró en un semáforo y giró su cabeza hacia mí. Me dedicó una sonrisa hermosa.

—Como si no lo supiera —entreabrí los labios, estaba tan guapo.

Giré la cabeza hacia la ventana. No podía besarlo frente a mi ex.

—¿Qué? —preguntó el chico a mi lado —, ayer estabas hablando muy fluida...

—No me gusta hablar de nosotros frente a otras personas.

—Es tímida —se apresuró a decir Nial —, nunca dice lo que quiere, por eso toca obligarla.

—No la obligaría a nada —Jake hizo mala cara —, eso es inhumano, mis padres no me han criado así.

—Solo bromeaba primo —Nial se río.

Si claro.

—En la casa verde —señaló —, ahí fue la cena familiar, a menos de que se haya cambiado de casa.

—No, ella no se ha mudado —bajé del auto.

—Tú quédate en el auto —le advirtió mi crush —, dos personas es más que suficiente.

Nial bufó pero obedeció.

—Tranquila corazón —Jake me pasó un brazo por los hombros —, todo va a salir bien.

—Eso espero.

Subimos las enormes escaleras. Andrea siempre había sido de familia adinerada, yo, por mi lado, no tenía tanta fortuna, aunque mis padres eran dos figuras públicas, una modelo y un psicólogo profesionales, habían nacido sin dinero, todo su éxito se había formado alrededor de su vida.

Tocamos el timbre tres veces seguidas, pensamos que nadie iba a atender, pero de pronto la puerta se abrió de par en par, dejando ver a la madre de mi amiga con un aspecto cansado.

Al verme se le aguaron los ojos y de un sollozo corrió a abrazarme, también me dieron ganas de llorar.

—Oh linda, estaba angustiada. No he sabido nada de mi hija desde la fiesta a la que fue el sábado. ¿Está bien, no? Ya que fue contigo —me miró esperanzada, no sabía como decirle que yo tampoco sabía nada de Andrea.

—Señora... —Jake le frotó el brazo —Tiene que ser muy fuerte.

—¿Qué sucedió? ¿Dónde está mi hija? —preguntó esta vez con más preocupación.

—Andreine nunca se va de las fiestas sin mí, siempre solemos irnos juntas a casa. Pero la noche del sábado ella simplemente desapareció, pensé que al día siguiente estaría en su casa o que había decidido ir con su novio a algún lugar, pero hoy no fue al colegio y ella nunca falta, estaba preocupada y por eso vine.
Quería saber si estaba aquí, pero por lo que veo tampoco tiene información sobre ella —se me resbaló una lágrima por el ojo derecho, había sido una irresponsable al no cuidar de mi amiga.

—Andrea es muy correcta, ella no se iría sin autorización.

—Lo sé, por eso es que estamos aquí. La conozco bastante.

—Podemos hablar con la policía.

—¡Si! —contesté —, ya tiene cuarenta y ocho horas de estar desaparecida.

—Dios santo, mi niña —sollozó.

—Tranquila señora, Valentine —la llamé por su nombre —, haremos todo lo posible por encontrar a Andrea, no descansaré un minuto.

—Vamos, podemos poner la denuncia —habló la madre de mi amiga yendo a buscar lo que pensé que eran las llaves de la casa.

Jake me abrazó, cosa que me hizo latir el corazón, pero estaba tan triste que no le presté mucha atención.

—¿Y si la secuestraron? —me sordí la nariz, no quería pensar en que la estuvieran obligando a hacer algo que ella no quisiese, porque no lo merecía, no merecía nada de lo que estaba pasando.

—Tal vez, solo se fue con su novio.

—¡Tú puedes conseguir su número! —indiqué cuando tuve la idea —. Tienes muchos más contactos que yo, puedes conseguir el número de su novio fácilmente.

—Lo haré.

—Vamos chicos —dijo la señora al salir de casa.

Bajamos las escaleras y nos dirigimos al auto.

—No quiero ofenderlos chicos, pero sería mejor que yo conduzca, soy la mayor —dijo derrotada.

—Tampoco quiero ofenderla señora Valentine, pero no creo que ahora esté en condiciones para conducir.

Yo tampoco quería que ella condujera, porque eso significaría que tendría que ir atrás con el idiota de de Nial, y eso era lo que menos quería en este viaje.

Al final ella sonrió, asintió y entró en la parte trasera con el infierno andante.

El viaje a la comisaría fue totalmente Silencioso, la madre de Andrea sollozaba en la parte de atrás y yo trataba de no llorar.

—¿Estás bien? —preguntó Jake en un susurro, yo asentí con la cabeza sin decir una sola palabra —, me imagino que no habrás comido nada en todo el día.

Claro que había comido algo, si una galleta contaba. En realidad no tenía apetito de absolutamente nada, pues no todos los días se desaparece tu mejor amiga que te cuida más que tu madre.

—No tengo hambre —fue lo único que contesté, él volvió su vista al frente.

Al llegar a la comisaría bajamos del auto, Jake estuvo mirando algo en su celular desde que bajamos, tal vez estaba haciendo lo que le había pedido.

—He encontrado el número de su novio —me informó —. ¿Quieres que lo llame yo o lo vas a hacer tú?.

—Quiero llamarlo —ordené, Nial y la mamá de Andrea estaban caminando más rápido que nosotros, hablando de cosas sin sentido.

El pelicastaño me ofreció su celular con el número de Iván marcado, era mi única esperanza de encontrar a Andrea.

—Aló —contestó una voz adormilada después de sonar tres veces.

—¿Eres Iván? —fui directo al grano, cuando estaba angustiada los modales quedaban en segundo plano.

—Sí, con el mismo. ¿Quién habla?.

—Annie, la mejor amiga de Andrea.

—Hola rubia. ¿Necesitas algo?.

—¿Andrea está en tu casa? —traté de no sonar muy angustiada aunque me salió totalmente lo contrario.

—A esa chica no la veo desde nuestra pelea del sábado.

—¿Qué? ¿Peliaron?.

—Bueno, en realidad se había ido a bailar con un tipo y yo no quería interrumpirlos, entonces le dije que me iría y Andrea insistió en que me fuera. Luego le grité algunas cosas y ella me metió una bofetada, todo se puso de locos y me fui justo después de que Jake y sasha tiraron el pastel.

—¿Con qué tipo se quedó?.

—No entendí muy bien su nombre, estaba bastante ebrio, pero lo que escuché es que su amigo lo llamaba por un tal Brayan...

—Iván necesito que te organices y vengas a la comisaría, yo tampoco sé nada de Andrea desde el sábado y su madre menos —lo escuché suspirar al otro lado de la línea.

—¿Qué? —preguntó en un hilo de voz —Andrea no puede estar desaparecida.

—Su teléfono está apagado, su auto no estaba fuera cuando me fui de la fiesta, no fue a estudiar el día de hoy y ella nunca falta, Iván algo extraño está pasando.

—Ahora mismo voy para allá —habló con la voz temblorosa.

Iván quería bastante Andrea, eran como uña y mugre, no se podía amar a uno sin querer al otro. El único problema es que muchas veces que discutían, Andrea se vengaba besándose con otros chicos.

—No sabe nada —le dije a Jake después de colgar.

—Maldita sea —susurró —, vamos a encontrarla, lo prometo.

—Hola. ¿En qué puedo ayudarles? —un oficial se nos acercó.

Su madre dió toda la información que sabíamos, los policías en parte querían hacer creer que quizás mi amiga se había ido con un novio o con un ligue y todo lo negamos, explicamos a fondo como es Andrea y que la conocíamos bastante, tanto como para saber que ella no haría algo así, pusieron la alerta amber, porque Andrea igualmente seguía siendo menor de edad. Su cumpleaños era la otra semana.

Al final empezaron a moverse para aquí y para allá, nos sentaron en unas bancas donde teníamos que esperar información, habían abierto caso, cuanto desearía que mi amiga fuera una chica desobediente y se hubiese ido con un novio y que pronto regresara, pero conocía tanto a Andrea que sabía que no haría eso, ella siempre había sido correcta, aunque un poco contestona.

Nial a mi lado se frotaba las manos, quería creer que él no tenía nada que ver en esto, pero era tan sospechoso que de un "sí" quisiera acompañarnos, nunca había sido de hacer obras de caridad para la gente ni nada de eso, en realidad era bastante alejado de su familia.

¿Y si Brayan y él habían creado un plan para secuestrarla y hacerle cosas horribles?. Quería pensar que no, pero sabía que en el mundo había más maldad de la que yo creía.

Jake me pasó la mano por el cabello y me frotó el brazo, su madre lo había llamado en dos ocasiones para preguntar si ya había aparecido mi amiga, él le dijo que tal vez esta noche no iría a dormir, ella se había ofrecido a acompañarnos pero no queríamos angustiarla más, pues ella también quería bastante a Andrea.

—Lo mejor será que se vayan a descansar —informó un oficial —. Seguiremos buscando y encontraremos todas las pistas posibles, pero con ustedes aquí no ayudan, haremos lo posible por encontrar a su hija —se dirigieron a Valentine.

Y así fue como comenzó todo el problema, es aquí donde comienza la verdadera historia.

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