Capítulo Diecisiete
HOLA PRECIOSOS
Una notita antes de empezar el capítulo, a continuación tendremos el contenido que menos tiene wattpad jajaja.
+18.
Les recomiendo saltarse esta parte si no es de su agrado, al fin y al cabo este libro no tendrá muchas escenas de ese tipo, ya que no quiero centrarme en el sexo en sí y en una relación de romance cliché y aburrida.
LES DEJARÉ UNA CANCIÓN POR AQUÍ PARA QUE DISFRUTEN MIENTRAS LEEN EL CAPÍTULO.
—Taylor Swift - It's Nice To Have A Friend.
Sin mas que decir los dejo leyendo.
...
Una miel de amargo sabor.
Tras pasar el umbral la besé. Sus labios dulces y cálidos como los recordaba. Una sensación deliciosa. Me tomó de las mejillas dando inicio a la noche que recordaríamos ambos.
—Siempre supe que eras tú.
Me derritió escucharla decir eso con los ojos deseosos. No quería dañarla nunca. Era demasiado buena para mí y yo lo sabía pero no iba a dejarla ni a seguir rechazando lo que claramente sentía por ella.
—No soy virgen, te voy diciendo de una vez. Él lo logró...
—Para mí sigues siéndolo, no querías hacerlo.
—De igual forma ya...
—No me importa, yo estoy peor —le di un beso suave en los labios. Y era cierto, ella se preocupaba porque no era virgen sin saber con cuantas había estado yo, tan inocente y tierna que no pude evitar apretarle las mejillas.
Cerré la puerta mientras ella colgaba sus piernas en mi cintura.
—¿El shipp jannie será canon?.
—¿Cuando no lo ha sido?.
Ella se rio mientras me abrazaba. Le pasé la mano por la espalda disfrutando del momento rosa.
La acosté en la cama con suavidad, ella me sonrió deseosa, nunca había visto lo que hay debajo de mis boxer, por más que nos conocieramos nunca habíamos ido hasta ese punto. Lo más cercano de su intimidad que había visto, eran sus tetas, fue cuando tenía catorce años y había sido por error.
Aunque en realidad lo había disfrutado.
—Espero que no tengas costumbres raras.
—Las tengo, pero no son sádicas —rei tratando de no ponerla incomoda, ella escondió su hermosa carita en el hueco de mi cuello.
—Sé gentil —susurro.
—Contigo siempre lo he sido.
—Lo se.
Me besó una vez más, ella era, es, y siempre será ella.
Subí mis manos a sus senos y los apreté, siempre había querido hacer eso. Me concentré en su pezón levemente erecto, cosa que me encendió en un minuto.
Se le había agitado la respiración mas rápido en lo que yo había tardado en ponerme caliente, nunca había experimentado la sensación de creer que todo era un simple sueño, del que en algún momento despertaría, pero era real, tan real como que ambos existíamos.
Me tomó del cuello de la camisa y abrió los botones de esta rápidamente mientras tiraba de mi labio inferior en un mordisco, esa mujer iba a volverme loco.
Cuando todos mis botones estuvieron desabrochados le ayudé a quitarse la blusa de tirantes de la cual supuse que no llevaba sostén debajo. Y era afirmativo, sus pezones rosados se juntaron contra mi pecho, estaban tan duros que yacía deseoso por morderlos y como si ella leyera mi mente me tomó del cabello y me invitó a lamerlos juntando mi boca con sus lindos balones.
Gracias Dios. Protesté en la mente.
Los lamí, chupé, mordí, e hice todo lo que pude con ellos, se me vinieron tantas ideas a la mente cuando la escuché jadear, me tenía al tope.
—Vayamos al grano —perdí la cordura cuando llevo mi mano a sus shorts de lycra cortos. No podía creer que esa fuera mi inocente, alegre y tierna chica Annie Walston.
—Vaya que si tienes un lado malvado.
—He estado esperando esto, así que hazlo ya.
—Se que no eres mi primera vez, ni yo la tuya, pero quiero que sea nuestra favorita e inolvidable.
—Y nuestra última.
—¿Como que última? Yo si espero follarte muchas veces.
Se rio besándome. Era tan bonito que no podía ser cierto. Entre juegos mutuos y besos feroces nos quedamos solo con sus panties impidiendo el paso, jugué con el dobladillo antes de empezar a bajarlos.
—Mírame todo el tiempo, me gusta que me mires a los ojos.
Ella asintió con una sonrisa mordiéndose los labios, le baje las bragas de un tirón, ella soltó un jadeo, había sido algo brusco.
—Perdón.
Puse mi miembro en su entrada, sentí como se iba abriendo paso entre sus pliegues y saboree la sensación. Le miré esos ojos azules intensos, tan hermosos como toda ella.
—Eres preciosa —No me quedé con las ganas de hacercelo saber.
Soltó un gemido cuando deslice mi intimidad dentro de ella, estaba tan mojada y lista para recibirlo...
Me empecé a mover lentamente, no sabía si le iba a doler, asi que no quería tomar riesgos.
—Ya puedes ir rápido —me dijo unos minutos después, ya podía darle como siempre he querido.
Los gemidos se perdieron en aquella cabaña, los choques también, ya éramos uno, ya no quería separarme de ella, pero los momentos felices siempre se pierden en la tormenta.
...
ANNIE
—Buenos días —me dijo Sasha poniendo un plato con desayuno en la mesa —, te ves de la mierda, se te nota que no dormiste mucho.
—No dormimos —Jake afirmó entrando a la cocina. Me sonrojé al instante, en mi mente seguían rodando los recuerdos de la noche anterior.
—Que asco, demasiada información.
—Buenos días, corazón —susurro mi chico a mi oído antes de darme un beso sonoro. Sasha frente a nosotros abrió la boca.
—¡Al fin!.
—Ya, no empieces.
—¿Lo sabías?.
—Claro que si, el imbécil no se hubiese atrevido a tanto. Espero que no sea su última follada.
Jake se rió fuerte mientras yo me encogí en mi lugar.
Iba a decir algo, pero me detuve cuando Jake escuchó el timbrar de su celular. Lo sacó del bolsillo mirando su nombre antes de contestar.
—Te escucho Lincorp —hubo un momento de silencio en el que miré a Sasha, quien me hizo una mueca graciosa, yo me tapé la boca para no reír —, ¿Están seguros de que es ella? —esa pregunta me erizó por completo la piel —muchas gracias. Vamos para allá.
—¿Que sucede? —preguntó Sasha al ver que yo me había congelado. Jake me miró preocupado.
—Han encontrado a Andrea.
Y solo con esas palabras se me quitó una presión que tenía en el pecho de hace semanas.
—¿Ella está bien? —una lágrima caliente se deslizó por mi mejilla —, ¿Ya le han dado de comer? ¿Donde la encontraron? Es mas, vamos ya para allá, necesito hablar con ella.
—Annie...
Observé a Jake ansiosa, habían encontrado a mi mejor amiga, eso lo hacía el mejor día de todos.
—¿Qué? ¿Aún no podemos verla?.
—Ella... Eh...
—¿Qué pasa?.
Sasha pareció entenderle a Jake porque me miró con lastima antes de susurrar.
—"La encontraron sin vida".
La encontraron sin vida. Resonó en mi cabeza, no, no podía...
Mis piernas fallaron, mis rodillas se doblaron y caí al suelo, puse las manos para no darme en la cara, no podía respirar.
—Corazón, trata de respirar hondo...
Todas las voces a mi alrededor empecé a escucharlas en segundo plano.
Ella no podía estar muerta, ella no...
Las lágrimas se apoderaron de mi cara, los llantos despavoridos no pararon, sentí que me levantaban, no podía ver nada. No podía ser, esto no podía estar pasando, tenía que verla, así fuera verdad, tenía que confirmarlo.
—Quiero... verla —fue lo único que salió de mi garganta antes de continuar llorando a cantaros.
—Vamos al auto.
No fui consciente de como llegamos a la morgue, incluso allí seguía sin poder hablar.
—Hola —Jake le habló a alguien, escuché que susurraba algunas cosas.
—Señorita, acompáñeme por aquí.
Me tomaron del brazo, no me molesté ni en ver quien era.
Me llevaron a un cuarto blanco y me limpié las lagrimas. Andrea nunca quería verme llorar y no quería que se sintiera culpable.
—La chica está irreconocible, trataron de armar sus partes —lo dijo con naturalidad, yo traté de no desprender en llanto otra vez.
—¿Qué?.
—Ella estaba cortada... en partes cuando la encontramos. En un hotel abandonado, en un cuarto de limpieza, encima de un colchón viejo y mugriento, habían cadenas en la pared que sostenían sus manos mutiladas, no tenía dedos.
No puede ser, no, no era ella...
Maldita sea, por qué...
—Sea fuerte.
Frente a mi, una señora empujaba una camilla, la sábana blanca que cubría el cuerpo estaba cubierta de sangre, no quería verla, pero lo necesitaba.
Puse mis manos encima de la manta.
—¡Hola!. ¿Eres nueva, verdad? Soy Andrea, puedes sentarte junto a mí.
—Gracias, ha sido difícil el cambio de instituto y la gente de por aquí me da miedo.
—No temas mas, aqui estoy para ayudarte, siento que ser amigas es nuestro destino —Ese día reí mucho, la chica estaba realmente loca.
Corrí la manta lentamente, al dejar descubierta su cara, deformada y recién unida, todo por lo que había pasado ella, debió pasarme a mi, hubiera preferido mil veces ser yo.
—¿Qué fue lo que te hicieron mi niña linda?.
Como era de esperarse no me respondió como hubiese querido. Me desarmé, no podía ser tan fuerte, me dolía...
¿Por qué justo cuando empezaba mi verdadera aventura te vas?.
—¡No! Maldita sea, no... Me niego a perderte de esta forma. Levántate de ahí Andrea, vamos...
Las lágrimas me nublaron la vista, era ella, mi hermana de otra sangre la que estaba allí acostada, preparada para su velorio.
—Tantas cosas que no te dije, tanto que teníamos que vivir. ¡Dijiste que nuestros hijos serían amigos como nosotras! Andrea...
Y lloré, lo hice como nunca lo había hecho, por ella, por mi, por todo lo que nunca hicimos y por todo lo que hicimos juntas.
—Me vengaré, de cada maldito que te hizo daño. Lo prometo, lo prometo Andreine. Haré que esos hijos de puta paguen.
Me limpié las lágrimas, tenía un propósito y lo iba a cumplir.
Todo el mundo tiene un lado irreconocible, inhumano, y ese era el momento de dejar salir el mio.
—Estoy con Jake, al fin. Somos novios —jadee cuando otro sollozo quizo aparecer —, ojalá estuvieras despierta para decirme "te lo dije". Te extrañaré mucho.
—Señorita, la necesita alguien afuera —me informó la señora de hace un momento.
—¿Quién?.
—Un chico moreno, está conversando con las personas con las que vino usted.
¿Chico moreno? Solo se me veía a la mente una persona...
Salí de la morgue captando a lo lejos a Jake, Sasha y... Por supuesto, Mateo.
Me acerqué rápido.
—Hola. ¿Qué sucede?.
—Necesitamos hablar —me informó el chico afro —, pero no aquí y no con ellos escuchando.
—Está bien. Pero que sea en un lugar público y rápido.
—No vas a estar a solas con él.
—Sé que soy negro pero no le haré daño amigo.
No tenía ganas de reír por muy graciosa que fuera la situación.
—De igual forma tú tampoco decides sobre lo que hago o no —le contesté tajante.
—¿Eh? —Sasha estaba confundida.
—No soy culpable de que Andrea haya muerto —susurró Jake.
Me molesté al instante aunque sabía que sus palabras eran ciertas.
—¡Justamente por eso Jake! No te puedo culpar porque la única culpable soy yo y esos imbéciles.
Traté de no llorar mordiéndome el interior de la mejilla. Pero joder, que difícil estaba el caso.
—Ven aquí —me tomó de la mano dejando a los otros dos atrás.
Paramos en un semáforo de la esquina. Me tomó de las mejillas y me besó tan dulce que casi me hizo sentir como si todo fuera una horrible pesadilla, pero no sería así.
—Escucha corazón, culparte no servirá de nada, cuando era pequeño una anciana muy importante para mi madre murió. Sabes que ella la pasó mal, yo lo recuerdo, pero lo importante es recordar sin dolor, es impactante, apenas pasó, pero era algo que hace tiempo tu suponías. Sabias que era muy probable que ella ya no estuviera en este mundo, eras consiente de ello.
Me limpió las lágrimas que no había notado que se me habían salido.
—Te amo y haremos esto juntos, tú y yo. Y tal vez la chismosa de Sasha.
Reí con lágrimas en los ojos.
—Ella hubiese querido que siguiera adelante ¿verdad?.
—Ella te amaba, claro que quería lo mejor para ti.
—Yo también la amo, por eso no descansaré hasta ver a esos hijos de puta pasando por lo mismo que ella pasó y tú me vas a ayudar.
Me miró de una forma extraña pero asintió, éramos dos adolescentes en una situación complicada, en donde cualquiera podría salir lastimado.
Y allí, esa tarde fue donde empezó el desenlace, y la tortura eterna que me acompañaría.
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