Capítulo Dieciocho
DALILA
Unos días antes.
Miré la puerta a mi derecha, tenía la oportunidad de dejarla ir, más no lo hice. ¿Por qué? Porque Jake tenía que pagar por los errores de sus padres.
—¿La matamos?
—Torturala primero —mi madre apareció en la sala.
—¿Qué? —preguntó el hombre con pasamontañas.
—Quiero que le arranques las extremidades del cuerpo.
—Señora... Eso ya es llegar al extremo.
—No me importa. Hazlo.
—Bien.
Callé, era malvado.
—Mamá, no creo que esa sea la forma...
—Si Annie sufre, Jake sufre, y si Jake sufre solo busca una manera de desahogarse. Drogas —susurró esto último —, y si eso sucede, sus padres pierden. Ya inicié el plan para dañar a su hermana gemela súper inteligente, tu hermano está en ese deber.
—Pero Jeremy no ha confirmado.
—¡Cállate! No, no, no —se llevó las manos a la cabeza —, las voces, las vuelvo a escuchar.
—Tranquila ma, respira.
Desde que cumplí doce mi mamá ha sufrido un trastorno por un acto fuerte que le sucedió.
Tenía que terminar con la existencia de los Coulds, así la conciencia de mi madre estará tranquila.
SASHA
Actualidad
Había pasado un día desde la muerte de Andrea, estábamos en el cementerio mirando como le quitaban la tapa a la sepultura.
—¿Tienes un pañuelo? —la madre de Andrea me miró, tenía los ojos hinchados y lágrimas silenciosas caían por sus mejillas.
—Si —le tendí el paño.
Andrea tenía dos hermanos, gemelos, que no sabían que pasaba exactamente, al parecer su madre no les hablaba de la vida y la muerte, eran muy inocentes porque uno de ellos pensaba que su hermana estaba ivernando.
—Gracias —se limpió la cara.
Annie tenía los labios apretados y la cara cansada, no había pegado el ojo en toda la noche.
—Deberías descansar un poco —le froté el hombro —, se que nunca seré como ella y no intento que me quieras como la querías, pero quiero que te recompongas.
—No puedo, empezarán las pesadillas...
—Puedo ir a dormir contigo.
—No quiero ser una molestia.
—No lo eres.
—Ya llegué —Jake se acercó a Annie, dejando un beso en su mejilla.
Sentí una punzada en el vientre, era difícil verlo con ella. Siempre había estado enamorada de Jake, pero la vida era así, al que amas, no te ama, solo hay algunos afortunados donde el amor es mutuo.
—Que linda estás —le acarició la cabeza, me dolió, para que iba a mentir. Pero no podía meterme en medio de ellos, ella era una gran amiga y con él ya no había ninguna esperanza.
—Gracias —la observé cuando sonrió débil.
—Ayúdenme —dijo un señor a otro frente a mi, ya era hora de que metieran a la chica al hueco.
Annie caminó hacia el ataúd, con lágrimas en los ojos puso su frente en él, susurró algo que no entendí y luego le dió un beso a la madera.
No podía comprender su sufrimiento.
—Ella está en paz —Jake le frotó los hombros a Annie cuando llegó a su lado.
...
ANNIE
Tenía que olvidarme de la depresión y pensar con la cabeza fría para poder empezar mi venganza.
Jake me apoyaba, eso lo tenía asegurado, siempre me ha apoyado sea cual sea la situación y ahora tenía más razones para hacerlo. Estaba en la sala de mi casa, había pasado un día desde que habíamos velado y enterrado a mi mejor amiga.
—Karol te necesita —dijo Sasha al entrar a la sala.
—Ya voy —mascullé sin ganas.
Caminé como una zombie hasta la habitación de mis padres, se notaba la preocupación en su rostro.
—Linda, si te deprimes será peor —mostré una débil sonrisa a lo que dijo mi padre.
—Solo necesito unos días —susurré —, prometo que me pondré bien.
—No podemos dejar que salgas hasta nueva orden, tampoco estar sola —mi madre me acarició el cabello —, no quiero que hagas algo de lo que luego te puedas arrepentir.
—No me puedes quitar los permisos mamá —puse un puchero, necesitaba encontrar a los tipos que habían causado todo esto.
—Si que puedo, Annie. Te amo, no puedo dejar que pases por lo mismo que tu tía, no me lo perdonaría.
Se me cayeron las lágrimas, corrí a mi habitación, odiaba esta sensación de cansancio y tristeza. Siempre había sido una chica muy alegre.
—¡Hey! —llamó alguien a la puerta —Soy Alanna, cariño. Abre la puerta.
—No quiero hablar con nadie.
—Annie...
La puerta se abrió, al parecer había olvidado cerrarla.
Cuando Alanna entró me vió tendida en la cama, abrazando mi almohada, al menos podía imaginar que ella estaba aquí.
—Solo quiero hablar contigo.
—Vas a tratar de convencerme de estar bien y no quiero estarlo.
—Estar mal también está bien, no siempre debes tener una sonrisa en tu cara —cerró la puerta detrás de ella.
—No lo sé, ha pasado tanto. Quizás si yo no hubiera ido a...
—No te culpes, no tienes que asumir la responsabilidad de su muerte. Hace unos años, yo también quise morir, pero encontré motivos, motivos para estar viva. Encuentra un objetivo, Annie, apenas estás empezando.
—No puedo, no puedo —negué repetidas veces.
—Si puedes, eres tan fuerte mi pequeña —Alanna me besó la frente, siempre la había amado.
—No sé como hacerlo, quiero encontrar a esos tipos y matarlos...
—Yo sé amor, pero si los llegases a matar y alguien se diera cuenta, te enviarían a la cárcel de menores. ¿Te crees que mereces desgraciar tu vida por unos criminales? —no había pensado en que lo que planeaba hacer. Matar era un delito muy grave.
—No lo merezco —fue lo único que me salió.
—Siempre he sido muy impulsiva, pero he aprendido a disminuir ese sentimiento de hacer todo lo que se me venga a la cabeza. Hazlo tú con la locura, controlala antes que ella te consuma.
¿Por qué sonaba como toda una psicóloga?.
—Desquita tu odio escribiendo en un cuaderno, dañalo, rompe hojas. Solo sácalo. Que cuando ya no tengas rencor solo te quedará la justicia, porque hay una gran diferencia entre la venganza. Morir es demasiado fácil para los que le hicieron eso.
Tenía razón, ella como siempre, tenía razón.
—Joder —susurré.
—Amor propio Annie, piensa primero donde estarás tú.
—Necesito hablar con Jake.
—No quiero que estés deprimida.
—Voy a ponerme mejor —sonreí falsamente.
—Si necesitas algo estaré con tu mamá —me dió un beso en la mejilla —, todo siempre pasa y la esperanza siempre vuelve.
—Gracias —fingí una sonrisa.
Cuando Alanna salió de mi habitación esperé la llegada de mi novio, toda mi vida había soñado con ser su novia y ahora que lo era, ya no estaba concentrada en eso. No me había dado cuenta que la vida es mucho más que lograr ser la novia de tu crush.
—Hola —levanté la cabeza cuando escuché su voz. Tenía la cara cansada, ojeras bajo sus ojos azul oscuro, tampoco había podido dormir bien.
—Hola —le mostré una sonrisa, esta vez sincera.
—¿Cómo estás? —se acercó a mi con sumo cuidado —¿Ya comiste algo?.
—No he podido. No tengo hambre.
—Corazón...
—No Jake, no me obligues, solo aguarda. Las cosas pasan, se que lo voy a superar pero no me presiones —dije no muy convencida, nunca había sido de superar las cosas.
—Te conozco, Annie —se sentó a mi lado —¿Qué crees que pienso ahora? Me la pasé toda mi vida contigo, sé como eres.
—No se a quien quiero engañar —me recosté en su brazo —, te quiero tanto.
—Yo también te quiero.
—Lo sé.
—Superaremos esto juntos, lo haremos.
—También lo sé.
Suspiré, él siempre estaba para mí, siempre, y eran pocas veces las que yo lo había ayudado.
—Me ha escrito tu amiga Dalila. Dice que lamenta tu pérdida y que te envía saludes.
—Ella me da mala espina. Me habló de un momento a otro y por lo que veo ya te conocía.
—¿Te estás poniendo celosa? —me pinchó la nariz.
—Claro que no.
Se acercó y me dió un beso inesperado, no era el momento pero sentí como revolotearon las mariposas en mi estómago.
—Eres lo más importante para mí, corazón. Me duele ver como te pierdes entre la tristeza.
Mi respuesta fue devolverle el beso.
—No te quiero perder, Annie.
—Yo tampoco quiero perderme —se me quebró la voz.
—Estoy aquí —me acarició las mejillas —Te amo, joder.
—Te amo...
Me besó haciendo que olvidara hasta mi nombre, la desesperación me arrinconó y pronto empezó a agitarse mi respiración.
Lo necesitaba ahora mismo.
Le acaricié el pecho con ansiedad, estaba como Dios mandaba, con su cuerpo bien ejercitado, a pesar de ser tan joven estaba bastante en forma.
—¿Quieres? —él se separó tomando levemente la erección entre sus manos.
—Si...
—Oh Annie —me besó una vez más —, si pudiera tan solo quitar el desespero de tus orbes...
—Intentemoslo desaparecer por unos minutos.
Me desabrochó la camisa pidiendo permiso con sus ojos, solo tuve que mirarlo muy fijamente y sonreír un poco para que supiera que estaba accediendo.
—Eres tan preciosa, corazón —susurró contra mis labios —, no preocupes a tu cabecita por nada, yo voy a darle solución a todo lo que te atormenta.
—¿Harás todo lo que yo diga sin juzgarme?.
—¿Qué tengo que hacer para que sepas que me tienes a tus pies? Todas tus demandas, cada una, puedo cumplirlas sin rechistar.
—No sabía que podrías ceder tanto ante una chica —dije divertida mientras le ponía los brazos al rededor del cuello.
—No eres solo una chica, eres ESA chica, la única para mí, la otra parte de lo que debo ser, eres mi eterno amor corazón, y voy a cogerte hasta que entiendas eso.
—No entenderé —lo besé —, no entenderé nunca.
Metió las manos para desabrochar mi sostén, yo estaba ansiosa por sentirlo.
Lo besé una vez más mientras quitaba su camisa, jadee en su boca mientras que con rapidez bajaba la mano a su erección, me giré para que él pudiese besarme la espalda y...
Escuchamos como la puerta era abierta, casi me infarto al ver a Sasha con cara de pánico tras de ella.
—¿Yo preocupada y ustedes a punto de coger? —me tapé la cara, Jake le lanzó mi sostén a la cara, Sasha lo sostuvo entre sus manos por unos segundos.
—Oye, eres una talla más grande que yo —se miró a si misma, casi reí.
—¿Podrías esperarme un momento? —le pregunté intentando taparme con la camisa.
—Claro pechos grandes.
—No tengo los pechos grandes.
—Si los tienes —Jake la apoyó.
—¡Está bien! Salgan ambos —los empujé fuera de la habitación.
—Pero si estábamos... —mi novio intento hablar.
—Shh —puse un dedo en su boca —, tenemos que irnos.
—¿A dónde vamos? —indagó Sasha.
—Vamos me suena a manada, contigo no voy a ningún lado —Jake se puso su camisa ofendido.
No les dije nada más, si no se querían ir, me vestiría con ellos ahí.
—¡Si tienes las tetas grandes! —señaló Sasha cuando dejé de cubrirme y tomé mi sostén.
—No le mires las tetas a mi mujer —Jake tapó sus ojos.
—Ahora comprendo porque no te gusté, me haría lesbiana por Annie.
—Eres experta en crear momentos incómodos.
Me giré tomando las llaves del coche.
—¿Qué apellido tiene Dalila? —mi mala espina no era por nada.
—No lo sé, no recuerdo.
—Vamos a buscarla, se me hace muy extraño todo esto.
—No creo que tenga nada que ver —afirmó mi novio.
—¿Por qué la defiendes? —me molesté.
—No la estoy defendiendo, corazón.
—Pero como celosa —la morena se sentó en la cama.
—No soy celosa.
—Ojalá —Jake bufó.
—Primero tengo que ir a hablar con Mateo.
—Pero él ya nos dió la información que necesitábamos.
—No toda, tiene conectores con el pasado de Alanna, no tienen con que dañar a Jake, por eso van por mí, aquí hay algo más que esto.
—¿Quién sería tan desquiciada como para hacer daño al punto de la muerte?.
—Sophie —fue mi única respuesta —, ella casi daña el futuro de mi tía, odia a los hijos de Liam y quizá volvió para tomar venganza.
—No lo creo.
—Pues vamos a averiguarlo —Sasha se levantó.
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