Capítulo Cuatro

JAKE

Recuerdo que me gustaba mucho la puesta del sol, con Annie la veía todo el tiempo cuando éramos mas pequeños. Ahora lo que quedaba de nuestra amistad era un simple cariño de hermanos.

Me jodia que se metiera en mi vida para otras cosas que no deseo, es raro saber que es mayor que yo, pero mucho más inmadura.

Ella había crecido demasiado, era hermosa sinceramente, tenía sus virtudes.

Habíamos cambiado demasiado, en aspecto físico, social y emocional. Ahora yo tenía el cabello más corto, pero que se veía bien con mis ojos azules intensos, heredados de mi padre.

—¿Pasa algo? —me preguntó mi madre, poniendo mi plato con la cena en la mesa, yo negué sin inmutar una palabra.

Ella me miró con desconfianza, pero se fue al escuchar el timbre de la puerta. Yo rogué porque no fuera mi hermana, sabría inmediatamente que me pasa algo, teníamos como esa conexión de saber si el otro estaba mal.

Pero como mis súplicas nunca son escuchadas...

Hola mamá —escuché que la saludó de beso, yo quise enterrar la cabeza en un cubo lleno de arena.

—Emy —saludó.

—¿Y Liam? —escuché pasos aproximandose.

—Fue a comprar la ketchup —informó.
Revolví el arroz con pollo con el tenedor, sentí la mirada de Emma encima de mi, pero no me atreví a levantar la cabeza.

—Hola Jake —murmuró.

—Hola hermanita —hablé sin levantar la cabeza.

Observé por el rabillo del ojo como se acomodó en la silla del frente, inmediatamente me puse nervioso, no podía evitarlo al ser penetrado por sus ojos que se parecían tanto a los míos, con una diferencia de estar envueltos con un gris arriba de aquellos.

Seguí revolviendo el arroz en el plato, traté de tranquilizarme, cosa que no sucedió hasta que...

—¡Ya llegué! —se escuchó la voz de mi papá, solté el aire contenido en mis pulmones.

—¡Hasta que por fin! —dijo mi progenitora con un tono cabreado —. Se te iba a enfriar la comida.

Levanté un poco la cabeza a presenciar el espectáculo, mi padre se acercó a ella sin decir nada, rodé los ojos cuando le susurró algo al oído, cosa que la hizo reír.

—Ya hablaremos de eso —habló ella en voz alta, mi padre le dió un beso en la mejilla —andate a comer, que si se te enfría es culpa tuya.

Me quedé observando al hombre que se sentó a mí lado, físicamente somos demasiado parecidos, solo una que otra cosa tengo en común con mi madre, como los labios, la nariz y las cejas,

y algo del genio.

—¿Y ustedes qué? ¿No hablan? —indagó destapando la salsa de tomate, Emma sonrió negando con la cabeza, mientras yo reprimí una carcajada.

—Están mudos —informó mi mamá.

—Eso ya lo noté —bromeó el hombre a mi lado rociando su plato de ketchup.

—Jake no quiere hablar porque habrá hecho... —habló Emma...

¡Lo sabía!.

Fuí rápido al levantarme de mi asiento y tirarme encima de ella, la cual fue más rápida que yo, me imagino y haciendo cálculos para poder esquivarme.

Me golpee la barbilla contra su silla desocupada, mi malvada hermana melliza comenzó a reírse mientras yo me levantaba adolorido.

—Dios mio Jake, tienes que calcular las cosas antes de lanzarte al vacío —concluyó acariciando su panza.

—¿Qué les he dicho de jugar en la mesa? —me reprendió mi madre.

—Ven a comer —la invita mi papá ignorandonos por completo.

Ya quisiera ser como él y poder tomar todo con tanta calma.

—Yo creo que lo mejor es que cenemos en nuestras habitaciones.

—De eso nada, vienes dos veces a la semana, tiene que haber un día para nosotros cinco solos...

—Ya terminé —habla Liam que se hace pequeñito en su lugar cuando mi mamá lo mira mal.

—¡Siempre es lo mismo! Comes y comes y no me esperas...

—Pero, si me dijiste que se enfriaba y...

—Hagan lo que quieran, me iré a comer en mi cuarto... —habló intentando irse.

Me reí un poco cuando a mi padre le entró una llamada, mi madre se devolvió de las escaleras corriendo hasta él.

En un impulso le quita el celular de las manos, a lo que él rie...

—Una enana tóxica... —trata de decir, pero ella le tapa la boca contestando el celular.

—¿Hola? —pregunta, espera unos segundos a que le respondan al otro lado, la veo formar una sonrisa...

Claro que es mi otra hermana.

—Si amor, si... Ya vamos para allá, entiendo, relájate amor...

—¿Pasa algo? —pregunta mi papá pegandose a su oreja, ella cuelga.

—Vamos por Iris, dice que no quiere estar más donde la abuela —informa, a mi si me gusta pasar tiempo con la abuela.

¿Y esos otros culicagados? —nos señala, Emma rueda los ojos antes de irse con su plato que contiene frutas y vegetales.

—Nos sabemos cuidar.

—A veces no lo parece.

—Iré a la fiesta que te dije —informo tomando mi plato entre mis manos.

—Está bien —contestó mi mamá —¿irás con Annie?...

De solo escuchar su nombre me dió un escalofrío, no porque me diera miedo, sinceramente no sabía porque cuando la veía o la nombraban me recorría una energía extraña por la espina dorsal. Tal vez era por el enamoramiento.

Me fui a mi habitación dejando a mi madre con mi papá.

Tomé mi celular de la mesita de noche, cuando escuché el sonido de la puerta cerrarse supuse que no pasarían ni dos segundos y...

—¡Ahora si! —entró la loca pero inteligente hermana melliza con la que fui maldecido.

—¿Qué? —pregunté a la defensiva, metiendo una cucharada de arroz con pollo a mi boca. No podía parecer sospechoso.

—¿Desde cuando te metes esas porquerías? —indagó sin rodeos, eso era lo que me estresaba de Emma, soltaba todo sin mas, sin ser cuidadosa, solo lo decía y ya.

—¿Puedes bajar la voz? Podrían oír y...

—¡Que no hay nadie! —exclamó.

—Sabes que mamá tiene cámaras en casi toda la casa —y era cierto, le había rogado a papá para que las pusiera, solía perder muchas cosas y necesitaba de eso para encontrarlas, dejé el plato en la mesita y tiré del brazo de mi hermana antes de sentarla a mi lado.

—Jake, no apoyo esto, eres un niño, las drogas no son la salida para nada, lo más inteligente es que le cuentes a Liam y Alanna que es lo que te disgusta, para que encuentren una solución.

—No me entenderías... —dije sincero.

—No puedo entender porque desde que yo sepa, nuestros padres no tienen problemas, ni de violencia, ni económicos. ¿O ha habido algún problema aquí en casa?.

—No... —susurré.

—¿Entonces? —levanté la cabeza, me choqué con sus ojos azules parecidos a los míos.

—Ellos lo hacen, y dijeron que era divertido, yo solo quería probar y ya...

No quería decirle que estaba celoso de Iris y de ella.

—Jake —susurró pasandose las manos por el cabello, frustrada. El flequillo se le desacomodó haciéndome reír, cosa que ella no compartió y al contrario, me miró mal. —, todo lo tomas de broma —bufó molesta.

Por un momento pensé que se iría, pero no, se levantó y tomó aire para luego proseguir con el discurso que ya me esperaba:

—Tú sabes que las drogas son un componente demasiado dañino para tu cuerpo, lo único que te diré, es que si me entero que lo sigues haciendo no voy a dudar en decirle a Alanna, sin importar lo que tú pienses se lo contaré todo, no tienes derecho a dañarte de esa forma. Más que nadie sabes lo duro que han trabajado nuestros padres para darnos un buen futuro y no para que te conviertas en esto —me señaló —, sabes que te quiero y te apoyo en todo, pero si se trata por tu propio bien no me interesa que me veas como tu enemiga.

—Solo fue una vez, exagerada... —mentí.

—Las veces que sean, igual dejaste que esa mierda circulara por tu organismo. Sigue así, que a mi no me molestaría abrir la boca.

—Vale Emma, no lo haré. ¿Contenta? —bufé.

—No del todo. ¿Que hay con Annie? ¿No que eran muy buenos amigos?.

—Ah, esa loquita... —sonreí.

—Cuando estaban pequeños se adoraban.

—Las cosas cambian —hablé levantándome.

—Solo quiere lo mejor para ti. Apuesto a que están alejados porque le contó a todos que le pusiste cuernos a Sasha.

—Nadie sabe que es lo mejor para mí ¿ok?.

—Si, y menos tú.

—No sé porque te colaste en el vientre de mamá, tenía que nacer yo solo...

—Ahora te jodes —se levantó y me dió un golpe en la cabeza —, además no creo que haya sido yo la que me colé.

Me sonrió mostrando sus dientes perfectos, físicamente eramos tan parecidos a mi padre.

—En fin, Annie está loca y me confunde, no veo la hora para decirle que no me dirija la palabra —mentí de nuevo, ella frunció el ceño sin creerselo.

—Jake, ambos sabemos que solo tratas de evadir lo obvio. Desde pequeños...

Paró de hablar cuando sonó el timbre de la puerta. Emma se levantó rápidamente, sabía que era mamá, no habían demorado mucho, pues la casa de mi abuela no es muy lejos.

Bajé las escaleras rápidamente echando un vistazo a las fotos de Luz colgadas en la pared.

Luz era como una madre para mi mamá, pero murió poco antes de saberse el embarazo de mi mamá con Iris. Eso la devastó, pero aún así continuó siendo fuerte por nosotros.

—¡Emma! —gritó mi hermana menor abrazando a mi melliza por las piernas.

—Yo también te extrañé, arcoíris andante —le devolvió el abrazo.

Mi hermana Iris Coulds, a sus nueve años era toda una bola de alegría.

—¿Y para mí no hay abrazo? —pregunté abriendo los brazos.

—Tú me caes mal —bromeó antes de corresponder mi abrazo.

Tener a mi hermana menor en casa siempre daba luz a todo. Aunque muchas veces me sintiera celoso de ella. Al parecer por ser la menor es la favorita de papá y mamá.

Emma es inteligente, Iris da color a tus peores momentos y yo, yo solo soy el que se metió en una familia donde no lo necesitan.

—Supongo que iré a la fiesta —dije dirigiéndome a mi madre.

—Vale, cuídate —dijo mi hermana —, me iré a mi universidad, solo pedí dos días de descanso.

Emma iba a una universidad de tiempo completo, donde tenía que dormir, comer y festejar sus cumpleaños. Le daban uno o dos días de descanso para visitarnos pero nada más, tenía que prepararse día y noche para los decatlones de química.

Subí a mi habitación a bañarme, cambiarme, perfumarme.

En resumen, a ponerme bien lindo.

Ya estando listo tomé las llaves de mi auto y empecé a conducir hasta la ubicación que me habían enviado por WhatsApp.

Presentía que esta noche sería una de las mejores.

ANNIE

Estaba sentada en la barra, acompañada del barman. Ya varios hombres me habían invitado a bailar pero en realidad no tenía ganas de absolutamente nada, Andrea hasta me llamó la atención porque siempre que venía a las fiestas solamente era para beber gratis, ya que por mi increíble apariencia los bartenders siempre me dejaban el trago sin pagar.

—Levante el culo de ahí, Annie —insistió mi amiga una vez más.

Llevaba unos ocho tragos, me sentía mareada.

—Ahora —dije tras unos momentos.

—Se supone que venimos para...

—No sabía que estaban aquí —habló alguien a mi lado.

—Oh... Jake —habló mi amiga, por fin me atreví a levantar la cabeza.

Casi me quemo los ojos cuando vi su cara, llevaba su cabello ligeramente despeinado, unos vaqueros negros de marca, una camisa blanca con sus dos primeros botones desabrochados.

La imagen me hizo babear.

—Hola —hablé como pude.

Mi cabeza daba vueltas, pero no estaba borracha, podía hablar bien. Supongo.

—¿Bebiste mucho? —preguntó mirando mi cara.

Acababa de llegar, lo sabía porque su cabello estaba húmedo aún.

—¿Se nota tanto?. No tengo a nadie con quien bailar así que tuve que sentarme aquí como una idiota a beber, y beber —arrastré las palabras mientras me encogia de hombros.

Mi amiga se rió porque sabía que estaba mintiendo, pues había visto como se me acercaban los hombres.

—Entonces para que no estés sola, baila conmigo —me ofreció su mano...

Y con los labios entreabiertos por la sorpresa acepté.

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