Dylan. 

Juno se encontraba a mi lado en el avión camino a nuestra luna de miel profundamente dormida, y yo no podía dejar de mirarla. Saber que estaba en camino a pasar días hermosos con ella (aunque en sí, todos los días con Juno son hermosos) y que dentro de ella se encontraba nuestro pequeño o pequeña, me hacía sentir el más afortunado.

Luego de varias horas de viaje, traslados y algo de cansancio, finalmente llegamos a nuestra cabaña.

— ¡Mira la vista! — dijo Juno brincando cómo una niña pequeña, su ternura hacía que la adorara aún más. Me acerqué al balcón junto a ella admirando la vista, básicamente habían más cabañas y a nuestro alrededor se encontraba la arena y el hermoso océano  —. Es hermosa ¿no lo crees?

— Tan hermosa cómo tú y nuestra futura hija o hijo.

— Le contaremos que su primer viaje fue Bora Bora, que se sienta afortunado.

— Ya es afortunado, con el simple hecho de tenerte cómo madre.

— Y a ti cómo padre — respondió colocando sus brazos alrededor de mí y con una sonrisa besarme.

Descansamos un poco y por la tarde decidimos ir por algo de comer y luego a caminar por la playa. La arena era blanca y el agua era un azul impresionante, Bora Bora era una isla maravillosa y estaba tan contento de compartir esta experiencia con Juno. 

En la noche preparé una cena especial para ella frente a la playa. Juno llevaba puesto un vestido largo y cómodo de color azul marino, y su cabello rojo volaba con el aire. 

— Está delicioso, muchas gracias — dijo ella sonriente mientras le daba una mordida a su pescado.

— Denada ¿y el bebé piensa lo mismo? — Juno rió.

— Si la mamá es feliz, el bebé también — nos serví un poco de champan a ambos para brindar.

— Brindemos, por nuestra primer cena cómo esposos, por la gran vida de casados que tendremos juntos, y por la familia que estamos comenzando a crear — levantamos nuestras copas. 

— Salud — dijimos al unísono para después chocar nuestras copas y beber.

Nuestros días en Bora Bora fueron días divertidos, hicimos muchas actividades cómo pasear en lancha (aunque Juno vomitó un poco), explorar la isla, nadar o simplemente la pasábamos en nuestra cabaña con juegos de mesa, viendo televisión o hablando. Todo lo que hacía, era maravilloso por el simple hecho de estar con mi hermosa esposa. 

Juno. 

Despertar durante la mañana con mi amado esposo a mi lado, levantarme y que mis ojos apreciaran la bella vista de Bora Bora, el sonido de las olas y el sentimiento de tranquilidad, lo hacían todo más perfecto. 

Dylan nos consintió bastante, refiriéndome a mí y al bebé que podrá sonar extraño, pero tenía el instinto de que estaba muy contento. Decidí que era tiempo de que yo consintiera a Dylan así que preparé un pequeño baile para ambos frente a la playa, con rosas y velas a nuestro alrededor. 

— ¿Me concede este baile, señor Carrison? — dije ofreciéndole mi mano.

— Con mucho gusto, señorita Carrison — tomó mi mano y unió su cuerpo con el mío mientras nos movíamos alrededor entre risas.

Sentíamos la arena en nuestros pies, sentíamos nuestros corazones latir y el viento en nuestros rostros. Lo que más sentíamos era el amor y la felicidad, gratitud porque después de años nos encontrábamos finalmente aquí, en el escenario más perfecto. 

— Cuando te vi por primera vez nunca pensé que años después iba a estar contigo, bailando en la playa de Bora Bora — dijo él.

— Yo tampoco lo pensé, nunca se me vino a la mente, si alguien me lo hubiera dicho en ese momento le hubiera dicho a esa persona que en definitiva estaba loca — Dylan rió.

— Yo también le hubiera dicho lo mismo, pero ahora soy yo el que está loco por ti.

— Te amo Dylan, nunca me cansaré de decirlo — le dije sonriente colocando mi mano en su rostro, acariciándolo suavemente.  

— Siento lo mismo — y me lo demostró besándome con amor y ternura. 

Nota de la autora: Pues aquí está el extra de la luna de miel, espero que les haya gustado mucho y quería avisarles que he publicado una nueva historia, más bien es una recopilación de mensajes nunca enviados, si quieren leerla adelante, los amo mucho<3 

Capítulo editado