Capítulo 22

Al escuchar esa voz, quité la mano del rostro de Aiden y rápidamente me puse en pie.

—No, no interrumpes nada ––aclaré apresuradamente.

Aiden se paró del suelo y saludó al visitante.

—¿Qué pasa, Carter?

—Aiden, ¿podrías traer mi chaqueta? La olvidé la última vez que vine.

—Y yo que tenía la esperanza de que no te acordaras. Quería quedármela, amo esa chaqueta ––bromeó Aiden.

—Te obsequiaré una igual en tu cumpleaños.

—Pero falta demasiado ––se quejó como si fuera un niño pequeño e impaciente.

—Acaba de traerla, ¿quieres?

—Ahora regreso.

Carter siguió con la mirada a Aiden mientras subía las escaleras.

Cuando finalmente desapareció volvió su mirada hacia mí y en un veloz movimiento agarró ambos lados de mi rostro y me besó.

—¡¿Carter, qué haces?! ––murmuré, nerviosa y exaltada, apartándolo con delicadeza, pero a la vez con determinación.

—Creo que era muy obvio lo que estaba haciendo ––replicó con una media sonrisa y arqueando una ceja.

—No me refería a eso. ––Desvié la vista—. Me refería a que no lo puedes hacer. Cualquiera podría vernos. Ya Sue se enteró…

—¿Hasta cuándo tendremos que ocultar esto? ––reclamó, alternando su mano entre ambos—. No entiendo por qué tenemos que hacerlo.

¿Y ahora yo qué digo?

—Pues… ya te dije que no me siento lista para… contarlo.

—Llevamos casi un mes y, ¿aún no te sientes lista?

Él estaba comenzando a perder la paciencia.

—Eh… no…

Suspiró.

—Está bien. Iremos a tu paso.

—¿No estás molesto porque, mientras tú quieres correr, yo voy gateando? ––Soltó una leve risa.

—No. Puedes gatear durante el tiempo que quieras ––respondió, sonriendo. Luego se sentó en el sofá y yo lo seguí.

—Eres tan comprensivo, es una de las cosas que más me gustan de ti ––admití.

—Eso y mi risa ––puntualizó, burlesco.

—La próxima vez que vaya a elogiarte lo pensaré dos veces.

—Es que no lo haces mucho, así que me parece épico cuando pasa. Me gusta que expreses tus sentimientos, como casi nunca lo haces. Es por cosas como esa que estoy dispuesto a esperar a que quieras caminar…

Desvié la mirada.

Soy incapaz de mirarlo cuando se pone en plan… ese plan…

—Por cierto, ¿qué estaban haciendo Aiden y tú cuando llegué?

—Estábamos… no vayas a malinterpretar lo que viste ––me apresuré a decir.

—Precisamente por eso te estoy preguntando.

—Cuando llegaste… Aiden estaba… sensible.

—¿Sensible? ¿Aiden? ––repitió, escéptico.

—Es que… me contó algunas cosas que lo dejaron un poco perturbado… y yo estaba intentando consolarlo ––expliqué.

—Aiden abriéndose con alguien… eso es nuevo.

Silencio.

—Por los apuntes en la mesa, diría que estaban estudiando, pero Aiden no haría eso. Él preferiría reprobar —comentó de pronto.

—Siento decepcionarte, pero sí estábamos estudiando.

—¿Qué le está pasando a mi Aiden? ––dijo con una fingida cara de confusión y colocando la mano en su pecho en un gesto preocupado.

Se estaba burlando.

—Y, ¿qué estudiaban?

—Matemática ––respondí.

—Pero, Aiden es un genio en matemáticas. Los números se le dan genial.

—¿Ah, sí? Pues no parecía ––puntualicé.

Él se quedó en silencio, como si estuviera resolviendo un complejo rompecabezas en su mente.

—¿Solucionaste el problema que tenías? ––pregunté.

—Sí, por eso vine antes de lo que planeé. Y, ¿tú cómo has pasado la tarde?

—Tuve un sueño raro ––solté lo primero que pasó por mi cabeza.

¿Por qué habré dicho eso?

—¿En serio? ¿Qué soñaste? ––preguntó con curiosidad.

¿Y ahora qué digo?

—Pues… no fue nada importante.

—Dime, quiero saber.

Carter siempre aprovechaba la más mínima oportunidad para saber más de mí, ya que no soy muy abierta.

—Fue una tontería.

—Cada vez estoy más intrigado. Siempre simplificas las cosas importantes.

¿A dónde mierda fue Aiden a buscar esa chaqueta?

—Cuéntame ––insistió.

—Soñé que alguien moría… ––dije en voz baja.

—Oh.

—Alguien que quiero… y moría por mi culpa… ––conté una parte del sueño.

Él me tomó de la mano.

—No pienses en eso. Solo fue un mal sueño.

—Siento la demora. No encontraba la puta chaqueta ––dijo Aiden mientras bajaba las escaleras.

Al escucharlo, Carter apartó su mano de la mía a gran velocidad y luego se puso en pie para tomar la prenda.

—Gracias por no haberla roto en lo que venía a buscarla.

—Para eso estamos los amigos.

Parece que Aiden no captó el sarcasmo en las palabras de Carter porque la chaqueta estaba hecha un desastre.

—Por cierto, ¿tú y Millie vendrán para Acción de Gracias? Ya es la semana que viene ––indagó Aiden.

—Aún no lo sé. Creo que mis padres tienen un viaje de negocios. Debo preguntarles y después te digo.

—De acuerdo.

*

—Bueno, clase. Eso fue todo por hoy. Recuerden estudiar los temas de la página 172 a la 195. Dentro de dos semanas comienzan los exámenes ––dijo mi profesor de Química.

—Qué asco, los exámenes ––se quejó Sam cuando íbamos caminando por el pasillo para irnos a casa.

—A mí me gustan ––comenté, encogiéndome de hombros.

—¡¡¿Que a ti qué?!! ––Me miró con espanto—. Siempre supe que eras rara, pero esto es demasiado.

Comencé a reír.

—Ay, mierda ––soltó Sam.

—¿Qué pasa?

—Recordé que tengo turno ahora en el trabajo. ¡Y ya voy tarde!

—Pues apúrate. No queremos que una chica millonaria como tú pierda su único empleo ––emití sarcásticamente.

—Exacto. Y ya me voy. Hasta luego, Mia. ¡Nos vemos mañana! ––gritó mientras se alejaba corriendo.

Yo seré rara, pero ella está loca.

Me dirigí a la biblioteca para buscar un libro que necesitaba para investigar algunos temas que evaluarían en los exámenes.

Cuando salí el instituto estaba desierto.

No quedaba un alma en los pasillos.

En el profundo silencio que reinaba se elevaron algunas voces.

Continué caminando.

En el gimnasio había gente.

Para ser más específica, había dos personas.

Olivia y Carter.

—Carter, por favor ––suplicaba ella con la voz completamente quebrada. Estaba llorando.

—No me vas a convencer, Olivia. ––Su voz sonaba muy firme, seria y decidida.

—Realmente estoy muy arrepentida. ––Ella lo agarró por la camisa y le imploró mirándolo a los ojos—. Paul fue una equivocación. Vuelve conmigo, por favor.

—Olivia, no hagas esto. ––Él tomó sus muñecas para intentar apartarla.

—Sé que cometí un error estúpido, pero yo te quiero, Carter. ¿No podemos volver a como estábamos antes? ––Su expresión era triste y suplicante.

El entrecejo de Carter estaba ligeramente fruncido en señal de fastidio. Él es demasiado bueno como para mandarla a donde merece. En ese instante levantó la vista del rostro de Olivia y se quedó pasmado cuando me vio en la puerta del gimnasio.

Naturalmente, Olivia quiso saber qué lo había dejado tan sorprendido, así que se giró para averiguar y lo que se encontró fue a mí.

Ella lentamente se pasó las manos por el rostro para secar sus lágrimas.

La chica alternaba la mirada entre Carter y yo, como si intentara analizar algo.

Comenzó a acercarse lentamente a mí mientras en su rostro se dibujaba la media sonrisa que caracterizaba su maldad.

—Así que es por tu culpa… ––emitió en voz baja a unos pocos metros de mí, como si hubiera resuelto un complejo enigma. Carter se acercó también. Una expresión precavida teñía sus facciones.

—Es por ella, ¿verdad? ––Lo miró y luego a mí mientras seguía sonriendo de esa forma escalofriante—. Él no quiere volver conmigo por ti, ¿no es así? ¡¡¿No es así, maldita perra asquerosa?!! ––Se abalanzó sobre mí, agarrándome fuertemente del cabello de la nuca con una de sus manos y zarandeándome con la otra por uno de los hombros––. ¡¡¡Sabía que te ibas a meter, maldita puta!!! ––bramó, totalmente desquiciada.

De repente, se apartó de mí con brusquedad.

—¡Basta, Olivia! ––gritó Carter, sujetándola por las muñecas.

Ella me miraba con odio, como si fuera la causante de todas y cada una de sus desgracias.

—No culpes a Mia. No quiero volver contigo porque no sirves. La única puta que hay aquí eres tú, ¡así que no te vuelvas a meter con ella! ––Y, después de decir eso, la soltó con un brusco movimiento.

Nunca pensé que vería a Carter tan molesto.

—¿Sabes qué? Me alegro de haberme follado a Paul. ¡Te lo merecías! ––escupió, venenosa.

—Créeme, fue lo mejor que pudiste haber hecho por mí ––espetó Carter.

Ella se giró furiosa y se marchó dando firmes zancadas.

—¿Estás bien? ––preguntó Carter, genuinamente preocupado, mientras acariciaba mis mejillas y escrutaba mi rostro.

—¿Tú estás bien? ––respondí con otra interrogante, sujetando sus muñecas.

Olivia le dijo cosas muy fuertes. Era yo quien debía sentir preocupación.

—Sí ––contestó.

—Siento todo lo que pasó.

—Esa discusión no tiene importancia. Lo que le dije era verdad, Mia. Su traición me ayudó a ver lo que estaba frente a mis ojos, lo que realmente vale. ––Su mirada era tan profunda e intensa—. Me ayudó a comprender a quién quiero a mi lado…








Nota: Ciao!!!
Les gustó el capítulo?
Aquí entre nos, me encanta el conflicto y las peleas.
Me alegro de que Carter pusiera a Olivia en su lugar.
Ella no supo valorarlo, así que ahora se puede ir para...
Bueno, cambiemos el tema que esa chica me estresa. XD
Un personaje de mi propia invención me estresa. XDD
Bueno, sin más preámbulos, espero que les haya gustado y nos vemos en el siguiente.
Arrivederci, bambini/e.

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