How deep is your love (Extra)
(N/A): No es un capítulo como tal en este libro pero si va en la línea temporal. Pueden pasarlo si quieren y si no les gusta leer este tipo de cosas.
Prometo arreglar los guiones y errores, que es la madrugada del 25 y no estoy en todos mis sentidos.
Advertencia de cosas impropias.
Cafuné.
Había vistos muchas publicaciones en internet sobre las que eran consideradas las palabras más bonitas en diferentes idiomas y le parecía curioso cómo era posible que no existiera una palabra en su idioma para describir una de sus acciones favoritas.
Siempre se había considerado ligeramente romántica, sin llegar a ser melosa ni quedarse en el marco de la rigidez; realmente le gustaba que las cosas funcionaran y regalar la alegría que, tal vez podría no sobrarle, pero quizá alguien la necesitaría más.
Normalmente no se sentía especial, no se creía nada fuera de este mundo. Pero por alguna razón, estar ahí, en ese momento parecía llevarla a un universo en el cual eso era cierto.
Era una revolución en su pecho y un vaivén de emociones que no la dejaban dormir desde que el primer despertador del día se escuchó y seguido de éste el ruido de alguien moviendo las cosas en la cocina hasta que cesó tras cerrar la puerta del departamento. Por las mañanas era así; después del despertador de Fred y de que su presencia ahí desapareciera, lo único que seguía era esperar el despertador de Wes y escucharlo maldecir por tener que abrir los ojos.
Pero esa mañana no era así. Claire despertó como de costumbre al escuchar todo el ruido ajeno a ellos y se quedó con los ojos abiertos, perdida en sus pensamientos, esperando a que alguien más hiciera un movimiento para comenzar su sábado aunque sabía que quizá eso no pasaría hasta pasar las 10 am.
¿Cómo era aquello posible?
Hace apenas un año tenía expectativas diferentes y una visión bastante errónea de lo que significaba el amor. Ahora, estaba ahí, recostada en la misma cama con un chico que hace un año no se había cruzado aún en su camino y del cual, podía jurarlo, no quería ser apartada jamás.
Esa afirmación le llegó de repente. Casi mareándola y metiéndola en un extraño hoyo que no se sentía mal del todo. Cuando estás enamorado piensas en locuras, ella lo dijo una vez; y se lo dijo a él la primera vez que charlaron en serio mientras intentaba convencerle de que saliera con la chica del supermercado, ignorando completamente el hecho de que la vida podría burlarse de ella como lo hizo.
El enamoramiento se termina, el amor no. Y eso pasó; le pasó a ella con Charles, le pasó a Wesley con Mia. Y tenía un enorme temor de que eso les pasara a ellos.
¿Cómo adivinaría? ¿Cómo saber que alguien es para ti y lo seguirá siendo?
No sabía si creer en el amor era suficiente y sabía que Wesley era un incrédulo de primera pero le había mostrado, en tan poco tiempo, que en verdad le importaba. Y eso le hacía sentir bien, ¿Cómo privarte de algo que te hace sentir bien? Solo un loco sería capaz. Por miedo o dudas, y al parecer ya habían pasado todo eso.
Fue alguien que apareció, solo, sin que ella lo buscara y sin que ella lo pidiera. Le atrapó sin siquiera intentarlo y la convenció de quedarse sin tener que atarle; haciendo que todo lo demás dejase de importarle.
Estaba ahí, combinándose con el calor que él emanaba bajo las sábanas, escuchando su palpitante pecho y sus ligeros ronquidos de siempre cuando estaba cansado. Con pequeñas gotas de sudor en su frente aunque el frío inicio de otoño les trajera lluvia esa mañana y les inundara con una luz fría por la ventana.
Claire se movió en su lugar y se preguntó si él pensaría sobre ambos como ella lo hacía. Levantó su mano con cuidado y pasó sus dedos por el cabello de Wes recordando lo largo que era hace unas semanas antes de que tuviese que cortarlo. Se veía oscuro de esa manera.
Su frente se relajó a medida que ella enredaba más sus dedos en su cabello y llegó a un punto en el que una pequeña sonrisa se asomó en su rostro; aún estaba esa marca en la comisura de sus labios gracias a un golpe que recibió por su culpa y que al parecer no se iría nunca.
Tal vez, aceptar que jamás había querido a nadie de la manera en la que quería a Wesley era el primer paso. Quizá el inicio de todo.
************
-¿No creen que es muy temprano para jugar? -Claire entró a la cocina. Solo con su bata de baño encima y su cabello recogido tras cuidar que éste no se mojara cuando se duchó.
-Si, mamá-Oliver fingió una voz de niño al responder; no le miró solo se quedó quieto mirando a la nada como Silver le había dicho.
-Tiene audición para el desfile de Halloween de la misma universidad-la chica alta, con pijama de jirafa (casi como mameluco de bebé), se defendió. Golpeó la espalda de Oliver para que dejara atrás la postura de flojera que él optaba-. ¿Tengo que ponerte libros en la cabeza o qué?
-Decidí que esto de las pasarelas no son lo mío, soy mejor con las fotografías. Tal vez sería bueno solo publicidad-se encogió de hombros. Riendo ante la expresión de Sil.
-No te rías-ella insistió-, que no es pasarela de Victoria's Secret.
-Podría ser un ángel-se burló. Colocando las manos en su cintura logrando una pose típica de esa pasarela.
-Hey, pon atención-Sil le tomó del rostro-. Tienes cara de niño perverso pero cuando te llega la inexpresividad y luego sueltas esa sonrisa... Te imagino en una publicidad de alguna fragancia francesa-lo soltó y le golpeó la mejilla que, más que dolor, lo único que causó fue un sonoro ruido.
-Me gusta que me pegues-le susurró y ella rodó los ojos aleándose.
-Ahora, camina-le indicó por donde lo hiciera.
-¿Ahora a qué juegan? -Wesley salió, no tan sorprendido y no necesariamente esperando una respuesta; fue directo a la cocina mientras terminaba de marcar un número en su teléfono.
-¡Seré un ángel de Victoria's Secret! -Oliver fingió una voz aguda a lo lejos.
-¿Debo preocuparme? -Wes preguntó a Claire mientras abría el refrigerador.
-No creo-Claire dejó de mover la bolsa de té en su taza-. ¿A quién llamas?
-A papá, pero...-alejó el teléfono de su oreja-, no responde-sacó la botella de leche y se dedicó a buscar una caja de cereal de la alacena-. ¿Qué harás hoy?
-Tarea...Trabajaré en la tarde-respondió-. ¿Tú?
-Tuve que traer trabajo a casa- comenzó a servirse en un tazón-. Y ni siquiera es mío pero... ya sabes-se encogió de hombros-. Me quedaré aquí todo el día.
-Bien, entonces puedes cuidar a los gemelos-señaló con la cabeza a Silver y a Oliver.
-¿Tenemos gemelos? -rió acercándose a ella-. ¿Y si nos separamos y te llevas a uno para enviarlos al mismo campamento once años después?
-¿Puedo arrojarte la secadora primero?-miró hacia arriba solo para darse cuenta de que ya tenía los ojos verdes de Wes en ella. Él frunció sus labios como si pensara y después sonrió tomando su tazón.
-Hecho- dicho eso regresó a la habitación.
***********
-¿Crees que hoy llueva mucho? -terminó por subir la falda hasta su cintura. La verdad era que no esperaba salir de la habitación hasta que tuviese que ir a trabajar; tal vez quedarse en silencio haciendo sus deberes era el mejor plan que tenían para ese sábado en la mañana.
Wesley estaba recargado en su silla, manteniendo su concentración en la computadora que tenía frente a él. Recién había tomado un baño también y lo único que había logrado ponerse antes de perderse en su trabajo, eran sus pantalones; le tomó un par de segundos analizar su pregunta y asintió en cuánto terminó de hacerlo.
-El pronóstico lo dice-murmuró después, cruzó sus brazos y ésta vez le miró-. ¿No tienes frío? Siempre tienes frío-rió un poco, al ver las piernas desnudas de la chica.
-Pensaba ir a la lavandería hoy, no tengo pantalones limpios-caminó por la habitación hasta el espejo de la pared que estaba justo al lado del escritorio de Wes-, pero llueve-soltó su cabello-. Y se esponjó...-resopló al verse.
-Me gusta así, te ves rebelde-el castaño se estiró en su asiento y después bostezó.
Claire enarcó una ceja y le miró desde el espejo mientras intentaba arreglarlo.
-Y con esa falda te ves como una chica de colegio-bromeó.
-¿Entonces me veo mal? -dejó de sostener su cabello y volteó. Fingiendo una molestia que se atribuía mucho a las chicas.
-No dije eso-se encogió de hombros; ésta vez le miró con una sonrisa juguetona: notó como ella parecía un tanto molesta y eso le hizo reír. Recargó su cabeza en el respaldo de la silla e intentó forzar la pesadez de su mirada en la falda negra que cubría hasta la mitad de sus muslos-. ¿Entonces...?-arrastró su silla hacia atrás.
Claire hizo una mueca, como si pensara pero era más que claro que jugaban, caminó hasta él, con una fingida resignación. Wesley le tomó de la mano obligándola a acercarse más mientras tarareaba una canción para sí mismo como si quisiera recordar algo; Claire le miró con duda pero entendió lo que quería que hiciera. Sentándose sobre él, con las piernas a cada lado; Wes siguió tarareando como si fuese lo más divertido del mundo.
-¿Sabes qué pensé la primera vez que te vi? -habló parando a su músico interior; Claire no quiso hablar, asi que simplemente se limitó a negar con su cabeza perdiéndose de nuevo en la marca que él tenía en sus labios y que perdía cuando comenzaba a hablar. Wes sonrió-: Fue como una epifanía, lo único en lo que podía pensar fue en How deep is your love de los Bee Gees porque fue la canción que Tyler no había dejado de cantar toda la noche anterior en el club, y por alguna razón pareció encajar con el momento porque me convencí de que eras la chica más bonita que había visto en mi vida-confesó, un tanto apenado a la mitad y a la vez sonriendo como si ahora lo considerara digno de un acosador.
La rubia comenzó a reír-: Y yo que cuidé de no comerme tu queso-se acercó para dejar un corto beso en sus labios antes de dejarlo continuar.
-Nadie sabe de quién es ese queso-frunció el ceño cuando ella se separó-. Está ahí desde que nos mudamos aquí.
-Sería bueno que lo saque de ahí antes que nos coma.
-Gracias.
-¿Hay algo más que pueda hacer, señor Van der Gucht? -dijo, y aquella forma suave y tentadora en la que le llamó pareció como una invitación. Claire se inclinó un poco, tratando de acomodarse mejor moviéndose de atrás hacia adelante. Wes respiró hondo y algo en ella disfrutó esa reacción.
Ya habían pasado por ese proceso numerosas veces, sabían lo que venía y cómo acabaría pero jugar nunca estaba de más. La mano derecha del castaño se posicionó en su cintura incitándola a hacer de nuevo lo que había hecho; con delicadeza, lentitud y una sonrisa que decía más que las palabras, siguió rozando su parte íntima contra la de él siendo separados por la tela de sus atuendos.
-¿Y si alguien entra? -fingió preocuparse por ello. Le besó antes de que él respondiera por culpa de un pequeño jadeo que salió de sus labios y quiso callar.
-Estabas cambiándote-le recordó después que habia colocado el pestillo pues existían recuerdos de como Oliver amaba entrar sin tocar -. Nadie va a entrar -masculló, con una voz más gruesa de lo usual que incluso llegaba a ser atemorizante si no le conocías. Con su mano izquierda acomodó el cabello rubio de Claire detrás de su oreja, con sumo cuidado como si disfrutara el hacerlo. Después de eso, acarició su mejilla y admiró como ella tomaba cierto control.
Wesley podía cambiar de un momento a otro si ese sentimiento de lujuria se adueñaba de él y, probablemente, la única forma de sacarlo de ahí era terminar con lo que empezaban. Le gustaba dejar que ella comenzara y después le pidiera participar.
La respiración de Claire comenzaba a escucharse pesada inundando el silencio de la habitación; Wes tomó el control remoto que estaba en el escritorio detrás de ella y encendió el reproductor de músics subiendo el volumen hasta que eso solo quedó entre ellos. Lo arrojó por ahí y tomó el rostro de Claire en sus manos para poder besar sus labios otra vez; deleitándose de ellos y mordiéndolos cada vez que a ella se le escapaban jadeos desesperados que la animaban a moverse más rápido.
Ni siquiera habían notado la canción que tenían acompañándoles. Era una bateria alocada combinada con una guitarra eléctrica que asustaría a cualquiera.
-Por favor-le escuchó decir, casi como si rogara. De un movimiento levantó la única prenda que le cubría la parte superior de su cuerpo, sacandolo de su cuerpo y arrojando el suéter al suelo sin mucho cuidado.
Aquello no era nuevo, era más o menos a lo que se habían acostumbrado. Claire había abandonado casi todo su pudor ante él desde hace tiempo, semanas, pero había algo que se negaba a hacerlo por completo. Wesley lo entendía, y no pretendía obligarla; desconfianza, tal vez temor, no lo sabía e intentaba que eso acabara aunque siempre fracasaba.
-Por favor...-siguió murmurando. Insistiendo.
-¿Si? -intentó mirarle fijamente, presionó de nuevo su mano contra su mejilla y ella colocó la suya encima; mantenía sus ojos cerrados y asintió, deteniéndose. Rehusándose a terminar de esa manera.
Él, sin dejar de ver como Claire mordía sus labios manteniendo ese sentimiento, llevó su mano por debajo de su falda apartando su ropa interior provocando que su cuerpo reaccionara al instante, tensándose y soltando un suspiro repleto de placer. La rubia lo rodeó con sus brazos, escondiendo su rostro en el cuello de Wes, soportando aquella dulce tortura .
-¿Si? -preguntó de nuevo. Ella hizo lo mismo con su cabeza, repetidas veces con evidente desesperación. Estiró su mano libre para cerrar su computadora-: A la cama -casi ordenó al hacerlo.
Claire rápidamente se quitó de encima haciendo lo que él le pidió, se tumbó en la cama olvidándose de todo; por primera vez en mucho tiempo se veía completamente segura. Su corazón latía cada vez más rápido por esa sensación que le quemaba. Miró como Wesley se detuvo frente a la cama, le veía fijamente mientras desabrochaba el cinturón para poder deshacerse de su pantalón.
Los volátiles ojos de su novio ahora eran difícil de descifrar. La oscuridad de las nubes, la húmedad que se veía por la ventana y dentro de ella, combinado con la música estresante que no los dejaba pensar, hacía que aquello pareciese más un grato sueño húmedo adolescente.
Wes no lucía como él y ella tampoco como solía ser. Y quizá eso era lo mejor de todo.
No quiso distraerse más. Desvió su mirada al techo como esa mañana al despertar y esperó; sintió como se hundió la cama y un par de cálidas manos hicieron que doblara sus piernas y posteriormente éstas se separaran.
Respiró hondo pero lo único que sintió fueron los dedos de Wes jugando con ella estremeciéndola al instante. Su reacción fue inmediata, su cuerpo intentaba alejarse de ese tacto pero, entre más rechazo más rápido se movía.
Amaba eso. Amaba que Wes se tomara su tiempo y le tocara en lugares estratégicos que nunca imaginó. Y él lo sabía: sus ojos dilatados sin dirección, los balbuceos sin aviso y los lloriqueos como si buscara piedad, combinándolo con su cabello revuelto y mejillas coloradas; lo hacían sentir realmente poderoso.
-Si...-atinó a decir muy apenas.
Quiso verle pero lo único que percibió fue como la cabeza del castaño estaba entre sus piernas; por inercia llevó sus manos hasta el ya corto cabello castaño, enredando sus dedos en los húmedos mechones. Sus labios temblaban, los humedeció y los presionó tratando de soportar la ola de place que parecía acercarse.
Y lo esperó, colocó su antebrazo sobre su boca dispuesto a morderlo, pero no pasó.
Los movimientos y el tacto de Wes cesaron más no le dio tiempo de protestar por ello. Cuando quiso abrir sus ojos, los labios del chico prosiguieron en sus pechos desnudos causando que de retorciera un poco. Sintió como él colocó una almohada debajo de su cintura y acto seguido se dedicó a dejar húmedos besos en su cuello al mismo tiempo en el que se dedicaba a acariciarla gentilmente. No le dio tiempo de acostumbrarse, pocos minutos después experimentó cómo algo ajeno a ella entraba. Lenta y cuidadosamente, más que las últimas veces que se había intentado.
-Wes...-murmuró ahogando su voz en un quejido, tembló-. Wes- repitió alarmada, colocó sus manos en los hombro de su novio y se sintió con el derecho de hundir sus uñas ahí.
Wesley siseó, intentó sonar tranquilo. Le miró al detenerse, apoyando sus manos al lado de su cabeza-: ¿No se siente bien, verdad? -preguntó.
Claire negó con su cabeza, probablemente queriendo aguantar un llanto ingenuo.
-¿Quieres que paremos? -era la pregunta en la que ella se daba por vencida pero esta vez no fue así; Claire mantuvo un rotundo no.
Respiró hondo queriendo abandonar toda pizca de miedo que hubiese en ella. Abrió sus ojos en grande e intentó mirar. Wesley se retiró un poco, tomándola de la cintura para poder entrar por completo.
-¿Ahora?
De nuevo negó.
Con cuidado, hizo un par de embestidas más. Preguntando lo mismo pero ella volvía a negar como si de pronto eso le ofendiera.
Claire se mantuvo en su decisión, tratando de ocultar el temblor de sus labios. Aferrándose a las sábanas y olvidándose de respirar por la nariz manteniendo su boca abierta para hacerlo.
El dolor era casi insoportable en sus primeros minutos pero, después, parecía desaparecer poco a poco y ser sustituido por un cosquilleo que solo le advertía de que algo bueno iba a pasar.
Wesley le miraba con atención, le llenaba el rostro de besos queriendo apaciguar el mal inicio, pero de un momento a otro pareció volverse loco. La adoró con su boca hasta que esa locura se lo permitió; sus gemidos profundos no dejaban de parecerle hipnotizantes y todas esas malas palabras llenas de placer que soltaba eran lo más excitante que podía escuchar. Nunca en su vida se había sentido tan anhelada como en ese momento.
Sintió sus ojos voltearse involuntariamente y de nuevo ese extremo cosquilleo en su vientre vino; acumulándose más abajo. Mordió su antebrazo ahogando sus quejidos o quizá hasta gritos con ello; su cuerpo intentaba alejarse pero Wesley se aseguraba de que eso no pasara. Sus manos quedarían marcadas en su cintura, de eso estaba segura.
Supo que terminaba cuando su cuerpo comenzó a temblar y sus rodillas dieron un respingo. Su respiración se fue casi tanto como su habla que no dejaba de repetir el nombre de Wes entre jadeos como si tartamudeara. Fue como si algo dentro de ella hubiese explotado como fuegos artificiales y ahora solo le quedaba admirar el paisaje que eso creó.
Gritó con fuerza pero eso no parecía molestarle a la canción. Wesley esperó, admiró todas y cada una de sus reacciones y esperó a que regresara en sí. Pero no lo suficiente como para dejar que se escapara; él continuó.
Ahora ella se sentía como una muñeca de trapo, que solo era utilizada pero se sentía tan bien que no le importaba que Wesley siguiera embistiendo dentro de ella; sujetando sus manos por encima de su cabeza, él se sintió con libertad de hacerlo a su manera. Buscando desesperadamente ese algo que ella había experimentado momentos antes.
No pasó más de un minuto cuando ella lo percibió sobre su estómago; entre jadeos y gruñidos repletos de éxtasis masculino.
Claire miró a Wesley un poco cohibida mientras intentaba recobrar su respiración; el castaño liberó sus manos lentamente, negó con su cabeza casi arrepentido y aun con sus ojos cerrados.
-Lo siento-murmuró un tanto desconcertado; probablemente no sabía que decir. La miró con cautela como si preguntara si ella estaba bien.
-Por favor -Claire comenzó -. No hagas esto con nadie más.
(N/A): No soy experta en esto. Pueden reírse pero no tanto. Es un extraño regalo de Navidad.
Feliz Navidad, queridos míos.
-Jude
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