Capítulo veintiséis | C'mere



—¿Compraste el obsequio?

—Un zorro de trapo con un lindo vestido azul—Wesley respondió, rascando su mejilla mientras miraba el camino frente a él—. Está atrás—señaló con su pulgar hacia los asientos traseros.

—¿Lo envolviste? —preguntó ella de nuevo mientras intentaba meter sus piernas en un pantalón color negro después de haberse quitado ese color blanco que utilizaba cuando tenía que ir al hospital donde era practicante

—Si...—Wesley miró de reojo a la chica que intentaba vestirse en el asiento de copiloto mientras tomaba su vaso de café del portavasos y le daba un trago—. No puedo creer que esto me parezca sexy—murmuró, regresando sus ojos a la calle.

—¿Si? Qué lástima—terminó de abrochar ese pantalón con éxito y se dedicó a quitar su blusa deshaciéndose de los botones—. ¿Crees que nos detengan por exhibicionismo?

—Los autos son propiedad privada—murmuró—. Solo esperemos que nadie te vea por el cristal, pero es de noche así que lo dudo.

—¿Crees que Sue lleve a Park? —preguntó tras quitarse es blusa, aprovechó que se detuvieron en un semáforo y se quitó el cinturón de seguridad para poder colocarse la que había elegido para la fiesta.

—No lo sé, ¿siguen saliendo?

—Tengo entendido que sí.

—Probablemente, Sue no puede ocultar que va a tener un bebé—bromeó. Miró a la chica y ésta hizo una mueca—. No puedo creer que hayas convencido a todos de que era buena idea hacer una fiesta así en un bar... Creí que bromeabas.

—No me subestimes, cariño—sonrió acomodándose el cabello después de terminar de vestirse—. Es más probable que asistan porque dudo que alguien de sus amigos quiera ir a un lugar con decoración en tonos pasteles e imágenes de bebés con el trasero rosado mientras hacemos competencias de ver quien logra cambiar más rápido el pañal de un muñeco.

—Es el sueño de todos—avanzó cuando el semáforo cambió de color y Claire se colocó de nuevo el cinturón de seguridad.

—Será divertido—se encogió de hombros.

—Tú crees que todo será divertido.

—Si cantaras karaoke te divertirías.

—Eso no va a pasar nunca.

—¿Por qué odias tanto cantar si amas tanto la música?

—Por la misma razón por la cual te quiero tanto sabiendo que me exasperas.

Claire miró con desgano  y decepción a Wesley mientras él esbozaba una sonrisa curiosa sin dejar de ver al frente. Como un niño; sin esperar nada o que ella realmente se insultara.

Wes estacionó el auto a unos metros del lugar y ella no dejaba de mirarle. El castaño lo hizo también, pero su esfuerzo por mantener la seriedad se esfumó cuando Claire puso los ojos en blanco y tomó su abrigo junto con su bolso para poder salir.

—Buen intento—dijo ella, burlándose. 

—Por favor, Claire—insistió aun riendo pero ella azotó la puerta del auto antes de que pudiese decir algo más.

*

—Ya no me parece una buena idea—Oliver llegó, tomando un puñado de maníes de la barra para atiborrarse la boca de ellos; miró a Wesley con desaprobación mientras negaba con su cabeza reiterando aquello.

—Creo que no eres el único—respondió éste.

—Yo no sé qué hacer—murmuró Fred recargando sus codos en la barra al otro lado de Wes, con la mirada perdida en los demás mientras sostenía una botella de cerveza y la balanceaba—. No sé qué cara poner.

Wesley siguió la línea imaginaria de su mejor amigo hasta la sección de mesas donde había un grupo de gente, conocidos por ellos la mayoría, que reían y charlaban animadamente como si nada importara. Mientras ellos tres estaban sumidos en la oscuridad de la barra bajo una nube grisácea que parecía lloverles a donde fueran.

Comprendió más a su mejor amigo cuando localizó a Sue, reír ante una broma que no podía escuchar mientras cargaba una pequeña caja de regalo que alguien le acababa de dar; eso mientras Park estaba detrás de ella cuidándole como si pudiese lastimarse con cualquier cosa. Y eso podría ser posible, pues Sue parecía a punto de reventar, tanto que más de una vez había derramado un vaso con su vientre sin siquiera ser consciente de eso.

Entendió la posición que tenía su mejor amigo. Ese sentimiento de reemplazo se contagió a él cuando vio a Claire platicar con Ben como si nada hubiese pasado. La verdad era que no entendía muy bien qué había pasado entre ellos dos de todas maneras.

—Saben, enamorarse apesta—Fred masculló, casi tan cansado como distante del mundo real—. La sinceridad no sirve de nada. Dos veces que soy sinceros, dos veces en las que me mandan a la mierda.

—Ya vendrá alguien real para ti—Wesley dijo. Frunció el ceño un tanto confundido y culpó a ese leve nivel de alcohol en él por ese optimismo.

—Es como ir por un camino que no conoces, pero es bonito. Entonces decides correr por él porque sientes que hay algo bueno al final, lo cual es malo porque ir de prisa dolerá más si te ponen una pared frente a ti que si fueses caminando disfrutando en serio ese paisaje.

—Ignoraré cuán patético sonó eso—Oliver lanzó un maní al aire y lo atrapó con su boca, festejando después solo para él.

—Creí que Beth sería diferente, parecía centrada y que sería muy madura para enfrentar esto—Wes dio un sorbo a su botella; Fred hizo una mueca tras escuchar eso.

—Nadie aquí es maduro. No sabemos qué estamos haciendo en realidad.

—¿Qué te dijo exactamente? —Oliver preguntó, interesado, pues parecía ser el más cuerdo de los tres aunque eso fuese muy extraño de creer.

—Nada—dijo recordando ese momento en el soltó la bomba—. Ella solo comenzó a reír como si yo hubiese dicho un chiste y cuando notó que lo decía en serio solo dijo: Oh, no—trató de imitar la voz de la chica—. Siguió diciendo que no, después dijo que lo sentía y que lo mejor sería ser amigos. La acompañe a casa en silencio y se despidió de mi como si fuese la primera vez que me veía.... Desde entonces no contesta mis llamadas—sonrió, con ironía y bebió de nuevo—. Cualquier Dios que esté manejando mi vida debería dejar de patearme.

—Oh, qué lástima. Sue número dos me agradaba más que la uno—arrugó su nariz y sacudió sus manos—. ¿Pasarán a cantar algo? Creo que yo lo haré—se estiró un poco.

—Paso—Wesley dijo de inmediato—. Me quedaré aquí, matando a Ben en mi mente.

—Oh, vamos. La noche no debe ser taaan mala.

—Tú fuiste quien comenzó diciendo que no te parecía una buena idea—Fred arqueó las cejas y Oliver se encogió de hombros, frunciendo sus labios y mirando a los demás en la pequeña reunión.

 —No tengo a nadie para sentirme mal, pero por lo que veo en ustedes sé que no es un momento agradable.

—C'mere de Interpol—dijo Wesley dándole una idea. El castaño asintió tomando el pedido y se retiró directamente al escenario.

—Iré al baño a vomitar, después trataré de que Ben se aleje de Claire—dejó su botella en la barra y suspiró—. Me está matando, pero el lado bueno es que no he explotado—sonrió, por medio segundo como si quisiera convencerse. Palmeó la espalda de Fred y se alejó para ir al baño como dijo.

—Creo que voy a inaugurar esto porque creo que todos son demasiado aburridos como para intentarlo—la voz característica de Oliver en el escenario llamó la atención de todos, el chico estaba en el escenario con el micrófono frente a él como era de costumbre y sonreía como si tuviera planes malvados qué ejecutar—. Mientras esperamos a que busquen la canción que quiero cantar, quiero felicitar a Sue—señaló a la chica que estaba de pie con un jugo de naranja en sus manos y reía ante la singularidad de Oliver—, y a mi amigo Fred... ¿Fred? —buscó con su mirada hacia el bar, haciendo que todos le imitaran—: ¡Fred! —fingió que no sabía que estaba ahí; el rubio levantó su bebida en alto mostrándose feliz aunque la verdad no tenía ánimos de aparentar—. A Sue y a Fred que están a punto de enfrentar todo eso que muchos tratamos de evitar—suspiró tras escuchar risas y movió su cabeza de un lado a otro como si agradeciera eso—. Wesley me pidió C'mere de Interpol, y me gusta bastante esa canción, así que no sientan que es deprimente, no hay una razón especial para cantarla ahora... Claro que no—dijo lentamente saboreando cada sílaba de aquello como si quisiera restregárselo en la cara a alguien. Oliver dirigió su mirada hacia la chica delgada que se encontraba sentada en uno de los extremos de la zona de mesas, quien le miraba de una manera ciertamente retadora mientras lamía el decorado de merengue de un cupcake que tomó del resto que Sue había llevado.

Silver lucía sincera y despreocupada, y eso le mataba. Y más cuando había llevado a un chico de anteojos y peinado decente que le hablaba sin importarle que él estuviese a punto de cantar. Miles, había escuchado de Fred que se llamaba.

—¿Podrías el tipo de allá, con la camisa de rayas y peinado ridículo, callarse? —habló por el micrófono sin importarle que tan molesto sonara. Miles calló de inmediato y Silver cubrió su rostro por reflejo—. Gracias.

Oliver asintió al chico de la música y éste le dio play a la pista.

—¿Se enojará si quiero tomarte una fotografía ahora? —Park susurró detrás de Sue quien estaba muy atenta escuchando a Oliver.

—No, se trata del chico—le miró—. ¿Más fotografías? —rió al ver al chico alejarse un poco de ella para posicionarse, colocando la cámara que colgaba de su pecho en su rostro.

—Vamos, te ves radiante—imitó la voz de la jefa de Sue, Noelle, quien repetía eso cada vez que le veía.

—Ugh, no soporto mi pies—parpadeó rápidamente al sentir el flash en su rostro y miró a Park con desaprobación.

—Lo siento, creo que sales mejor desprevenida—bromeó.

—Aleja esa cámara de mi bebé—le amenazó

—Ok—rió mientras veía las fotos que había tomado.

—Ahora regreso—avisó, él simplemente asintió sin dejar de ver la pantalla de su cámara y ella se alejó metiéndose entre las personas quienes la saludaban y rápidamente le abrían paso como si en cualquier momento fuese a lastimarse.

Encontró a Ben solo en una mesa, moviendo la cabeza al ritmo de la canción que Oliver cantaba y fue con él.

—¿Dónde está Claire? —gritó por culpa de la música.

—No lo sé—respondió éste, sin dejar de ver a Oliver ni de mover su cabeza—. Creo que fue con Wesley—esta vez le miró—; es lo más seguro. Alguien le llamó por teléfono y dijo que tenía que irse un momento... ¿Cuál es su problema? —cuestionó sin pizca de vergüenza.

—Simples celos, supongo—se encogió de hombros.

—Si Claire quisiera dejarlo por mí, ya lo habría hecho. Es más, ni siquiera estaría con él ahora.

—Sí, creo que no comprenden ese tipo de cosas tan fácil—siguió buscando a la rubia con la mirada, pero a quien encontró rápidamente fue a Fred quien seguía sentado en la barra comiendo maníes mientras prestaba atención a su teléfono como si nada a su alrededor pasara—. ¿Me permites?

—Adelante—Ben sonrió en grande y Sue fue hasta Fred casi como un imán.

Sabía que no podría estar completamente cómodo ahí, cuando todo eso comenzó y antes de que Park hiciera presencia en el lugar; él estaba con ella recibiendo amigos y obsequios ingeniosos que sacaban carcajadas. Al menos podían fingir frente a todos que se llevaban perfectamente bien y que lo intentaban por su bebé.

Pero a medida que la noche comenzaba, Fred dejó de estar alrededor hasta terminar en la oscura barra, embriagándose al parecer, y viéndose como un niño triste en los columpios cuando nadie quiere jugar con él.

Fred le había dado un regalo esa noche pero no lo había abierto porque esperaba tantas cosas que no sabía si era correcto hacerlo frente a los demás; ella le había hecho un regalo también pero al parecer no había llegado aún.

—¿Puedo entrar a la burbuja? —preguntó, parándose frente a él esperando a que le mirara. Fred enarcó las cejas levantando la cabeza y viendo como la morena sonreía amistosamente.

—¿Qué pasa? —preguntó, algo cohibido y muy perdido.

—Nada—se apresuró a decir—. Tu soledad abruma a cualquiera.

—Solo pienso.

—¿Asustado?

—No tanto. ¿Y tú?

—¿Yo? Mi cérvix tiene que abrirse diez centímetros por donde pueda salir alguien del tamaño de un melón... Mi abuela se ha encargado de asustarme lo suficiente.

—Lo siento—rió.

Sue suspiró—: Está bien, no creo que sea para tanto. Si fuese así probablemente todos seríamos hijos únicos.

—Sí, si fuese tan difícil nadie tendría más de uno.

—Crucemos los dedos para que sea de esos bebés que solo duermen y comen, y te dejan dormir por las noches.

—Creo que será difícil que pase.

—Tengo esperanza.

—¿Y qué tal Park? —preguntó de la nada. Sue frunció el ceño y miró hacia atrás donde el chico estaba, después regresó a Fred y éste se mostraba interesado en su respuesta; pero por el tono de su voz no podía llamar celos a eso.

—¿Park? —reiteró—. Bien... Es un gran chico, no puedo decir que se trata de algo en serio porque estoy a punto de entrar a labor de parto del bebé de otro chico, pero por el momento está bien. Es un buen amigo, pasamos ratos agradables.

—Oh, genial—se encogió de hombros.

—No pongas cuidados, no tomará tu lugar con ella ni nada por el estilo.

—No, no es eso—comenzó a reír—. Realmente me interesaba saber.

—¿Ah sí? ¿Y qué tal Beth?

Fred arrugó su nariz y sonrió al mismo tiempo causándole gracia a la chica frente a él.

—¿Pasó algo malo?

—Digamos que no tomó muy bien este asunto, todo porque no se lo dije desde un principio.

—Uh... Lamento oír eso.

—No era algo formal de todas maneras.

—Creo que sé cómo te sientes. Tratar de encontrar a alguien más suena algo loco, y más cuando éste se te presenta sin siquiera buscarlo; a veces lo sientes como una buena señal pero a la vez es como si una sensación de nostalgia por hacer todo este proceso de nuevo que te hace pensar que estás cansado y harto de todo ello.

—¿Y tú que elegiste?

—La señal.

—Parece irte bien, entonces.

—Sí, supongo que sí.

—¿Abriste mi regalo?

—No, de hecho pensaba hacerlo en casa. ¿Qué es?

—Dibujos—sonrió encogiéndose de hombros.

—No esperaba menos.

—Son dibujos tuyos que guardaba—aclaró—. Creí que sería bueno que tú decidieras qué hacer con ellos.

—Los enviaré a cada museo que pueda.

—Muy graciosa.

—¿Qué? Tienes que saber venderte, ir entre los más grandes y buscar reconocimiento; así cuando Eleanor sea más grande diga cosas como: Mi papá es Fred Gainsbourg y está donde está porque creyó en él.

—¿Y qué hay de su madre?

—Su madre está recibiendo muchas cartas de rechazo pero sigue creyendo que algún día llegara una aceptándola—sonrió—. Creo que ya es hora de entender que darse por vencido no es una opción... Y...—miró de reojo a la entrada del lugar—, es hora de que no lo hagas.

Fred rió sin entender eso último y buscó eso que Sue miraba en la puerta. Beth estaba ahí, tratando de encontrar a alguien con su mirada mientras se colocaba de puntillas para poder ver más allá; Fred de inmediato se puso de pie y escuchó a Sue reír.

—¿Qué hiciste?

—Wesley me contó lo que pasó y decidí hablar con ella—dijo muy confiada—. Y creo que la convencí.

—Estás loca—murmuró aún viendo a Beth.

—Lo sé—susurró con algo de gracia mientras levantaba su mano para que ella los viera.

—Pero es genial, ¿Por qué lo hiciste?—se limitó a decir cuando la chica intentó sonreír hacia ellos y comenzó a acercarse.

—Soy fantástica, a veces—se encogió de hombros—. Te quiero, Fred; y te ayudo a sacar lo amarillo de tu vida.

—No voy a poder sacarte nunca.

—Pero mira el lado bueno, podré ser amarillo y tú al parecer amas el azul, y juntos creamos verde. Y estoy segura de que será preciosa porque la madre soy yo—se burló.

—Espero que se parezca tanto a mí para que tengas que ver mi cara todos los días.

—Si, si— rió, colocando su mirada en la chica que se acercaba y sonrió—. Hola Beth, bienvenida—miró el obsequió que ella tenía en sus manos y sonrió—. ¿Es para nosotros? —preguntó tratando de ser lo más rápida posible para poder irse de ahí.

—Hola... —saludó un tanto cohibida sin dejar de ver a Fred—. Sí, es un pequeño... es uno... digo, es un detalle, nada más—terminó de decir, con una sonrisa nerviosa lo extendió hacia Sue.

—Bien, entonces me lo llevaré con los demás—lo tomó rápidamente—. Nos vemos—dicho eso, se fue.

—Hola—repitió ella, tratando de buscar la respuesta del rubio quien no dejaba de verla como si no creyera que estuviese ahí—. Hola—intentó de nuevo.

—Hola, Beth, yo...—comenzó a divagar en su mente, limpiando la palma de su mano contra su pantalón como si de repente se sintiera sucio.

—Perdóname, ¿Si?—soltó con un tono más agudo de lo normal, calló por medio segundo tratando de que él olvidara eso y mejor tapó su rostro mostrándose apenada.

—Está bien— Fred quiso ocultar su risa pero no funcionó.

—No, no actúe muy bien, es solo que...— destapó su rostro y le miró, afligida—. Estaba completamente segura de que todo esto sería muy perfecto y no sabía si podía simplemente aceptarlo. Entré en pánico y... cuando Wesley y Sue aparecieron en el museo y ella intentó hablar conmigo no sabía qué pensar. Está bien si crees que soy inmadura o una tonta, también si no quieres salir conmigo nunca más—comenzó a jugar con sus manos, sobre su pecho y un tanto desesperada como si quisiera darles calor—. Si hubiese preferido que me lo contaras desde que te conocí pero entiendo un poco la situación, Sue me contó mucho... bueno, todo—rió.

Fred ahogó una risa, cruzándose de brazos y tapando su boca para no soltarlo. Beth miró a su alrededor como si se tratara de una mala broma pero no encontró nada que se lo dijera.

—¿Qué te pasa? —preguntó con algo de miedo.

—No puedo creer esto.

—¿Ah?

—Nada, solo que al fin siento que algo sale bien.

—¿Entonces? 

Se mordió el labio esperando, pero Fred simplemente miró al resto de personas que seguían charlando y cantando con Oliver en el escenario; el chico había comenzado con una canción que desconocía pero la cantaba con tal pasión que parecía que en cualquier momento saltaría sobre el público. Después miró a Sue reír, con el obsequio de Beth en sus manos mientras Park le mostraba fotografías en su cámara que seguramente eran la razón de sus risas. 

Sintió como todo se calmó dentro de él y la tranquilidad comenzó. 

Después regresó a Beth quien parecía no querer perder ningún segundo de él mientras esperaba una respuesta favorecedora. La verdad era que le gustaba mantener la tensión pero aún así decidió negar con su cabeza, pero ella no lo entendió como un rechazo sino como una señal de que olvidara todo—: ¿Quieres ir a cantar?   

 C'mere - Interpol

Capítulo relacionado con la Décima cuarta taza de "Cuanto menos sepa, mejor"


Tengo una obsesión enorme con esta canción.

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