Capítulo treinta y tres | The Only exception/Helplessness blues


— ¡Necesito ideas! —dejó su mochila sobre la cama de Sue mientras iba de un lado a otros esperando a que ellas entendieran su desesperación—. ¿Qué me dan? —se detuvo, preguntándoles seriamente.

—No entiendo de qué hablas—Sue siguió ordenando su ropa en el armario mientras que Silver cruzó sus piernas mordiendo una barra de chocolate; sentada en la silla del escritorio como si se estuviese derritiendo.

—En menos de dos semanas es el cumpleaños de Wesley, no tengo idea de qué regalarle—dijo obvia.

No llevaba ni dos minutos en la habitación y ya parecía haberse consumido en la perfección que creía que no iba a lograr. Desde hace unos días había sido una especie de punto de reunión; a las seis en punto ella salía de su turno en la tienda de discos y era la misma hora en la que Silver se desocupaba de la cafetería y, en vez de ocupar su tiempo libre como antes: Silver llegaba a la casa de Sue para evitar toparse con Oliver y quedarse ahí hasta que él tuviese que ir al bar a presentarse, así como Claire quería despegarse un poco de Wes ya que el chico parecía cada vez menos humano por culpa del estrés que no lo dejaba dormir bien.

—Cafeína, un cepillo para el cabello, su título universitario... ¿Algo de felicidad? —intentó la morena—. ¿Por qué te preocupas por Wes si el próximo jueves Eleanor cumple un mes de vida? Digo, si hablamos de personas que importan...

—¿Qué más puedes darle? Si ya le diste todo—Sil hizo énfasis en la palabra—, de ti.

Sue frunció el ceño sin comprender aquello y miró a la menor, esperando a que explicara su repentina molestia. Claire dejó caer sus brazos, con mucha resignación a la poca ayuda y fue hasta la cuna donde Eleanor dormía su siesta.

—Siempre me toca verla dormida—susurró defraudada.

—¿Por qué duerme tanto? —Sil siguió hablando con ese tono de voz repleto de cólera.

—Porque le doy somníferos todo el tiempo—respondió Sue, colgando la última pieza de ropa que le quedaba de la lavandería y cerró las puertas; suspiró hacia la chica de cabello oscuro quien parecía muy atenta a su chocolate y no a lo que estaba diciendo—. ¿Cuál es tu problema?

—Siento que me vas a abofetear si te respondo—murmuró.

—Bien, deja caliento mi mano—comenzó a frotarlas entre sí y sopló en medio de ellas.

—Ya, por favor—volteó Claire—. ¿Qué tienes? —insistió.

Silver suspiró, dejando el chocolate a un lado y comenzó a enderezarse en la silla como si de pronto aquello le pusiera muy incómoda, en verdad no sabía cómo comenzar esa extraña duda que le llegó. Tenía poco menos de un año de conocerlas y no sabía exactamente qué perspectiva tenían sobre ella. Claire siempre se comportaba como madre cariñosa con ella, quien la empujaba a intentar cosas todo el tiempo y le brindaba mensajes repletos de buenas vibras mientras que Sue solía ser más cruda, sincera y menos maternal aunque usara ropa de maternidad todavía.

—¿Cómo...?—quiso jugar son sus dedos y trató de mirar a otra parte menos a ellas—, ¿cómo logran diferenciar cuando... solo tienes sexo de cuando... ya sabe... tu... haces... el amor con alguien? —sus palabras tropezaron entre sí, pero por lo incómodo que se había vuelto, ellas no necesitaron escucharlo dos veces.

Sue fue la primera en reír y Silver lo único que hizo fue ruborizarse tal cual un tomate.

—¿En serio nos estás preguntando eso? —enarcó una ceja y ella assintió—. No puedo esto... Claire—le llamó, la rubia solo esbozó una sonrisa demostrando que no quería hablar de eso pero Sue no lo notó—, tu sabes de amor... eso creo.

—Mmh... —pensó, no sabía qué decir; principalmente porque tampoco sabía cómo diferencias aquello de una manera fácil o que ella lo comprendiera y fuese adaptable para todo—: No puedo—hizo una mueca—, solo he estado con una persona... ¿Cómo comparo?

—¿Entonces siempre es igual? —Sue cuestionó.

—¡No! Bueno... ¿Depende la situación? A veces solo estás desesperado por hacerlo y a veces te tomas tu tiempo... Yo comprendo la diferencia por la música que hay en la habitación—dijo, no muy segura con ello.

—¿Música? ¿En serio? —Silver rio.

—Bueno, Oliver siempre anda por ahí y amenaza con escuchar por la madera y Wesley le sube a la música. A veces es Van Halen o Black Sabbath y a veces es Coldplay o algo meloso para variar.

—Ah, con razón... Iugh—la chica arrugó su nariz.

—¡Hey! —la señaló—. No me diga: Iugh—la imitó—. Que sé tus historias.

—¿En serio se tomaba el tiempo para colocar música? —Sue dejó caer sus brazos, retomando su charla y con un gesto de incredibilidad solo por tratarse de Wes.

—¿Qué? —rio—. Tiene playlist, solo llega y conecta su teléfono al reproductor por bluetooth, y... sube el volumen.

—Aún no se ha respondido mi pregunta—Silver llamó de nuevo la atención.

—Cariño—Sue negó con su cabeza—. Estamos hablando de Oliver, ¿qué esperas que te digamos?

—Pero si nadie lo ha mencionado.

—Créeme, gritas su nombre por cada centímetro de tu ser—Claire se cruzó de brazos y Sue le dio la razón.

—¿Quieres que te digamos que creíamos que iba a ser el amor de tu vida y que ibas a casarte con un vestido hecho por ratones? —arqueó sus cejas y la chica negó—: Salió con mi prima, dos veces, y nunca la llamó de vuelta. Él dijo que fue ella quién no le llamó, y dijo haber estado enamorado de ella, pero no espero creer eso—se encogió de hombros—. Puede ser buen amigo pero es un asco como pareja. No trates de entenderlo ni buscar un significado en lo que sea que hayan tenido.

Silver hizo una mueca—: Me siento tonta.

—¿Por qué? Creí que tú habías sido la primera en proponer algo—la rubia comentó, recordando eso que le había dicho cuando se enteró.

—Si, al principio creí que iba a ser divertido, no lo sé...

—Siempre es divertido al principio—Sue bufó—. Pero mira el lado bueno, si se vuelve famoso y tiene a decenas de adolescentes corriendo detrás de él podrás llegar, señalarlo y decir: lo probé.

—¿Se supone que eso me hará sentir mejor?

—¿En verdad te gustada? —cuestionó Claire, Sil simplemente hizo una mueca y no supo qué responder.

—No lo veas como una mala decisión o un mal recuerdo—continuó Sue—. Es una persona más con la que te tocó coincidir, fue corto pero está bien, ¿no? —miró a Claire para que le diera la razón y ella lo hizo—. Vas a coincidir con más y te sentirás peor—espetó.

—¿No se supone que tienes que hacerla sentir bien? —Claire rio.

—No me dejaste terminar...—frunció el ceño—. Iba a terminar con una frase bonita como: Pero ese es el punto de estar vivo, sentir algo o que una persona no puede esperar que encuentra a su alma gemela en la primera persona que se topa pero no, gracias por arruinarlo Claire.

—Entonces... ¿Que puedo hacer para sacarme a alguien de la cabeza? 

—Ocupar tus pensamientos con la idea de un regalo para Wes—rio la rubia—. Creo que lo primero que debes hacer para sacarte a alguien de la cabeza es quererte más de lo que ya te quieres. Hacer cosas por ti y para ti.

 —Ir al cine sola, salir a pasear sola, preparar algo muy rico solo para ti, tomar un baño de burbujas, leer un libro, recordar qué es lo que te gusta de ti... —le siguió Sue—, es muy fácil darte un respiro de los demás y por un momento pretender que alguien nunca estuvo en tu cabeza torturándote.

—Mmhh...— Silver hizo una mueca—. Supongo que sí, pero no es fácil cuando vivo con él.

—Haz un esfuerzo— Claire se encogió de hombros—. ¿Me van a ayudar?— miró a Sue.  

Ella suspiró.   

—Solo comprarle algo de comer—musitó Sue un tanto harta—. No hay nada mejor que la comida cuando no tienes idea de qué darle a alguien.

—No es fácil, es vegetariano.

—¿Y qué? No vas a darle una ternera asada en una canasta con un moño.

—¿Y si la ternera soy yo?

*

—Es raro que estés aquí a esta hora y en el comedor—comentó Fred al entrar al departamento y no ser notado por su mejor amigo aunque hizo todo el ruido posible.

—Sentí que necesitaba alejarme del ambiente que dejé en la habitación—respondió cerrando sus ojos tratando de sentirlos menos pesado después de haber pasado horas frente a su computador—. ¿Qué hora es?

—Casi las ocho—Fred se acercó al comedor donde Wesley estaba y se sentó en una de las sillas frente a él.

—Oh no, llegaré tarde el club—murmuró.

—¿No ibas a dejarlo?

—Necesito dinero—abrió de nuevo los ojos y frunció sus labios dándole una breve mirada que después pasó a lo que tenía en su computadora—. Y le dije a Claire te iría con ustedes hace como dos horas—buscó su teléfono por la mesa, encontrándolo bajo un cúmulo de papeles donde vio que lo tenía silenciado y con muchas llamadas y mensajes de ella—. Oh, no—se dijo así mismo.

—De hecho iba a preguntarte por qué no habías ido pero—miró todo lo que tenía sobre la mesa—. Está bien, de todas formas Eleanor se la pasó dormida—rio.

—¿Y los demás?

—Se quedaron un rato más con Sue, volverán más tarde; yo vine porque quedé en salir con Beth hoy, es mi día libre de la cafetería—bostezó, miró fijamente como Wes quería responder los mensajes de Claire.

—Si no hubiese dejado la universidad probablemente estaría como tú.

—No lo creo—Wes rio.

—¿Ah no?

—No, porque esto se trata de ser el mejor en algo que te gusta hacer. No te gustaba, no lo ibas a intentar nunca—se encogió de hombros, dejó el teléfono a un lado y esperó a que Fred le diera la razón.

—No lo sé, tal vez ahora si lo intentaría de verdad.

—¿Te arrepientes?

—No en realidad—hizo una mueca—. ¿Me imaginas?

—No—rio.

—Tal vez consiguiendo un título universitario pueda conseguir un mejor empleo y así gane más dinero y pueda darle una vida como la que yo tuve a Eleanor—enarcó una ceja—. Con ese propósito, ¿si me imaginarías?

—Creo que es lo que la mayoría busca cuando se mete a la cabeza el ir a la universidad—dudó—. ¿Piensas regresar?

Fred frunció sus labios y negó con su cabeza.

—¿Por qué no intentas otra cosa? Que se relacione con lo que te guste.

—La universidad cuesta—le recordó—, no le pediré a papá que me ayude con eso y tengo un alquiler compartido que tengo que pagar, y necesito comer para mantenerme con vida. Además de que necesito comprar pañales, ¿Recuerdas?

—No se siente bien preocuparte por esas cosas, ¿verdad? El mundo es más atemorizante cuando tus bolsillos están vacíos y pisas la realidad y ésta duele como lava ardiente.

—Siento que envejecí diez años en menos de seis meses—dijo de mala gana.

—Estarás bien—rió, poniéndose de pie y estirándose un poco, no recordaba cuando había sido la última vez que se levantó de esa silla—. Tienes tiempo de aprender—bromeó.

Fred notó las marcadas ojeras que Wesley tenía debajo de sus ojos y como éstos parecían esforzarse tanto por mantenerse abiertos. Era un tanto normal verlo de esa manera pero últimamente estaba como enloquecido; lo veían poco, se ponía de mal humor muy rápido y encontrarlo con una sonrisa sincera era ya de por sí muy raro.

Sí, se había metido la vaga idea de regresar a la universidad desde poco antes de que Eleanor naciera; retomarla donde la dejó y convencer a su padre de que esta vez iría en serio. Pero, por más que veía a Wesley, se convencía de que todo eso no iba a valer para él. El final del camino que Wesley seguía profesionalmente no era el que Fred tenía en mente.

No porque no quisiera esforzarse, sino porque le tocaba encontrar una manera diferente de esmerarse en un camino que aún no conocía muy bien.

Tal vez comenzar a ir con la corriente y ajustarse tal cual engrane como todos los demás. Porque ya no era el mundo girando a su alrededor, ya no era solo él.

Recordó aquella vez que decidió decirle a su padre que accedería a estudiar leyes, solo porque sí, porque vio una manera fácil de irse de la ciudad con la cual su padre accedería sin peros.Y cómo corrió donde Wesley para pedirle que lo intentaran juntos; porque sabía que lo quería, que lo anhelaba más de lo que él pudiese asegurar. Lo vio cortar maleza en el jardín de la casa de al lado mientras escuchaba algo muy fuerte con los audífonos en sus orejas; ese había sido su trabajo por meses, después de haberse graduado y ni siquiera intentar entrar a una carrera porque sabía que pagar una educación superior iba a ser un martirio para su familia y, conociéndolo desde hace años, sabía que no quería molestar.

Fue ahí cuando se preguntó: ¿Cuántas personas en verdad hacen lo que quieren? E igual, ¿Cuántas fingen amar lo que hacen?

Probablemente ahí es donde realmente se deba reconocer a un triunfador o a un perdedor. Pero era una lástima que no fuese así.

Tal vez eso era lo único que había aprendido de Michelle y su charla sobre su pasión. Pero no, no quería ser un triunfador de la manera en la que ella parece que lo es.

—Beth me ayudará a montar una exhibición—pronunció llamando la atención del castaño quien había comenzado a ordenar todo lo que tenía en la mesa, éste le miró de reojo sin creer aquello y sonrió esperando a que le dijera más—. Dice que tiene conocidos a los que puede invitar; críticos y especialistas... Supongo que no importa tener buenas o malas críticas, solo críticas.

—Te insisto sobre eso durante años pero viene una chica de la nada a proponértelo y accedes como si nada—rio.

—¿El poder del amor?

—¿Quieres decir que no estabas enamorado de mí?

—¿Quieres ponerte sentimental ahora?

Wesley chistó mientras que Fred se ponía de pie y entraba a la cocina.

—¿En verdad te gusta Beth? —lo cuestionó, como una pregunta planeada para ser una sorpresa incómoda.

Fred frunció sus labios al escucharla y solo se dedicó a buscar una botella de agua en la nevera; esperando a que fuese una pregunta de broma que rápidamente cambia a otro tema.

—¿Eh? —siguió Wes, con cierta gracia queriendo sonar como cuando eran más jóvenes y ninguno quería aceptar que les gustaba una chica.

—No lo sé, ¿Sí?

—¿Yo tengo que saberlo?

—Sé que le gusto y sé que ella sabe que me gusta. Pero ninguno da un paso concreto, eso como si esperáramos a que todo deje de ser incómodo por ambas partes. Una parte de mí se siente como si tuviera doce años y Beth fuese la niña que me gusta, pero soy tan feo que mis anteojos se empapan de sudor cuando estoy con ella.

—No eras tan feo.

—No, tú si eras feo.

—Oye, detente—amenazó con su mano, ante el típico comentario de Fred—. ¿Por qué es incómodo? —regresó al tema principal, el rubio salió de la cocina bebiendo de la botella.

—Por Sue, por Eleanor, porque aún seguimos siendo amigos y nos vemos todo el tiempo...

—Creí que Sue había hablado con ella.

—No deja de ser extraño, Wes.

—¿Y tú te quieres?

Fred frunció el ceño sin entender a lo que Wesley suspiró.

—¿Qué quieres? Tú, ¿Qué quieres? —enfatizó, señalándole—. Si sientes una buena conexión con Beth, no la desperdicies, en cambio, si no te sientes listo para algo nuevo, tomate un tiempo para ti.

El rubio carraspeó su garganta evitando reír y asintió dando a entender que tomaría ese consejo.

—Seré franco: la única vez que vi a papá llorar tenía cinco años, y comencé a creer que si algo pudo haber quebrado a ese hombre no sé que sería mí. Después me tocó ver como intentaba arreglarse casándose con Caroline porque ella había sido atenta y muy amable con nosotros por años. Y poco después me planteé que el amor no existía; no dura, pero después conocí a Sue y comencé a creer que éste venía a mi nuevamente. Pero no... Digo, me pasó lo mismo que papá con Caroline, me quedé estancado con alguien solo porque parecía ser atenta y buena conmigo, solo que la única diferencia es que no me correspondió—hizo una mueca como si ya recordar ese punto le cansara  —: Quizá solo quería a Sue conmigo porque sentía que la necesitaba, ya no se trataba del miedo a estar solo sino del sentirme solo. 

—No estabas solo del todo. Tres chicas diferentes aquí en la misma semana... Podía notarse. Pero bueno, cada quien llena esa soledad mental de alguna manera.

Fred rio, tallando su ojos derecho como si quisiera olvidar eso ahora.

—¿Y ahora qué?— prosiguió Wesley—. ¿Ahora tu Caroline para Sue, será Beth?— enarcó una ceja esperando a que dijera que no.

—No me siento solo—confesó, dejando de tallar su ojo—. Dejo de creer que todo se trata sobre el amor de un par de mujeres, o sobre esperar a que alguien me quite esa sensación cuando debo hacerlo yo mismo. Ya no es sobre Sue o Beth, o cualquier otra persona.

 —¿Ni siquiera El?   

—Quizá ella comenzó esto.

—¿Quién lo diría? Fred aprende cosas— bromeó.

—Por las malas, siempre— siguió.

—¿Quién lo diría?—repitió pero con cierta euforia como si quisiera verse alegre a propósito  —. Uno de los dos es padre ahora, siempre pensé que tu sobrevivirías a eso hasta que te vieras involucrado con una mujer mayor con hijos y lo aceptas solo porque es millonaria.

—¿No apostamos sobre eso alguna vez?

—No estoy seguro, igual ya perdí la cuenta de las veces en las que te he ganado una apuesta.

—Entonces convéncete ahora de que nunca te voy a pagar.

—Mhh...—se encogió de hombros y cerró su laptop—. Igual, espero que sigas siendo feliz.

El rubio frunció el ceño.

—¿Por qué ahora siento que estás terminando conmigo en un aeropuerto? 

—Creo que es porque siento que voy a morir —mantuvo su mirada perdida en un lugar en la pared.

—Es la primera vez que charlo contigo en días.

—Tal vez ya morí, mi cuerpo está en la habitación con una muerte por sobredosis de cafeína y soy un fantasma que te ayudará con tus problemas amorosos.               

—¿Quién eres ahora? ¿Doctor corazón?

—Fantasma corazón—le corrigió—. Aunque ambos sabemos que no sé de eso—frunció el ceño—. Igual sería bueno ser doctor... Tengo que irme—analizó lo que estaba diciendo y el poco sentido que tenía; tomó todas las cosas que pudo de la mesa.

—Estudia medicina.

—Me refiero a tener un doctorado.

—Ah. Bueno, yo tengo que preparar algún aperitivo... —se apresuró a entrar a la cocina nuevamente dejando su botella de agua atrás y abrió el refrigerador.

—¿No iban a salir?

—No tengo dinero para ir a un lugar decente, mejor aquí, ¿no?—volteó.

Wesley asintió—. Creo que hay galletas saladas, tal vez sepan bien con esa cosa que parece queso gruyere.

—No seré yo quien lo saque —Fred cerró la puerta tras mirarlo en el fondo, envuelto en una bolsa plástica transparente con una capa de moho a la vista, dándole escalofríos al instante—. ¿Cuánto tiempo crees que haya estado ahí?

—Joseph dijo que nadie había habitado este departamento en dos años antes que nosotros, haz las cuentas.

—¿Y si nos come en la noche?

—Por favor, yo primero.  

******

—Hoy tocaremos algo diferente a lo que acostumbramos—prosiguió Oliver con su típica charla después de presentar a su banda sobre el escenario—. Tenemos noticias también—acomodó mejor la correa de su guitarra acústica y suspiró—: En un mes más, eso creo—hizo una pausa pensando—, podrán comprar nuestro EP: Fake Jewelry aquí, pueden pedirlo con Sarah la chica de la barra; ¡Hey Sarah! —le llamó y ella de inmediato levantó la mano riendo por eso—. Además podrá ser encontrado en Yotube y páginas de streaming. Su apoyo es incondicional para nosotros, compartan nuestro trabajo con sus amigos o familia, si les gusta y creen apropiado para ellos—bromeó—. Comenzaremos una serie de presentaciones en diferentes lugares de la ciudad, y eso es un gran paso para nosotros porque al fin podremos ir un poco más allá de este bar... Sin ofender, Sarah—dijo de inmediato y los demás comenzaron a reír—. Ustedes entienden, ¿no?

—A él lo he visto en alguna parte.

—No hables mientras habla en el micrófono porque va a querer humillarte públicamente—Silver murmuró al chico que había invitado esa noche mientras se llenaba la boca de papas fritas—. Probablemente lo has visto en algún anuncio publicitario en los pasillos de la escuela—añadió—, de las pasarelas de la facultad de diseño de modas.

—Ah—temió por lo que había dicho sobre él antes y decidió no decir más mientras que Oliver seguía explicando los planes que tenían con la salida de su EP y soltando uno que otro chiste.

—¿Wesley no vendrá? —preguntó Beth. Claire negó con su cabeza sin dejar de ver a Oliver ahí arriba.

—Debe estar dormido—dijo después, encogiéndose de hombros y jugando con la pajilla de la bebida con sus dedos.

—Suenas como si estuvieras molesta—habló Fred, como si fuese una broma, ganándose una mirada de desaprobación de la rubia—. O no...

—No quiero verme como la novia atosigante que solo quiere que su atención esté en ella todo el tiempo pero... a veces, no sé—resopló—. Olvídenlo.

—Cuando termine tendrá tiempo para ti—Silver murmuró.

—Creo que se pondrá peor—le corrigió.

—¿Por qué ustedes si pueden hablar? —preguntó el chico a su lado.

—Solo no lo hagas tú—volteó susurrándole eso.

—En otras noticias, Camille se va a ir de la ciudad—Claire respiró hondo como si la paz entrara en ella—: No tienen idea lo feliz que me hizo esa noticia.

—¿Quién es Camille? —Beth preguntó.

—Larga historia—Fred negó con su cabeza rehusándose a contarla ahí mismo.

—Solo digamos que ahora podré trabajar sin que una mosca esté alrededor de mí todo el tiempo recordándome cosas innecesarias.

—¿Y por qué se va? —preguntó el rubio. Miró a Oliver quien aún seguía hablando y regresó a Claire.

—Irá a vivir con su madre, eso creo.

—Bueno, si hablamos de buenas noticias entonces daré la mía—dijo él. Todos le miraron esperando, incluso el chico que acompañaba a Silver esa noche y que no recordaba como se llamaba—. Haré una exhibición de... arte—dijo no muy seguro.

—¡¿En verdad?!—fue Beth quien se sobresaltó como si aquello le pareciera casi imposible.

—Si... fue tu idea— dijo viendo como los demás comenzaban a reír ante su reacción.

—Lo sé, pero no esperaba a que accedieras tan fácil.

—¿Por qué el cambio de opinión tan drástico?— preguntó Claire, un poco más bajo pues Oliver acababa de terminar de hablar y se disponía a comenzar con la canción que había presentado: Helplessness Blues.

La canción comenzó llamando la atención de todos pues Fred se había quedado en silencio después de Claire, no entendía muy bien por qué pero esa adrenalina le había llegado después de ese día en el habló con Wesley. Quizá era el momento.

—Lo pensé mucho— dijo después, hacia la rubia quien de inmediato le miró. Poco después Silver y su acompañante lo hicieron; Beth no le había quitado los ojos encima en ningún momento—. Con miedo no hay ningún triunfador.


The only exception - Paramore

Helplessness blues - Fleet Foxes


Diré que éste libro ya casi llega a su fin; quiero subir el próximo capítulo más tarde, aún no sé si lo haré pero en verdad me gustaría jaja

Si quieren seguir la playlist de Spotify de este libro la pueden encontrar como "Todo lo que quiero" por ohmonthofmay (:

ohmonthofmay (super original) es mi usuario, ahí también podrán encontrar la playlist de Un, no muy claro, porqué y de Cuánto menos sepa, mejor :DD

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