Capítulo treinta | Close to you
—No quiero aconsejarte ahora...
—Sería bueno que lo hicieras—la interrumpió.
—... Porque yo no sé lo que realmente quieres, Fred—continuó ella, ignorando completamente lo que él dijo—. Cambiaste de decisión de repente, ¿es miedo?
—Sé que pedí hablar con ella, pero no así.
—Entonces, ¿Cómo? —le miró por el espejo de su pequeño tocador mientras intentaba desenredad su corto cabello después de haberse dado un baño.
Fred no dijo nada, simplemente continuó rayando una hoja de un cuaderno que pidió prestado a la chica mientras se balanceaba en la silla del escritorio; completamente desorbitado y con ganas de evadir el tema, pero Sue lo trajo desde que pisaron su habitación en casa.
—¿Y si es solo la costumbre? No quiero recordarte como te pones cuando te llama por teléfono, no puedes enfrentarla—volteó—. Pero no se trata de eso, es ella quien tiene que enfrentarte a ti.
El rubio levantó su vista de la hoja hacia Sue, hizo una mueca y después desvió sus ojos hacia Eleanor que dormía justo en medio de las dos camas que había en esa habitación, en una enorme cuna de madera que habían recibido de regalo del padre de Fred hace meses. Era su primer día en casa.
No quiso darle la razón. Pero así era, él no tenía nada que lamentar en verdad. Ella se fue, no él. Fred permaneció a la espera y ella desapareció casi como si no hubiese existido. Y nunca entendió realmente porqué; al principio creyó que su padre era quien se ponía en medio pero ahora se dio cuenta de que fue ella quien nunca se quiso acercar.
El día anterior, Fred regresó a la habitación y no salió de nuevo, ni siquiera permitió que ella entrara a ver a Sue y Eleanor cuando su padre y Caroline lo hicieron. Después de eso, Bastian dijo que Michelle estaría en la ciudad hasta año nuevo, y que aún estaría disponible para hablar si él cambiaba de opinión.
Le pareció absurdo, pero cambiar de opinión de nuevo podría pasarle de la noche a la mañana.
—¿Para qué querías verla en primer lugar?
—Solo...—frunció los labios, aún rayando esa páginas como si ahora se le ocurriera algo—, quería respuestas. Aún no sé las preguntas—le miró—, pero sé que quiero saber algo.
—Bien, escucha, Fred—Sue terminó lo que hacía y caminó hacia él, sentándose en el borde de la cama e intentó verse seria aunque con su pijama no lo lograba mucho—. Quizá es una prueba, de Dios, de la Vida, de Satán... de lo que tú quieras—comenzó, el rubio frunció el ceño y Sue suspiró—: Puedes quitarte esa espina molesta de tu dedo de una vez por todas, tener las cosas en paz y perdonar. Y perdonar no es equivalente a olvidar, sino permitirte que todo duela menos.
—Dijiste que no me darías ningún consejo—bromeó, regresando a su, ahora, dibujo.
—Entonces haz lo que quieras—fingió molestia, poniéndose de pie y yendo hacia su armario.
—¿A qué hora vendrá Park? Para irme—cerró el cuaderno, lanzándolo a la cama donde ella estaba sentada.
—Park no vendrá.
—¿Por qué? Es Noche buena.
—Park no es mi novio—dijo obvia, buscando algo que ponerse.
—¿Ah no? ¿Por qué no?
—¿Por qué no?—bufó—. Fred, justo ayer acabo de convertirme en madre—volteó—. Es bueno y nos la pasamos bien pero, ¿y qué? ¿Y luego qué? No creo que pueda iniciar algo, y él lo sabe, lo acepta.
—¿Y si aceptas que yo tenga algo con Beth? —se puso de pie.
—Es tu vida, no me meto—se encogió de hombros.
—Si te metiste—rió.
—Sí, pero solo un poco—regresó al armario para seguir buscando—. ¿Tu papá y Caroline se quedarán en la ciudad?
—Sí, las carreteras están nevadas ahora y no quieren arriesgarse—miró a su alrededor, tratando de encontrar algo con qué entretenerse en la habitación—. Laurie y Fabrice irán con sus abuelos para pasar Navidad.
—¿Y tú que harás? ¿Qué hay de Beth?
—Nada, ella irá donde su abuela, y había quedado con Oliver en pedir pizza esta noche, supongo que se nos unirán Wesley, Claire y la hermana de Claire—miró a su lado el escritorio, estaba desordenado pero por alguna razón parecía que Sue sabía de qué se trataban todos y cada uno de los papeles ahí.
—¿Por qué Joy está aquí? Creí que se odiaban.
—No lo sé, pero le han prestado la habitación de Silver porque tampoco puede regresar a casa.
—Mmh...—miró a Fred, el chico intentaba leer lo que tenía en el escritorio sin temer que ella se diera cuenta—. Lo decía porque mamá se dio cuenta de ese problema que tienen sobre regresar y quiere invitarlos a la cena de Navidad.
—¿Eh? —frunció el ceño sin dejar de leer.
—Si. Dice que es la primera Navidad de Eleanor y sería... bueno que estemos todos juntos aunque, es obvio que no lo recordará—quiso reír—. Si se hace tarde, puedes quedarte a dormir... en la cama de Jess—señaló la cama que estaba más cerca de la puerta y que le pertenecía a su hermana antes de casarse.
—Les preguntaré—le miró—. Gracias... ¿Qué es esto? —señaló un cúmulo de sobres que había en un extremo. Sue fue hasta él para tratar de saber a qué se refería y rió anticipadamente.
—Respuestas—dijo sin preocupación.
—¿Respuestas de qué?
—Editoriales—se encogió de hombros—. No he tenido mucha suerte.
—Oh, lamento eso—hizo una mueca—. Aquí tienes mis dibujos—añadió tras mover una carpeta de escritos y ver todos esos bocetos que él le entregó días anteriores.
—Ah si—se apresuró a tomarlos—. Éste me pareció curioso—buscó entre ellos, tardó un poco pues casi se caían de sus manos pero finalmente lo encontró—: El de esta pequeña niña y un zorro, ¿por qué?
—Ah—intentó recordar—. Creo que lo hice un día fuimos al zoológico y querías abrazar al zorro blanco que vimos.
—Oh—miró detenidamente el dibujo, no era un dibujo realista, sino más animado; una niña sentada con el zorro en sus piernas mientras lo abrazaba, a su derecha estaba la misma niña de cabello oscuro intentando correr detrás del mismo zorro blanco como si jugaran a que lo podía atrapar—. No entendía por qué me lo diste—dijo después—. Pero hice esto—tomó el escritorio la carpeta de escritos y buscó uno—, solo lo comencé, lo dejé porque fui a darme un baño y después Eleanor quiso venir al mundo—sacó una hoja, con palabras que pasaban la cuartilla y media.
—¿Qué es esto?
—La historia de la niña y el zorro blanco—dijo obvia.
—¿Hiciste una? —la tomó, dispuesto a leer.
—Algo así—se lo arrebató—. No está terminado.
—Déjame leer—insistió.
—No está terminado—repitió.
—Es mi dibujo.
—Pero es mi amor por el zorro del zoológico—lo ocultó detrás de ella.
—Por favor, como si fuese la primera vez que me dejas leer algo.
—No—se mantuvo firme.
—Sue.
—Fred.
Un quejido que ya les era familiar hizo que pasaran a segundo plano, ambos voltearon a la cuna y el quejido poco a poco se convirtió en un sonoro llanto. Sue revisó el reloj de la pared y enarcó una ceja.
—Wow, lo hace a tiempo—bajó la guardia, dispuesta en ir hacia ella para calmarla un poco antes de darle de comer.
—Gané—habló Fred con evidente tono de burla, quitándole la hoja de las manos.
—Sí—dijo de mala gana—, ganaste desde el momento en el que tu cuerpo no se tuvo de inflar y desinflar —bufó, y tomó a Eleanor con cuidado.
**
—¿Hasta cuándo se quedará aquí? —dejó caer el control del reproductor de música al suelo después de apagarlo.
—Hasta que pueda volver a casa.
—¿Y por qué no se queda en un hotel? —tomó su teléfono de la mesa de noche para poder ver la hora; no pasaban de las diez de la mañana. Se dejó caer de nuevo en la cama.
—Es mi hermana, Wes, no puedo dejar que se vaya a un hotel.
—En los hoteles tienen calefacción—enarcó una ceja, mirando al techo y rió al sentir el puño de Claire golpearlo en su brazo—. No lo entiendo, creí que no te agradaba mucho.
—Pero no la odio.
—¿Ya me dirás que pasó? —le vio de reojo. Claire seguía dándole vueltas al asunto como si en verdad tuviese que ver con ella; hizo una mueca pensando en si sería bueno decirlo pero después recordó que lo único que haría Wesley con una información así, sería reírse y olvidarlo cinco minutos después cuando recordara todo lo que tiene que hacer con su tesis atrasada.
—Hizo algo, relativamente, malo—confesó, un poco confundida con las palabras que había utilizado.
—¿Qué? ¿Usó el tenedor de carne como tenedor de ensalada? —enarcó una ceja.
Claire lo miró de mala gana pero poco después aceptó que eso le causó gracia. Negó con su cabeza con tranquilidad y decidió pararse de la cama lentamente en busca de su ropa interior.
—Entró en pánico y vino en busca del consejo de alguien que no espera que le ayuda, o sea yo—se encogió de hombros mientras se vestía.
—Sigo sin entender....
—Pensó que estaba embarazada y en vez de asegurarse, vino hasta acá a que yo la llevara de la mano a verificarlo—le miró con seriedad y Wesley frunció el ceño un tanto incrédulo a que esa sea la razón.
—¿Y qué más da? ¿No va a casarse en dos meses? —señaló a la puerta, pues la chica dormía en la habitación de Silver.
—Ese es el problema, no sería de Noah—casi susurró.
—¿No me equivoqué de gemela? Parece el tipo de cosas que me pasarían a mí—quiso bromear—. Pobre chico, ¿quién si iba a ser el afortunado? —preguntó como si en verdad le importara eso.
Claire terminó de colocar su última prenda y suspiró, ya harta del asunto que en primer lugar, no le correspondía arreglar. Pero Joy parecía realmente asustada, tanto que no pensó claro antes de irse de casa y conducir casi cuatro horas hasta Vancouver y causar un drama familiar, pues no había avisado que se iría y no había dado señales de vida hasta que Claire lo hizo por ella.
—Charles—respondió sin filtro alguno en su voz.
Wesley le miró seriamente, borrando toda sonrisa de su rostro esperando a que la rubia le dijera que se trataba de una mala broma; pero Claire simplemente frunció sus labios y negó con su cabeza dándole a entender que no mentía. El castaño simplemente abrió su boca un tanto sorprendido, pero poco a poco su sonrisa regresó a su rostros, pero ésta vez más grande y mostrando una evidente felicidad que no entendía.
—Oh, vaya—fue lo primero que pudo decir—. Creo que es la primera vez que no me molesta escuchar su nombre de una charla entre tú y yo... No sé cómo tomarlo.
—Lo estás tomando con felicidad—dijo obvia.
—¿Están seguras?
—Ella lo dice, después de ver a Eleanor buscamos a Charles e hice que hablara con él, luego se aseguraron de que no lo estuviera y es así.
—¿Y qué hará ahora? ¿Se casará? —se levantó de la cama, buscando el pantalón que portaba al despertar horas antes y se lo colocó.
—No lo sé, yo le aconsejé que no lo hiciera. Digo, pobre Noah, es horrible que hiciera eso.
—¿Y tú se lo dirás si ella no se lo dice?
—No quiero meterme en líos—se cruzó de brazos.
—Entonces... ¿Charles está descartado?
Claire dejó caer sus brazos, y Wesley no pudo evitar reír más.
—Está descartado desde el primer momento en el que terminé con él—fue hasta la puerta de la habitación, tras escuchar como alguien intentaba abrir. Claire quitó el seguro de ésta y abrió—. ¿Qué?
—¿Ya terminaron? —preguntó Oliver en el pasillo, ocultando algo detrás de él.
—¿Qué?
—¿Qué traes? —Wesley preguntó, colocándose su camisa.
—Encontré un regalo de Navidad perfecto para Eleanor— dijo, feliz y con un tono un tanto superior.
—¿Ah si? ¿Qué es? —ella cuestión, intentando ver lo que ocultaba pero el chico no la dejó.
—Me tomó una semana encontrar el regalo perfecto, pero—mostró rápidamente lo que sus manos tenían; era un body de recién nacido color gris, lo colocó en su pecho para que así pudieran leer lo que decía en él—, es genial.
—Tiny human—leyó Claire lo que decía en éste con grandes letras blancas—. Oh—canturreó llenándose de ternura—, es adorable.
—Vaya, tienes tacto—Wesley dijo.
—Más que tú, señor no cargo bebés porque los voy a lanzar como un ovoide—Claire dijo con evidente sarcasmo como burla mientras que Wes simplemente le imitaba.
—¿Qué hacen aquí dentro? —Fred se escuchó por el pasillo, Oliver de inmediato entró a la habitación ocultando el regalo detrás de él nuevamente y los tres vieron como el rubio apareció aún con la chaqueta puesta y la nariz enrojecida por el frío de afuera.
—Charlamos—Oliver respondió rápidamente haciendo evidente que ocultaba algo.
—¿Por qué tan temprano? Te fuiste hace dos horas, apenas—le recordó la rubia.
—Vine a cambiarme, pasaré Noche Buena en casa de Sue—informó, cambiando los planes que tenían aunque realmente no fueran tan buenos.
—¿Qué? —Oliver se quejó—. Confiaba en ti para este día: Pizza y desilusiones, todo esta noche. Ahora me tengo que quedar con los aburridos y la gemela loca.
—¡Hey! —Wesley gritó desde atrás.
—¡No somos aburridos! —Claire se cruzó de brazos.
—¿Ves? —los señaló—. Me hacen sentir como en casa.
**
—Si aún te preguntas cómo fue mi Navidad del año pasado que tampoco pude volver a casa—recogió las botellas de soda que aún quedaban en la mesa y extendió sus brazos—, he aquí la respuesta.
Joy colocó su barbilla en su mano, con su codo sobre la mesa con un aspecto muy aburrido mientras que con su otra mano picaba lo que quedaba de su comida china con un tenedor.
—Eso es cierto, es nuestra segunda Navidad atrapados en Vancouver—afirmó Wesley levantándose de su lugar y tomando su plato para llevarlo a la cocina.
—¿Si Claire se golpea, tú sientes el dolor? —preguntó Oliver, como una manera de crear una charla después de que Claire y Wesley se alejaran a la cocina.
—No.
—Ah... ¿Nada? ¿Segura?
—Si.
—Genial—añadió.
Joy le miró fijamente esperando algo más, pero el chico simplemente evitó mirarla a los ojos por completo. A diferencia de Claire, Joy parecía tener una mirada más pesada y atemorizante que no le daba la misma dulce confianza que su amiga.
—A ti te he visto en algún lado—Joy habló, llamando su atención nuevamente—. No sé dónde.
—¿Ah sí?
—Sí, eso creo.
—Oliver tiene una banda—Claire se metió en la conversación, sujetando una charola de galletas que había hecho, las mismas galletas de siempre—. A veces se graban y suben sus videos a Youtube, a veces las personas lo reconocen en la calle. Debiste haber visto algún video por ahí. También es modelo de ocasión.
—Oh, ¿en serio? —enarcó una ceja, regresando sus ojos al castaño.
—Sí, uno no es guapo gratis—quiso bromear.
—¿Qué tocas?
—Guitarra y bajo, pero en mi banda solo guitarra. Estamos preparando un EP.
—Yo sé tocar algunas notas en el bajo—Joy comentó.
—¿En serio? —Claire arrugó su nariz, sin creer aquello mientras mordía una de las galletas que puso en medio de la mesa.
—Más o menos—se encogió de hombros—. Mi... Mi prometido me enseñó un día, una canción—explicó a Oliver—, nada del otro mundo.
—¿Qué canción? —preguntó él.
—No lo sé, no recuerdo el nombre.
Oliver tomó una galleta y se puso de pie yendo hacia la sala donde había dejado su maletín donde guardaba su bajo tras llegar de una corta presentación que tuvo en el bar horas antes.
—Tócala, adivinemos—dijo, un tanto alegre y aliviado de encontrar algo en común con la chica y deshacerse de ese ambiente extraño que se había creado en el departamento por su presencia.
Joy miró a Claire con duda, pero la chica simplemente le indicó que fuera y ella lo hizo sin chistar.
—Creí que irías con tu familia después de tu presentación—Claire dijo a Oliver mientras éste preparaba el bajo conectándolo al amplificador que tenía en la sala.
—Cambié de opinión—dijo sin prestarle atención.
—¿Por qué?
—No lo sé.
—Pero...
—¡Claire! —llamó Wesley, la rubia volteó y miró al chico asomándose en el pasillo—. ¿Puedes venir un momento?
—¿Ahora?
—Sí—insistió.
—Bien—soltó un tanto cansada, metiendo por completo la galleta en su boca y yendo hacia él, pero Wesley se adelantó—. ¿Qué pasó? —preguntó con algo de miedo viendo cómo él abría la ventana de la salida de emergencias y salía por ahí—. Wes—susurró al llegar a ella, el castaño se sentó en las escaleras y le indicó que también lo hiciera.
—No tengas miedo—se burló.
—No tengo miedo—colocó su mano en su cintura, el castaño rodó los ojos y Claire salió con cuidado también.
Hacía frío, había nevado un poco el día anterior y no entendía por qué de repente Wesley quería que salieran a ese lugar a esa hora. La rubia se sentó a su lado y él extendió una frazada que tenía a su lado y que por poco caía al suelo del callejón. La colocó sobre la espalda de ambos y fingió que era todo lo que harían.
Claire lo miró con incredulidad y esperó. Wesley comenzó a reír y con su mano derecha tomó la, ya fría, mano izquierda de la rubia tratando de calentarla un poco.
—Siempre que me siento aquí, recuerdo ese momento en el que estabas tan deprimida que fingías que sabías fumar mientras te quejabas de... otro chico y yo intentaba hacerte ver que dejarlo no iba a ser tan malo.
—Pero lo hice, ¿no? —rió.
—Tardaste más de lo que pensé—rió también.
La rubia dejó caer su cabeza en el hombro de Wes.
—Es nuestra segunda Navidad—murmuró.
—Y no te di un obsequio la primera vez.
—Mantuviste cálidas mis manos cuando no había calefacción, eso cuenta—quiso reír nuevamente.
—Sí, pero...—se movió, haciendo que Claire retirara de su cabeza y viera como Wes intentaba sacar algo de su bolsillo izquierdo con algo de dificultad por culpa del tamaño de éste—, ahora... Tengo...—pudo sacarlo y lo puso frente a los ojos de la chica—, esto.
Era una caja de madera pequeña, por lo que alcanzaba a ver por culpa de la oscuridad.
—¿Qué es? —lentamente lo tomó y Wesley frunció sus labios ahorrándose el comentario. Claire intentó verlo mejor, eran una caja sencilla y pequeña, pero lo suficientemente grande como para meter algo en ella. Arriba, en la tapa, tenía un grabado un copo de nieve.
—No sabía que darte que no fuese tan... ordinario para ti—tomó la caja de las manos de Claire y la volteó, donde había una pequeña manija con la cual dio cuerda, un par de veces y la volteó de nuevo para poder abrirla.
Close to you de The Carpenters comenzó a escucharse mientras abría la pequeña caja de música; por dentro, en la tapa, tenía grabado: Cause I don't shine if you don't shine.
—Wes, nada que venga de ti puede ser ordinario—murmuró cuando la melodía terminó—. Gracias—le miró, tratando de ver su rostro con la oscuridad encima de ellos, pero falló. Lo único que sintió fue como él depositó un corto beso en su sien.
—Feliz Navidad—dijo.
—Feliz Navidad—respondió, dándole cuerda nuevamente a la caja.
—¿No quieres entrar? Creo que te estás congelando—tomó su mano nuevamente mientras ella seguía admirando la caja; negó.
—Allá dentro comenzaron con el bajo—habló—, y te tengo cerca de mí para mantenerme en calor, ¿o no?
Close to you - The Carpenters
Hola, soy cursi.
Quiero agradecer a todos que me recomendaron con Nova Casa Editorial. Esperemos que haya buenas noticias después!
¡Gracias por todo!
Si tienen dudas, preguntas, quejas, sugerencias, aquí x
-Jude
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