Capítulo quince | Nine in the afternoon

           

—No tengo mucho que decir sobre ella, la verdad es que no la conozco como para dar una opinión, pero por lo que Ben dice de ella, ambos son muy parecidos. Están locos—metió otra galleta de mantequilla en su boca—. Te admiro por trabajar con ella.

—Bueno... No es mala persona, solo es un poco... ¿Entusiasta? ¿Abierta? —Claire hizo una mueca—. No me molesta solo me abruma un poco, ¿entiendes?

—Entiendo—Sue se encogió de hombros—. Trabajar con la ex compañera de aventuras de tu novio puede ser algo cansado y muy raro. Camille tiende a creer que si no le importa a ella, a nadie más le importara. No es que sea mala persona, solo no lo considera de gran importancia recordarte lo que pasó como anécdotas graciosas.

Ambas subían las escaleras del edificio. Claire había encontrado a Sue bajándose del taxi en la entrada y aprovechó para hablar de un tema del cual no podría con ninguno de los chicos, ni siquiera con Silver. 

—Al menos Wesley ya no está ahí, en medio—quiso bromear la chica morena.

—Te juro que no sé qué cara poner cuando hace un comentario que tiene que ver con él—respiró hondo—. Ahora mi mente está atiborrada de imágenes no muy lindas.

—Mmmh, siempre creí que terminarían atados de cierta forma, por accidente. Si sabes a lo que me refiero—arqueó sus cejas—. Pero creo que me adelanté—rió—. Me gusta que hayas sido tú quien terminó con Wesley y no ella, al menos tú si me agradas de verdad. Camille con Wesley me haría odiarlo más.

—Pero Welsey estaba con Mia—le recordó.

Sue lo pensó por un momento, metió otra galleta en su boca y caminaron por el corredor hasta el departamento.

—No fue tan icónico como para recordar—fue lo único que pudo decir—. Te admiro, de verdad. Si fuera tú ya le habría arrancado la cabeza a Camille la primera vez que usó a Wesley en una oración y a él lo habría castrado.

Claire la miró un poco antes de buscar sus llaves.

—¿Por qué tan violenta? —quiso reír—. ¿Qué es eso? —señaló la enorme bolsa de tela negra que cargaba con ella.

—Mi vestido para la boda de mi hermana—siguió comiendo—. Creí que me quedaría pero lo alteré, un poco, tengo la creencia de que no me quedará para la boda y no me quiero arriesgar. También fui a comprar cremas raras que me recomendó mi madre para evitar estrías y muchas cosas más porque al parecer me voy a inflar tanto que no recordaré como era mi cuerpo antes. Este vestido—abrió un poco los brazos mostrando el vestido amarillo ocre que usaba—, es de las pocas prendas que aún me quedan, y es porque siempre me ha quedado grande.

—Oh...—metió la llave en el orificio y la giró—. Suena bien—intentó no tomarle importancia a la preocupación e ir por el lado alegre—. ¿No te emociona? Digo, todos dicen que el sentir amor por alguien que ni siquiera conoces es una experiencia inexplicable—abrió la puerta por completo y dejó que Sue entrara primero.

—Creo que aún no me lo creo y mi cerebro solo me dice que sigo en una especie de sueño, que tal vez mañana deje de estar esperando a un...—se detuvo al dar dos pasos dentro—... bebé—enarcó una ceja observando la escena.

Oliver estaba de pie recargando su brazo en el comedor mientras que Silver estaba recostada en el sofá cambiando el canal del televisor sin inmutarse. Sue respiró hondo y de inmediato arrugó la nariz.

—Hay un olor a vainilla horroroso, ¿quién está usando perfume de vainilla? —comenzó a olfatear.

Silver levantó su mano, se paró del sofá un tanto confundida. Sue siguió olfateando, siguiendo el olor y llegó hasta Oliver. Lo miró un poco confundida y Sil bajó su mano de inmediato.

—Silver me lo prestó—dijo él casi tartamudeando. La morena frunció sus labios sin creerle pero se apartó viendo a Claire.

—Ponte otra cosa que voy a vomitar, no sé que pasa que no soporto el olor a vainilla—tembló como si le causara escalofríos—. Esta casa huele a vainilla, frituras...—respiró hondo—, de queso, café y crema de afeitar.

—Wow, Sue, deberían contratarte en el aeropuerto—bromeó Oli.

—Ok...—la rubia comenzó a reír—. ¿Dónde está Wesley? —preguntó.

—Creo que está dormido—Oliver respondió no muy seguro siguiendo con la mirada a la rubia que caminaba hasta el baño—. No ha salido desde que llegó de la universidad y...—calló por culpa del ruido de la puerta azotándose—. De nada.

Sonrió, como de costumbre y miró a Sue para hacerle un comentario que se le olvidó en cuanto notó como la chica dejaba sus cosas en el sofá pequeño sin quitarle los ojos de encima. Después de eso se cruzó de brazos y siguió acusándole con la mirada como si él supiera por qué estaba enojada.

—¿Hola? —fue lo único que atinó a decir.

Oliver podía parecer despreocupado todo el tiempo, pero le funcionaba porque no lo actuaba del todo, en verdad había una lista demasiado pequeña de cosas de las cuales Oliver se preocupa. Pero ahora emanaba una tensión muy notoria que Sue no ignoró cuando llegó; su mala pose de estatua en cuanto abrieron la puerta lo delató. Su despreocupación no era genuina y Sue no podía darse el lujo de perderse esa información.

Suspiró, dejó caer sus brazos y miró a Silver con desgano imaginando todo.

—¿Desde cuándo?

—¿Desde cuándo qué? —Oliver casi gritó, combinándolo con una risa histérica y bastante mala.

Silver arrugó la nariz y negó con su cabeza dándose por vencida tras la actuación del chico—: Algunos días, ¿Cinco?

—Seis—Oliver le corrigió.

—Oh por Dios—Sue quiso reír, pero mejor se tapó la boca antes de llamar la atención de los demás—. ¿Me están jodiendo?

—No—la chica se encogió de hombros—. Solo... pasó. No nos pidas que te expliquemos qué es esto.

—¿En verdad? ¿Solo...?—respiró hondo y susurró—: ¿Solo se besan a escondidas mientras Wesley duerme? ¿En plena sala? ¿Y así esperan que esto sea secreto?

—No esperamos que sea secreto—Silver habló.

—¡Si! Si esperamos que sea secreto—Oliver habló más alto. La chica frunció el ceño, muy confundida y él abrió más sus ojos queriendo que ella entendiera—. Cumplo veintiuno la próxima semana y tú tienes diecisiete, lo siento pero no quiero que Fred me mande a prisión; no quiero ser violado ni ser la perra de nadie—se señaló el pecho con su índice como si aquello fuese necesario recalcar.

—Fred no te va a hacer nada—Silver comenzó a reír.

—Demonios, eso es cierto—Sue miró al chico—, probablemente serías la perra de alguien en prisión. Es más, creo que hasta serías mi perra—abandonó la seriedad de todo.

—Solo no lo digas—pidió él, calmado y con voz baja, baja para ser él.

—No me ponen en una buena posición, ¿saben? —fue hasta su bolso buscando más galletas de mantequilla—. ¿Creen que esto dure mucho? ¿O es temporal solo para deshacerse de su calentura? —metió una a su boca.

—No...—Sil intercambió miradas con Oliver esperando a que él continuara pero el chico solo se encogió de hombros—, no lo sé. No nos lo preguntes—insistió.

—Quizá el hecho de que es prohibido—hizo comillas con sus dedos en la última palabra y la articuló con una voz más profunda dando a entender que era un asunto tonto—, hace que sea más divertido... Está bien—suspiró—. No diré nada pero no me metan en esto cuando los descubran y, si no quieren que eso pase, por favor eviten hacerlo en plena sala donde todos pasan a todas horas del día, es más, ni siquiera aquí, consíganse otro lugar, por favor.

—A todo esto... ¿Tú que haces aquí? —preguntó él.

—Iba a reunirme con Fred pero me dijo que mejor lo esperara aquí. Fui a mi cita con el médico y Claire va a prestarme un collar—frunció el ceño recordando a la rubia—. ¡Claire!

—¿Qué? —salió del baño quitando el pendiente derecho de su oreja—. Ya voy, ya voy—recordó lo que la chica esperaba y se metió corriendo a su habitación.

Estaba el apagado y la cortina impidiendo que el sol entrara por la ventana; gracias a la luz del corredor pudo localizar a un bulto debajo de su edredón en la cama. Cerró la puerta por completo y miró en su teléfono; lo más seguro era que Wesley ya tenía poco más de cuatro horas dormido y no faltaba mucho para que despertara para ir a trabajar al club.

Sigilosamente se subió a la cama, no tenía idea de para qué, pero parecía bueno en ese momento. Todo lo que hacía últimamente se resumía en eso; en llegar a casa después de un día de escuela y trabajo para estar con Wes hasta que él tuviese que irse. Y no le parecía malo. Lo malo era que no quería acostumbrarse a ello y después sufrir un cambio del cual no tendría aviso.

Wesley lo dijo: Nadie puede asegurarnos de que algo puede funcionar. Pero ahí estaba, viendo al chico que dijo esas palabras dormir; aun con la ropa con la que salió esa mañana a su primera clase y con sus audífonos puestos como si quisiera ignorar todo por si el estar dormido no funcionara.

Claire quitó el cabello de su oreja y se acercó para poder escuchar la música que salía; era una melodía suave y sin alguien cantando en ella, no podía adivinar de qué se trataba.

—Wes—lo movió un poco—. Hey—repitió la acción. El castaño frunció el ceño como si de enojara, ella comenzó a reír—. ¡Wes! —habló más alto. El chico solo levantó su mano para tapar el rostro de Claire para que parara.

—¿Mmhh? —fue lo único que salió de sus labios, una queja cansada y desanimada mientras se negaba rotundamente a abrir sus ojos—. ¿Estoy muerto? —preguntó.

—Casi—Claire le revolvió el cabello—. Deberías despertarte, creo que ya tienes que irte—avisó alejándose un poco para poder buscar lo que Sue le encargó.

Wes le sujetó de la muñeca impidiéndoselo.

—¿Por qué no nos quedamos y nos acurrucamos un poco? —pidió. Con su otra mano quitó los audífonos de sus orejas y poco a poco abrió sus ojos—. ¿Qué te parece?

—La vida es más que acurrucarnos y dormir—se burló ella.

—Es la vida para mí—intentó convencerle.

—Basta—dijo entre risas y él le soltó de la misma manera—. Sue está afuera esperando, necesito buscar algo.

Wes bostezó—: ¿Quién está con ella?

—Oliver y Sil—se paró de la cama para buscar en el mueble que estaba al lado de la puerta, el mueble que Wes le había dicho que utilizara para guardar sus cosas hace dos meses y que aun así no podía ordenarlo.

—Genial, entonces no tengo que salir—se estiró en la cama, miró el techo detenidamente y suspiró—: ¿Cómo te fue hoy?

—Bien...—habló un tanto distraída, sacó una caja grande de madera donde guardaba casi todos sus accesorios y volteó hacia él—: Me siento menos cansada ahora que son vacaciones pero me he dado cuenta de que, en la tienda, nadie hace nada a menos que lo haga yo.

—Bienvenida al club—se burló.

—¿Qué? ¿Es en serio? Todo este tiempo creí que eran ideas mías, pero ahora que trabajo tiempo completo... Todo está completamente igual a como lo dejo el día anterior; ¿acaso el padre de Camille no se da cuenta?

—Jimmy es el gerente, Jimmy tampoco hace nada; solo en días de paga. Y no hace nada cuando sabe que hay alguien que hace el trabajo pesado, así que... lo siento querida, ese alguien eres tú.  El padre de Camille solo va cuando es hora de cerrar; revisa las cajas registradoras y las cámaras de seguridad.

—¿Y por qué no me lo dijiste?

—No sería un trabajo de verdad si no te dabas cuenta por ti sola que tus compañeros son bazofia y trabajar es un asco.

—Si, gracias—rodó los ojos yendo hacia la cama con la caja en sus manos.

—Estarás bien—él se sentó—. Te acostumbrarás y ya no dolerá tanto.

—¿Quieres que me acostumbre? ¿En verdad? —bufó—. ¿Con Camille ahí?

—Ahí vamos de nuevo—comenzó a reír—. ¿Ahora qué pasó?

—Digamos que tengo experiencias sexuales contigo pero no son físicamente—espetó con un tono tranquilo mientras buscaba. Wesley dejó de reír y ella le miró; él solo fruncía el ceño e intentaba adivinar a lo que se refería.

—Oh.

—Está bien—rodó los ojos—. No te sientas culpable por eso.

—¿Por qué tendría que sentirme culpable?

—¿Por qué no puedes... tirarte a personas normales? —optó por susurrar.

—¿Sirve si digo que en menos divertido? —intentó bromear, pero borró su sonrisa al darse cuenta de que no fue divertido—. Oh, vamos. ¿Qué quieres que haga? ¿Qué regrese el tiempo y le diga al yo de veinte años que ni siquiera lo piense?

—No, duh... Solo... ¿deberíamos intentarlo?

—¿Para qué así tengas algo de qué hablarle?

—¿Qué? ¡No! —golpeó su brazo—. Ya sabes, para que... ¡Deja de reírte! —refunfuñó.

—Eres muy mala con esto. Siempre te retractas, supongo que deberíamos esperar a que te conozcas mejor. Aunque déjame decirte que todo ese lío de la virginidad está solo en tu cabeza y dudo que tu cabeza lo sea.

—Claro que no—rió nerviosa—. Una vez entré a una tienda de juguetes sexuales cuando tenía quince—quiso presumir.

—¿Ah si? —Wes se puso de pie—. ¿Y qué pasó?

—Compré algo.

—Dime que fue y más te vale que lo crea—se quitó la camisa de un solo movimiento y buscó la que usaba para trabajar en el club.

—Un pene falso—se cruzó de brazos, retándole.

—No te creo—comenzó a reír.

—Es cierto, y está en este departamento.

—¿Trajiste un pene falso aquí? —enarcó una ceja.

—Mis amigas me retaron a hacerlo y no lo iba a dejar en casa, mamá espía mis cosas mientras no estoy, si lo ve le da un infarto.

Wesley terminó de abotonar su camisa aguatando sus ganas de carcajearse.

—Bien, déjame verlo—se cruzó de brazos.

Claire abrió su boca para responder pero no dijo nada, vaciló por unos segundos y sonrió.

—No.

—¿Por qué no?

—¿Te da vergüenza admitir que te has masturbado alguna vez?

—¿Eso que tiene que ver?

—Mucho. Yo lo hice hace dos noches. ¿Qué tal tú? —dejó caer sus brazos—. Es algo normal, realmente espero que lo hagas porque si no te pierdes de mucha diversión.

Claire relamió sus labios y entrecerró los ojos. Wesley sonreía de lado y le miraba fijamente, lo conocía como para deducir que él intentaba leer sus gestos así que ella bajó la mirada a la caja y sacó el collar que le prestaría a Sue; se puso de pie.

—Continuaremos esto después—fue lo último que dijo antes de salir.

—¿Eso es un si? —le siguió.

—Sue, lo encontré. Lo usé en la fiesta de compromiso de mi hermana—ignoró por completo lo que su hermana le dijo—. Creo que te quedará muy bien—fue hasta la chica bajita de vestido amarillo quien se encontraba sentada en el sofá pequeño. Sue dejó de comer y sacudió sus manos entre sí quitando el rastro de galletas.

—Es bonito—lo tomó para poder observarlo mejor—. Gracias, te lo devolveré intacto.

—Está bien, mamá lo compró para que yo no me enojara—se encogió de hombros.

—Hey, Suzanne—saludó Wesley yendo a la cocina.

—Hey, tú—saludó ella sin verle.

—¿Dónde está Fred?

—Dijo que llegaría pronto, que me vería aquí.

—Ah...—miró dentro del refrigerador y sacó su botella de leche—. ¿Quién se tomó mi leche? —salió de la cocina con ella en sus manos.

Oliver y Silver ahogaron una risa por el doble sentido que manejó.

—Ya veo por qué—Sue enarcó una ceja al verlos.

—Estoy hablando en serio—Wesley no entendía por completo la risa—. Es leche de almendra, y cuesta el triple que la de vaca. No soy rico como ustedes—se quejó dejando la botella sobre la mesa.

—Tú te la tomaste esta mañana—Claire dijo de mala gana.

—No es cierto.

—Eres el único que mete botellas vacías al refrigerador, fuiste tú—Oliver le apoyó; no esperó respuesta y fue hacia el reproductor que estaba al lado de la televisión y comenzó a buscar una canción en su teléfono apartándose de la conversación.

Silver se sentó en el sofá y apagó la televisión.

—¿Me dejas tocar tu barriga? —preguntó después. Sue frunció el ceño confundida, pero la chica de inmediato se puso de pie y fue hasta ella; colocó su mano sobre el pequeño vientre de la morena.

—Todavía no me acostumbro a esto—aceptó viendo como violaba su espacio personal.

—¡Yo quiero! —Claire protestó al instante e imitó la acción de Silver.

—Lo haría pero siento que vas a abofetearme—Wes dijo detrás.

—Cuando mamá estaba embarazada de mis hermanas, creía que si la tocaba todo el tiempo, las bebés se convertirían en niños—Oliver habló. Seleccionó una canción y subió un poco el volumen.

—¡Hola! —la puerta principal se abrió dejando ver a un chico rubio bastante confundido—. Oh, veo que están todos aquí—cerró detrás de él.

Tanto Silver como Claire dejaron a Sue en paz.

—¿Qué sucede? —lanzó sus llaves a la mesa.

—Nada...—Oliver dijo sin mirarle mientras iba al sofá—. Están toqueteando a un feto—levantó el rostro y abrió su boca sorprendido—. Hace mucho tiempo que no estábamos todos reunidos aquí—sonó emocionado.

—Fred traigo tu foto, el médico me dijo que estaba todo en orden, que ya pasé las semanas más difíciles y las amenazas de aborto disminuyen—se puso de pie mientras buscaba en su bolso—. Y también quiero recordarte que la boda es este sábado y quiero agradecerte el hacer esto—le extendió un sobre blanco con el sello de la clínica, él lo tomó con cuidado—. Tal vez pronto podamos saber el sexo.

—¿Tú quieres? —hizo una mueca, no muy seguro.

Claire levantó el brazo—: Opino que sea sorpresa.

—Opino que deberían prepararse para todo—su novio interrumpió.

—Pero que sea sorpresa es genial—ella le regañó.

—No es genial, solo te quita tiempo de planeación.

—Yo creo que es genial que sea sorpresa—Oliver sonrió. Claire señaló a su amigo y miró a su novio con superioridad.

—Si saben cuál es su sexo, pueden tomarse el tiempo para ordenar sus cosas y decorar su habitación; y eso muy bueno porque después no hay tiempo para eso—Silver opinó.

—¡Ja! —Wesley le echó en cara a la rubia.

—¡Levante la mano quién va a tener un bebé! —Fred gritó.

Él y Sue levantaron la mano. Oliver lo hizo después pero Silver de inmediato hizo que la bajara.

—Nosotros decidiremos eso. Ahora, solo cállense.

—Gracias—Sue murmuró.

—Esto me agrada, digo. Estamos aquí: Ustedes dos tendrán un bebé, ustedes dos... están juntos—dijo a Wes y a Claire—. Y Silver y...—paró—, está aquí. Y yo también—sonrió—. Es como antes... Aunque tú no cuentas, Silver, tú eres nueva.

Todos se quedaron en silencio intercambiando miradas mientras Nine in the afternoon de Panic! at the disco estaba de fondo. Podían verse como las mismas personas meses atrás pero sin duda el ambiente era diferente, para algunos más pesado y para otros casi vacío. Pero eso no cambiaba la idea de que fuesen los mismos aunque no se sintieran así.

Wesley fue donde Claire y besó su sien como despedida.

—Me voy, quien encuentre un pene falso en el departamento, le doy cincuenta dólares.


Nine in the afternoon - Panic! at the disco



HOLAAAAA

Este capítulo es raro pero para mi es importante por una razón que solo yo entiendo. En fin, probablemente las cosas aquí comiencen a pasar más rápido de lo normal.

¿Cómo han estado?

Yo muy bien (:

-Jude

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