Epílogo
Bufó sonoramente, apoyando su mentón en su mano derecha y pasando la página del nuevo libro que estaba leyendo. Según Jimin, pasaría a buscarlo a las 6:00 pm para ir a una cita, ya había pasado media hora y el rubio aún no aparecía, lo peor era que su molestia iba incrementando con el pasar de los segundos. Estaba seguro de que le diría un montón de insultos cuando apareciera.
De pronto se escucharon un par de toques en la puerta y enseguida se puso de pie, corriendo a mirarse en el espejo de su habitación, acomodando su cabello y observando su vestimenta. Había hecho una buena elección con esa camisa negra de mangas largas y los jeans oscuros. Desabotonó los primeros botones dejando ver sus clavículas y parte de su pecho, y finalmente colocó un poco de labial transparente sobre sus belfos.
Caminó hasta la puerta y la abrió, esperando encontrar al rubio, sonriente frente a él y tal vez con un ramo de flores en manos, pero allí no había nadie. Alzó las cejas mirando al suelo, viendo una pequeña nota escrita a mano, esto definitivamente era obra de Park Jimin.
"Donde los pasos se detienen al entrar,
bajo el umbral hallarás el tesoro oculto.
Con paciencia y astucia debes indagar,
pues allí yace el camino a nuestro destino conjunto".
—¿Esto es...un acertijo? —murmuró confundido leyendo nuevamente la nota—. Donde los pasos se detienen al entrar...bajo el umbral hallarás el tesoro oculto...
Miró hacia abajo, ladeando la cabeza mientras se agachaba. Adoraba los acertijos y adivinanzas, y Jimin lo sabía, era bastante bueno descifrándolos así que no le costaría mucho, es más, ya tenía la respuesta. Levantó el tapete de la entrada, encontrando una llave dorada y otra nota.
"Donde las copas se alzan en un brindis eterno,
en un refugio donde la diversión no tiene fin.
Entre las luces y las risas, busca en lo interno,
una pista oculta que al puente te guiará sin fin."
—¿Uh? Esto será muy fácil —rió levemente levantándose nuevamente—. Habla de copas, luces y risas...¿será el Bar Friendship?
Un vecina que recién salía del ascensor lo escucho hablando solo y apuró su paso, mirándolo como si estuviera loco. Sus mejillas se tintaron de un rojo intenso debido a la vergüenza, por lo que rápido salió de allí para tomar un taxi e ir al bar al que iban cada viernes.
Un vez llegó al lugar lo observó de lado a lado. Ese día no había demasiada gente allí, un par de mesas estaban vacías, incluyendo la que solían ocupar en sus salidas de los viernes. Una balada romántica sonaba de fondo y las luces ese día eran blancas y amarillas, siendo un par de bombillas colgando del techo lo que daba iluminación al local. Bastante romántico para ser un bar, debía darle puntos por eso.
Caminó hacia la mesa de siempre, hallando sobre ella una copa de Strawberry Margarita, la bebida favorita del rubio y un barco de papel pequeño al lado. Bajo la copa había una foto del Puente Banpo, le dió la vuelta, viendo otra nota ahí.
"Donde el río fluye bajo la ciudad,
en un puente que brilla con esplendor.
Busca entre las luces y el agua cristalina,
un enigma oculto que despierta curiosidad divina."
Pd: el trago es tuyo, precioso.
Se dio dos tragos de la bebida, dejando la copa encima de la mesa y marchándose del bar. La pista era bastante clara, ahora debía dirigirse al Puente Banpo. Al llegar pudo ver algunas personas admirando la fuente arcoíris, el juego de luces era hermoso, algo digno de admirar. Notó que Jimin no solo estaba guiándolo a un lugar con sus acertijos, sino que había organizado todo de manera minuciosa para que al mismo tiempo pudiera disfrutar de cosas hermosas como la fuente.
Jimin era un hombre tan romántico y encantador cuando se lo proponía, ya ni siquiera tenía ganas de reclamarle por tenerlo esperando media hora en el apartamento.
Sintió de pronto dos toquecitos delicados en su pierna, dirigió la mirada hacia allí, observando a una pequeña de no más de 5 años observarle, dejando ver la ausencia de algunos dientes en su enorme sonrisa.
—¿Usted es Kookie? —preguntó con su vocecita aguda, mirándolo encantada por lo guapo que era.
—Ummh sí, soy yo —murmuró con confusión ¿quién era la niña?
—Su príncipe lo está esperando en lo más alto de la torre —le entregó otra nota y salió corriendo, desapreciendo entre la gente.
—Que linda —susurró para sí mismo riendo levemente, centrando su atención después en la nota.
"En el horizonte, donde el cielo y la tierra se encuentran y el sol renace, busca la guía del rey celeste y encontrarás la dirección".
Suspiró, mordiendo su labio inferior porque a diferencia de los demás este en serio estaba bastante difícil, no comprendía lo que quería decir. Jimin se había emocionado demasiado con los acertijos. Lo leyó y volvió a releer un par de veces, sin entender aún a donde quería llegar el mayor.
—A ver, tómalo con calma Jungkook —se dijo a sí mismo, apartándose un poco de la gente para poder concentrarse.
«Supongo que debo mirar al horizonte, pero ¿en qué dirección?» pensó llevando una mano a su mentón. «¿A qué se refiere con la "guía del rey celeste"?»
Recordó entonces el barquito de papel que estaba junto a la copa en el bar.
—¡Eso es, Polaris! —exclamó en voz baja, no quería que las personas lo vieran raro como había hecho su vecina antes.
La estrella Polar, o mejor conocida como Polaris, es utilizada como guía para la navegación y la orientación, por eso el barco, además se considera "la guía del rey celeste" porque indica la dirección norte en el cielo.
«Además habla del amanecer, el sol siempre sale por el este».
Se giró, mirando en dirección al noreste, fijando su vista de inmediato en la Torre Namsan con sus luces llamativas. ¡Eso era! Había logrado resolver el acertijo.
—Su príncipe lo está esperando en lo más alto de la torre... —sonrió de lado—. La pequeña lo dijo, que tonto fui.
Sin perder más tiempo se encaminó hacia el último lugar, desesperado por ver al de ojos cerúleos de una vez y besarlo hasta que sus labios se adormecieran. Se notaba que le había puesto mucha dedicación a eso, de seguro estuvo pensado en ello desde hace semanas y eso lo emocionaba.
Luego de unos 20 minutos finalmente se encontraba ya en el mirador de la torre Namsan, sin embargo no había rastro del mayor por allí. ¿Acaso se había equivocado?
De pronto un show de fuegos artificiales comenzó a iluminar de manera hermosa el cielo, y debe reconocer que sus ojos se cristalizaron cuando un gran "Te amo" se dibujó en el cielo.
Sintió unos labios posarse cortamente en su nuca y todos los vellos de su cuerpo se erizaron. Se volteó rápido viendo a su hyung con una sonrisa pícara en el rostro y un cofre pequeño en sus manos.
—Sabía que lograrías llegar, aunque pensé que lo harías más rápido —profirió sin tener idea de la tormenta que había en ese momento en la cabeza del pelinegro.
Jungkook no sabía si abrazarlo, besarlo allí frente a las demás personas o siemplemente soltarse a llorar. Se encontraba demasiado conmovido por lo que había organizado Park.
—Falta para terminar —señaló el cofre y el menor enseguida asintió, sacando la llave que consiguió con el primer acertijo.
Dentro del cofre había una nota y un bonito collar con un colgante de una margarita amarilla. El rubio le ayudó a ponerse el collar, dejando un beso en su nuca nuevamente. Sonrió tomando la nota, observando la petición en ella.
"Sé mi novio, Jungkookie"
Asintió enérgicamente, lanzándose hacia él para abrazarlo con fuerza por la cintura, besando sus labios después de manera apasionada, sintiendo a Jimin corresponder de igual manera, cruzando los brazos detrás de su cuello, importándole poco la manera en que las personas allí los miraban, e ignorando uno que otro comentario bajo que hacían. Ese era un momento solo de ellos e iban a disfrutarlo.
—Vamos a mi apartamento —profirió el menor mirando al contrario firmemente a los ojos, y solo hizo falta un asentimiento de su parte para marcharse lo más rápido posible del lugar.
[...]
El fuerte portazo de seguro se escuchó en toda la planta, pero a decir verdad ninguno tuvo en cuenta eso. Era mucho más importante seguir besándose con ganas mientras se quitaban la ropa torpemente. Un minuto después Jimin yacía desnudo mientras Jungkook solo portaba sus jeans oscuros con la cremallera abierta, dejando ver parte de los boxers negros que llevaba.
—Eres tan sensual —murmuró sobre los labios gruesos del rubio, dándole una mirada lujuriosa a su cuerpo firme y definido, pasando a dejar un par de besos en su mandíbula y cuello.
—Tu lo eres aún más —lo tomó por la cintura apegándolo a él lo más posible, para después llevar ambas manos a su trasero y apretarlo, escuchando el jadeo que escapó de la boca del pelinegro.
—Hazme el amor, hyung —rogó dejando un reguero de besos por su oreja, clavículas y pecho—. Te quiero dentro de mí, bien profundo, hazme gritar hasta quedar afónico.
Jimin juró sentir una corriente eléctrica recorrer todo su cuerpo hasta terminar en su pene, el cual se encontraba duro a más no poder, incluso desde antes de llegar al apartamento. Levantó por los muslos al menor, haciendo que enrollara las piernas en su cintura, y comenzó a caminar hacia la habitación, besándolo salvajemente mientras su lengua se encargaba de explorar la cavidad bucal del contrario.
Lo tiró sobre la cama, deshaciéndose de sus últimas prendas en pocos segundos y continuando con el apasionado besuqueo. Saborear los labios de su Jungkookie y sentir el roce de sus pieles se podía describir como el maldito paraíso. Jungkook era un ángel, tanto en belleza como en sentimientos, su ángel, uno que atesoraría y cuidaría como el tesoro más preciado del universo.
—Vas a hacer que malditamente enloquezca —gruñó sintiendo las uñas del pelinegro enterrarse en su espalda mientras arremetía con fuerza, notando como su miembro era apretado deliciosamente por su estrecha entrada.
—Ahh hyung...m-más rápido —gimió sintiendo como el rubio mordía y succionaba la piel impoluta de su cuello, haciéndolo a propósito para dejar marcas que de seguro durarían varios días allí.
En aquella habitación solo se escuchaban los gemidos, gruñidos y jadeos ahogados de ambos, además del sonido morboso de sus cuerpos chocar una y otra vez con extrema rapidez.
Para ambos era la gloria después de tanto tiempo volver a tener esos encuentros carnales donde se desbordaba la pasión y las ganas de hacer sentir bien al otro. La química entre ellos era imposible de negar, sus cuerpos encajaban a la perfección y sus deseos eran los mismos.
—Eres completa...mente mío Jungkookie —murmuró sobre su boca mientras veía como el mencionado contraía su rostro debido al éxtasis y el placer que le otorgaba—, todo de ti me pertenece...tus suspiros, tus gemidos, tu corazón, tus labios —besó sus belfos por unos segundos—. Todo tu me perteneces.
—T-tú también eres mío, todo mío —tartamudó sintiendo ese cosquilleo en su vientre intensificarse con el paso de los segundos, arqueando la espalda y soltando un grito ahogado cuando Jimin tocó su próstata—. Mmgh...ya no aguanto Jimin.
—Correte para mí, precioso —ordenó arremetiendo de forma errática contra la anatomía del menor, sintiendo como también se encontraba cerca de la cúspide.
Y haciendo caso a la orden del ojiazul, Jeon terminó corriéndose sobre sus vientres, sintiendo como segundos después Jimin llenaba todo su interior con su semilla.
El rubio se dejó caer exhausto a un lado, respirando agitados y entrelazando su mano con la del contrario, volteando a verlo con una sonrisa de pura felicidad en su rostro.
—Te amo, Jungkookie —murmuró atrayéndolo hacia sí, dejando que su cabeza descansara en su pecho mientras el dejaba ligeras caricias en su cabello sudado.
—Yo también...hyung —murmuró somnoliento, cerrando sus ojitos oscuros y dejándose llevar por Morfeo al mundo de los sueños.
Park sonrió levemente, continuando con las delicadas caricias sin poder dejar de observar con cariño el rostro pacífico del menor. Juraba que haría hasta lo imposible por hacerlo feliz, y esperaba que su relación durara para toda la vida.
Tenía claro que iban a afrontar dificultades, él aún seguía con sus visitas a la psicóloga, aunque ya no eran tan frecuentes, aún tenía traumas que superar, pero sabía que su bonito novio estaría ahí con él apoyándolo, y mientras hubiera amor y confianza todo estaría bien. Porque ambos se amaban y era todo lo que importaba.
Fin.
Me he roto la cabeza toda la tarde con los dichosos acertijos, no soy buena en eso, aunque me gustó el resultado final.
Aquí finalmente acaba "Todo lo que necesito" muchas gracias a todas esas personitas hermosas que se tomaron el tiempo de leer esta historia, les agradezco que le dieran una oportunidad, también por los votos y sus comentarios que siempre me animaban a seguir escribiendo. Gracias a todxs. Nos leemos por otras historias. 💜
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top