Capítulo 29

Wave

No he sabido de Dorak desde ayer, le he escrito pero no he recibido respuesta. Aún no sé cuándo volverá. Estoy en la clínica, Penélope y Claire están conmigo, temen dejarme sola por si me desmayo. Pero me siento bien, estoy bien. Estoy lista para vivir. El día ha sido agotador, hoy hemos tenido una visita de una oveja llamada Nirvana, se ha lastimado una pata con un alambre de púas y he tenido que ponerle un vendaje para que pueda sanar sin infectarse.

Me marcho temprano del trabajo. Tengo cita con mi psicóloga, que después de seis meses sin verla por su viaje a Europa podré contarle lo sucedido durante todo este tiempo. Estoy nerviosa... Han sido muchos cambios en mi vida. Algunos para bien, y otros que han servido para aprender a sobrellevar el día a día.

Estoy en la sala de espera. La secretaria Gladys me ha prestado una de sus revistas de moda para pasar el rato. Ojeo sus páginas con cuidado, hasta caer en la sección de belleza. Han sacado muchos  productos para la piel, y hay una nueva marca de pañales en el mercado. Y pienso en el bebé... en cómo podrían ser sus piececitos, sus ojos, sus labios, una mezcla de Dorak y mía, de nosotros. «Piensa en un nombre.» Me remuevo el cabello, es demasiado pronto para eso. Tengo miedo de que la historia se repita...

La puerta se abre, y un señor de mediana edad sale con una ligera sonrisa, está fingiendo que su consulta ha salido bien, he hecho lo mismo miles de veces. Me pregunto cuál será su caso, a veces me mata la curiosidad.

Los nervios se apoderan de mí una vez que me encuentro frente al despacho de la tan longeva doctora Marchall, 80 años y aún de servicio. De las Psicólogas más prestigiosas del continente. Me invita a sentarme en su pequeño salón. Me deslizo por el tan conocido sofá cruzándome de piernas y dejando que mi espalda descanse es sus grandes cojines.

—¡Wave! Luces maravillosa. —Me regala una sonrisa mientras se acomoda los espejuelos.

—Muchas gracias, doctora Marchall. ¿Qué tal su viaje?

—Divino, querida. Ha sido muy enriquecedor. —Aún me sonríe cuando arquea una de sus cejas.— Cuéntame cómo estás, algo me dice que será una sesión bastante interesante.

Le cuento todo desde el principio, cuando grité aquella tarde el nombre de Rodak delante de los marines. Las sensaciones de las primeras palabras dichas para el qué un día fue "para mí" lo más grande. Navidad; noche vieja, las noches sin dormir, las veces que lo ignoraba, el encuentro amoroso y la barbacoa, la noche en el hospital, la noticia del bebé, la diabetes, mi hermano, Ryan y su enfermedad... mi vida...

—¿Qué pasa con Dorak? ¿Por qué no lo dejas entrar del todo en tu vida? —me pregunta mirándome fijamente a los ojos, me intimida cuando hace eso.

—Si está dentro ya, vamos a tener un hijo juntos. —Me encojo de hombros.

—Sabes que no es eso a lo que me refiero. —Utiliza esa voz amigable, pero que bien sé que demanda palabras. Suspiro intentando ordenar mis pensamientos que solo giran entorno a él, a ese chico que desde que lo conocí no ha dejado de estar en mi mente.

—Si se marcha otra vez no voy a poder soportarlo, quedaré más destruida que antes, no puedo permitirme sufrir más por él. —confieso.

—¿Qué pasaría si dejaras de pensar por un momento en que se marchará de tu vida? —Apoya su mano derecha en su mentón.

—No lo sé. —«Sí que lo sé, sería feliz.»

—Wave, las personas aparecen y desaparecen de nuestras vidas como por arte de magia. ¿Cuántos mejores amigos no han dejado de llamarse sin más? Muchos ni siquiera son conscientes en su momento de lo que sucede. La distancia, la mente, los miedos, las inseguridades, son los causantes de todo. Muchos piensan que estar solo es lo que merecen o lo que necesitan, y olvidan a todo aquel que los ama, y que se preocupan por ellos, suelen aislarse del mundo.

»Es probable que eso le haya pasado a Dorak, creyó merecer la soledad y el vacío, se castigó así mismo de esa forma por todo lo que ha sufrido, pero ahora cambió de opinión, quiere mejorar.
Nunca es tarde para aceptar a alguien que quieres devuelta a tu vida, Wave, sea un amigo, un familiar o un amante, y más si ese alguien te ama también.

»Es muy difícil un amor correspondido, créeme cuando te digo que estamos hechos a pedacitos, y vamos tomando un poco de cada persona que conocemos, hasta que terminamos de hacernos a nosotros mismos y completamos el ciclo de la vida. No pierdas el tiempo valioso por un miedo a algo que quizás nunca ocurra. Tienes que darte una oportunidad de ser feliz porque tú lo mereces.

La doctora Marchall tiene ese don de hacer que las cosas difíciles y complicadas parezcan fáciles. Y así lo veo ahora, tan simple como decir que sí a la propuesta de Dorak, de recibirlo con los brazos abiertos. A pesar de ese temor al futuro, pero... el futuro siempre me va a parecer aterrador, porque no puedo tener el control de todo, siempre vendrán sorpresas, alegrías, tristezas... Solo necesito hablarlo...

Salgo de la consulta con el corazón agitado, agradeciendo a la doctora Marchall todas sus palabras de ánimos. Busco mi teléfono móvil y me encuentro con la grata sorpresa de que tengo varios mensajes de Dorak.

Dorak: Hola, he estado toda la mañana y parte de la tarde reunido con mi abogado, lamento no haber podido contestar antes.
Dorak: ¡Me alegro que las cosas con tu hermano hayan terminado bien!
Dorak: ¿Cómo estás?
Dorak: ¿Y el bebé?
Dorak: Tengo muchas ganas de volver.

Yo: Los dos estamos bien. Me siento muy bien, Dorak. También quiero que vuelvas.

Dorak: ¿Lo dices en serio? Lo de que quieres que vuelva.

Contesta al instante, como si estuviera esperando mi respuesta.

Yo: Sí. Creo que he abierto lo ojos.

Dorak: No me digas eso que cojo el primer avión a Estados Unidos ahora mismo.

Yo: ¿Te queda mucho que hacer allí?

Dorak: Me quedan un par de propiedades por vender. Tengo que estar presente para la firmas de los papeles.

Yo: ¿Venta? ¿Propiedades?

Dorak: En cuanto llegue te explico todo, te lo prometo.
Dorak: Te tengo que dejar... han llegado unos compradores. Wave, un beso para ti y para el bebé. Los quiero.

   Yo: Está bien, confío en que lo harás. Un beso para ti también. Te quiero.

(Dos horas después.)
Dorak: Dime que no es una broma.
Dorak: Joder, cuando vuelva te voy a hacer la mujer más feliz del mundo. Te lo juro.

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