INTRO
Do you have the time to listen to me whine
About nothing and everything all at once?
I am one of those
Melodramatic fools
Neurotic to the bone
No doubt about it
Qué difícil es recordar los buenos momentos cuando te estás sintiendo como la mierda. Por más que trato de imaginarlos y revivirlos en mi cabeza, solo tengo borrones...
Borrones de estar saltando junto a Tom en un antro de mala muerte. O de estar en la mesa, tirándole chícharos en la cara a Bella. O el tacto de mamá dándome un abrazo. O de estar fumando hierba, imaginando que formaría una banda que realmente nunca sucedería.
Pero no recuerdo más. Es decir, de seguro hay más momentos... pero, mierda, no los recuerdo.
No al menos en este momento. Con la maleta encima y mi maldita alma en una niebla.
Jamás pensé que ese día llegaría, supongo que en mi cabeza siempre creí que algo me salvaría. Era más fácil inventar una fantasía que asumir que por eso fue que terminé con mi vida en ese aprieto.
Mierda. ¿Por qué pensé en eso? No quiero pensar otra vez en esa historia. ¿Por qué mierda está tan presente en mi cabeza?
—Maaarcus...— llamaba Bridget, tambaleándose por el piso.
Luces cegaban la cámara. El piso estaba regado de cerveza barata y vasos plásticos rojos desechables. La música, como un estruendo constante, rompía el sonido y apenas se entendía la voz de Bridget.
Cualquiera que viera ese vídeo creería que estaba en el mejor reventón de la vida.
—¿Dónde te escondisteee?— la voz de Bridget se escuchaba tambalear junto a ella.
El rastro de cerveza se perdía a medida que llegaba al segundo piso. Bridget apuntaba su celular a una puerta desde donde provenían gemidos.
—¡Marcus, qué puerco!— exclamaba, antes de abalanzarse contra la puerta.
Bloqueé el teléfono en un acto instintivo. Claro que por eso lo recuerdo tanto. El puto vídeo no deja de aparecer en mis redes sociales.
— Marcus, te estamos esperando.
Era la voz de Lucy, una pendeja de veintitantos que había sido la asistente social durante mi caso. Era muy dulce, pero demasiado ingenua... casi incapaz de entender que había personas que la querían engañar. Y que el sistema es una puta mierda.
— Marcus, por favor.
Lancé un suspiro y me di una última mirada en la pantalla negra del celular, acomodando mi flequillo, antes de arrastrar mi cuerpo detrás de Lucy a la puerta de embarque.
— Sé que no es fácil...
Me obligué a arrastrarme más rápido con tal de evitar la estúpida conversación. No necesitaba su compasión, ni su intento barato de tratar de entender todo lo que pasaba por mi cabeza en ese momento. Entonces Lucy me tomó de la mano y me obligó a mirarla.
— Marc...
— No, Lucy. No sabes nada— la interrumpí, volteando desafiante a ella. —No sabes ni un carajo de lo que estoy pasando.
— Créeme que sí, y te quiero ayudar.
— Un poco tarde, ¿No crees?— dije irónicamente, levantándome de hombros. — Ya he cagado. Me has cagado ¡Todo el maldito sistema se ha reído en mi cara!
Alrededor nuestro la gente nos esquivó, como si supieran que era un volcán a punto de explotar. Solo necesitaba que alguien diera un paso en falso y todo se iría a la mierda.
Lucy lanzó un suspiro cansado. Claro que no era nada fácil lidiar conmigo, pero para mí tampoco era sencillo lidiar con lo que me estaba pasando.
— Tu familia está acá... Se quieren despedir.
E indicó a mis espaldas.
La lava burbujeante dentro de mí se apagó en un segundo. Me sentí desnudo... aliviado. Mamá estaba entre la multitud, con mi hermana menor en brazos. Un halo brillante desde la ventana les rodeaba, acariciando sus cabellos rubios como una visión de ensueño. Parecían un par de ángeles dispuestos a salvarme.
Para esa fecha ya llevaba semanas sin saber nada de ellas y con solo verlas frente a mí, mi estómago se apretó por completo. Absolutamente, todo mi ser quería arrojarse a buscar su refugio. Las había extrañado tanto que podía sentir a mi cuerpo físicamente retorcerse ante la mera idea de irme aún más lejos.
Bella, mi hermana pequeña, se bajó pataleando de los brazos de mamá y corrió a mi encuentro. Solté la maleta y se azotó contra el piso, pero me importó un carajo. Alcancé a agacharme en el momento preciso para tomar a Bella en brazos, apretándola con fuerza a mí. Su colonia de bebé que tanto amaba usar envolvió mis sentidos, y mi corazón rudo se derritió en el dulce aroma.
Mierda, cómo la iba a extrañar.
Mis ojos se llenaron de lágrimas y por más que intenté no llorar, no pude evitarlo. Tenía un nudo gigante en la garganta, y no tenía forma de quitármelo desde el día que ese puto vídeo comenzó a dar vuelta en internet.
—Marc, me estás apretando— dijo Bella.
—Mierda, perdón.
La solté y acomodé su vestido. Ella me sonrió de vuelta.
—¿Por qué estás llorando?— preguntó inocente.
Agaché mi rostro y sequé rápidamente mis lágrimas.
—¿Qué? No estoy llorando, son alergias.
—Sí, claro— respondió, socarrona.
—Oye qué es verdad.
—Ajá.
Bella se largó a reír e inevitablemente me contagié de su risa. Cuando estaba con Bella en casa solía ser el típico hermano de mierda, quitándole sus cosas, riéndome de ella, molestándola por todo. Pero en ese momento no quería ser el mismo imbécil de siempre. No quería que ese fuera su último recuerdo de mí.
Entonces mamá puso su mano sobre mi cabello, llamando mi atención. Por un momento casi había olvidado que estaba allí.
Me levanté lentamente, secando mis lágrimas con el dorso de mi sudadera. No quería mirarla, mucho menos que supiera cuánto me dolió irme. Con el tiempo comprendí que, oculto entre capas de dolor, había un pequeño crío herido que necesitaba de su madre. Pero aún estaba muy molesto con ella para demostrarlo.
— Te queda muy bien— dijo, refiriéndose a la sudadera con la que estaba limpiando mis mocos.
Era un converse original negro con estampados psicodélicos, obra de una colaboración con el gran diseñador Joe Freshgoods. Había suplicado por meses a mamá que me lo comprara, pero las cuentas simplemente no daban. Decía que había que comer y todas esas estupideces que siempre dicen los padres. Y claro, como no podía ser de otra forma, la bendita sudadera formaba parte de una edición limitada. Antes de que pudiera conseguir el dinero lo quitaron del mercado. GG como dicen en el juego... hasta que un día apareció en mis manos. Llegó desde Houston a la Residencia de Servicios Sociales en Londres. "Un regalo de papá" rezaba la tarjeta adjunta.
Me había volado la cabeza probármelo en la recepción y ver la cara de envidia del resto de internos de la residencia.
—Sí, gracias...
—Sabes que te amo, Marc ¿Cierto?
Me quedé en silencio, aun sin querer mirarla.
Mamá tomó mi rostro entre sus manos y me obligó a verla directo a sus ojos. Sus mejillas estaban húmedas del llanto. Sus ojos inyectados en sangre. Su piel marchita, como si no hubiera dormido en días. Realmente se veía como la mierda.
—Te amo, Marc. Siempre te voy a amar. Y siempre voy a luchar por ti. Esto será pasajero, lo prometo.
—Sí, claro.
—Marc, es en serio. Van a ser solo unos meses y volverás a casa, lo prometo.
Bajé la vista, y mamá me remeció para volver a mirarla.
—Es una promesa, bebé, vas a volver a casa ¿Me crees?
—Los pasajeros del vuelo HOU997 Air France con destino a Houston, Texas, favor de acercarse a la puerta número 23 para iniciar el embarque.
—Me crees ¿cierto?
Silencio.
Mamá comenzó a llorar. Me rodeó entre sus brazos y se aferró a mí.
«En verdad quiero creerte, má».
—Sra. Taylor, debo ir a dejar a Marc a su puerta.
—¡No, por favor!— gritó, sin soltarme.
Mierda.
—Sra. Taylor, ya es hora. No hagamos de esto un escándalo.
Pero mamá no me soltó. Una parte de mí le agradeció que no lo hiciera. Meses más tarde solo pensaba en lo reconfortante de ese abrazo.
Lucy metió incómodamente sus manos entre nosotros y me arrancó a la fuerza del agarre de mi madre, quien se hizo un ovillo en el suelo llorando. Bella se acercó a ella y trató de limpiar su cara, pero mamá la apartó para que no la viera.
—¿Por qué lloras, mamá?
«Mierda. Mierda. Mierda».
—Marcus, debemos irnos.
Lucy tomó mi maleta y comenzó a caminar hacia la puerta de embarque. Como si nada, como si esto fuera parte de un día normal en su vida.
Qué putada de sistema.
Me acerqué a Bella y le di un beso en la frente con dulzura, haciendo fuerzas para mantenerme compuesto en una pieza y no quebrarme ahí mismo. Luego, recogiendo todas las piezas de mí que se habían roto, y demostrando un valor que me saque de los cojones, me agaché hasta la altura de mi madre y le di un beso también.
—¿A dónde vas, Marc? ¿Te puedo acompañar?— preguntó Bella.
«Mierda. Mierda. Mierda».
Mi pecho completo se hizo un nudo y las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos contra mi voluntad. Ya me era imposible ocultarlo.
—No, mocosa. Lo siento. Te amo.
—¡Pero Marc...!— dijo ella, apresurándose a seguirme.
Mamá la tomó entre sus brazos y la obligó a permanecer a su lado.
—¡Te amo!— grité, logrando que todas las personas me miraran. Pero ya me importaba un carajo traerme más atención.
Ser un espectáculo era parte de mi vida.
Lucy me estaba esperando frente a la puerta con su misma expresión dulce de mierda. Me extendió mi maleta y una tarjeta de identificación que rezaba "menor sin compañía".
—Allá te estará esperando la señorita Angelina, de los servicios sociales estadounidenses. Ella te acomodará en la casa de tu padre y se preocupará de tu bienestar. Puedes mantener el contacto con tu familia en Londres exclusivamente durante los horarios que te serán asignados, ya sea a través de teléfono o...
Su voz cayó bajo el agua. Eran palabras vacías, absurdas. No entendía un carajo de lo que estaba diciendo, ni me podía importar menos. Solo tenía mi vista clavada en Bella, tratando de correr hacia mí mientras mamá la tomaba en brazos, con la cabeza gacha y su cuerpo tembloroso por el llanto.
—...Te deseo suerte en Estados Unidos. Espero que nos veamos en seis meses. — Terminó por decir Lucy.
Y me dio un pequeño empujón para caminar hacia la policía internacional, acompañado de una azafata de la aerolínea que se apresuró a correr a la fila. La seguí por inercia, sin querer realmente hacerlo, arrastrando mis pies como pesadas cadenas.
Las puertas se cerraron tras de mí, dejando atrás a mi madre y a mi hermana hechas un ovillo en el piso, llorando.
El viral
—... ¡Marcus, qué puerco!
Bridget entraba en el cuarto y abría la puerta con violencia. El sonido del vídeo se distorsionaba en este punto, pero la imagen era clara. Yo miraba directamente a la cámara, asustado. Intentaba levantarme, pero el imbécil de Jared me obligaba a quedarme arrodillado, con su pene erecto golpeando mi cara. La cámara se acercaba a mi cara, captando de lleno el momento en el que Jared me obligaba a hacerle una mamada. Mi arcada sonaba clara por sobre el estruendo de la música. En un rápido movimiento me soltaba del agarre de Jared y me levantaba del piso.
—Apuesto que Nicky estará feliz de saber esto— decía Bridget, riendo triunfante.
Se refería a mi primer novio, con quien había roto hace apenas unas horas. En parte lo que estaba haciendo era para darle celos, pero principalmente lo hice porque era estúpido.
—Terminamos— respondía seco.
Pasaba por el lado de Bridget y tapaba con mi mano el flash de su celular. Me ponía rápidamente mi camiseta y acomodaba mi pantalón, mientras Bridget me seguía con su celular, riendo. La apartaba de mí con un manotazo.
—Déjame en paz.
Y salía del cuarto.
Lo siguiente que viene en el vídeo lo supe en el juicio que levantó papá contra mamá, reclamando mi custodia: Jared jalaba cocaína como un demente.
Todo lo que vino después fue una gran bola de nieve que no tenía forma de evitar. El vídeo se hizo viral, papá levantó una denuncia por negligencia parental contra mamá, pasé seis meses en la Residencia de Servicios Sociales y luego volé contra mi voluntad al otro lado del Atlántico.
Que si yo quería o no chuparle el pito a Jared poco importó, asumieron que lo hacía por la cocaína.
.
.
.
NOTA DE LA AUTORA:
Si es que llegaste hasta este punto, te agradezco por leer. Esta es una historia que lleva un tiempo guardada en mi disco duro, pero que he decidido continuar para que vea la luz. Y lo confieso, está terminada. Pero aún estoy editando por lo que iré subiendo de a poquito. Por mientras, me encantaría saber qué opinas :)
¡Que la disfrutes!
Ja Vinci
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top