Capítulo 35
He estado la mitad del día en la cama, por más que he deseado levantarme a hacer algo de comer para mí no he podido conseguirlo, la cabeza me duele, me cuesta respirar, incluso en ocasiones comienzo a sentir un terrible dolor abdominal que me termina enviando al vómito, tengo fiebre y escalofríos, mi cuerpo no responde, no tengo el ánimo suficiente.
He alcanzado mi teléfono para llamar a Mohammed, era insostenible todo esto pero... de pronto me he fijado de hecho, que tenía una junta importante... y que también bien podría ser que Abraham esté allí.
¿A quién llamaría?, si toda mi familia y amigos están en Santo domingo...
Bueno, ayer conocí a un tipo algo tonto, pero simpático, él podría hacerme el favor de ponerme en un taxi ida y vuelta, no creo que le tome mucho tiempo.
Como pude me levanté y busqué en mi cartera de la puta de noche, allí había guardado el número que le robé a la perra Rachel de su teléfono cuando fue a pasearse con un cliente.
— Samir... Colleman. —Escribí en el registro de contacto de mi celular, no era muy tecnológico, pero vamos, no quiero parecer la gallina de oro ni una aprovechada.
— ¿Hola? —Contestó la voz grave del otro lado del celular
—Hola Samir, soy Agatha, ¿Me recuerdas?
— ¡Pequeña Agatha! ¿Cómo estás?
—Pues malita, casi me he desvelado con dolores... ¿Puedo abusar de tu confianza?, es que no está mi esposo, ni nadie que pueda llevarme al hospital... las empleadas están en día libre... y no valgo ni un peso en las condiciones que estoy. —Maldita respiración, me molestaba tener que decir las palabras exactas, en vez de ponerme a charlar largo y tendido.
—Estás de suerte, justo hoy debo ir al hospital, claro que a la sección de pediatría, debo de ir a hablar con Vanja.
— ¿Vanja?, ¿La que si quieres? —Me apresuré a preguntar intrigada, era un lío lo que le había pasado a este chicarrón con la perra Rachel y la chica Vanja.
—Pues sí, está de directora del hospital. —Suspiró.
—Bueno, me apresuro entonces y te espero en la esquina de la avenida —Busqué en mi cartera el nombre de la calle, ni sabía dónde vivía.
— ¿Podría mandar por ti un taxi?, la verdad que no me queda de pasada esa avenida. Pero... devuelta te traigo.
Aquello fue un patadón, pero bueno, no me quedaba de otra. Le he colgado accediendo, y cuando he podido me duché solo un poco, me vestí y me puse mi velito, ahora comenzaba a gustarme usarlo, incluso si no estábamos en los Emiratos.
Cuando bajé afirmada de la escalera, y abrí, me encontré con el taxi esperando, gracias al cielo era una chica. Me daba miedo viajar con hombres, después de lo de Eric... aún estaba aquello rondándome.
Llegando al hospital, me he encontrado con el guapo de calibrada sonrisa Samir, este chico Colleman, tenía algo especial, era sensible, era un hombre y sobre todo, no era gay.
—Oye, pero si te estás muriendo. —Comentó preocupado tomándome del brazo para ingresarme.
—Sé lo que tengo, debe de ser alguna estupidez atravesada por un tarro de crema con fresas. —Cubrí mi boca, el asco me venía.
Samir como pudo me acercó al basurero y me dejo vomitar a vista y paciencia del mundo.
Cuando estuve bien, el sabor ácido me ha quedado y simplemente traté de obviar al mundo.
El doctor Friechman me ha hecho pasar a su consulta, tras un rato de preguntas y repuestas me ordenó unos exámenes de sangre y antes de un Tac (Scanner) me ha mandado a hacer un test de embarazo, quería descartarlo todo.
Casi dos horas después, frente al doctor que leía con atención los exámenes me he quedado en blanco. Samir se ha metido a hablar con su Vanja, y yo pasé sola esta vez.
—Señorita Alauî —Dijo el doctor mirándome seriamente— ¿Tiene antecedentes de enfermedades detrás? ¿Su familia se ha enfermado antes, digo, de una enfermedad importante?
—La verdad no, no recuerdo que nadie se haya enfermado grave.
—Es muy importante que usted me escuche con atención ahora, y por supuesto que al marcharse piense bien lo que vamos a hacer.
Asentí, me estaba poniendo nerviosa escucharlo.
—Usted está embarazada
Aquello me hizo sentir pequeña, ¿Embarazada?, pero si hace tres meses enterrábamos a Zein, y sobre todo, Mohammed siempre me dijo que no quería hijos.
—Pero también está comenzando en usted, Cáncer a la sangre, también llamada Leucemia.
Me cortó el rollo. Los pensamientos se me han dividido, toqué mi pancita nada visible y pensé que todo se acababa, el mundo aquí se iba despidiendo de mí. ¿Por qué a mí?, ¿Por qué yo si nunca he hecho nada malo?, yo no debí padecer nada de esto, tengo mil preguntas, no tengo respuestas.
—No es compatible el embarazo con la Leucemia señorita Alauî, pero, permítame decirle que tenemos aun así dos opciones.
— ¿Cuáles? —Pregunté apenada, necesitaba aire.
—Podemos esperar a que esto avance hasta el término del embarazo, corriendo algunos riesgos pero tratando de aminorarlos completamente con un fármaco llamado interferón, no es dañino ni para ti ni para el feto. O podemos hacer el tratamiento con radioterapia pero, lamentablemente, deberá abortar, la radiación matará al feto pero la salvará a usted. Sepa bien que el cáncer se logra vencer, claro que sí, así que yo quiero que piense con calma y me diga que elige. —El doctor miró en mi hoja de registro— Tiene dieciocho, es mayor de edad, puede decidirlo usted y no su esposo.
Se equivocaba, incluso si quería pensarlo no podía, Mohammed era él tomaba decisiones sobre mi persona, pero también era el primero en darme la libertad que necesitaba. Me levanté y decidí entonces, no había nada más que pensar.
—Comenzaré con el fármaco cuanto antes, ya veré si gano la pelea y logro vivir la vida junto a mi bebé y esposo.
—Me enorgullece mucho su valentía, así que, aquí tiene la receta, la veo en una semana, estaremos monitoreando eso cada semana y, vendrá a una cita con el doctor Colleman, Javier. Él hará los ultrasonidos de su bebé cada 4 meses.
Asentí. No estaba para llanto, iba a ser fuerte, iba a afrontarlo todo, debía de vivir, quiero vivir.
Cuando llegué a casa en compañía de nadie, ya que Samir tuvo que quedarse a firmar más papeles que los de un oficinista, me dejé caer al sofá y comencé a escribir.
"Querido bebé: No te conozco aun, pero estoy feliz de que existas. ¿Imaginas cómo es tu papá?, nada agradable la verdad, es un ogro. Pero vamos bebé, que Fiona se enamoró de Shrek y no pasó nada, son muy felices. Bebé, imagino como será tu rostro, tus ojos que me van a enamorar en cuanto los vea, y sobre todo imagino que estaremos juntos porque daré la pelea por ti, para ti y para tu padre. Soy demasiado bendecida por todo lo que tengo y lo que tendré contigo. De haber sabido que ya estabas aquí hace tres meses, no hubiera comido ese tarro de fresas con crema, creo que te enfermo con mis antojos... Te amo bebé. Te ama mucho tu mamá pequeñita"
Mohammed ha abierto la puerta en compañía de Abraham, ambos estaban muy felices, parecía que tuvieron buenas noticias.
No me levanté a saludar, me apresuré a meter la carta debajo de la mesita de centro.
— ¡Agatha! —Ordenó don mandón— ¿Por qué no quieres saludarme hoy? —Dijo cambiando su tono de voz a la del gato pequeñito.
Divertida le sonreí desde el sofá.
—Estoy algo cansada, ven tú.
Abraham se rió y Mohammed tuvo que acercarse, mientras Abraham le seguía y se sentaba en el sofá de enfrente.
Me llenó de besitos que no entendía, y cuando iba a decir algo, me abrió una caja de terciopelo con un hermoso collar, era puro oro.
— ¡Joder! ¿¡Pero qué es esto!?
—Un collar.
—Vamos genio... que lo sé pero...
—Nada de peros, mi mujer va a andar bonita siempre o nada.
—Ah, tienes suerte, este tipo jamás regala nada, es como un duende. —Comentó Abraham.
Yo reí a carcajadas, pero enseguida, Abraham se fijó en el papel debajo de la mesa cuando se le ha caído el reloj que se estaba sacando.
— ¿Una boleta?
—Agatha no ha podido barrer hoy, déjala, ¿no ves que está muy flaca? —Dijo Mohammed con sarcasmo.
Estaba al borde. Me iban a descubrir. Pero nada, Abraham estaba ya leyendo.
—Amigo te están engañando. —Dijo serio entregándole el papel.
Mohammed frunció el ceño y me observó serio.
— ¿Tienes algo que decirme?
—Pues... sí.
Ha rodado los ojos y finalmente se ha puesto a leer el dichoso papel.
Mohammed me ha observado una y otra vez, del papel a mí, y de mí al papel.
— ¿Qué pelea? —Preguntó entonces confundido.
— ¿¡Cómo que qué pelea!? ¡Amigo voy a ser padre! —Abraham feliz se acercó y me abrazó, yo por supuesto, comenzaba deshacerme, no sabía cómo decirle todo.
— Agatha, ¿¡Qué pelea vas a dar!? ¡Y tú cállate Abraham joder! —Gritó preocupado.
Cuando iba a responder, me ha llegado un mensaje, rápidamente me excusé y fui al baño a leer:
Samir Colleman22:40 pm
Agatha, tengo un problema... Vanja hará una fiesta de despedida de soltera. Piensa casarse en unos días, por favor ayúdame a ir a esa fiesta, tengo que decirle unas cosas antes de que tome la decisión.
Sonreí levemente, le he enviado un "Sí", y volví al salón, Mohammed me esperaba aun con el ceño fruncido, y Abraham que soltaba mariposas parecía más el padre, que el mismo Mohammed. Ahora me tocaba a mí decir que la vida se me podía apagar, pero que estaba realmente feliz de ser mamá, y que quería conservarlo así mi vida se apague.
JavieraJames2604
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