Capítulo 26

La salida definitiva de Agatha de Santo Domingo no fue para nada fácil, para empezar los padres de Agatha se empañaron en que se les depositara la dote ¡Ya! Sin duda su ambición no conocía límite, no conforme con la cuantiosa suma, exigían la joyería, pero le había prometido a mi ahora esposa no cederla y así fue, nos ganamos unas cuantas maldiciones, pero fastidiado de su trato terminé por amenazar, o lo que ya tenían o nada, al final desistieron.

Llegamos a Dubai exhaustos, Zein y su esposa pasarían unos días en nuestra casa para después volver a Marrakech, no pude negarme, Agatha aceptó encantada por la nueva pequeña integrante de la familia ¿Sera que esperaba formar una familia? Pues que pena, lo llevaba claro, yo no quería más hijos, dejando a todos instalados me disculpe y fui donde Abraham, necesitaba saber como iban los negocios.

—¡Que sorpresa! El recién casado nos concede el honor de su presencia, pero no a la boda.

—Lo lamento amigo, fue algo en privado, una boda cualquiera, nada del otro mundo.

—Que no te escuche tu mujer o puede tomarlo a mal, como sea felicidades— Sonreí a su comentario, me ha abrazado feliz por mi nuevo matrimonio.

—¿Como es ella? Zein me dijo que es una colegiala muy extrovertida, seré sincero, me sorprendes Mohammed, creía que si te volvías a casar sería con alguien de la cultura.

—Olvídalo, con una autentica marroquí no podría tener lo que tengo con Agatha, sexo morboso— levante la ceja divertido dando una palmada en su hombro.

—Ya la metiste a tus juegos, espero que sepa complacerte, te conozco, se que si no es así terminarás aburrido de ella.

Sin duda alguna me conocía, pero dejando de lado el tema finalizando en que esta noche se la presentaría, nos hemos puesto hablar de números, compra y venta de oro, y otras cosas más, la joyería era por decirlo así, él tercer negocio importante, debía ponerme al corriente con todos.

—Eres un excelente socio y amigo, tienes todo en orden, sabía que no puedo confiar en nadie más, bien hecho, ahora debo ir al hotel.

—Hablando de eso ¿Que pasará con Zenaida?— su pregunta me causo confusión.

—¿Ella qué? Zenaida es mi secretaria, sí, lo nuestro se llego a extender más allá de lo laboral, pero eso se acabo, no soy una persona promiscua, dicho eso, te espero en casa para la cena.

Saliendo de aquel lugar subí en el Audi rojo que tenía aquí en Dubai para ponerme camino al hotel, en el trayecto llamé a mi secretaria para que fuera alistando los reportes; en cuanto pisé el lobby ya me esperaba con un amplia sonrisa.

—Que alegría tenerlo de vuelta señor, comenzábamos a extrañarlo, Pensé que iría de Luna de miel.

—Ya habrá tiempo para frivolidades —por costumbre me detuve a examinarla, era una despampanante rubia, originaria de Gran Bretaña, recuerdo que dude en contratarla, vaya error hubiera cometido, era una excelente profesional y por que no admitirlo, también amante.

—Entiendo, tengo todos los reportes listos. Las listas de las personas que se hospedaron y siguen hospedadas, listas de insumos y consumos, también contratos nuevos, me tomé la libertad de contratar más mucamas, espero no le moleste señor —curve mis labios satisfecho, era muy buena en esto.

—Me parece perfecto que sepas solucionar los problemas sin necesidad de molestarme, Zenaida... Sabes que las cosas privadas entre nosotros van a cambiar ¿Cierto?

—No tiene ni que decirlo, soy consciente desde que me entere que se casaría.

—¡Perfecto! ¿Algo más que deba saber? ¿Qué hay de los pozos petroleros?

—Me alegra que lo mencione, tiene una junta muy importante para pasado mañana, es imposible posponerla o cancelarla señor— Pensé un poco en ello, que remedio, tenía que ir.

—Programa el vuelo, me acompañarás como siempre y nos hospedaremos en el mismo hotel de la ultima vez

—Entendido señor Alauî —dicho eso de marcho con su natural meneo de caderas ¡Que mujer!

Regresando a casa comencé a organizar mentalmente mis tiempos, en dos días iba de viaje de negocios, también en la misma semana era mi cumpleaños, ni que me emocionara cumplir 39, eso me acercaba a los 40 y no quería pensar en ello, inmerso en mis pensamientos detuve él auto abriendo el garage con el control remoto, pero las luces a mi espalda me hicieron voltear atrás encontrando que Abraham llegaba al mismo tiempo, menos mal, estacionando por completo entramos a la casa.

—¡Querido!— Agatha se ha lanzado a mis brazos, con cuidado la baje para acomodar mi traje.

—Compórtate por favor ¿No ves que hay visitas?— la mire seriamente.

—¡Oh sí! Lo siento, soy Agatha Kell... Alauî.

—Mucho gusto Agatha, soy Abraham Rakfda, por fin conozco a la preciosa esposa de mi amigo— me miró con una risa burlona.

—No sabia que tendríamos invitados, yo... ¿Debo pedir a los empleados que preparen algo?— resople algo indignado, me disculpe con Abraham pidiendo se adelantara al despacho, en cuanto lo hizo tomé a mi mujer del brazo llevándola a la entrada de la cocina.

—No debes esperar a que te avisen si tendrás gente en casa, siempre debes tener comida lista para cualquier imprevisto, las empleadas se encargaban de ello antes de tu llegada, ahora eres la señora de la casa y es tu obligación.

Su rostro de circunstancias lo decía todo, no tenía ni idea, por primera vez me pregunté si Abraham tendría razón en decir que pronto me aburriría, le pediría a Khadija que le enseñara lo necesario para llevar la casa.

—Por hoy las muchachas lo harán, pero es la ultima vez ¿Entendido?

—Sí, discúlpame, ahora ven aquí y bésame— no lo dude, devoré su boca, pero siendo consciente del lugar y mi amigo, me separé al poco tiempo.

La cena fue amena en medio de una fluida platica, Agatha y Abraham parecían entenderse bien, supongo que no hay nada de malo en ello, los mire tan detenidamente que este ultimo preguntó.

—¿Qué haremos para tu cumpleaños?— maldito chismoso, pero no es como si mi hijo y mi nuera no lo supieran.

—¿Cuándo?— cuestionó mi esposa con su particular curiosidad.

—Olvida eso, no importa, estaré de viaje probablemente, pasado mañana tengo una reunión fuera de Dubai, debo asistir así que no se si este de regreso a tiempo.

—Supongo que como siempre Zenaida te acompañará — preguntó Zein con cierto retintín que ignoré.

—Así es, es mi secretaria y la necesito a mi lado— de repente un sonido me distrajo, Agatha había azotado los cubiertos en la mesa.

SantVict

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