Capítulo 22
Estábamos en la casa que Zein había insistido en comprar, argumentaba que sería más cómodo para todos y su esposa que estaba por parir, me pareció buena idea, aunque yo aún no me mudaba, probablemente lo haría en estos días, en la mesa había un gran festín con muchos de los platillos favoritos de mi nuera, la mujer era una lindura, no solo por su belleza, también en su carácter que en ocasiones me recordaba a la madre de mi hijo, degustamos dejando que los sirvientes llenaran copas y platos vacíos mientras escuchaba la platica.
—Esto es una pasada, pronto podrás disfrutar de todo esto amiga, aunque casándote con la cabeza de la familia debe ser aún mejor. -Comentó Angélica.
—Eso me da igual Angélica, nunca he sido una persona materialista. -Agatha me mira de reoko, parece mantenerlo a raya por ahora.
—Eso sí, deberían haberla conocido hace un par de años— la chica hablaba pero me miraba a mi— Agatha y yo fuimos a un campamento Hippie, corrió desnuda con las tetas al aire, todo un espectáculo
—¡Que horror!— chilló escandalizada khadija, era ella una autentica marroquí y si las ropas de esas dos le parecia un escandalo, escuchar lo que acababan de decir le era de espanto, aunque saberlo si que molestó.
—No sabía que hacias esa clase de cosas— Agatha estaba roja como un tomate, no sabía que contestar, a lo que su "amiga" continuó.
—No lo tomé a mal señor, siempre ha sido así, un poco loquilla.
Sus anécdotas continuaron, pero en todas ellas dejaban mal parada a Agatha ¿Que le pasaba? Me era claro lo que trataba de hacer, y si a eso le sumábamos su actitud en el trabajo, esta niña era un claro peligro y debía detenerlo, pero por ahora, sólo tomé la mano de mi prometida llevándola a mis labios.
—Dejemos de decir y escuchar tonterías, quiero informales que nos casaremos en un mes.
Mi nuera nos felicitó no muy convencida, Zein y Angélica también, pero no podían ser más hipócritas, la cena paso, al igual que varios días, ocasionalmente les permitía a las chicas ausentarse debido a las compras previas de la boda, entre ellas sus vestidos y sabra Alá cuantas cosas más, decidí de una vez por todas trasladarme a la casa nueva, al fin y al cabo, fuí yo quien la compró.
Las visitas de Angélica a la casa fueron continuas y sus coqueteos más evidentes, o al menos para mí, no cabe duda que los años traen consigo la experiencia, no entiendo como Agatha no lo nota, esta noche le prometí cenar después de cerrar la tienda, sería mi oportunidad de hablar con ella.
—Que pasen una agradable noche señor.
—Gracias Angélica, hasta mañana— respondi sin siquiera mirarla, en cambio me centre en lo que me importaba— ¿Nos vamos pequeña?
—Claro que sí, descansa amiga.
Para mí esa no era una amiga, era una oportunista, pero ya se enteraría, maneje el deportivo hasta el restaurante que tenia la reserva, hablamos y ella bromeaba, la comida fue excelsa, pero una vez llegó el postre, también llegaba la hora de abrir sus ojos.
—¿Como es tu relación con tu amiga?
—Eso ya lo sabes, ella es como la hermana que siempre soñe ¿Por qué?
—No me gusta, busca la oportunidad de dejarte en ridículo, intenta meterme ideas raras de ti en la cabeza y si fuera poco, su vulgar coqueteo.
—Ella es así, no lo tomes tan apecho.
—¿Yo lo tomó a pecho? Pero si esta mañana prácticamente me restregó el trasero mientras se inclinaba disque a limpiar la vitrina —recordarlo me molestaba, en otra situación le seguiría el juego, pero soy un hombre de palabra.
—Mohammed, no veas cosas donde no las hay, mejor escucha, mañana iré por mi vestido de novia, estoy muy emocionada, también compraré algo sexy para nuestra noche de bodas.
—Ya quiero ver eso.
Sonreímos, y me quedaba claro que estaba cegada por su cariño a esa tipa, no me quedaba otra que mantenerme al margen, otro día paso y me ofrecí a cubrir a Agatha y esa, mientras iban a la boutique por la ropa para mi futura esposa, cerré y fui a casa donde me dieron la noticia: Khadija estaba internada en el hospital, se trataba de su pequeña, iría a verla más tarde, ahora estaba agotado, por suerte le he dado a Agatha una copia de la llave para entrar y dejarlo todo aquí, así que tranquilamente fui a tomar una ducha.
El ruido de la puerta abrirse me alerto que alguien había llegado así que asumí quien era.
—Pequeña el agua esta fabulosa ¿Por que no entras?— escuché como se bajaba el ziper de lo que fuera que usaba, y solo recordarla desnuda me provocó una erección, en cuanto la puerta de cristal se abrió me gire retirando el exceso de agua de mi rostro encontrándome con otra— ¿Que mierda? ¡Estas loca! ¡Sal de aquí Angélica!
—Te imaginé desnudo muchas veces, pero verte así supera por mucho mis expectativas —lo admitía, tenía un cuerpo hermoso, pero no era Agatha, cerré furioso la regadera saliendo a la recámara con ella detrás.
—Lo sabía, sabia que buscabas algo, pero hacerle esto a tu amiga, eres una demente.
—Te mereces mucho más, mirame, te gusto, lo sé Mohammed.
—Eres hermosa, pero no, tengo ciertos principios.
—De que sirven si Agatha se fue de copas con su amiguito del zumba— okay, eso si que me molestaba.
—¿Como entraste? Servicio no pudo dejarte entrar así de fácil.
—Mi dulce amiga me dio las llaves para traer su equipaje
—¡Vistete!— grité fuera de sí.
—¡No! Dejame demostrar que puedo ser más mujer— pero antes de reaccionar su cuerpo desnudo estaba pegado al mio, justo en ese momento la puerta se abrió, Angelica se separó comenzando a decir estupideces.
—¡Agatha! Lo lamento tanto, no quería que te enteraras de esta forma.
—Eres una maldita zorra —con lagrimas en los ojos se acerco a la muy cretina soltándole una bofetada, aproveche a colocarme un short y una playera blanca.
—Pequeña, esta mujer esta loca, entre ella y yo no hay nada.
—Como si fuera a creerte, seguramente jugaban a la playa nudista ¿No? Te odio, Maldito marroquí de mierda— dicho eso corrió escaleras abajo, la segui no sin antes ordenar a Angélica se largara no solo de mi casa, tanbien de la tienda y nuestra vida, sin importarme un pito, baje a grandes zancadas tomando su brazo
—Agatha, pequeña... Mirame, no puedes creer lo que dijo, incluso la forma en la que nos encontraste tiene una explicación, por Algo, si estamos a dos semanas de casarnos.
—Pues te casaras tu solo, o mejor aún, con esa que dice llamarse mi amiga, ahora sueltame o te doy una patada en los huevos.
En su estado de animo hablar era imposible, así que la solté, en cuanto salió de casa maldije, pero las cosas cambiarían de ahora en adelante, con Angélica, con Zein y todo el puto mundo en general, no la dejaría escapar de mi vida.
SantVict
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