15. | Nuestro Contrato |



●Capítulo 15.



         ~Narrador: Charlie.


Las manos de Nicholas siguen en mis piernas, las acaricia mientras parece esperar algo.
Que accione, que lo bese, o algo similar.
Así que lo tomo sorpresa cuando me alejo. Su ceño se frunce.

—¿Qué tienes qué hacer esta noche? —le pregunto mientras me cruzo de brazos.

—Estar encerrado como si fuera la maldita princesa Rapunzel en el castillo.
—dice con ironía caminando a su baño—¿Por qué?

Si esto vamos a hacerlo, vamos a hacerlo bien.

Nicholas grita peligro por todo su alrededor.
Y es un peligro en el cual quiero sumergirme por completo.

Voy tras él a su baño, observo como toma su cepillo de dientes mientras comienza a lavarse.—Hay que cenar esta noche.

Una de sus cejas se eleva mientras me mira.—¿Tú y yo?

Asiento apoyandome en el costado de la puerta.
—Debemos hablar bien de ciertas cosas.

—¿De qué cosas? —se enjuaga la boca.

—Lo sabrás esta noche.
—digo con picardía.

Estoy pensando algo.
Algo muy interesante, espero el imbecil esté de acuerdo.

Se endereza y me mira.
—¿Y en dónde?

Mis hombros se encogen.
—Aquí. No puedes salir y exponerte aún.—digo con simpleza.

Niega yendo hacia su ducha, la abre sintiendo la temperatura del agua.
—Es aburrido. Estoy harto de estar aquí.

Suspiro.—¿Y entonces?

Voltea a verme bajándose sus shorts, y por lo tanto sus boxers.

Cabron...

Trago saliva con fuerza intentando no mirar, pero es imposible. Lo hago.

—Mis ojos están aquí.—dice irónico.

—¿Y entonces? —vuelvo a repetir intentando reprimir una risita.

—Deja que me encargo yo.
Tú sólo asegúrate de que el mocoso de mi hermano y tu hermana se duerman.
—voltea dándome una perfecta visión de su culo, ingresa a la ducha.— Ahora vete que quiero ducharme.

Niego con la cabeza sin decir nada.

—¿O quieres entrar conmigo? —pregunta irónico.

Volteo los ojos y me muevo de ahí saliendo de su habitación.

Dios santo...

¿En qué me estoy metiendo?




           ~Narrador: Nick.

Noche.

Termino de arreglarme.
Me coloco perfume y ya estoy listo.

No sé que pretende Charles. no sé con qué me va a salir, pero me genera muchísima intriga y curiosidad.

La puerta suena con leves golpes, sé que es él así que abro enseguida.—¿Ya está?
—le pregunto.

Se ve bien.

—Listo.—contesta tranquilo, pero puedo notarlo un poco nervioso— No podemos tardar mucho, mi hermana puede levantarse o incluso tu hermano.

—Bueno, salgamos ya.
—digo saliendo de mi habitación pasando por su lado.

—¿En verdad saldremos?
—pregunta caminando a mi lado.

—Ya lo tengo todo arreglado.

Llegamos hasta el garaje.
Nos acercamos hasta una de las camionetas de mamá.

—¿No querrás llamar demasiado la atención?
—dice con ironía.

Volteo los ojos.—Solo sube.

Ingresamos.
En el pequeño espacio su perfume invade el lugar por completo, es delicioso.
Trato de no ponerme nervioso como un patético y coloco las llaves encendiendo el motor.

Al salir tenemos que pasar por la gente de seguridad que cuida la casa. Al llegar a la cabina del portero antes de cruzar la puerta de salida bajo la ventanilla.—Regreso en dos horas.—aviso.

El portero asiente sin hacer preguntas. Me abre el portón y salimos. Charles acerca su mano al estéreo mientras coloca un poco de música.

—¿Qué te gusta escuchar?
—pregunta.

—No me gusta escuchar música mientras conduzco.
—respondo cuando ya tomamos la ruta.

—Pues deberías empezar a hacerlo, es una buena experiencia.—sube el volumen y una canción de una chica comienza a sonar— Por dios, la amo.

Comienza a tararear la canción mientras mueve levemente su cabeza al compás de la música, su vista va a la ventana. Lo miro de costado un segundo.
Es atractivo incluso de perfil.

—¿Qué ves? —pregunta de la nada.

Automáticamente vuelvo mi vista al frente.—Estoy conduciendo, ¿qué dices?

Charles suelta una risita por lo bajo negando con la cabeza, segundos después sigue tarareando la canción.

—¿Quién es? —pregunto por la artista.

Enseguida siento su mirada en mi.—No puede ser que acabas de hacer esa pregunta.

Sigo conduciendo esperando su respuesta.

—Es la mismísima Taylor Swift.—contesta con obviedad.

—Ah sí, algo la ubico.—doblo una calle.

—¿Algo la ubico? —repite incrédulo— Estoy completamente indignado.
—dice con ironía.

Volteo los ojos sin decir nada.
Sigo conduciendo algunos minutos más. Charles decidió seguir escuchando en el camino las mismas canciones de ella.

—¿Y qué es lo que te gusta escuchar? —pregunta nuevamente como rompiendo el silencio.

Hago una mueca recordando.—Algunas bandas que me hizo escuchar mi papá en su momento.

Siento su mirada en mi, sin embargo no dice nada. Parece esperar a que siga hablando.

—Oasis, Radiohead, Green Day, Coldplay...—vuelvo a doblar a otra esquina.

—Tu padre tenía un muy buen gusto musical.
Me encantan todas esas bandas.—agrega.

—De Radiohead, Creep es mi favorita.—digo sin pensar.

Nuevamente siento su mirada en mí.—¿Por qué justo esa canción?

Sin decir nada sigo conduciendo.—Ya estamos llegando.—aviso.

Charles decide no hacer más preguntas. Pocos minutos después me estaciono frente a la casa. Ingreso el auto para estacionarlo.

—Vamos.—digo sacando las llaves.

Charles baja y mira con curiosidad la casa.
—¿En dónde estamos?

—En un lugar donde ningún puto periodista va a llegar o molestar.—aviso pasando por su lado— Sígueme.

Pasamos el jardín delantero y llegamos hasta la puerta, coloco las llaves y abro. Ingreso y Charles entra detrás de mí. Comienzo a encender las luces, volteo a verlo.

Él parece curioso observando su alrededor, hasta que su mirada choca con la mía.
—¿Y esta casa?

—También eres curioso.

—Es solo una pregunta.
—dice de mala gana.

Volteo los ojos.—Sígueme.

Siento sus pasos detrás de mí.
Ingresamos a la cocina, tomo de la mesada las dos pizzas que encargué anteriormente.

—Hay que darles un golpe de calor, porque seguro se habrán enfriado.—aviso sacando las cajas de su envoltura— ¿Lo haces tú?

Sus cejas se elevan.—¿y por qué yo?

—No sé cocinar.

—Por dios Nicholas, es solo calentarlas.—se acerca y me retira las cajas de las manos—Muévete.

Toma algunas porciones, un plato y las lleva al microondas. Observo cada movimiento que hace.

—¿En qué momento encárgaste esto?
—pregunta colocando los minutos.

—Sí, definitivamente eres demasiado curioso y preguntón.—me siento en una de las banquetas.

Voltea a verme de mala manera.—¿No sé te puede preguntar nada?

—No si yo no quiero hablar del tema.

Me mira en silencio un momento, hago lo mismo.
Pero su mirada me inquieta y la esquivo tomando mi teléfono.

—¿Por qué no vas a poner la mesa? —pide— Esto estará en pocos minutos.

Lo miro sin decir nada.

—¿Al menos sabes hacer eso?
—eleva una de sus cejas.

—Tampoco soy un inútil.
—digo de mala gana yendo a tomar algunos platos y copas.

Tomo todo lo necesario saliendo de la cocina mientras me dirijo hacia el comedor. Coloco un plato en cada esquina de la mesa, dejo cubiertos y cuchillos, también los dos copas.
Vuelvo a la cocina yendo hacia la nevera agarrando un vino. Charles no me ve porque está de espaldas controlando las porciones de pizza.

Minutos más tarde ya estamos en el comedor.
Ambos sentados en cada punta mientras nos disponemos a comer.

—Sabe muy bien.—acota de repente.

Asiento comiendo una porción.

—¿Quieres un poco?
—agarro del centro la botella de vino.

—Por favor.—extiende su copa— Pero solo un poco, que mañana tengo que trabajar.—aclara.

Me levanto y me acerco hasta él. Levanta su copa y la cargo con un poco de vino, el solo me sonríe levemente. Vuelvo a mi lugar y también cargo la mía.

—¿Por qué brindamos?
—pregunto alzando la copa.

—Por el trato que vamos a tener a continuación.
—también alza la suya.

Me intriga demasiado que es lo que va a proponer.

—Salud.—alzo un poco más.

—Salud.—dice de la misma manera.

Tomamos a la vez mientras nuestras miradas se encuentran.

—¿Y bien? ¿Qué es lo que propones? —pregunto.

Charles suspira bebiendo otro trago.—Algo bastante interesante.

—Al grano.—pido rápido.

Me sonríe levemente.
—Exclusividad por treinta días.

Mi ceño se frunce por completo sin entender adónde quiere ir.

—¿Eh? —es lo único que me sale decir.

—Lo que escuchas.
Tú evidentemente quieres investigar conmigo, yo quiero hacer lo mismo contigo.
Eso incluye en un plazo de treinta días.—aclara pero sigo sin entender.

—Explicate más por favor.
—vuelvo a tomar más vino.

—En estos treinta días lo pasaremos excelente. Sexo, como te dije antes. Y nada más. Eso incluye algunas condiciones...—se aclara la garganta— No podrás follarte a otras tipas.

Suelto una risita leve.
—¿Qué?

—Como escuchas. No sé te va a caer la de ahí abajo por no tener sexo con mujeres, son solo treinta días nada más.
—dice rápido.

—Entonces, si yo no puedo estar con chicas. Me imagino que tú tampoco te vas a liar con otros tipos.—inquiero curioso.

—Por supuesto. Un trato es un trato.

—¿Y por qué esa condición?

—Y digamos que no es demasiado agradable para mí chuparte la polla para que luego vayas y te acuestes con otra. Es asqueroso, hasta incluso algo anti higiénico.
—arruga su nariz.

—Siempre me cuido.
—aclaro con seriedad.

—No es eso, es... —trata de buscar la palabra justa— No lo entenderías.

—Bien. Yendo al punto.
¿Por qué tienes que poner un plazo de treinta días?

—Porque nos odiamos Nicholas. ¿O te olvidaste de eso? Así que solo serán esos días para divertirnos, pasarlo bien, y después cada quien seguirá en lo suyo.—vuelve a tomar de su copa.

—¿Y si quiero que sean más días?

Suelta una risa por lo bajo.
—Te aseguro que te vas a aburrir de mí en menos de quince. Digo treinta por exagerar.

Suspiro.—Entonces, pasando en limpio. En un plazo de treinta días sólo tendremos sexo y nada más, eso incluye que yo no puedo acostarme con nadie más que contigo, y lo mismo para ti.

—Exacto.—dice con simpleza.

—Es algo raro. E incluso rebuscado. ¿No es más simple pasarlo bien cuando se nos dé la gana y ya está?

Charles niega.—No.
Porque contigo las cosas son distintas.

—¿Por qué?

—Porque nunca estuviste con un hombre. Porque desde aquí puedo notar la tensión que hay entre nosotros, y porque me divierte mucho enseñarte tantas cosas que desconoces.—dice ahora en un tono más seductor—
Es como una especie de reto.

Lo miro elevando una de mis cejas.

—Y sé, por lo poco que te conozco, que esas cosas te entusiasman. Te gustan los retos.—sigue diciendo.

—Sí, me encantan.

—Entonces... —se levanta de la mesa con la copa de vino en la mano, se acerca hasta mi pero se queda parado a mi lado.—¿Aceptas o no? Creo que será bastante divertido.

Me levanto con rapidez quitándole la copa de la mano, me coloco adelante de él. Su cuerpo choca contra la mesa.—Acepto.—digo cerca de sus labios— Será un reto bastante difícil igual.

—¿Por qué? Para mí será muy bueno.—su mirada también va a mis labios.

—Tener que soportarte a ti será un calvario.—tomo sus piernas rodeandolas en mi cintura, lo levanto haciendo que se siente en la mesa.
Me coloco entre medio de sus piernas.

—Ni me lo digas.—sus manos se aferran a mi cintura acercandome más a él— También será un calvario para mí. Pero al menos le sacaremos provecho.
—se acerca a mis labios—
¿O no?

Me hace perder el control en un segundo, así que lo tomo por la nuca y lo acerco para poder besar sus deliciosos labios.

—Shh, tranquilo.
—muerde mi labio inferior—
Que tenemos tiempo de sobra.

—Solo cállate.—vuelvo a besarlo con fervor.

Charles me aprieta más contra el mientras sus manos van a mi trasero.
Yo sigo besandolo, podría besarlo horas enteras y no aburrirme.

—Quiero tocarte.
—digo ya con la respiración algo agitada.

—¿Sí? —besa mi cuello.

—Sí.—suelto un gemido— Tocarte y hacerte muchas cosas.

Deja de besarme en el cuello para esta vez acercarse a mis labios. Me sonríe mientras ahora es él quien me toma por la nuca y me besa. Pero esta vez no es un beso fogoso, es un beso más... ¿Dulce?

—El plazo empieza a partir de mañana.—susurra en mis labios dejando un suave beso.

—No me hagas esto.—pido algo vulnerable volviendo atacar sus labios.

—Hay que volver a casa.
Los niños Nicholas.—sonríe mientras me vuelve a dejar otro beso y se baja de la mesa.

Lo odio.


Después de volver a casa. Charles simplemente se fue a su habitación, sin decir o hacer nada.

Me confunde mucho.
No sé que pretende, pero si él quiere jugar a esto, no sabe con que jugador se encontró.

Al otro día decido ir hasta el restaurante de Liam. Camuflado con gorra y lentes como si fuera una celebridad o algo así, y mi carrera ni siquiera aún a iniciado.

—Es peligroso que estés aquí.
—dice por milésima vez Liam mientras me pasa un café. Estamos en su oficina.

—Aquí no me verá nadie.
—me saco los lentes y la gorra tomando la taza.

—¿Y si alguien te vio entrar? —se sienta al otro lado del escritorio también con su taza de café.

Mis hombros se levantan.
—Salgo por atrás.

Niega con la cabeza.
—Te arriesgas demasiado.

—No pasa nada. Relájate un poco.—tomo un sorbo.

—¿Qué haces aquí tan temprano? Es raro que estés despierto a esta hora.

Comienzo a jugar con los lápices de su escritorio.
—Estaba aburrido. No veo la hora de que mi mamá llegue y me diga que vamos a hacer a partir de ahora.

—Tranquilo. Sabes cómo es este negocio, la paciencia es lo primordial.—toma de su café haciendo unas anotaciones.

Me quedo en silencio pensando en los acontecimientos de anoche con Charles. En como volvió a dejarme caliente por segunda vez, y en el trato que tenemos.

—¿Solo viniste por qué estás aburrido? ¿O quieres hablar de algo? —indaga curioso.

Y este cabron que tiene la bola mágica o que se yo.

Suspiro en grande.—Pasó algo.

—Lo sabía.—se acomoda mejor dejando sus anotaciones de lado.
—Cuenta, vamos.

—Seré breve porque detesto el suspenso y todo eso.

—Vamos.—pide.

—Charles me propuso un trato.—comienzo a explicar.

—¿Qué clase de trato?

—Treinta días de exclusividad en la que tengamos solo sexo.—suelto rápido.

Liam me mira sorprendido.

—¿Qué piensas?

—¿A qué te refieres exactamente con exclusividad?

—A que yo no puedo follarme a tipas, y él a tipos.

—¿Y aceptaste eso así como así? —sonríe con picardía.

—¿Cuál es el problema?

—No, nada.—parece querer reprimir una risa— solo que me sorprende con la rapidez que aceptaste.

—No sé que pretendes decir.

—¿No era que Charles no te gustaba? —inquiere.

—No me gusta.

—¿Entonces por qué aceptaste esto así como así?

—Porque me divierten los retos. Sabes cómo soy.
—aclaro.

Asiente.—Sí, lo sé.—toma de su café y parece pensativo.

—¿Qué?

Niega levemente.—Lo que son las cosas...

—¿Qué cosas?

—Hace poco estuviste en este mismo lugar diciendo que se besaron, estabas totalmente negado a que pasara algo más y blablabla. Y ahora vienes con esto... —sonríe— no dejas de sorprenderme amigo, igual te digo que me encanta eh.

Mi ceño se frunce.—Es que no te entiendo una mierda.
Primero me dices que vaya y explore y me divierta, ahora que lo estoy haciendo pareces sorprendido.

Levanta sus manos en señal de inocencia.—Tranquilo.
Solo me sorprendió que hayas accedido tan rápido, nada más.

—¿Qué intentas decir?

—¡Nada! —noto como vuelve a intentar reprimir una risa.

—No me gusta. ¿Cuantas veces te lo tengo que decir?
Y estoy seguro que a él tampoco le gusto. Solo es diversión de ambas partes y nada más.

—Ajá.—toma de su café.

Suelto un gran suspiro también tomando del mío.
De repente se forma un silencio.

—¿Quieres algún consejo o algo así? —pregunta de repente.

Lo miro elevando una de mis cejas.—¿Tú? ¿En verdad me quieres aconsejar a mi?

Ríe.—Vamos Nick. Podrás saber mucho de chicas, pero de chicos...

—Es lo mismo.

Vuelve a reír.—Te aseguro que no.

Suspiro y solo lo miro.

—Quieres preguntarme algo, lo sé. Lo veo en tu mirada.
Vamos, ¿qué pasa?

Hago una leve mueca observando, vuelvo a tomar de mi café.

—¿Quieres saber si soy pasivo o activo?

Lo miro frunciendo el ceño.

—Pues, soy versátil.
—dice con simpleza.

—Realmente no quería saber eso.—digo rápido.

Suelta una pequeña risita.
—Pensé que era eso.

—Pues, pensaste mal.

—Bueno, perdón.—vuelve a reír—¿Qué quieres saber?

Inhalo profundo y me acomodo mejor.—¿Con... con quién disfrutas más? Me refiero a que... ¿te gusta tener sexo con chicas más que con chicos? ¿O al revés?

Liam parece pensar mientras deja su taza de café a un costado.—Y si vamos por la lógica, estuve sexualmente con más chicas que chicos.
Por lo tanto si se le puede llamar de alguna manera siento que tengo más experiencia con ellas, que con ellos.

—Pero...—continúo por él.

—Estar con un tipo es...
—suspira—Es otra cosa.

Un cosquilleo me invade el estómago.

—¿Algo más qué quieras saber?

Niego levemente.

—¿Quieres que te diga en qué posición pueden sentir más...

Lo interrumpo rápido.
—Cállate.

Liam solo echa a reír levemente.—Hablando en serio, me alegra esto, y mucho. Que puedas explorar tu sexualidad sin ningún tipo de pudor ni nada por el estilo. Y sobre todo que lo puedas hablar, sabes que conmigo lo puedes hacer.

Lo escucho atento.

—Y no tengas miedo. Solo disfruta, cuídense. Y pasenlo rico y excelente.—guiña un ojo— Me alegra saber que será con Charlie.

Volteo los ojos sin decir nada.


           ~Narrador: Charlie.

¿Entonces ya no estás ofendida? —digo hacia Leía.

Estamos en mi habitación.
Chloe ya está dormida y ella me está ayudando a doblar nuestra ropa en nuestras valijas. Mañana ya volvemos a casa.

Niega doblando una ropita de Chloe.—Ya pasó.

Sí, se sintió algo invadida con lo de Liam y mi propuesta de que ella trabaje en su restaurante. Debí consultarlo con ella antes, y tiene toda la razón.

—Gracias.—digo con sinceridad— en serio no lo hice con mala intención.
—susurro para no despertar a mi hermana.

—Lo sé, tranquilo.—guarda la ropa y suspira:—No puedo creer que ya se pasaron estas dos semanas tan rápido.
No quiero que se vayan.

Sonrío ante eso.—De todos modos tengo que seguir viniendo.

—Lo sé, pero era lindo tenerlos aquí todo el día.
—hace una mueca.

—Sabes que estás más que invitada para quedarte a dormir en casa cuando quieras. Es chica, ya sabes. Pero siempre se puede hacer un lugar. —también sigo doblando ropa.

—Gracias.—sonríe.

—Además, ahora que tendré los fines de semana más libres tenemos que volver a salir.—guiño un ojo hacia ella—Tenemos que tener la revancha de aquella fiesta fallida.

—¿Te parece?

—Claro que sí.

Nos quedamos varios minutos más hablando de cualquier tema al azar.
Cuando terminamos de guardar todo Leía se despide deseandome buenas noches mientras se va a su habitación con Lauren.

Me duche hace un rato.
Así que solo me pongo mi pijama, observo como mi hermana duerme plácidamente.
Antes de acostarme salgo de la habitación con absoluto silencio y bajo las escaleras para ir a la cocina por algo de tomar. Me llevo una sorpresa cuando me encuentro a Nicholas en la cocina.

—Hola.—no lo vi en casi todo el día.

—Hola.—responde frío.

—¿No puedes dormir?
—pregunto yendo hacia la nevera.

—Algo así.—deja su vaso de agua a un costado— Estaba pensando algunas cosas.

Me sirvo agua y me acerco.
—¿qué cosas?

—Cosas que te incluyen.
—se cruza de brazos apoyando su cintura en la mesada mientras me mira.

—¿A qué te refieres?
—me pongo nervioso enseguida.

—¿No recuerdas lo que me dijiste anoche?

—Perfectamente.—vuelvo a tomar agua.

Nicholas sonríe por lo bajo.
—El plazo empieza hoy.—se acerca, su cercanía me hace tragar saliva con fuerza.
Una de sus manos sube a mi mejilla y la acaricia. Me toma por sorpresa— ¿Por qué perder tiempo?

—¿Qué quieres?

—¿Ahora?

Asiento nervioso.

—A ti. Todo de ti.
—exclama por lo bajo.

Carajo. Me tomó sumamente desprevenido, pero me gusta.

—¿Vamos a tu habitación?
—pregunto nervioso.

Nicholas sonríe de forma ladina mientras me escanea de arriba a abajo, se acerca a mis labios.—¿La tercera es la vencida no?


Lo que sigue a continuación estará disponible en el capítulo dieciséis.


                      ~~~

NOTA DE AUTOR/AR: PERDÓN LA HORA!
Bueno hermosxs a partir de ahora la historia cambia, PERO PARA MUCHO MEJOR 😎😈🤫 No saben tooooodo lo que se viene. CONFÍEN EN MÍ. Les voy a traer muchas pero muchas cositas, realmente espero superar sus expectativas. Aún faltan tantas pero tantas cosas!!
Gracias por su apoyo y tan hermosos comentarios, me incentivan mucho.
Gracias por leer, besosssssss

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