1. | Hola, tú. |
●Capítulo 1●
•Narrador: Charlie
No quería llegar tarde.
<pero estoy llegando tarde>
Así que en cuanto salí de casa caminé con suma rapidez en busca de la parada del Bus.
Unos metros más adelante lo pude visualizar mientras algunas personas van subiendo.
No me quedó de otra que guardar toda mi dignidad en el bolsillo y comenzar a correr.
Veinte minutos después llegué a mi destino. Sabía que me encontraría con una gran casa, pero no me imaginé tanto.
Un gran portón se abre frente a mí cuando doy aviso por un intercomunicador de quien soy.
Camino atravesando un gran jardín, que por cierto es precioso.
Tengo que rodear una fuente de agua para llegar al fin al frente de la puerta principal. Antes de que pueda moverme, esta ya se abre para mí.
—Buenas tardes, soy Charlie.
—me presento ante la mucama.
—Claro, adelante.—me permite el paso.
Ingreso observando todo a mi alrededor. Si por fuera se veía exageradamente grande y bonita, por dentro lo es incluso aún más. Todo se ve tan bien cuidado, tan prolijo, como si todo fuera una delicada porcelana. En mi vida había estado en un lugar así.
—¿Y Ally?
Una voz me saca de mis pensamientos, observo para ver a un niño en frente de mi.
—¿Disculpa?
—¿Y Ally? —repite en un tono acusatorio mientras se cruza de brazos.
Probablemente es el mocoso que debo cuidar hoy.
—Eeeh...—no sé que decir.
El niño eleva una de sus cejas esperando mi respuesta.
—Alexander, no seas grosero.
Una mujer aparece a nuestro costado, por lógica su madre y dueña de casa.
—No pasa nada.—trato de fingir una sonrisa.
El chiquito sigue mirándome mal.
—Mi nombre es Sarah.—sonríe ampliamente estrechando su mano con la mía— Un gusto conocerte Charlie.
—El gusto es mío.—trato de sonar formal.
—Ally me habló maravillas de ti, así que si ella te recomendó es porque claramente sabes lo que tienes que hacer y no hace falta indicarte tanto, ¿verdad?
—pregunta acomodándose su precioso vestido color esmeralda.
Ally, mi mejor amiga. Generalmente cuidaba del niño, pero hoy no puede.
Me preguntó si quería cubrirla e inmediatamente dije que sí. Cualquier dinero extra me viene más que bien.
¿Qué si soy niñero de mocosos? Por supuesto que no. Pero eso es un detalle que podemos omitir.
Asenti observándola.
—Por supuesto, me llevó excelente con los niños. Los adoro.
—vuelvo a a fingir otra sonrisa observando al pequeño Alexander. Su mirada parece delatar odio al verme.
—¡Mamá! ¡Quiero a Ally!
—reprocha.
Sarah voltea los ojos.
—Cariño... ¿Cuántas veces te he dicho que hoy no puede venir?
—suspira— Bien.—enfoca su atención en mi— En unas horas estaré de regreso. Es una cena a beneficio y generalmente es todo muy pautado, a veces se extiende pero no creo que este sea el caso.
Ally me dijo que era una familia bastante adinerada. La señora de la casa es modista, eso ya le otorgaba cierto prestigio en su ambiente. Además, también heredó una fortuna por su esposo quién había fallecido hace unos años.
Luego de unos cuantos minutos en que me enseñó cada sector de la casa, advirtiendome de ciertas indicaciones sobre la misma y sobre todo de su hijo, tomó su bolso de mano para irse.
—Bien Charlie, por cualquier cosa ya tienes mi número. Si necesitas de algo puedes ir con Lauren, la mujer quien te atendió. Ella se encarga de otras tareas de la casa pero estará al pendiente si lo necesitas.—asiento escuchándola mientras se coloca un abrigo, Alexander está detrás de ella.
—No quiero que él se quede conmigo.—se sigue quejando.
Sarah suspira y voltea para darle un beso sobre su frente.
—Te portas bien, ¿de acuerdo?
El niño no dice nada, más que solo poner cara de culo.
Sigue siendo un mocoso.
Unos pasos rápidos se escuchan desde las escaleras principales, un tipo desciende por esta.
—¿Te vas? —pregunta Sarah hacia él.
El tipo ni siquiera voltea a verla mientras parece tomar unas llaves.
—¡Te estoy hablando Nicholas!
—vuelve a insistir Sarah alzando un poco más la voz.
Uy.
—¿Qué? —responde molesto, pero esta vez observándola.
Pero... ¿De dónde salió?
Es algo atractivo, ¿qué digo algo? Es MUY atractivo.
—¿Saldrás en serio? —pregunta su madre cruzándose de brazos.
—Sí mamá saldré.
—responde serio caminando hacia la puerta principal, que es donde estamos ahora ubicados.
—Dijiste que hoy no saldrías a ningún lado Nick, ¿en qué quedamos? —Sarah cambia el tono de voz a uno más molesto.
En cuanto el tipo está en frente nuestro observa a su madre con algo de enfado, y en cuanto lo puedo ver mejor no me quedan más dudas de lo bien que se ve...
Bueno, estoy ante una situación algo tensa e incómoda y yo ando de baboso.
Trae el cabello castaño, tirando un poco más al colorado. Ni muy largo ni muy corto, sus ojos parecen algo claros. Es alto, su porte delata seguridad, y puedo notar desde aquí lo bien trabajado que está.
—¿Y tú que tanto me ves?
—expresa de manera molesta.
Como un auténtico idiota observo rápidamente detrás de mi... no hay nadie.
¿Me había hablado a mi? ¡Carajo! ¡Qué puta verguenza! Lo estaba mirando descaradamente.
De todas formas, tampoco es para que me hable así.
—¡Ey! ¡No seas grosero!
—lo regaña su madre.
Nicholas finge una leve sonrisa irónica mirando a su madre.
—Mamá, te voy a pedir que no me hables como si fuera un crío de diez años, y mucho menos delante de desconocidos.—me mira un leve segundo, para luego volver su atención a su madre:— Y como no soy un crío, no tengo porque darte explicaciones de nada. Ni de lo que hago, ni adónde voy.
Toma el pomo de la puerta para abrir y salir dejando un portazo, dejando a su mamá con la palabra en la boca.
—Y después el malcriado soy yo. —acota Alexander volteando yéndose hacia algún sector de la casa.
Un silencio incómodo nos invade, Sarah no me mira a los ojos, pero su rostro delata incomodidad y seriedad por lo recién ocurrido.
—Lamento que hayas presenciando eso.—suspira en grande— Mi hijo mayor es un poco...
La interrumpo:—No sé preocupe, está todo bien.
Sonríe levemente.—También te pido disculpas en su nombre por la manera en que te habló.
Niego de inmediato.—No tiene porqué disculparse, en serio.
Está bien.
Bueno, estoy mintiendo.
En realidad estoy algo cabreado con la situación de recién.
¿Qué se cree eh? ¿Dirigirse hacia mi de ese modo? Idiota...
Y yo como un imbecil halagando cada cosa de su aspecto. Abrió la boca y la cagó.
Sarah vuelve a esbozar una sonrisita.—Eres un encanto.
Me deja algunas indicaciones más y luego se marcha. Es la primera vez que cuido de un crío, y sobre todo en una casa como esta.
Será una noche bastante larga...
—¡ALEXANDER! —llamo en voz alta recorriendo los pasillos de la casa. No lo encuentro.
¡ES QUE SOLO FUI AL BAÑO!
¿Cómo pudo desaparecer en un segundo?
Seguí buscando abriendo puertas y puertas, mis nervios incrementan. Está hora y media que pasó fue llevadera, hasta incluso comió de su cena sin reproches. Estaba bastante calmado a mi parecer, se ve que me engañó el muy travieso.
—¡ALEXANDEEER! —vuelvo a llamarlo en voz alta abriendo otra puerta, me llevo un gran susto encontrándome con una persona.—¡Por dios! —exclamo tocando mi pecho.
—Lo siento, no quise asustarte.
—dice Lauren la mucama— Estaba terminando de ordenar algunas cosas para poder ir a la cama.
Asiento.—¿Haz visto a Alexander?
Niega.—¿Ya se te perdió?
Me pongo nervioso.—Lo... lo siento. Solo fui un momento al baño y...
—Tranquilo. Alexander hace eso todo el tiempo. Ally es la única que sabe manejarlo.—sonríe—
Pero seguramente ahora debe estar en la habitación de Nicholas, cada vez que él no está se suele meter.
—¿Y en dónde es? Ya abrí más de treinta puertas.—pregunto de manera exagerada.
Ríe entre dientes.—Es la siguiente habitación.—señala una puerta.
—Gracias, que descanses Lauren.
Ella sólo sale de la habitación caminando hacia otro sector, suspirando voy hacia dónde me indicó. Abro la puerta con cuidado, encontrándome así una gran habitación. Al cruzar me invade un delicioso perfume, trago saliva con fuerza porque de alguna manera siento que estoy en zona prohibida.
Visualizo a Alexander sentado frente a un computador jugando a unos juegos online. Tiene unos auriculares puestos. Volteando los ojos me acerco hasta él y se los retiro, voltea a verme asustado.
—Creo que es hora de dormir.
—le ordeno.
—Tú no me dices que hacer.
—contesta de mala manera siguiendo su atención en la pantalla.
Suspiro en grande colocando ambas manos en mi cintura.
¿Quién me manda a meterme aquí?
Su madre me indicó que para esta hora ya debería estar durmiendo.
—Te propongo un trato.
—se me ocurre de repente una idea.
No contesta nada, está perdido en su juego, pero al menos me escucha, así que continué:
—Si ahora vienes a dormir...
—todo lo digo con extrema dulzura— Hablaré con Ally, que dicho sea de paso es MI MEJOR AMIGA...
—remarco para que le quede claro— Así en estos días viene a visitarte, pero fuera del horario laboral, si no más bien como una amiga.
No dice nada.
—¿Quieres? —repito.
Perdón diosito, estoy mintiendo y engañando descaradamente a un niño.
Ally no querrá venir a pasar horas con él sin que le paguen, es más probable que las vacas vuelen a que ella acceda a esto.
Pero solo quiero que se duerma ya.
—¿No mientes? —pregunta de repente aún con la vista enfocada en su juego.
¿Me leyó los pensamientos o algo así?
—No miento.—aseguro.
Termina la partida y apaga la computadora. Voltea a verme, su mirada es seria.—Voy a elegir confiar en ti, por algo eres su mejor amigo.
Sonrío con triunfo por dentro.
Se levanta y extiende su mano hacia mí.—También quiero dinero.
—¿Qué? —mi ceño se frunce.
—Que también quiero dinero, vamos.—sigue extendiendo su mano.
Echo a reír.—¿Me pides dinero cuando vives en una casa como esta?
—Vamos, dinero.—insiste.
Soltando mucho aire por la nariz tomo mi billetera sacando algunos billetes, se los entrego.
—¿Solo esto?
—Soy niñero, no soy un banco.
Voltea los ojos caminando hacia la puerta.—Tacaño.
Suspiro y voy tras él, cierro la puerta y lo sigo hasta su habitación.
—Tienes que lavarte los dientes.
—ordeno.
Me mira mal mientras guarda el dinero que le di y se dirige hacia el baño. Aprovecho para tomar mi teléfono y enviarle un mensaje a Ally:
Yo: " Te debo una, después te explico "
Algunos minutos más Alexander ya tiene su pijama puesto listo para acostarse. Acomodo las mantas sobre él.
—¿Vendrá Ally verdad?
—pregunta de mala manera.
—Claro que sí. Ahora duerme.
—finjo una sonrisa amable.
Media hora después finalmente se duerme, salgo de su habitación en silencio y voy al living.
Me senté en uno de los sofá, ahora solo queda esperar a su mamá para poder irme, y por supuesto vigilar al pequeño mocoso.
No sé cómo ni en qué momento me quedé dormido, pero mi cansancio es más que notorio. Tener más de un empleo me deja siempre con la batería en cero... Pero un estruendo en la puerta principal de la casa me despierta de manera rápida, me asusto de inmediato.
¿ENTRARON A ROBAR?
Mierda.
CON LO GRANDE QUE ES ESTA CASA, ¿CÓMO NO SONÓ EL SISTEMA DE ALARMAS O ALGO ASÍ?
Un golpe en seco suena en el suelo, como una pisada. Y yo sigo como un imbecil sentado en el sofá con los ojos abiertos como platos y los vellos de mis brazos completamente erizados del susto.
¿Qué mierda fue eso?
Bueno, un niño malcriado depende de mi. Así que tomo un adorno que hay a mi costado y comienzo a dirigirme a pasos lentos hacia la puerta principal.
Trago grueso estando cada vez más cerca. Elevo en alto lo que tengo en las manos como para prepararme a golpear cualquier cosa que se me atraviese en el camino.
Con las manos temblando me acerco más para tener vista total de la entrada, encontrándome así al mismo tipo de antes sentado en el suelo y con la espalda apoyada sobre la puerta. Estaba... ¿Riéndose?
¿Qué?
Dejé a un costado el adorno que tenía. Al menos no es un psicópata asesino queriendo deshacerse de un niño y un gay.
Me acerco con cuidado hacia él. Una vez que me ubico al frente suyo, parece notarme y comienza a reírse nuevamente.
—Creo que me caí.—suelta de repente pero sin observarme.
Hasta aquí puedo oler su estado de ebriedad.
—¿Necesitas ayuda?
—pregunto en un tono bajo.
Niega de inmediato tomando impulso para levantarse.
—Puedo solo.—intenta levantarse pero no sé que hizo y vuelve a caer de culo al suelo— Bueno, creo que no.—echa a reír.
Me causa gracia su risa, quise reírme pero lo evité.
Es un tipo ebrio, no puedo reírme de él. Además, es el mismo tipo que hace unas horas fue un maldito maleducado cabron conmigo, no puede causarme gracia.
—Oye... —esta vez eleva su vista enfocando su mirada en todo mi rostro— ¿Tú quién diablos eres?
—vuelve a reír.
—No es de tu incumbencia.
—suelto con frialdad.
Levanta las manos en señal de inocencia.—Wow, wow. Tenemos carácter.
Sigue riéndose, pero ya no me causa gracia. En más, me está pareciendo un auténtico idiota. Un auténtico idiota y ebrio.
—Mira.—me señala con su dedo directamente a mi cara y cerrando uno de sus ojos—
¡Estás en mi puta casa! ¡Y eres un completo desconocido! ¡Debería romperte la cara!
Volteo los ojos y giro sobre mi eje para volver adonde estaba.
A mi me están pagando para cuidar a un mocoso que se encuentra dormido arriba, no tengo porqué soportar delirios de un idiota ebrio.
—¡EY! ¡VUELVE AQUÍ! —grita a mis espaldas, no hice caso y seguí mi camino hacia el living.
Pasaron unos minutos en los que solo me volví a ubicar en el sofá mirando Instagram en mi teléfono.
—¿Además te pones cómodo en mi living? ¿Qué rayos te sucede amigo?
Habla una voz de repente a mi costado, me asusté, observo para notar que es el idiota.
—Veo que te pudiste levantar.
—digo con ironía.
Escucho como resopla y camina a pasos lentos tratando de tener estabilidad, se acerca
adónde me encuentro y se sienta a mi lado. Recuesta su cabeza en el respaldo soltando un gran suspiro.
—Creo que estoy muy ebrio.
—dice.
Mi mirada está enfocada en mi teléfono.—Sí, lo noté.
—¿Quién eres?
Volteo los ojos una vez más.
—Estoy cuidando de tu hermano.
—Ah.
Un silencio inunda la sala por varios segundos más. Pero de repente de alguna forma sentí su mirada, frunci el ceño y gire mi cabeza para observarlo para notar que efectivamente me está mirando.
—¿Qué tanto me ves? —pregunté de manera seria, de la misma manera que él se presentó conmigo.
Me observa sin decir nada, hasta que habla:
—Ey tranquilo, a mi no me van los tipos.—expresa en una risita burlona.
—De igual forma no eres mi tipo. —vuelvo mi atención a mi teléfono.
Un pequeño chasquido de su lengua suena en respuesta.
—Soy el tipo de cualquiera.
A cualquiera puedo gustarle.
—afirma.
—Alguien maleducado, que es agresivo con sus palabras hacia una persona que apenas y conoce y que le habla a su madre de una mala forma, y llega ebrio a su casa a altas horas de la noche....
Vuelvo a girar mi cabeza para mirarlo, estamos algo cerca, incluso nuestros brazos se rozan. Él sigue en la misma posición, su cabeza colocada en el respaldo, su actitud delata completo desinterés, sin embargo tengo ganas de desahogarme.
Me había quedado la rabia.
—No creo que un tipo como tú le guste verdaderamente a alguien.
—termino de decir.
Ahora su mirada fue directa a mis ojos, pensé que diría algo más interesante pero solo volvió a reírse.
—¿Es mi sensación o eres un poco dramático?
Volteo los ojos por milésima vez en la noche y me levanto de mi lugar.
—¿ADÓNDE VAS OTRA VEZ?
—grita en estado de ebriedad puro.
Sin hacerle caso me dirigí a la habitación del niño, abrí la puerta con cuidado verificando que se encuentre bien, por suerte duerme plácidamente.
Ahora no sé adónde ir, no quiero bajar al living, así que indague un poco los pasillos adentrándome a una habitación de... ¿Cine? Wow.
Definitivamente esperaré aquí.
Pasó alrededor de una hora y recibí un mensaje de Sarah diciendo que está llegando.
De inmediato salí de la habitación de donde me encontraba, no sin antes echar un vistazo al pequeño mocoso, sigue durmiendo...
Bajé las escaleras para acercarme hasta la puerta principal y esperarla, pero para eso debía cruzar por el living. Y sí, aún sigue aquí el idiota, pero ahora está dormido.
Hasta durmiendo se ve bien...
Que detestable es.
Un ruido se escucha en la puerta, me acerco viendo a Sarah ingresar.
Hablamos unos instantes de como se había comportado Alexander, le dije que todo estuvo bien.
Me pagó, estaba por despedirme cuando me acompaña hasta la puerta, pero antes de eso hablo:
—Sarah, su hijo llegó hace alrededor de una hora, se encuentra dormido en el living.
Su expresión delata preocupación, automáticamente baja la mirada, noté algo de nerviosismo. Suelta un suspiro mientras sin decir nada me deja ahí parado yendo hacia el living. No sé porqué lo hice pero fui tras ella, ubica sus manos en su cintura llevando su mirada hacia su hijo.
Siente mi presencia detrás de ella:
—¿Charlie?
—¿Sí?
—¿Puedo pedirte un favor?
—pregunta en un tono amable.
—Claro.
—Por favor no comentes nada de lo sucedido con mi hijo esta noche, lo mal que te habló y sobre todo esto, por favor.—voltea a verme— No nos conviene que esto se sepa y la gente empiece a hablar.
¿La gente? ¿Por qué yo hablaría sobre esto? No estoy entendiendo hacia donde quiere ir pero
dudoso asenti.
Sentí alivio en su rostro.
—Gracias Charlie.
—No se preocupe.—sonrío ligeramente.
—¿Puedo contar contigo para una próxima vez que Ally no pueda venir?
—Por supuesto.
Intenta sonreír en respuesta.
—Afuera mi chófer te espera, dile que te lleve a casa, no hace falta que pagues nada por supuesto.
—Muchísimas gracias.
Al otro día amanecí de igual manera temprano, debía ir a trabajar. Literal solo dormí un poco más de cuatro horas, pero debo ser responsable.
Me duche e hice todas mis cosas, salí del departamento de forma rápida para ir a mi empleo.
Unos minutos después llegué.
—Buenos días.—saludé a mis compañeros dirigiéndome a la parte trasera del restaurante, me coloqué mi delantal.
—¿Trabajaste anoche? —Cody, mi compañero posiciona a mi lado una bandeja con varios recipientes para lavar.
Resople.—¿Cómo lo notaste?
Tomé la bandeja para comenzar a lavar las pocas cosas que había.
—Tus ojeras.—ríe— Tendrías que haber llamado a Nora y pedirle venir un par de horas más tarde.
Comencé a lavar soltando una risita irónica.—¿Y te piensas qué Nora accedería a eso?
—Dormir es importante Charlie. —sugiere irónico volviendo a su puesto.
Luego de terminar mi turno, salí del restaurante. Comencé a caminar hacia mi casa mientras enciendo un cigarro.
Mi teléfono suena con una notificación. Lo tomo viendo que es un mensaje de Ally:
Ally: " Qué tal te fue anoche?
¿Y por qué me enviaste ese mensaje? "
Yo: "Acabo de salir del trabajo, llego a casa, te llamo y te cuento todo "
Ally: "Ok, apurate "
Yo: " ¿Por qué no mencionaste el detalle de que el niño tiene un hermano mayor que está buenisimo pero es un grandísimo idiota? "
Ally: " Ups, quería que te lleves una sorpresa "
Negué con la cabeza guardando el celular, después de tomar el Bus llegué al edificio.
—El alquiler Charlie, llevas atrasado una semana. No puedo esperarte otra más.
Volteé a verlo antes de subir el primer escalón para ir a mi piso.
—Lo sé Rick, la semana que viene tengo todo el dinero sin falta.
—No es la primera vez que pasa esto, demasiada paciencia ya tengo contigo.—contesta algo serio— Sin falta para la semana que viene.—exige entrando a su pequeña oficina detrás de la puerta que tenía al lado.
Resople frustrado subiendo los escalones, ya estaba llegando a mi piso. Mi vista está clavada en mis pies y en como se mueven con cada paso que doy. Llegué hasta la puerta de mi <Muy pequeño> departamento para ubicar las llaves.
—La semana que viene entra más de la buena, ¿te llamo?
Se escucha el ruido de una puerta abrirse y una voz susurrando. Giré levemente mi cabeza para notar que sólo es Richard, mi vecino de enfrente que se sabía entre los inquilinos de aquí que distribuía droga, nadie quiere meterse con él como para denunciarlo.
La otra voz responde, parece salir de su departamento:—Llámame.
Sí, hasta incluso sus clientes vienen a buscar aquí. Ya lo habían detenido una vez, asi que prefiere guardarse a que lo encuentren en la calle pasando droga como si nada.
Aunque, esa voz... Esa voz me llamó un poco la atención, volteé un poco más para notar que es nada más ni nada menos que el mismísimo gran idiota de anoche.
Richard prácticamente le cerró la puerta en la cara, el idiota guardó unas bolsitas en sus bolsillos mientras voltea para irse.
Pero cuando lo hace su mirada se choca con la mía.
—Lo que son las casualidades.
—expresé rápido soltando un poco de humo del cigarro que estoy fumando.
Su ceño se frunce.—¿Te conozco?
Niego con la cabeza.—No te hagas.
Estabas ebrio, pero bastante consciente.
El idiota parece resoplar mirando hacia el suelo un momento, de manera rápida ahora se acerca a mí.
—Escucha, tú no me viste aquí.
¿De acuerdo? —ordena de manera autoritaria.
Sonreí irónicamente.—Mira que ayer me pareciste un auténtico imbecil. Pero ahora al ver esto...
—señaló la situación de recién— Lo termino de confirmar.
No dice nada, tensa su mandíbula un leve instante observando hacia abajo otra vez y luego vuelve a mirarme.
—¿Por qué te drogas?
—¿Y eso a ti qué te importa?
—dice ahora en un tono más serio.
Niego con la cabeza.
—Tienes razón, me importa muy poco. Apenas y te conozco.
Volteé para ingresar a mi departamento cuando su voz me detiene:
—Charlie, no puedes decir nada de esto por favor.
—pide ahora en un tono más preocupado.
Lo miro con más atención.
—¿Charlie? ¿Cómo sabes mi nombre? No recuerdo haberlo comentado contigo en ningún momento.
Suspira.—Por favor, no puedes mencionar esta situación.
Estoy muy confundido.
—¿A quién se lo diría?
Además, ¿por qué lo haría?
—Por mi madre, por su bendita reputación, no quiero tener problemas. Ella es alguien importante...
—explica nervioso— Y ahora que estoy siendo conocido en el ambiente acto... —se interrumpe a si mismo.
—Espera espera, de tu madre puedo entenderlo. Pero... ¿Ambiente actoral?
¿Eres actor?
No sé porqué la situación me está causando algo de gracia.
Su mandíbula se vuelve a tensar.—No tengo porqué explicarte toda mi vida, simplemente te estoy pidiendo que por favor no menciones que me viste aquí. Nada más.
Ahora entiendo perfectamente.
—Entonces, si yo llamo a algún medio de televisión o algo así... ¿Podría arruinar tu próxima carrera actoral que aún no ha arrancado del todo?
No dice nada.
Decido continuar:—Asi que si yo menciono que eres un gran idiota maleducado que trata mal a las personas, e incluso a su madre, y que además de eso llega a altas horas de la noche a su casa ebrio y que además de vez en cuando consume cosas ilegales...
¿Te puedo arruinar?
No dice nada otra vez, aunque su silencio me lo dice todo.
Quién diria que atrás de esa carita tallada se ocultan tantas cosas, el claro ejemplo de que todo lo que brilla no es oro. Y vaya a saber uno cuantas cosas más tendrá detrás...
Por supuesto que no diría nada, no soy tan hijo de puta para divulgar cosas así. Solo quería indagar porque me causa curiosidad... Nada más.
—¿Cuanto quieres?
—pregunta rápido y de manera fría.
Levanto mis cejas en sorpresa.
—¿Intentas chantajearme?
Levanta los hombros.—Si lo pones de ese modo, pues, sí.
Grandísimo cabron, siempre me termina de confirmar que es un idiota.
—Creo que te vendría bien...
—observa a mis espaldas el interior de mi departamento, no sé en qué momento abrí la puerta.
—¿No?
Pero... lo que me propone tampoco me desagrada bastante. O sea, de igual forma yo no diría nada, su vida me importa una mierda como para salir a contar cosas privadas de un pseudo famosito. Pero puedo hacerle creer que sí y pedirle dinero... ¿Está mal? Lo necesito, y mucho.
Y a él le sobra, y bastante.
—¿Qué dices? —vuelve a insistir— Dinero a cambio de tu silencio.
—Ok.—contesté rápido y nervioso, aunque tratando de lucir todo lo contrario.
No me gusta mucho lo que estoy haciendo pero... Mierda.
Necesito más ingresos.
Asiente.—Perfecto.—estira su brazo para estrechar mi mano— Tenemos un trato.
Acepto su mano firmando un acuerdo.
—Tenemos un trato.
—respondo afirmando mi agarre mirándolo a los ojos.
Me mira un momento y su mirada me incomoda.
—Ni se te ocurra abrir la boca Charlie.—ordena caminando hacia las escaleras— Mañana tendrás tu dinero.
—Perfecto.
Me mira una vez más y comienza a bajar, pero mi voz lo detiene:
—En serio, ¿cómo sabes mi nombre?
Voltea a verme.—No soy tan idiota como así lo piensas.
—Sigo creyendo que si lo eres, y mucho.
Una sonrisa ladina aparece en su rostro.—Te veo mañana, Charlie.—remarca mientras guiña un ojo.
IDIOTA.
Lo que sigue a continuación estará disponible en el capítulo 2.
NOTA DE AUTOR/AR: De que se vienen cositas, SE VIENEN COSITAS. Esto recién empieza, ojalá les guste mucho. No saben todo lo que se viene. Ojalá le den una oportunidad a esta nueva historia, prometo no defraudarlos.
REPITO: Esto recién empieza. Gracias por leer, besosssssss
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top