Capítulo dos


—Deja de reírte imbécil —Off presionó el puente de su nariz y alejó el teléfono de su oído. Lee estaba seriamente comenzando a ponerlo de nervios.

—De acuerdo, de acuerdo. Lo siento. En si no es divertido, pero mierda, Off, ¿Cómo te metes tú mismo en esas situaciones? Te envié a observar la ciudad y algunos pueblos cercanos para poder mover nuestro negocio y terminaste desafiando al Alfa local.

Off caminó de regreso a los pies de su cama de hotel. Se detuvo, observando al todavía inconsciente pelirrojo que yacía en ella. Sus dientes, aun ahora, no habían vuelto a la normalidad y sus estúpidos ojos permanecían cambiados. Tan pronto como los tenía bajo control, cambiaban. Le estaba dando dolor de cabeza por el ir y venir. Maldita subida de adrenalina. Lo peor de eso era el inminente caso de bolas azules. Su maldita polla todavía estaba tan dura que dolía. Iba a tener que hacer algo en cuanto colgara el teléfono. Off suspiró y siguió caminando.

—Mira el lado positivo, Off. Te gusta toda la ciudad excepto el Alfa,

¿correcto? Si solo vas y pateas el trasero del hombre, puedes ser el Alfa y entonces nuestro problema se soluciona.

—¿Cómo resuelve eso nuestro problema?

Off volteó a ver a la cama. Un destello dorado atrajo su mirada. Anillos para pezones, en ambos pezones. No los había notado hasta que puso al hombre en la cama y su camisa andrajosa una vez más se había abierto descuidadamente. Fue sorprendentemente sexy. Nunca antes había conocido a alguien con perforaciones, sus dedos le hormigueaban por tocarlos.

Grandioso. Sus bolas tiraron más fuerte, si eso era posible. Parecía que cada vez que pensaba en el constante recordatorio pequeño pelirrojo, su cuerpo respondía. Debía ser el recordatorio de su enfrentamiento con los otros hombres. O tal vez era solo que el chico tenía un pecho realmente lindo. Esbelto, pálido, bien definido. No era musculoso ni nada tan imaginativo, pero era tono.

—¿Off? ¿Me estas escuchando?

No, estaba estudiando la cosita joven y caliente en mi cama, muchas gracias.

—¿Eh?

—Dije, entonces nos apropiaremos de la manada local.

—¿Qué? —¿De qué demonios habían estado hablando él y Lee?

—Si pateas el trasero del Alfa y tomas el control. Sabes tenemos solo alrededor de dos semanas. No voy a esperar por ahí y dejar que mi compañera se mude sin mí. Se supone que Jane se reportará a la oficina de Asheville para su transferencia en doce días. Debemos conseguir un lugar adecuado para trasladar Construcciones J&M. Off gimió, ajustó su polla y se sentó en la cama, cuidando de no empujar al hombre herido. Entendía lo que quería decir Lee. Ella no era solo la esposa y compañera de su mejor amigo. Jane era también, amiga de Off y era un poco más que protector con ella. Era absolutamente un ángel, pero tenía una extraña habilidad para meterse en problemas.

Levantándose y cruzando el cuarto, Off movió las cortinas y miró fuera. Asheville era un pueblo lindo, con una vista impresionante de las montañas a lo lejos.

—¿Tal vez podríamos mover el cuartel general de la compañía aquí y vivir en uno de los pueblos vecinos?

—¿Has visto algunos de los pueblos vecinos?

Off soltó la pesada, borgoña y retráctil tela. ¿Borgoña? Ojos humanos otra vez. Hombre, estaba tan acostumbrado al cambio constante que incluso había perdido el enfoque de cuándo habían cambiado. Gimió y regresó a la cama. Maldición, el hombre es bonito. Off se estiró para tocar la mejilla pálida pero se detuvo a sí mismo. Retrajo su mano y empezó a caminar lentamente otra vez.

—No, realmente estuve ocupado con esto, hasta encontré un gran lugar para las oficinas.

—Bien, consíguelo. Trato hecho. Empieza a buscar departamentos por ahora y tierra para mejorarlos. No me rebajaré a una toma de poder hostil. Si el Alfa nos da mucha lata le daremos una paliza hasta hacerlo una pulpa sangrienta y tomaremos su manada. Dijiste que eres más fuerte que él ¿Cierto? Bueno, nos encargaremos, ningún gran trato.

Lee podría pelear, pero no estaba cerca de ser tan fuerte como Off.

Cualquier toma de poder hostil, sería hecha por Off, no por Lee.

—¿Nosotros?, ¿tienes un ratón en tu bolsillo?

A pesar de su gran estatura, Off no era extraño a las buenas peleas a la vieja usanza. Había sido homosexual desde hacía mucho tiempo y su estatura no disuadía a todos. Y Dios sabía, que por años Lee los había metido en suficientes peleas de bar con su boca.

Lee gruñó.

—No seas difícil, Off.

Off terminó regresando a la cama, girando hacia el Omega.

—Lee no necesito dirigir una manada encima de todo lo que tengo que hacer. Hago todo lo que tú haces y administro nuestros libros.

—Bien, ve y patea su trasero, toma la manada y yo me encargaré de los libros.

Off se acostó a un lado del hombre más pequeño. Su estómago se apretó y su polla palpitó. Presionó sus sienes con una mano y cerró sus ojos. Lee empezó a parlotear sobre cómo tomaría algo de la carga de trabajo de Off y cómo Jane podría echarle una mano. Off respiró profundo, intentando relajarse.

El hombre a su lado se movió un poco, como si se despertara. Off dejó caer su mano, estudiando al hombre más pequeño. Nop, todavía estaba fuera.

¿Qué tenía el hombre que tenía a Off girado hacía él? Off no podía parar de mirarlo. El hombre era hermoso, sí, pero rayos, Off había tenido su cuota de hombres hermosos.

El hombre suspiró en sueños y se enrolló a su lado. Su flequillo recto y rojizo oscuro caía sobre un ojo y a un lado de su nariz. El chico tenía una gran nariz, no muy pequeña, no muy grande, y levantada al final. Tenía una tersa piel de alabastro, ni una peca a la vista. Lo cual era una peculiaridad bonita considerando el pelo rojo. ¿Tenían todos los pelirrojos pecas? Off no sabía, pero le gustaba que este pelirrojo no tuviera ni una sola peca.

En una inspección más cercana Off decidió que el hombre andaría alrededor de los 25. Era tan bello... y delicado. No exactamente femenino, o infantil, pero... frágil. La cara del hombre era casi andrógina, pero no totalmente. Off tenía la necesidad de abrazarlo, protegerlo. Este hombre, este Omega, necesitaba protección. Sus ojos volvieron a cambiar y demonios si su polla no se puso más dura. Demonios, palpitó.

—¿Qué? Off, ¿me estas escuchando? ¿Por qué has suspirado de ese modo? Actúas como si no pudieras administrar dinero o algo así.

Lee sonaba irritado.

¿Eh? Oh mierda, Lee. Off no tenía ni idea de lo que Lee había dicho.

—Lo siento hombre, estaba distraído. No es eso, lo harás bien con el dinero. Sabes que confío en ti.

Off desabrochó el botón de sus pantalones, dándose espacio antes de que su polla rompiera la tela intentando salir. Y perdió totalmente la esperanza de sus ojos. Los dejó permanecer lupinos, estaba cansado de combatirlo.

La nariz del hombre se crispó, olfateando. Su cara se arrugó un poco.

Off gimió. ¿Qué tan lindo fue eso? Tenía una repentina necesidad de

estirarse y suavizar las líneas de su frente.

Los labios del Omega se doblaron en una sonrisa, las puntas de sus colmillos asomaron fuera.

Eso fue extraño. Estaba desconcertado. ¿Por qué habrían descendido

sus dientes? La pequeña nariz respingona se meneó y el hombre olfateó otra vez.

Off inhaló también. El olor de la excitación casi lo abrumó. No era sorprendente, considerando lo duro que estaba. Si no obtenía algo de alivio pronto, sus bolas iban a caerse, o explotar o caray, tal vez realmente se pusieran azules. Espera. No fue solo su esencia la que olfateó. Miró el cuerpo delgado y, seguro, la polla del Omega estaba claramente delineada en los pantalones que traía.

El Omega suspiró en sus sueños, sonando contento y maravillado. Su mano se estiró. Aterrizó en el brazo de Off y empezó a acariciar.

Un hormigueo corrió por la columna de Off, su tripa se retorció, y sus dientes inferiores se unieron con los superiores.

—¡Santa follada!

Ah Hombre. Eso no podía ser debido a la adrenalina. Nop, ahora que pensaba sobre eso, la adrenalina lo había dejado cansado. Muy cansado.

—¿Qué? —Lee sonaba desconcertado.

¿Eh? Se había olvidado totalmente de Lee otra vez.

—Yo... Lee debo dejarte. Empezaré a mirar terrenos y apartamentos y hablaré con el agente inmobiliario sobre el edifico de oficinas. Yo, sí, lo haré chico.

—¿Qué? ¿Off que pasa? Suenas raro.

—Yo es solo que... ¿el hombre que rescaté?

—¿Si?

—Estoy seguro de que es mi compañero.

Gun guiñó sus ojos y al abrirlos encontró uno de los más rudamente hermosos hombres que hubiera visto a pulgadas de su cara.

El hombre le sonrió y el estómago de Gun dio un giro. El sentimiento de que estaba bien lo sobrepasó. Lo siguió un sentimiento de anticipación y excitación. Su polla estaba más dura que una barra de acero, sus caninos estaban extendidos y estaba viendo en blanco y negro.

—Condenados ojos. Odio no ver el color. Realmente me gustaría ser capaz de...

Este hombre es mi compañero. No sabía cómo, pero sabía que así era.

—Eres mi compañero.

Rayos. Allí iba otra vez, soltando cualquier cosa que pasaba por su mente. ¿Qué tal si el hombre todavía no lo sabía? Los sentidos de Gun le decían que era un lobo, pero...

—Parece que así es.

Voz linda, profunda y sexy. ¿Cómo había obtenido un compañero y no lo había notado? ¿Qué había estado haciendo? Gun se levantó sobre un brazo y miró alrededor. Condenados ojos. La visión nocturna era agradable, pero, ¿sin color?, apestaba. Estaba en algún tipo de cuarto de hotel, un cuarto de hotel sin color.

—¿Dónde estoy y cómo llegue aquí? ¿De dónde viniste? El hombre se sentó.

Yumi. Gun frotó sus manos. El hombre era grande. Tenía unos lindos y grandes músculos, anchos hombros. Guau. El desearía poder decir de qué color eran el cabello, los ojos y la piel del hombre. Su cabello era oscuro igual que sus ojos, pero Gun no podía distinguir el color definitivo; probablemente cabello negro y ojos cafés, pero ¿eran café chocolate o un café rojizo? Caray. Ese era su compañero, realmente quería saber esas cosas.

—Estás en mi cuarto de hotel. Se supone que me iba a encontrar con tu Alfa y cuando me presenté...

—Oh sí. Otra vez tenía mi trasero pateado por James y sus matones.

Agitó su mano, pero los ojos del gran hombre bajaron a su pecho antes de atrapar su mirada de nuevo.

—Igual que siempre. Pensarías que aprendería a mantener la boca cerrada. Pero nooooo, tenía que decirles que estaban mal. ¿Tú me salvaste? Debes ser el tipo al que iban a dar una paliza...

Gun sonrió hasta que no pudo contener su risa más tiempo, entonces salieron las carcajadas. ¿Este era el hombre que James iba a apalear?

Su compañero frunció el ceño.

—¿Qué demonios es tan divertido?

—Lo siento, no eres tú. Es solo que esta vez James se jodió a sí mismo.

Eres malditamente grande. Y también fuerte, puedo sentirlo. Eres más fuerte que James.

Estalló en risas otra vez, antes de poner una mano sobre su boca e intentar detenerse.

Finalmente, el hombre también se empezó a reír quedamente y miró hacia abajo. El aroma de la excitación en el cuarto aumentó.

Gun miró hacia abajo y notó que su camisa estaba desgarrada. Sus anillos de oro para pezones eran visibles. ¿Al hombre le gustaban sus anillos? Gun amaba sus anillos, jugaba con... Espera, vi lo dorado de mis anillos. Mis ojos cambiaron. Gun volteó a ver al hombre. Sus ojos eran cobrizos, su cabello de un negro suave. Estaba bronceado, con mandíbula cuadrada. Su cara entera se transformaba cuando reía. Este hombre podía ser grande, fuerte y fiero, pero también era gentil.

—Oh.

Los dedos de Gun le picaban por tocarlo. Se estiró vacilantemente para tocar la mejilla de su compañero. Mordió su labio inferior, su mano temblando ligeramente.

El hombre atrapó la mano de Gun y la puso junto a su mejilla. Maldita sea si la polla de Gun no se sacudió al contacto.

—Tienes una cara adorable cuando sonríes. Tus ojos destellan.

Con sus dedos, trazó la oscura mejilla, barbilla y mandíbula, aprendiendo la cara del hombre, tocándola.

—Eres muy guapo.

El gran hombre se apoyó sobre la caricia.

—Gracias. Tú mismo tampoco estás mal. ¿Cómo te llamas?

—Gun. Mis amigos me llaman Gunnie. ¿Y el tuyo?

Gun se puso sobre sus rodillas, ahora ambas manos trazaban la cara de su compañero. No podía detenerse, estaba hechizado. Este grande, guapo, hombre masculino era suyo.

—Off.

Gun se inclinó hacia adelante, ligeramente, su respiración corría a través de la cara de Off, sus manos fueron hacia los hombros de Off.

—Off. Me gusta.

—¿Si?

Off también se inclinó hacia delante.

—Aja.

Inclinaron la cabeza al mismo lado al mismo tiempo, entonces inclinaron sus cabezas una vez más.

Lo hicieron hacia el otro lado en el mismo instante.

Gun frunció el ceño y resopló levantando su flequillo de la frente.

—Quiero besarte —se quejó.

Off sonrió y atrapó la barbilla de Gun, inclinándola opuesto de la de Off.

Gun suspiró y cerró sus ojos. Si. Esto era lo que quería. Off rió quedamente.

Los ojos de Gun se abrieron de repente.

—¿Por qué no estás besándome?

—Porque estás asintiendo con tu cabeza.

Gun sintió el calor subir a sus mejillas. Rayos, unos de esos días tenía que aprender a no decir y hacer todo lo que aparecía por su cabeza. La sacudió hacia el lado ante su propia idiotez.

Off envolvió su mano libre alrededor del cuello de Gun.

—¿Gunnie?

—¿Si?

—Quédate quieto

Off lo jaló hacia él y atrapó su boca.  

🔥 𝕭𝖑-𝖋𝖎𝖈𝖘

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