V
Tuve que esperar tres días para tener las encuestas rellenadas de toda la secundaria del colegio "Rosa Campuzano Cornejo" en mis manos o mejor dicho en unas bolsas. Un chico encargado del tercer grado "B"del que no recuerdo su nombre fue el último en entregármelo con una ficha adjunta donde se colocaba los resultados en tablas tabulares para ahorrarme un poco el trabajo al salir del aula. Había terminado hace minutos la clase de matemática y esperaba parada en el balcón a Hansel que conversaba con el profesor de su decisión de participar en las Olimpiadas de Matemática que se iba a realizar dentro de unas semanas y la preparación del examen que se debía realizar para que él pudiera tomarlo. Hoy no me iba a acompañar Miguel, porque tenía entrenamiento de ajedrez.
Estar parada aquí me recuerda al Lunes donde observé al joven orador parado en este mismo lugar, me había olvidado completamente de él cuando Miguel me acompañó buena parte del camino a casa. No le había preguntado a Hans del número que él copió para asegurarme si por ese chico había pasado mi encuesta. Tampoco entendía el motivo que tenía por lo que quería saber, si afirmaba que era ese joven ¿Iría a afrontarlo? Recuerdo que no quería que tuviera una idea menguada del proyecto y que si lo tenía ¿lo haría desistir de su idea? Ahora parecía todo estúpido.
—¿Resolviendo algún problema con tu yo interior?
—¡¿Qué?! —Di un respingo y alze la voz exaltada.
—Mejor me voy, este tipo de conversaciones no necesitan un mediador —era la voz de Hansel, le agarré del brazo.
—Oye Hansel, ven acá.
—Puedo irme solo Olympia.
—No, sabes que estamos de paso. Estaba un poco divagando y me asustaste.
—Hablabas en voz baja.
—Hay veces lo hago, tú lo sabes.
—¿Qué te tiene tan ansiosa?
Él lo sabía, siempre que hablaba sin ninguna persona al lado o con el teléfono era porque algo me comía mi cabeza, pensé en mentirle pero a una persona que desarrolló sus otros sentidos al no tener la vista podía sentirlos al instante.
—Un chico.
—¿Miguel?
—No, ese que vino el lunes por un curso de oratoria.
—Lo recuerdo, tenía la voz tan serena y segura que con cada palabra que pronunciaba significaba "soy confiable".
—Si.
—¿Te gusta?
—¡No!
—Entonces... —se acercó más al balcón.
—Te recuerdas que pasó por nuestros espacios y tu le pediste un número.
—¿si?
—Primero iba a escribir en una hoja ¿Cierto? —primero confirme.
—Aja.
—Y luego tu le pediste que te lo dictara.
—Aja.
—Al salir me pediste que te botara un papel de tu mesa ¿Te recuerdas?
—Aja —iba a hartarme sus "ajaes", olvidaba que hay veces Hans tendía a responder asi porque no prestaba atención a lo que decía.
—¿Sabes que contenía?
—Esa es una pregunta o un chiste de mal gusto. —Respondió, no contento. Mi pregunta no fue bien planteada y es que cuando me emocionaba en un tema tendía a meter la pata.
—Lo siento
—Solo lo dije de broma, continua. —Agradecía su humor, nunca le lastimaría con intención.
—Mi encuesta. —Dije un pronombre y una palabra.
—Ahora si no entendí. —Contexto teniendo todavía la mirada en algún espacio del colegio que se observaba del balcón.
—La hoja que me diste para votar era una de las copias de la encuesta, doblada. —Le revele.
—Te dije que ya lo he entregado a Miguel. —No lo entendió.
—Si, lo sé.
—¿A qué quieres llegar con esto? —pregunto, esto no era una manera de responsabilizarlo a él.
—Ese chico, el que vino el lunes, lo tuvo en sus manos y no se como le llegó. —Confesé.
—Podía haberse caído a alguien y él lo recogió. Como viste no le dio mucha importancia por eso lo uso para colocar números telefónicos. —Si alguien era capaz de bajarme de las nubes de probabilidades era Hans pero no para lanzarme a otro.
—Tengo la de todos los salones y nadie vino con problemas de algún percance. —Le recordé, estaba al tanto de como iba el proyecto.
—Podían haber sacado una copia para evitarle el disgusto ¿No crees?
—No . Imposible. Debe ser otra cosa.
—¿Qué? Hackeo tu nube y lo imprimió por placer o amenazó a uno de los estudiantes que le den una de las encuestas para darlo a otra entidad y hacer un plagio de tu proyecto. Yo creo y disculpa lo que te voy a decir pero te dolió encontrar que alguien no valore el trabajo al que le estás poniendo mucho empeño.
—No... —No puedes decir eso. ーCalle todo lo que quería decir y empecé a caminar hacia las escaleras. Podía ser una tonta por darle una vuelta a una coincidencia pero negaba que me doliera saber que alguien no valore mi trabajo.
—Olympia, espérame. Recuerda nuestros caminos están de paso. —Escuche su voz a unos metros de distancia.
Odiaba cuando mis argumentos lo usaba en mi contra —Pare y le espere unos segundos que él se demoró en igual mis pasos.
—Y para que dejes de comerte la cabeza de teorías y confirmes tu hipótesis que estoy bien seguro que es verdadero. Los números de contacto están en ese boletín que nos dio. —Lo había olvidado, creo que lo había colocado en mi cuaderno de Ciencia y Tecnología. —Y por si las has perdido en algún lado, te puedo enviar el número cuando llegue a casa por whatsapps
—¿Podemos cambiar de tema? —pregunte. Quería olvidar su afirmación.
El solo negó con la cabeza y empezó a hablar de todo lo que tenía que estudiar para las Olimpiadas de Matemáticas.
Abrir la puerta de la casa y no sentir el olor a cigarro sacaba una sonrisa de manera involuntaria. Alegraba mi día y me recordaba que no importaba los problemas que debía vencer a diario, esos eran pequeños a los que teníamos hace algunos meses.
—¿Olympia, eres tú? —escuché la voz de mamá que me tomó por sorpresa. Ella en este momento debería estar en el trabajo.
—Si, ya llegue.
—¿Qué pasó? —le pregunté, cuando entré al cuarto donde era el dormitorio que compartía con papá.
—A las dos tengo cita con el psicólogo. —dijo mientras se colocaba un arete en la oreja derecha.
—Se me había olvidado.
—No te preocupes, yo también lo había hecho y solo porque lo agende en el teléfono me recordé.
—¿Ya sales? te acompaño, solo espérame tres minutos o cinco como máximo.
—No, no Olympia. Tu padre ya se ofreció, me va ha esperar en las puertas del consultorio, quizás la próxima ¿Ok?
—Ok, —dije un poco desanimada.
—¿Si quieres puedes acompañarme hasta el paradero? —me pregunto viéndome al rostro, no tenía ojeras y sus pecas que adornaban su rostro resplandecía, como lucecitas pequeñas.
—Espérame, vas a ver que voy a estar aquí cuando termines de pronunciar mi segundo nombre. —empecé a correr a mi cuarto.
—¡GERALDINE!
—¡Mamá!
La extrañaba.
[1:32 p. m., 04/05/2017] Hans 😎:
(Envió un contacto: Curso de oratoria)
[1:33 p. m., 04/05/2017]Hans 😎:
Sus deseos fueron deseados. Pd. Deja descansar a ese cerebro tuyo.
Estaba regresando del paradero cuando mire los mensajes de Hansel, me dio gracia sus mensajes y supe que cualquier sentimiento que se había sembrado en la salida se había evaporado.
[1:40 p. m., 04/05/2017]Olympia ✅:
Lamentablemente no tengo un cerebro prodigio como el tuyo😒
[1:42 p. m., 04/05/2017]Hans 😎:
A mi cerebro no le metas, sabes que gracias a él tienes a este hombre cuidándote tu espalda.
[1:43 p. m., 04/05/2017]Olympia ✅:
Hombre??
[1:44 p. m., 04/05/2017]Olympia ✅:
Querido te debo recordar quién es la mayor de esta relación, todavía eres un niño de dieciséis años.
[1:45 p. m., 04/05/2017]Hans 😎:
Por cinco meses... ¿Eres la mayor?
Estaba concentrada hablando por mensajes con Hans que no sentí cuando un hombre se acercó y me quitó el teléfono de la mano, empecé a correr detrás de él para exigirle su entrega. No dejé de correr hasta que en un momento lo perdí de vista y me di cuenta de lo tonta que fui al perseguir a un ladrón. Había llegado al parque "Bolívar" donde me senté en el primer banco vacío que había. Los niños pasaban con sus patines por la vereda y otros jugaban en el pasto junto a sus padres, vi a una pareja que a segundos se ponen cariñosos y algunas jóvenes con uniforme de colegio tiradas en el pasto en una plática, yo era la única desubicado del lugar. Me encontraba cansada y frustrada, no era parte de ese ambiente y eso me enojaba más. Cerré los ojos e intente no derramar las lágrimas, había ahorrado casi un año para comprarme ese modelo de celular para solo tenerlo unos meses, debería estar tranquila porque otros ladrones no dudan en disparar a cambio yo lloraba patéticamente de algo material...
—Toma, esto es tuyo. —escuché una voz gruesa que me hizo abrir los ojos. Era la misma persona que me había robado, lo podía identificar por la ropa que vestía y ahora por su rostro. Tenía mi teléfono en la mano y me lo extendió. Le quité de la mano y lo abrace entre mis brazos como si ese fuera un lugar seguro.
—Un hombre te iba siguiendo, yo solo te quite para evitar que te roben, te lo iba a devolver de todas formas.
Me di cuenta de su aspecto, intentaba andar arreglado pero la manera en que tenía el polo entre salido y dentro del pantalón, y las manchas me hizo dar cuenta que no cuidaba su aspecto.
—Gracias.
—No hay de qué niña y evita andar con el celular en la mano.
Le estreché la mano como signo de agradecimiento y el hombre se fue del lugar, dejándome con la mente conmocionada.
Cuando ingrese a mi cuarto por fin sentí que estaba segura, no era capaz de llamar a nadie en el parque y como no podía quedarme en ese lugar toda mi vida camine hasta mi casa viendo a cada lado.
Al tirarme en mi cama recién pude ver los mensajes de mi amigo.
[1:50 p. m., 04/05/2017]Hans 😎:
Nadie le dijo a la señorita que no puede dejar en visto a los amigos.
[3:07 p. m., 04/05/2017]Olympia ✅:
Acabo de pasar un susto de muerte.
[3:07 p. m., 04/05/2017]Olympia ✅:
Intentaron robarme!!!
[3:08 p. m., 04/05/2017]Hans 😎:
¡Demonios Olympia!
Ingresó una llamada de Hansel. Le conteste al instante y escuche que gritaba preguntándome si estaba bien.
—Estoy en casa —le informe.
—¿Qué te robaron?
—¿Qué parte de que intentaron robarme no entendiste? —pregunte.
El se excuso de que quizás había suprimido al escuchar algunas letras y me pidió que le contara lo sucedido. Le expliqué detalladamente la situación dándome cuenta en ese momento que necesitaba desahogarme.
—Tuviste suerte, Olympia.
—Si.
—Se que en este momento no querrás salir a la calle y con justa razón... Rayos Olympia, mejor lo dejo, —lo dijo como si eso se le decía a sí mismo —voy a tu casa para acompañarte.
—Dime Hans, estoy perfectamente bien.
—Quería pedirte si me pudieras acompañar a matricularme en el curso de oratoria ya sabes hay veces tienen los papeles para firmar en físico... —no le gustaba hablar de su ceguera y para evitar la incomodidad le iba a interrumpir —ya le pedí permiso a mis padres —terminó diciendo.
—Claro paso por ti en media hora.
—Gracias.
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