Ella hará todo lo posible para no volverse a encontrar con él, y él hará todo lo posible para verla una vez más.

Olympia es una fiel creyente de que la vida es un un juego de probabilidades, mientras que Eduardo se deja llevar por las corazonadas. Nadie dijo que en otra cosa que no tenían nada en común hiciera que se conocieran.

Entre problemas familiares, amores fallidos, malos entendidos, dudas de la adolescencia, un ambiente colegial, gusto por las flores, encuentros nocturnos y por supuesto las aceitunas.

Una estadística y un orador crearán una relación especial donde sin querer expondrán sus corazones. 

En las aceitunas se puede identificar cuatro sabores: ácido, amargo, dulce y salado ¿Y en la vida? En ella también.