32.Secretos guardados

Andrés Briver׃
No me esperaba que me hicieran una fiesta sorpresa en el día de mi cumpleaños. Aunque desde el principio me pareció extraño que mi primo quisiera venir y que mi madre me insistiera tanto para que invitara a Lucia.

Digamos que el día de mi cumpleaños no es una fecha importante para mí, siempre la festejo con una cena en familia y por lo que veo esta no es una excepción.

Oh al menos eso pensé hasta, cuando vi a Lucia un poco aburrida y distraída.

Mi madre se sorprendió al verla conversando con todos como si los conocieran de toda la vida, hasta hablaba con los padres de Rafael.

Pero digamos que soy un caso a parte ya que no me gusta ser sociable e incluso prefiriera mantenerme en silencio jugando algo en el móvil o escuchando algún tipo de música.

Aunque al verla así, me dieron ganas de provocarla, con solo observar sus cómicos gestos me divierte, es imposible no darme cuenta en lo que ella está pensando, es como si lo tuviera escrito en su cara.

―Andrés si estas aburrido entretente en otra cosa, pero no empieces a provocarme delante de los demás -esas fueron sus palabras de advertencia.

―¿Quieres qué te enseñe mi colección de libros?

―Oh... ahora lo recuerdo ―dice Rafael que estuvo escuchando todo el tiempo― tu novio en la vida real es una polilla andante.

Ellos se empiezan a reír.

―¿Tanto te gusta leer?

―Si me encanta, eso me entretiene mucho.

Lucia me mira con un rostro bastante confuso.

―Oye Rafael yo no sabía que tu primo sería un nerd.

―Pues sorpréndete, porque es de los peores. Cuando era pequeño a penas salía de su cuarto, siempre tenía que sacarlo a la fuerza porque me era imposible insistirle.

―¿Sabes qué él, se comporta diferente conmigo? -dice Lucia mirándome fijamente.

―Algo le hiciste porque desde que se conocieron él ha cambiado mucho.

¿Qué es esto? Ellos se comportan como dos mejores amigos que están hablando sobre sus vidas, pero en este caso están chismoseando sobre la mía.

Lucia me vuelve a mostrar un gesto raro como si no estuviera creyendo en lo que Rafael le decía.

La tomo por el brazo y nos levantamos. Los demás ya se estaban dirigiendo otra vez a la sala, actúan como si esta celebración es una reunión de encuentros.

―Nosotros ya nos vamos, puedes decirles a los demás que le estoy enseñando a Lucia mi colección.

―Por favor, no me castiguen, al dejarme solo con ellos. Es demasiado aburrido.

―Te lo mereces por hablar de cosas innecesarias.

Llegamos a mi cuarto y ella se detiene en la mitad de la entrada.

―Andrés no me habías dicho sobre que sería en tu cuarto.

―Tienes algún problema para no querer entrar.

―Voy a entrar si me prometes que no harás nada, abajo está toda tu familia y no quisiera crear malentendidos.

―Pero si yo no he dicho nada, vaya Lucia tus pensamientos se están volviendo cada vez más locos ―le digo subiendo ambos brazos como muestra de mi inocencia.

Aunque no estoy prometiendo nada.

―Esa sonrisa traviesa que tienes, no ayuda en nada, ¿sabías? ―pero aún así entra sin decirle algo.

Su mirada vagaba por todo el cuarto, dirigiéndose hacia los libros que se encontraban en una estantería esquinada para observarlos con detenimiento.

―Pensé que tus libros estarían en alemán.

―Eso es porque nací y crecí aquí. Solo estuve en Alemania por cuatro años.

―De verdad, eso quiere decir que en realidad no eres un alemán ―se pasa la mano por su frente suspirando― he vivido engañada todo este tiempo.

―Mi madre si es de la nacionalidad Alemana ―le digo sentándome en la cama y observar lo curiosa que se pone al querer saber sobre mi vida.

Algo que nunca ha hecho desde que nos conocimos.

―¿El señor que está junto a ella es tu padre?

―No, mis padres se divorciaron. Ese señor es mi padrastro.

Eso pasa, cuando en una relación ambos llegan al límite de no soportarse, no hay por qué seguir con algo que no funcionaría aunque quisieran.

Después de que se divorciaron cada uno se fue por sus propios caminos. Nosotros nos fuimos para Alemania, y aún no sé el paradero de mi padre.

Mi abuelo odia a Heidi porque después de separarse de su hijo no lo volvió a ver y para el colmo ella también se fue conmigo, dejándolo en la soledad.

Un completo drama de pie a cabeza.

―Lo siento no lo sabía, no seguiré preguntando, no quisiera incomodándote ―me dice con rostro de tristeza como si sintiera lo que estoy pensando― sabes algo, a mi no me gusta leer ―ya empezó a cambiar la conversación― pero las carátulas de estos libros me encantan, y me llaman mucho la atención.

Será porque a la luz esas carátulas brillan de alguna manera. Aunque nunca me he fijado en eso.

Saca otro del estante, pero al abrirlo cae al suelo una fotografía justo delante de mí.

¿Qué hace una foto dentro de mis libros?

Ella se arrodilla para recogerla y de paso se sienta el suelo.

―Es la foto de una chica ―la voltea rápidamente para leer las palabras que estaban escritas detrás― dice. Para mi distante novio, no quisiera que me recordarás siempre como una mierda de persona. A pesar de lo sucedido no tengo excusa, solo quiero que seas feliz con esa persona que es tan especial para ti. Siempre te recordaré, besos Hariot.

Por dios, no puedo creer que había guardado esa foto en uno de esos libros y lo peor es que esa persona especial que ella dice, lo está leyendo justo ahora.

―Te vas a quedar callado, después de leerte esta mini carta de amor-despedida ―que hago me acaban de delatar.

―¿Qué quieres saber? ―después de tantas palabras debería de tener curiosidad por todo.

―¿Quién es esa Hariot y por qué nunca me cuentas sobre tu vida?

-Porque nunca me preguntaste -suspira y me da una mirada aterradora.

Solo fue una novia que tuve, pero nos separamos porque me engañó con mi mejor amigo.

Recuerdo que los encontré besándose en la escuela y cuando me vio no tuvo ni la menor vergüenza de ocultar el hecho. Simplemente me dijo:

―Yo no tengo la culpa de que esto haya sucedido.

La verdad que me han visto la cara de cornudo y para terminar dice que no tiene la culpa.

―Creés que yo soy la única descarada cuando tú tienes fotos de otra chica en tu computadora. Teniendo una novia.

―Novia, a partir de ahora no tengo, además esa no es excusa para lo que acabas de hacer.

―No tendré ni vergüenza, ni excusa, pero solo te diré algo. Nunca has tomado esta relación en serio, a penas sales de tu casa y es aburrido estar rogándote todo el tiempo para que me tomes atención. Me es imposible sentirme necesaria estando a tu lado, porque tienes tu propio mundo creado y no dejas que nadie entre.

―Muy bonito el discurso ―lo dije un poco enojado, pero sabía a que se refería y lo peor es que tenía toda la razón.

Después de nuestra ruptura, viajé para vivir junto con mi abuelo y fue aquí dónde la conocí. Esa persona que no dejaba de estar en mis sueños, pero a la vez temiendo que si alguna vez tuviéramos algo, no sería capaz de sobrellevarlo.

Hasta que un día mi abuelo me dijo éstas palabras:

―La vida está llena de experiencias sino no la vives.

Y eso es lo que he estado haciendo con ella desde que la conocí, solamente viviendo bellas experiencias.

Le acaricio la cara, y sonrió al verla un poco molesta por esperar tanto mi respuesta.

―Ella solo fue una novia que tuve en Alemania, además no tiene de importancia mencionarla.

Mis manos acercan su rostro con el mío, mientras le acaricio con el pulgar sus labios.

―Ahora solo estoy contigo ―es una estúpida historia que no hace falta contar.

Nos empezamos a besar mientras ella se levantaba un poco arrodillándose mientras apoya sus manos en mis muslos. Haciendo más adictivo nuestro beso al no tener oportunidad de separarnos ni por un segundo. No lo sé pero ella conoce la forma de como inquietarme, volviéndome loco por esa insaciable mirada.

―Espera... ―me separa― alguien podría entrar y no quisiera crear un malentendido y mucho menos en tu casa.

Esto no es algo se que pueda malinterpretar sino es algo que te da vergüenza demostrar.

―Eso es muy fácil, cuando te vean diles que éstas rezando.

―Que insensible eres, me pellizca la mejilla. Ve a decirle a esa Hariot que te rece porque no lo haré ―se marcha con pasos fuerte y cuando abre la puerta, se encontraba mi madre que estaba a punto de tocar.

★Nota de la autora★

Otra historia que contar y otro drama que experimentar.

Para ser sincera me cuesta mucho escribir historias de tragedia o drama, ya que prefiero la comedia y la adrenalina, pero no es una novela sino escribo algo variado. Así que tengo que sufrir un poco.

A veces uno no se da cuenta que cuando sucede algo malo, no es porque tengas mala suerte, sino que te están preparando para un mejor futuro.

Por eso hay que escuchar las palabras de Edward:

-La vida está llena de experiencias sino no la vives.

Por eso hay que vivir al máximo cada día.

Ya extrañaba dar estos extraños consejos. Pero me encanta dejar un mensaje reflexivo a todos mis lectores.

Con cariño: J.Santanach

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