26.Escapate conmigo
Lucia Ferrey׃
No gano nada con maldecirlo después de tanto tiempo. Solo quiero que se dé cuenta que no podemos retomar lo que una vez podíamos haber hecho.
Esos sentimientos ya se desvanecieron, pero de alguna forma me siento contenta por decirlo todo lo que pensaba en aquel entonces. Aunque me di cuenta que sus palabras tenían un sincero arrepentimiento, nadie le obligó a obsesionarse con alguien, que no sentía nada por él e incluso también lo usó como lo hizo conmigo.
Bueno digamos que ese es el poder del Karma y es que a todo le llega su momento.
Es ahí cuando me doy cuenta de las palabras de Andrés.
―No celebres victoria antes de tiempo que a todo le llega su momento.
Lo que me faltaba, hasta ya estoy pensando en sus palabras, como si lo hubiera escuchado de un gran sabio.
Me encuentro en mi escritorio creando mi lista para eliminar las evidencias.
―Limpiar la cocina donde estaban las botellas de anoche. ―Hecho.
―Lavar las sábanas de mi cama. ―Hecho.
―Cerrar la puerta de atrás por donde salió Andrés. ―Hecho.
―Soltar a Bodi ―el pobre estuvo amarrado toda la noche en el patio porque mi padre no quiere que este suelto cuando yo no esté en casa. ―Hecho.
Listo, todo resuelto.
De pronto escucho el tono de llamada de mi móvil.
―Hola Tani.
―Oh, Lucy te tengo una invitación de una pijamada que va a ser en casa de Ana, solo para chicas.
―¡Qué bien! ¿Dime para cuándo es?
―He... es para esta noche ―¡qué! pero es que ustedes no me dejaran respirar. Bueno no me puedo quejar, me encanta todo lo que tenga que ver con las fiestas.
―Está bien. Les preguntaré primero a mis padres.
Normalmente, me escabullo con la ayuda de mi hermana, pero no se encuentra en casa, así que tengo que optar por el plan B que es hablar con ellos.
Bajo por las escaleras y me los encuentro en la sala viendo algún programa de televisión.
―Puedo pedirles un favor ―me toman atención con la vista― Ana me ha invitado a una pijamada en su casa. ¿Puedo ir?
―No ―las palabras de mi padre salen directamente― no sé quiénes son sus padres y mucho menos en qué lugar viven.
―Cariño ―dice mi madre― déjala ir, yo me encargaré de llevarla y recogerla.
Y es ahí que me pregunto, que edad tengo para que me traten de esta forma. Es como si fuera una niña pequeña que la lleva al colegio.
―Pero mamá no hace falta que me lleves.
―Bueno que prefieres, no vas o te llevo y te recojo ―cuidadosamente me guiña el ojo y me doy cuenta que mi padre no va aceptar si ella no me lleva.
Es la mejor, nunca logro pensar cuidadosamente las palabras de mi padre.
―Mamá prefiero que me lleves.
―Bueno si es así, está bien.
Bueno no sé que es mejor si fugarme o pasar por este interrogatorio de ambos.
Subo corriendo por las escaleras y me empiezo a vestir de una forma bastante sencilla. Solo va a ser una pijamada de chicas no hay nadie a quien lucir.
En el transcurso del viaje le digo a mi madre.
―¿Hace falta qué me lleves?
―Sabes cómo se pone tu padre si no te llevo y observo detalladamente en dónde te vas a quedar. ¿A qué hora quieres que te recoja?
―Bueno es posible que me levante bien tarde.
―Está bien solo llámame cuando vayas a salir y yo te vendré a recoger. Quieres que te diga algo, disfruta de la juventud que después cuando llegues a mi edad no podrás y deja de escuchar las palabras de tu padre. Él es así ahora, pero en su juventud fue una mala influencia, siempre le gustaba la adrenalina y lo peor no paraba de cambiar de mujeres.
Ahora puedo entender, el ¿por qué? de que siempre me da esos consejos estrictos de no confiar en los hombres. Porque él era el primero en el que antes no se podía confiar.
―Sabes todavía me pregunto ¿cómo puedes tolerar su carácter?
―Ha... no subestimes a esta mujer que ves en frente, antes era peor que él.
De verdad que quisiera ver cómo fue sus tiempos de juventud, pero por lo que me han contado ya me lo imagino. Una típica historia de ser la novia de un delincuente que ambos por cuestiones de la vida quisieron superarse, estudiando y trabajando juntos.
La verdad que prefiero no seguir imaginándome la historia que de solo pensarla me da escalofríos.
Cuando llegamos ella solo me dejó en la entrada de la casa, no quiso preguntar nada. Solo me despidió con un cálido beso en la mejilla y después se fue.
Ahora tengo curiosidad de lo que le dirá a mi padre cuando él le haga ese interrogatorio sobre el lugar donde me quedaré a dormir.
Toco el timbre de la casa y me reciben mis amigas con una gran sonrisa.
―Bienvenida... ― esto parece ser un ataque sorpresa.
Después de reunirme con ellas empezamos a conversar.
―Saben quién vino a mi casa esta mañana ―como siempre el chisme nunca falta― Javier.
―¿El imbécil? ―acepto con la cabeza.
―Lo rechacé y para el colmo le dije que los besos de Andrés son más excitantes que los de él.
―Eso sí que es una gran venganza.
―Esperen... ―interrumpe Ana― miren este vídeo ―estaba sorprendida.
Cuando lo observamos era Sergio que había enviado una grabación en dónde se encontraba invitándola a un club nocturno y ahí se mostraban a lo lejos a Rafael, Javier y Andrés conversando con unas chicas.
―Esas chicas no son Carla y su amiga ―habla Tani y nosotras la miramos con dudas― sí, no te acuerdas de las chicas de la excursión.
¿Por qué Andrés no me dijo nada sobre esto? Me siento excluida.
También no sé cómo es que también Javier se encuentra ahí.
―Sergio ―continúa hablando Tani― no sabes que acabas de sentenciar a tus amigos a cadena perpetua ―su voz ya tenía un tono de molestia.
―Y sin libertad incondicional ―le sigo la corriente.
―No me digan que están pensando en ir allí ―ambas aceptamos― es en serio he rechazado a Sergio muchas veces, porque no me gustan esos lugares.
―¿Qué tal si vas con nosotras, también?
―Aunque tenemos un inconveniente ―le digo.
―¿Cuál es? ―me pregunta Tani.
―Piensas ir vestida así ―estábamos en un estado bastante lamentable.
―Yo las puedo ayudar ―miramos a la vez a Ana― puedo prestarles algo.
―Ana eres nuestro ángel de la guarda ―dice Tani abrazándola.
―Bueno para Lucy le puedo prestar una chaqueta de color negra que convine con su short corto y sus botines ―no es mi estilo, pero es mejor eso que nada― y para Tani ―la mira de arriba hacia abajo― que tal sí te presto una sábana.
―Pero que descarada, cómo le puedes decir eso a tu amiga. Ten un poco de compasión conmigo ―le estira los cachetes.
Después de tanto discutir, terminamos de arreglarnos y yo parecía una rockera con mi short corto de color negro, junto con unas medias pantis que me prestó Ana, creo que lo único que tenía de blanco era mi blusa que se ocultaba por debajo de la chaqueta de color negro.
Todo de color negro.
Tani parecía una chica vaquera ya que lo único que le faltaba era tener el sombrero todo era de la madre de Ana ya que ella tiene más curvis que nosotras.
Ana era la única que se había vestido con su propio estilo de niña estudiosa, lo único que le faltaba eran sus espejuelos.
―¿Saben qué día es hoy? ―pregunta Tania.
―¿No es primero de mayo?
―Lo es, pero parece ser que es día de Halloween.
Tiene toda la razón me siento extraña con este atuendo.
―Bueno no importa si estamos disfrazadas, lo importante es sorprenderlos. Por cierto Ana, está bien que nos vayamos a la fiesta sin avisar a tus padres.
―Ellos no se encuentran aquí, los invitaron a una boda y no vienen hasta mañana.
―Que lujo de ir a una boda en estos tiempos.
―¿Por qué lo dices Tani?
―Porque la mayoría de las personas no se quieren casar y si lo hacen serían con una breve ceremonia.
Tienes razón, pero a veces existen personas que nos hace cambiar de opinión sobre la vida.
Cuando llegamos entramos sin problemas, normalmente siempre nos piden el carné de identificación o nos confunden con una menor de edad.
Al parecer hicimos bien en venir disfrazadas ―dice Tani con un rostro de alegría.
Este día creo que va para la historia, realmente ya nos pueden reconocer como el trió de las disfrazadas.
El lugar estaba lleno de personas, la mayoría estaban bailando y las otras estaban sentadas tomando algo o charlando.
―Lucy ―me dice Tani― si ves a Rafael no dudes en correr hacia ahí para arrancarle lo primero que le encuentres.
Pobrecito Rafael con la asesina de mi amiga, es peor que yo.
Para mi mala suerte al primero que me encuentro es a Javier. Desvió la mirada para dirigirme para otro lado, pero me sentí perdida entre tantas personas, así que no me quedó más remedio que ir hacia donde se encontraba.
―¿Javier sabes dónde se encuentran los demás? ―le digo.
―Lo siento Lucy, pero no te escucho ―me dice estas palabras gritándome.
Le jalo del brazo para acercarlo a mí y en el oído le grito ―¿Sabes dónde están los demás? ―se queja.
―Oye no hacía falta que me gritaras, por poco me vuelves sordo ―puede que ya lo estés.
Me guía hacia una mesa donde todos estaban reunidos conversando. En especial Andrés que conversaba con Carla.
Y ahí me vienen esas inseguridades que no me gustan pensar.
Acaso no me invitaste porque querías estar con Carla o me estas ignorando a propósito.
Me vuelvo irritante cuando tengo estos pensamientos. No me tolero y mucho menos me controlo. Así que finjo tener la mejor sonrisa del año.
―Oye Andrés aquí te traigo a tu novia ―se gira y se sorprende al verme.
¡Qué! no esperabas mi presencia, tanto estabas disfrutando de la compañía de Carla que ni te percataste de tu novia.
Javier me consigue una silla para que me sentara al lado de Andrés.
Desde cuando se ha vuelto tan servicial. Acaso estas arrepentido hasta el punto de ayudarme con mi novio.
Me siento y lo ignoro por completo, lo prefiero así, antes de estallar como una bomba en cualquier momento y lugar.
―¿Qué haces aquí? ―me pregunta al ser ignorado por completo.
―Solo me invitaron ―le digo desviando mi mirada hacia Javier que se encontraba justo al lado mío.
Mentira, nadie me invitó. He venido aquí para hacerte compañía y me encuentro con esto. Ahora me arrepiento por venir.
―Chicos hay que festejar que... ―Rafael me mira como si estuviera completamente sorprendido y es ahí cuando me pregunto ¿por qué estoy dando tanto miedo?― espera Lucia, si éstas aquí, entonces Tani... ―mira hacia alrededor como si la buscara y ella se encontraba detrás de él.
Esta comedia nunca me gusta perderla, siempre están discutiendo.
―¿Qué haces aquí, Bizarra? ―espera, eso fue lo que escuche― no me habías dicho que te ibas de pijamada con tus amigas.
De seguro por eso fue que no nos invitaron, pero aún estoy molesta con Andrés porque no me dijo nada y todo lo empeoró cuando me lo encontré con Carla.
―¿Lucy quieres tomar algo? ―me pregunta Javier y acepto con la cabeza.
―Cualquier cosa estaría bien.
Se aleja a buscarla y Andrés se me acerca hasta el punto de que siento su respiración rozar por mi oído y una de sus manos acaricia mis muslos.
―¿Acaso quién te invitó fue Javier? ―sus manos iban recorriendo mi entrepierna.
Calmate Lucia y tolera esto, aunque sea por un minuto
―No te importa saber ―lo miro de frente, agarro la mano que me acariciaba y la alejo― esta noche se mira, pero no se toca.
☆Nota de la autora☆
Hola, espero que todos quien estén leyendo este capítulo lo disfruten tanto como yo.
Consejo para la vida:
Cuando vayas a una pijamada, ve bien vestida que nunca sabrás a dónde te podrás ir.
Bueno eso es todo por hoy...
Hasta la próxima ~~~~~~~~~~~~
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