Capítulo 13
Me siento en el suelo y empiezo a llorar, noto como no me entra el aire en el pecho, me siento tan mal...ya no se que esta bien y que esta mal, ya no se nada.
Entonces mi padre abre la puerta y entra, lo ha debido de escuchar todo. Se agacha junto a mi y me abraza.
-Shh, ya esta mi niña, ya esta.
-Lo siento, papá, enserio, lo siento, yo no...no quería, de-cir eso, de verdad, perdóname por favor papá... -Mi padre me corta.
-Eh, Elisabeth, mirame, mirame a mi. -Dice levantando mi cara entres sus manos y poniendome a la altura de su mirada, mientras con su pulgar seca mis lágrimas.
-Cielo, tu siempre vas a estar perdonada para mi, estabas perdonada incluso antes de haber hablado, lo que me has dicho en el coche, es normal, tienes la razón, te estoy agobiando y eso no está bien, la próxima vez te preguntare antes, pero lo que no quiero es que te sientas mal por eso, porque siempre siempre, te perdonare.
Sonrío leve pero la sonrisa no llega a mis ojos. -Te quiero. -Dicho eso, abrazo a mi padre y no me despego de el.
A la mañana siguiente me levanto un poco mejor, intento no pensar en nada de lo que ocurrió ayer, de todas formas no quiero hablar con ella.
Mientras ando por el pasillo miro que me toca a primera hora, Geografía, bueno, no esta mal.
Al igual que ayer soy la primera en llegar y me siento en el mismo lugar.
Cuando la gente empieza a llegar, solo son unos pocos, los que me miran apenas unos segundos, me alegro de no ser el centro de atención ni de ellos, ni de los del pasillo.
Pero toda esa alegría se esfuma cuando el grupito de los Toquecitos mágicos entra por la puerta mirandome mal.
-Hombre, nuestra nueva chivata. -Dice Zoe al mismo tiempo que pasa por mi lado para ir a su sitio, Alexander y Kaitlyn, no dicen nada.
Pero la mirada de esos tres no es nada comparada con la de los ojos verdes que ahora parecen casi negros, que me miran desde la puerta.
Su mirada se clava en mi como un cuchillo que una vez más hace que el pelo se me ponga de punta, parece que hasta el se da cuenta, ironía, porque sonríe justo en el instante que se me pone así la piel, pero no es una sonrisa bonita, amable o incluso pícara, es una sonrisa más bien... ¿malvada? parece que con ella acaba de amenazarme de mil y una formas diferentes, acto seguido empieza a caminar. ¿De que va todo esto?
A segunda hora toca Educación Física, genial...
Estoy saliendo del baño ya cambiada con unas mayas negras, una coleta y una sudadera gris cuando alguien me da en el hombro tan fuerte que parece que me lo han roto.
Y si, soy muy exagerada.
Miro y veo a Zoe y Kaitlyn. -Mira por donde vas mojigata. -dicen saliendo del vestuario.
Moji ¿que? pero además ha sido ella la que me empujado, es tan obvio que ni si quiera ella se cree que halla sido culpa mía, tendrá morro.
El profesor se esta presentando y bla bla bla, cuando noto una respiración en mi oreja, los pelos se me ponen de punta y me giro para atrás sobresaltada, menos mal que nadie me ha visto. Pero para mi sorpresa, no hay ninguna persona detrás de mi.
Parte mala: Que raro..
Parte buena: Sera una corriente de aire.
No se porque, pero insconcientemente lo empiezo a buscar entre el barullo de gente y noto que se me paraliza el corazón, cuando mis ojos lo localizan y el ya tiene su mirada clavada en mi.
Todo lo que me rodea se vuelve inaudible y todo parece ir más lento, como si fuera a cámara lenta y en este mundo solo existiéramos el y yo.
Ninguno de los dos rompe el contacto, de esa forma que así nos quedamos unos segundos que parecen horas, me gustaría dejar de mirarlo pero mis ojos no respoden a las señales que envía mi cerebro.
Entonces como si me tiraran un jarro de agua fría, el profesor pita con el silbato y el es que rompe el contacto para irse a la pista.
Yo tardo unos segundos de recuperarme de lo que fuera eso que acaba de pasar y respirar hondo un par de veces.
Cuando llego a la pista, por lo que veo y no porque lo sepa, ya que cuando lo ha explicado, estaba un poco distraída, no me he enterado de nada, los chicos practican baloncesto a un lado de la pista mientras las chicas jugamos al volley en el otro.
Vaya...Que machistas son aquí.
Casi cuarenta minutos después estoy mirando la hora para ver cuanto falta para que toque el timbre.
Este deporte ni me gusta, ni se me da bien, aparte que es un rollo por lo menos para mi y no me puedo sacar de la cabeza a ojos oscuros.
Estoy ensimismada pensando en todo esto, que cuando me lanzan el balón, no me doy cuenta hasta el último segundo en el que actúo por acto reflejo y le doy un manotazo solo para que no aterrice en mi cara.
Me gustaría desaparecer de la faz de la tierra cuando veo que le he dado a una persona y para mi disgusto es a ojos oscuros que en ese momento estaba a punto de saltar para meter canasta.
Cuando el balón toca su cabeza se queda rígido y no se mueve,lo que más me resulta extraño y me inquieta al mismo tiempo es que la clase entera se halla quedado callada de golpe, ¿pero que coño..?
Nathan se gira y después de hacer una visión general de toda la clase, sin detenerse más de lo justo en ninguno, dice con la voz completamente suave al contrario de su expresión:
-¿Quien-ha-sido?-Dice casi sonriendo.
Yo trago saliva, me da mucho miedo decirle que he sido yo, iba a pedirle perdón justo cuando ha pasado todo lo que esta pasando.
Miro a mi alrededor y me doy cuenta de que el profesor no está, ya me parecía a mi raro, que hubiera consentido que la clase se parase.
-¡QUE-QUIEN-COÑO-HA-SIDO!
Creo que casi me da un infarto, aparte del pequeño saltito que doy al escuhar su voz.
Si antes me daba miedo ahora me aterroriza, pero si una cosa tengo clara, es que no soy una cobarde y no voy a dejar que todos mis compañeros aunque ni yo les caiga bien ni ellos a mi.. paguen una bronca que no merecen.
-He-he sido -yo-yo. -Digo tartamudeando.
El dirige su oscura mirada hacía mi y que me deja clavada en el sitio, entonces camina hasta donde me encuentro yo, coje el balón entre sus manos y de un apretón lo desinfla.
Yo me contengo por no salir corriendo
Sin esperarlo noto que me coje del brazo y me lleva contra la pared.
Estamos tan cerca que puedo notar su cálido aliento en mi cara, para poder mirarlo tengo que mirar hacía arriba como si de un gigante se tratara y el mira hacía abajo como si estuviera mirando a una hormiga, aparte de que el me intimida, su altura y estar tan cerca, me intimidan aún más.
Me mira, lo miro, nos miramos.
Como si solo existiéramos nosotros dos.
Se me acelera el corazón y noto que casi se me sale del pecho cuando lleva su cara hasta mi cuello y sus labios rozan la piel sensible que hay detrás de la oreja.
-Cuidado pequeña, no vaya a ser que jugando con fuego te quemes. -Dice susurrando en un tono que hace que solo quiera tirarme a sus brazos y besarlo.
Noto como aspira el aroma de mi cuello y a su vez hace que todo mi cuerpo tiemble, entonces se despega de mi y me dice en un tono totalmente diferente:
-La próxima vez tendrás más cuidado sino quieres tener problemas conmigo, mojigata.
Acto seguido, se gira y se va ¿pero que significa mojigata?
Noto como todas las miradas están centradas en mi, sobre todo las de las chicas que me miran con... ¿envidia?
Me doy cuenta de que Zoe, Kaitlyn y Alexander han desaparecido junto a el.
Todos empezamos a caminar a los vestuarios, cuando me paro de golpe con el pulso a cien.
Mi abuela Bianca, era la única que me llamaba así.
Pequeña.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top