Tod
Muerte.
Wayne Cerquiel.
Conocí a tu madre, Tana Cerquiel, ¿Lo sabías? Era una persona muy agradable, es una lástima que no la hayas conocido. No te pareces a ella, desgraciadamente. Si fuera su sangre la dominante en tu cuerpo, no estaría muerta, pero es la sangre de tu padre la que vive en ti y es por eso que debes morir.
Wayne Cerquiel.
Naciste siete días después de un eclipse de sol como dictaba la maldición de Eleanor Berenguer, mi antepasada. Ella odiaba a tu familia porque fue el señor Cerquiel quien la delató como una bruja e hizo que muriera en a hoguera. No diré que no lo merecía, pero tampoco es completamente justo, ¿No crees?
Wayne Cerquiel.
La descendencia de Eleanor vela por el pueblo desde el interior del bosque de Folie, un lugar al que ninguno de ustedes se atrevería a entrar. Digo, ¿No sentiste miedo cuando te diste cuenta de que tenías que entrar al bosque? Catalina Berenguer lo maldijo para que nosotras estuviéramos a salvo y pudiéramos cumplir nuestra noble misión. Ella fue también quien decidió que el destino de las Berenguer sería la muerte, pero hay cosas que ya no se pueden cambiar.
Wayne Cerquiel.
Tu destino estaba entrelazado con el mío desde que nacimos. Ambos somos de la décima generación en nuestras familias desde que vivió Eleanor. Soy mayor que tú, mucho mayor, pero dejé de envejecer a los veintiún años. Tú cumplirás veintiún años en unas horas y es por eso que estás aquí, ¿Me equivoco?
No, no lo hago.
La noche que naciste fuí a tu casa y asesiné a tus padres sin dejar una sola gota de sangre. Debía matarte también, pero no pude. Los deseos de Eleanor y los de Catalina eran muy diferentes: Eleanor quería que vivieras y Catalina que murieras, la magia de una fue más fuerte y tuve que cambiar mi plan de último momento.
Ese plan es la maldición de la que todos te hablaron.
La muerte vendrá por ti al atardecer de tu vigésimo primer cumpleaños y mi deber es hacer que mueras antes de eso. Es por eso que la maldición que lancé hará que, en cuanto el sol llegue a su punto más alto, cuando la magia de Catalina y sus descendientes está en su cúspide, la muerte te tomará y te hará dormir para siempre. Morirás de a poco, pero podrás soñar para siempre. Un castigo clemente, ¿No crees?
Y aquí estás, Wayne Cerquiel, horas antes del medio día, metido en mi humilde cabaña en el bosque de Folie. No he abierto mi boca, pero todas mis palabras han llegado a tu mente sin necesidad de mover un músculo. No te ha sorprendido, estoy un poco decepcionada de eso. Esperaba al menos divertirme un segundo antes de que pase cualquier cosa.
Sé a qué vienes. Las maldiciones de las brujas se eliminan si asesinas a quien te maldijo y bebes de su sangre, fue lo primero que mi madre me enseñó y el mayor conocimiento de la magia que los humanos tienen. Puedo ver tu espada, puedo ver la daga de tu familia y puedo ver que deseas cortarme la garganta de una buena vez. ¿Tanto deseas matar? ¿Es eso lo que más quieres?
Por supuesto que sí. Después de todo, la bruja fuerte es Eleanor y ella decidió que el hijo Cerquiel que naciera siete días después de un eclipse de sol sería un siervo de la muerte. Un asesino, un ser que desearía la muerte de los demás y haría todo para ofrecer almas a su dueña. Eleanor quería que destruyeran el pueblo y todo lo relacionado a él, por eso te maldijo. Que la muerte te tome puede significar muchas cosas, pero queda claro que lo que ella quería era a un asesino a sangre fría que acabara con todos. Y, al parecer, es lo que tú quieres también.
¿Qué harás, Wayne Cerquiel? Tomar tu daga y matarme es una opción. Dejar que mi maldición te mate es también una opción. ¿Una vida o la de muchos? Catalina y Eleanor son muy diferentes, ¿Cierto? La magia de ambas hacen de ti un ser único con deseos de muerte tanto para el mundo como para si mismo, ¿Verdad?
Esos pensamientos suicidas son parte de la magia de Catalina. Desear morir, desear acabar con tu vida sin motivo alguno. Esa daga que planeas enterrar en mi garganta, ¿Cuántas veces ha tocado la tuya? No intentes negarlo, tu rostro delata todo lo que necesito saber. Estás nervioso, eso es algo que nadie debía saber, pero lo sé y mi familia es la culpable de que hayas llorado tantas noches y hayas pensado múltiples veces en tu muerte. Sé que la deseas, pero ambos sabemos quién es más fuerte.
¿Serás capaz de matar a las personas que te criaron? No tuviste una madre, tuviste un pueblo que siempre vio por tu bienestar. Tuviste amigos y tuviste hermanos, ¿Los matarías? ¿Por salvar tu propia vida? Dime, Wayne, ¿Lo harías?
No voy a pelear, Wayne Cerquiel. Al igual que a ti, la magia de Eleanor me limita y jamás me dejará pelear con su perfecto asesino. Tienes vía libre, ¿Me matarás y serás esclavo de la muerte por el resto de tu vida o te darás media vuelta y te despedirás de tus seres queridos? Aún puedes decidirlo.
¿Qué piensas? Tu rostro es un rompecabezas. ¿No tenías idea de la maldición de Eleanor? ¿Te aterra? La muerte nos aterra a todos, pero es inevitable. Hay muchas maneras en que nos puede tomar, pero las dos peores han sido destinadas a ti y no puedes evitarlas a ambas. No hay manera de revertir la magia de alguien que vivió hace vientos de años. No deberías hacer algo que no quieres, tal vez sólo deberías dormir.
Tú jamás has soñado. Mi maldición te quitó el don del sueño y sé que es algo que anhelas. ¿Te imaginas los lugares a los que podrías ir sin hacer daño a nadie? Puedes esperar el medio día aquí y yo cuidaré de tus sueños, nada que te atormente, nada que te haga sentir culpable. Una eternidad llena de felicidad. ¿No es intrigante? Si, sé que lo es.
¿Entonces, querido Wayne Cerquiel?
— No —.
Así que es eso lo que has elegido.
Caigo al suelo y me observas mientras lo hago. Puedo ver la pequeña daga en mi estómago. Te agachas y sacas la daga no sin antes girarla dentro de mí en un ritual para hacer que grite. No muestras emoción. La vuelves a enterrar, esta vez en mi pecho.
¿Qué quieres que te diga, Wayne Cerquiel? Un egoísta que ve por su vida antes que por la de los demás en alguien que merece el destino que mereces tú.
Jamás te conté cómo terminará tu vida según Eleanor.
Te detienes un segundo. Esperas que hable. Lo hago, moviendo mis labios por primera vez desde que llegaste. Tus ojos muestran sorpresa y sueltas la daga, que cae al suelo con un ruido fuerte. Te alejas de mí y yo sonrío. Sabes que lo que dije es verdad, sabes que Eleanor te haría eso y sabes que aún hay vuelta atrás.
Dime, Wayne, ¿Vas a irte ahora y dejarme morir en paz? ¿O quieres perder todo rastro de voluntad?
Mis ojos se cierran antes de que pueda verte tomar una decisión.
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