Capítulo 21

Christopher

Dos años antes...

La universidad era aburrida, ordinaria, con la misma rutina un día y otro, excepto por esa chica que me hacía tener ganas de ser el primero en llegar con tal de podernos ver. Ambos sabíamos que nuestro amor no estaba bien, era una relación prohibida, pero todo fue en vano, no podía controlar mis sentimientos y emociones.

Hacía dos meses desde que nos vimos por primera vez, su belleza me dejó deslumbrado, sentí como algo dentro de mí se quebraba, quizás mi frialdad. La primera ocasión que conversamos fue todo muy extraño, no me salían las palabras de lo nervioso que estaba, era consciente de que algo ocurría.

Cada día después de llegar a casa pensaba en ella, en que le diría cuando nos viéramos de nuevo. Fue cuestión de dos semanas para que la felicidad y la agonía se juntaran en una sola. Nos habíamos escapado del instituto para estar a solas, según Emily, como se llamaba, debíamos conversar.

Fue una plática incómoda, donde me preguntó si también sentía algo cuando estábamos juntos, no lo pude negar. No obstante, la alegría se vio envuelta en el momento que me dio esa noticia, su padre era jefe de la organización enemiga a la de mi papá, ellos eran enemigos.

Sabía entonces que nuestro amor era prohibido, nos sumergíamos en una relación imposible. Tal vez es que éramos muy jóvenes, pero decidimos tener algo en secreto, sin que nadie más supiera.

Allí nos dimos nuestro primer beso, sentir sus labios con los míos fue un recuerdo inolvidable, aún lo llevo en mi memoria. A partir de ese tiempo, comenzamos a salir a escondidas de la escuela, generalmente nos dirigíamos a un río que ella amaba, por donde nadie merodeaba.

En ese lugar tuvimos sexo por primera vez, ambos éramos vírgenes, fue una experiencia muy bonita que por más que intente, se quedará en mi mente. Fue cuestión de tiempo para que en el colegio se comenzara a correr voces sobre nuestro amorío.

El mundo se nos vino abajo, mi padre se enteró y me prohibió seguir viéndonos, por muy extraño que parezca en esa época lloraba a menudo. El día antes del desastre me llegó un mensaje de texto de parte de ella. Teníamos que vernos, sí o sí, era una cuestión de vital importancia.

Me escapé de mi habitación por la ventana, ahora que lo pienso, entiendo que fue una locura, pero lo hacía por amor. Nos reunimos en nuestro sitio, aún tengo sentimientos encontrados de aquel momento, las lágrimas se me salían al verla después de tanto tiempo.

Corrí y nos abrazamos, extrañaba estar a su lado, pasar tiempo juntos. Tuvimos sexo, en ese instante no tenía conocimiento de que iba a ser la última vez que nos viéramos. Me contó sobre el deseo de mi papá de matar al suyo, ellos corrían peligro y debían irse, huir lejos a un lugar donde nadie los encontrara.

Me informó sobre su plan, se escaparían en la madrugada hacia el aeropuerto, de donde tomarían un vuelo a otro país. Fue difícil de asimilarlo, la chica de la que estaba enamorado se tendría que alejar de mí, ¿por qué no nos dejaban ser felices como todos los jóvenes? ¿Por qué diablos nuestros padres nos tenían que meter en sus asuntos?

La despedida me rompió el corazón, la besé deseando que el beso fuera infinito, que nunca se acabara. De regreso a casa todo estaba tranquilo, mi cabeza pensó que fue muy fácil regresar para ser verdad, alguien debía haberse dado cuenta de mi escape.

No le tomé tanta atención a ese detalle, quise convencerme de que nada malo ocurría. Esa noche no pude conciliar el sueño, la preocupación de qué le podía pasar me consumía, mi peor miedo se convertiría en realidad. La siguiente mañana solo era el comienzo del peor día que he tenido en mi vida, el señor Richard Jefferson se hizo eco de la noticia, el avión en que huían Emily y su padre se había estrellado a causa de una bomba.

Sin mostrar respeto e inundado por la rabia, la agonía y la tristeza, lo golpeé hasta que sus guardias me detuvieron. Descubrí lo tonto que había sido, en parte tuve la culpa de que eso ocurriera, él me había instalado una grabadora en mi ropa sin darme cuenta, por lo que cuando la muchacha que amaba me contaba el plan de escape, mi papá escuchaba todo el relato.

Le fallé, había cometido un error que le costó la vida a Emily, ya nada sería como antes. Comencé a adoptar una aptitud fría, despiadada, cruel, prácticamente no conversaba con nadie. Mi relación con el señor Jefferson era distante, deseaba no llevar su apellido.

Con el tiempo aprendí a perdonarlo, conocía bien las reglas de su organización, el progenitor de mi chica no era nada un santo, había hecho mucho daño a personas inocentes. Por otra parte, sabía que la culpa había sido mía, fui muy ingenuo y él se aprovechó de eso, razón por la cual me esforcé por ser el mejor en clases y el más preparado. También era mi única familia, era todo lo que tenía, necesitaba dejar el rencor que se hallaba en mí.

Me acostaba con mujeres en bares y clubes casi todas las noches, pretendía olvidarme de ella, aunque nunca lo conseguí. Al menos no hasta que conocí a Ashley, ella me hizo creer de nuevo en el amor, olvidar mi pasado, creer en un nuevo futuro. No pretendía ocultárselo, aquel día cuando le presté ropa para que se pusiera, no le dije nada porque no estaba preparado, temía quebrarme en el intento.

Ese vestido era uno de los pocos recuerdos que me quedaron de Emily, lo tenía guardado desde mucho tiempo. Estoy confundido, Ash no se merece esto, no merece vivir lo que yo viví.

—Por ti mi padre murió y yo podía haber muerto, pero a última hora porque decidí quedarme, había decidido desobedecer a mi propio padre para estar contigo, costara lo que costara— sus palabras son un duro golpe, me siento aún más culpable.

—Emily, no es como piensas, te puedo explicar— entiendo su furia, pero debe escucharme, no quise que nada de eso ocurriera.

—No tengo nada que oír, tú me hiciste sufrir tanto que no lo puedo describir, ahora es mi turno, haré que sientas lo mismo que yo sentí estos años—

Su amenaza provoca que trague en seco, tengo miedo de la persona que está delante de mí, no es la misma joven ingenua que conocí en el instituto.

—Chris, ¿por qué nunca me contaste sobre esto?— volteo mi cabeza y observo a Ashley, sus mejillas se encuentran humedecidas por las lágrimas.

—Te juro que lo iba a hacer, solo necesitaba tiempo— sé lo tonto que suenan mis palabras, es solo que no encuentro nada con que defenderme.

—Pero no lo hiciste— concluye firmemente, no puedo creer esto, me opongo a dejarla ir también, no soy capaz de vivir sin su presencia.

—¿Ashley no?— oigo cómo exclama Emily en dirección a mi chica.

—Sí— responde ella.

—¿Cuánto quieres a Christopher?— no entiendo el significado de lo que dice, no tiene sentido esa pregunta.

—No entiendo— dice confundida Ash, tampoco puedo entender.

—Responde solamente—

—Yo... lo quiero demasiado, más de lo que él pueda imaginar— no puedo evitar emocionarme ante su respuesta.

—¿Qué estarías dispuesta a hacer por salvarle la vida?— mi mirada se detiene en el rostro de esa muchacha rubia, los temores me invaden.

—¿Cómo?— la confusión de Ashley es evidente.

—Dime—

—Cualquier cosa— no sé si alegrarme o tener miedo, tengo claro que Emily no está pensando en nada bueno.

—Pues bien... Te doy dos opciones: la primera es que no lo hagas y dejes morir a Chris, mientras que la segunda es que si quieres tanto a Christopher como dices y deseas salvarlo, tendrás que disparar a ese hombre inocente—

Me percato del muchacho a mi lado, no reconozco quién es, ya que posee la cabeza cubierta por algo negro.

—¿Pero qué coño estás diciendo? Ashley no es como tú, ella no es ni será una asesina—

Ohhh, hola, salutes para todos. Final emocionante, ¿qué creen que hará Ashley? Será una decisión difícil, ya que ella precisamente es una agente del FBI. Y bueno, no podemos dejar de hablar sobre el pasado de Christopher con Emily. Ya que saben cómo sucedió todo, ¿creen que la muerte del padre de Emily haya sido culpa de Chris? En fin... mucho nos espera por delante. Tenés que descubrirlo.
¡Buona giornata para ustedes!

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