Capítulo 14

Ashley

—¡Detente!— grito antes de que Edgar llegue a introducir su pene dentro de mi vagina— es solo que... aún no estoy preparada, necesito un poco más de tiempo—

—Ah, claro, entonces esperemos el día en que estés lista—

—Gracias— indico agradeciéndole por ser capaz de aguantarse las ganas, no todos lo hacen.

—Te quiero— suelta y me besa de nuevo.

El resto de la noche nos la pasamos viendo pelis, llamé para pedir comida a domicilio y la compartimos entre ambos. Cuando tengo sueño le digo a Edgar que es mejor que se vaya, a lo cual no opone resistencia.

Una vez sola necesito descansar, pensar en lo que ha pasado y en todo lo de esta noche. Vuelvo a pensar en Chris, aún cuando me he entregado de cierta manera a Edgar, lo sigo queriendo, desgraciadamente él a mí no.

Pretendo intentar algo con Ed, hace tiempo que está interesado por mí y se lo ha ganado, seguramente algún día llegaré a quererlo como él a mí. Trato de dar vuelta a la página con Christopher, pensar que ya todo está acabado, pero algo en mí se niega a dejarlo ir. Tomo el teléfono y marco su número, aún cuando es muy tarde.

—¿Ashley?— pregunta asombrado, no estoy segura si es por la hora o el hecho de que yo esté llamando.

—Necesito hablar contigo, mañana— mi voz suena firme, estoy decidida a poner punto final a esta historia.

—Ashley, ya te dije que...

—Ya sé lo que dijiste, solo necesito hablar contigo una vez más, después te dejaré tranquilo— intento convencerlo, me es necesario verlo de nuevo, mirarlo a los ojos.

—Bueno... mañana entonces, ¿a qué hora?— finalmente accede, podré ir a dormir tranquila.

—¿Conoces la cafetería "Coffee's Day"?—

—Sí, claro—

—Nos encontramos ahí a las diez— digo y cuelgo, no tengo ganas de despedirme de él, aún retumban sus palabras en mi mente.

Me acuesto en la cama pensando en el día siguiente, todo lo que debo decirle a Chris, me tengo que desahogar. No sé cual sea el resultado, pero me habré quitado un peso de encima.

...

Los rayos del sol que penetran por la ventana entorpecen mis ojos, ocasionando que me despierte. Son las ocho y media, necesito apurarme si no quiero llegar tarde a la cafetería.

No me demoro tanto en alistarme, el trabajo ha influido bastante en eso, siempre debía llegar puntual, régimen militar.

Después de haberme vestido y guardado todo en el bolso, salgo hacia el lugar. Uno de los motivos por el cual escogí ese sitio es que me queda muy cerca de casa, apenas son cinco minutos en carro.

Cuando llego, no lo encuentro por ninguna parte, aunque tampoco es que sea la hora de nuestro encuentro, aún faltan cinco minutos para las diez. Aguardo afuera esperando su llegada, ansiosa por enfrentarlo. Observo su automóvil pasar por delante de mí y aparcar en el estacionamiento.

Se baja despacio y hace contacto visual conmigo, a medida que se acerca hasta dónde estoy.

—Hola, ¿qué pasa?— dice saludándome, su cara expresa desconcierto.

—Quería hablar contigo, entremos y tomemos un café mientras hablamos— emprendo camino hacia dentro y escucho sus pisadas detrás de mí.

Ordenamos dos cafés para cada uno, se siente extraño tenerlo en frente después de todo lo que dijo.

—¿Es verdad todo lo que me dijiste esa noche?— suelto mientras esperamos nuestro pedido, necesito escucharlo de nuevo.

—Ashley... lo siento—

—¿Es verdad o no?— levanto un poco el tono de mi voz, solo deseo que me responda.

—Sí, es verdad—

—Siempre pensé que querías algo más conmigo, intentar una relación, nunca había visto a alguien de la manera en que te veo a ti. En la escuela siempre se burlaban de mí porque no era como los demás, no me interesaban esas cosas, pero tú me hiciste cambiar— no puedo reprimir las lágrimas, es mucho el dolor que me ha causado, me ha hecho recordar mi pasado.

—Yo... no sé qué decirte— su mirada se desvía, no es capaz de mirarme a los ojos.

—Voy a ser clara. Si me dices que no te importo ni un poco, que nunca te he interesado, que no has querido tener algo conmigo, que te doy igual, me voy de aquí y no nos veremos más— no sé qué vaya a decir, quiero pensar que se negará a dejarme ir, pero quizás sepa lo que dirá.

—Lo siento, pero no puedo— musita y comprendo que ha puesto fin a nuestra historia, ha apagado la última luz de esperanza que quedaba en mí.

—Vale, entonces he tomado mi decisión. Intentaré algo con Edgar, él siempre me ha querido de verdad, se ha preocupado por mí, y es un buen hombre, no como tú—

Lo tenía claro, pretendía darle otra oportunidad, quizás soy tan boba que pensaba que terminaría arrepintiéndose.

—No, no puedes estar con él—

<< ¿Quién se cree para decirme lo que puedo o no hacer? >>

—¿Por qué no? Él siempre ha estado interesado en mí, me desea. Ayer me lo demostró— levanta la mirada lentamente hasta tropezar con la mía.

—¿Cómo?— sus ojos muestran confusión, comprendo que no se esperaba mi declaración.

—Sí, ayer me hizo sentir querida, deseada, como antes nadie había hecho, me llenó de placer y la verdad es que me la pasé muy bien, incluso yo lo probé, tenía buen gusto...

—¡Para!— se levanta del asiento en un abrir y cerrar de ojos, está agitado, descontrolado.

No entiendo su reacción, no debería de importarle lo que haga con mi vida, a fin de cuentas ya lo nuestro es pasado.

—¿Te gustó?— noto lo dolido que está, pero no tengo piedad por él, tiene lo que se merece.

—Sí, la verdad es que sí, me hizo olvidarte, lo disfruté bastante— intento hacerlo que sufra más, necesito desquitarme de todo el sufrimiento que me causó.

—¿Follaron?—

—No, le dije que esperara un poco más, aunque ya estoy decidida a hacerlo con él, he tomado mi decisión— recojo todo y me marcho, dejándolo plantado y con la respiración acelerada.

Cruzo la puerta y me dirijo hacia el auto, convencida de dejarlo atrás.

—¡Ashelyyy!— su grito me para en seco, su voz parece desesperada.

Me volteo y lo observo, su aspecto es terrible, era lo que siempre había esperado de él, que demuestre sus sentimientos por mí, que deje esa frialdad de lado.

—¿Qué?—

—No me dejes, no te vayas con él— realmente no estoy segura si debería hacerle caso, ya ha jugado demasiado conmigo y no pretendo que vuelva a suceder.

—Lo siento, ya tú dijiste lo que tenías que decirme—

—No, por favor... quédate— se arrodilla en el suelo, estoy muy sorprendida, nunca pensé que alguien como él haría algo así— te lo suplico, dame otra oportunidad—

—¿Me quieres?— todo se reduce a este instante, si dice que no, me voy, si dice que sí, le daré otra oportunidad, en el fondo es lo que quiero.

—Yo... Ashley...

—¿Me quieres Chris?— trato de presionarlo ante su titubeo.

—Sí, te quiero. Yo te quiero Ashley—

Hola, salutes para todos. A esto le digo yo ponerlo contra la espada y la pared. Finalmente, Christopher ha tenido que ceder. ¿Acaso vieron lo celoso que se puso? Ahora tendremos que ver cómo reacciona Edgar cuando se entere.
¡Buona giornata para ustedes!

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