Capítulo 13

Atención: Leer bajo su propia responsabilidad. Este capítulo posee escenas que podrían resultar inapropiadas para menores de 18 años (escenas de sexo)

Ashley

<< Me ha roto en mil pedazos >>

Así me siento cuando llego a casa, vacía, había encontrado en él una ráfaga de esperanza, una oportunidad para creer en el amor. Siempre creí que me veía diferente, debía haberme dado cuenta, seguro estaba cegada por mis sentimientos hacia él, tanto que ha sido capaz de engañarme sin darme cuenta, siendo una estúpida y tonta.

Las lágrimas no quitan el dolor que siento, sus palabras se repiten en mi mente una y otra vez.

<< Nunca quise estar contigo... Eso fuiste siempre para mí, solo un pasatiempo >>

Se aprovechó de mi inocencia, de mi ingenuidad, era la primera vez que veía a alguien de ese modo. Recuerdo cuando en la escuela los demás muchachos se reían de mí, simplemente por ser diferente a ellos, por querer ser la mejor.

Ha sido un error creer en el amor, nunca conoceré lo que es sentir eso por otra persona, y mucho menos que alguien lo sienta por mí. Tengo abierta una herida muy grande, la cual será difícil de cerrar, pero si algún día termina de sanar, dejará una cicatriz que nunca podré borrar.

Me dejo caer en la cama, necesito descansar, dormir, y que cuando mañana despierte, esto solo haya sido un sueño, una pesadilla.

...

—Diga— me despierta el tono de llamada de mi teléfono, no sé quién pueda ser a esta hora de la mañana.

—Ashley— no esperaba que me llamara hoy, es sábado y se supone que no hay trabajo— ¿estás bien?—

—Ah, Edgar— su pregunta me recuerda lo sucedido ayer en la noche, lo veo como un sueño, pero sé que fue real— no... no sé—

—¿Estabas durmiendo? Es un poco tarde— observo la hora y me percato de que son casi las once de la mañana.

—Sí, lo siento, es que ayer fue un día largo—

—Tu voz suena terrible— no es para menos, estoy acabada de despertar y no tengo deseos de hablar.

—Supongo que es porque me desperté ahora mismo—

—Lo siento, ¿quieres hablar de lo que te pasa?— dice y me hace pensar, no estoy segura de lo que quiero, tampoco sé si hablar me haga mejor, pero no pretendo rechazar la propuesta de mi mejor amigo.

—Claro, puedes pasar por aquí en la tarde—

—Vale, a las cuatro estoy ahí— repone animado, al menos hay alguien que se preocupa de verdad por mí.

—Nos vemos— digo y cuelgo, necesito ir a bañarme, ya es tarde.

El agua solo me hace pensar más, revuelve mis pensamientos, revivo lo ocurrido la noche anterior. No sé si sea capaz de olvidarlo, solo espero que con el tiempo no duela tanto como ahora.

Cierro el grifo de la ducha y me seco con la toalla. Cuando me termino de vestir estoy indecisa en qué hacer, debería preparar el almuerzo, pero no tengo apetito. Decido ver alguna serie, aunque vacilo a la hora de escoger. Finalmente me quedo con Élite, hace poco que la vi y me gustó mucho.

Me paso las siguientes cuatro horas pegada al televisor, solo me resta el último capítulo de la primera temporada. Suena el timbre de la casa, seguramente es Edgar. Abro la puerta y ahí me lo encuentro, con una caja de bombones en la mano.

—Hola, entra— saludo y lo invito a entrar.

Cierro cuando pasa y lo sigo hasta la sala.

—¿Estás viendo Élite?— pregunta al observar la tele encendida.

—Sí, solo me queda el capítulo final de la primera temporada—

—Yo la vi hace un tiempo, ¿quieres que veamos ese último episodio juntos?— desde que lo conocí supe la formidable persona que era, siempre ha estado ahí para mí.

—Claro— nos sentamos en el sofá e inicio el capítulo.

Logro olvidar de cierta manera a Christopher, intercambiamos opiniones sobre las escenas y nos comemos los bombones entre los dos.
Cuando termina la temporada apago el televisor, quedándonos en silencio.

—¿Qué piensas hacer ahora?— formula para tratar de hablar conmigo.

—Pensaba ver una peli y luego cenar—

—Bueno, si quieres te hago compañía— por dentro sé que dejarlo estar conmigo hasta tan tarde no es buena idea, sin embargo, me cuesta rechazar su oferta.

—Vale—

—¿Quieres hablar de lo que pasó?—

—Es Christopher, ayer terminó conmigo— suelto y dejo salir lo que tenía por dentro, no podía guardarlo más en mi interior.

—¿Por qué?¿Qué te dijo?—

—No es fácil de decir... Él solo me vio como una tonta, alguien con quien pasar el rato, solo era un juego para él— aún me afecta todo esto, dejo escapar una lágrima.

—Pues no lo eres, siempre has sido una chica apuesta, bonita e inteligente— sus dedos acarician mi mejilla suavemente, sus ojos se posan en los míos.

—¿Soy bonita?— no puedo evitar preguntarlo, nunca me he sentido deseada por alguien, aunque él es la excepción.

Sus labios hacen contacto con los míos, me toma desprevenida. Titubeo entre devolverle el beso o no, pero necesito olvidar a Chris, quizás esto me ayude.

Lo agarro por el pelo y apresuro el ritmo del beso. Introduce su lengua en mi boca y hago lo mismo. Siento cómo baja su mano despacio hasta mis senos, es la primera vez que hago esto. Me quita la blusa y el ajustador, quedando desnuda de la cintura hacia arriba. Su boca atrapa mi cuello, lo lame y chupa, provocando gemidos de mi parte.

Baja aún mas y hace lo mismo con mis senos, aunque muerde delicadamente los pezones, me encanta cómo lo hace. Casi no me doy cuenta que ya me ha quitado el short y se está deshaciendo de mi braga.

En unos minutos quedo completamente desnuda, sus dedos se acercan con lentitud a mi punto sensible. Cuando siento el contacto de su piel ahí, suelto un gemido incontrolable, nunca había experimentado esa sensación. Lo acaricia lentamente haciendo círculos sobre ella.

Mete uno de sus dedos dentro de mi vagina, intentando encontrar mi punto G. Estallo de excitación cuando lo estimula a la misma vez que mi clítoris, es una sensación impresionante. Gimo su nombre una y otra vez, deseo que no pare nunca.

—¿Quieres que te pruebe?¿Quieres sentir mis labios ahí?— sus palabras me vuelven loca, claro que quiero sentir sus labios en mi vagina.

—No sé... sí— logro balbucear, casi no puedo pronunciar nada.

—Quiero que me lo ruegues— me está torturando, necesito que lo haga ya.

—Por favor Edgar, te ruego que me pruebes—

Su boca se posa sobre mi clítoris, siento mis piernas sucumbir, me tiemblan. Su lengua toca en la zona adecuada, me encanta que me haga eso, ya no pienso en nada de lo que pasó. Luego de minutos en los que me hizo sentir deseada, agarra mi mano y se la lleva hasta su polla.

—¿Quieres probarla?— la boca se me hace agua, no sé qué sabor tenga, pero necesito descubrirlo.

Le bajo los pantalones y su bóxer, me quedo mirando su pene, es bastante grande.

—¿Qué debo hacer?— indico ingenuamente, no conozco demasiado sobre estas cosas.

Me ayuda y pone su mano por encima de la mía, guiándome e indicando el movimiento que debo seguir. Cuando me deja para que lo haga yo sola, repito una y otra vez lo que me mostró, percibo cómo se retuerce de placer, así que me siento satisfecha. Poco a poco aumento el ritmo de mis movimientos, quiero que gima por mí.

La punta de mi lengua hace contacto con su glande, se le escapa un gemido, haciéndome sentir más segura. Lo saboreo y chupo, tiene un gusto un poco salado, pero me gusta. Despacio intento metérmelo todo en mi boca, aunque es incómodo.

—Ohhh, siempre quise esto Ashley, sentir mi pene dentro de tu boca—

Me separo cuando creo que es suficiente, veo a Edgar abriendo el envoltorio del preservativo. Se lo coloca alrededor de su polla y me abre las piernas.

—Siempre soñé con este momento, tener sexo contigo, hacerte mía, que sea yo el que te quite la virginidad—

<< Quizás Edgar no haya sido el hombre que quería para tener mi primera vez, pero es el único que me quiere y me desea >>

Salutes para todos y todas. Llegamos a la mitad de la historia y me gustaría saber qué opinan sobre lo que acaba de suceder. Por un lado, puedo comprender a Ashley, pero por otro puede ser cuestionable. ¿Creen que ha hecho bien?
¡Buona giornata a ustedes!

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