16
Desde la perspectiva de Hoseok, Taehyung estaba extrañamente tranquilo ese día.
Habían pasado en total de días, sin contar en los cuales no se habían juntado, una semana y tres días de pasar cuatro horas diarias mínimo en su departamento. Y Hoseok estaba seguro que nunca antes cuatro horas diarias se habían sentido como una eternidad. Lo único bueno de todo eso, era que por fin se le había quitado el insomnio y sospechaba que en gran medida era porque las constantes bromas y peleas con Taehyung, que le hacían perder toda la paciencia, le extraían de tal forma toda la energía, que dormía como un tronco toda la noche ayudado por las pastillas.
Usualmente, cuando no peleaban, era sorpresivamente cómodo estar con Taehyung. A veces Hoseok lo observaba de soslayo cuando estaba demasiado concentrado modelando con los dedos, raspando con los vaciadores o poniendo más barro a la base de la escultura. Todo era tan detallista, en un estado de profunda concentración y ensimismamiento en la tarea, que Hoseok se hallaba inconscientemente sumergido en los movimientos de los dedos de Taehyung, resbalando por el barro, manchados y mojados por el agua para dar la forma y, sin darse cuenta, su mirada recorría hacia arriba, del antebrazo hasta llegar al hombro delgado, su pecho plano dejando a la vista sus llamativos pezones, la curva poco notoria de sus clavículas, su cuello con su prominente manzana de adán moviéndose cada vez que tragaba saliva, su delicado mentón haciendo contraste con su mandíbula afilada hasta llegar a sus labios. Hoseok miraba los labios de Taehyung, la forma en la que los apretaba, relamía y mordía de vez en cuando, recorriendo sus pómulos hasta llegar a sus ojos y el largo de sus pestañas.
Sus ojos.
Hoseok quería llorar de la rabia cuando veía los ojos de Taehyung.
Porque eran malditamente preciosos.
Hasta que algo o alguien rompía la burbuja insonorizada de Hoseok, todo el ruido y sus propias emociones a flor de piel volvían a hacer que fuera plenamente consciente de a quién estaba mirando. Le asustaba mirarlo de esa forma. No quería y, por eso, volvía a mirar hacía la ventana tratando de ignorar la mirada que posaba Taehyung sobre él, analizándole como si él mismo fuera una obra de arte. Con los días, se había terminado acostumbrando, por lo que ya no sentía su rostro arder ni los escalofríos que le daban cuando Taehyung se le quedaba mirando por tanto tiempo. Se quedaba callado, tragándose el arisco ¿Y tú qué miras? que le dijo la primera vez que Taehyung había empezado a dar forma a la base de sus abdominales, muslos, y parte de sus brazos. Al principio la escultura parecía una cosa amorfa, pero con los días, Hoseok podía darse cuenta de la forma a la que Taehyung quería cobrar vida.
A veces no sabía qué sentir cuando se daba cuenta que Taehyung le estaba dando vida a una obra de él mismo.
Por eso, sumido en sus cavilaciones y dándose cuenta que aún faltaban dos horas más y que Taehyung tenía la nariz y las mejillas rojas, y los labios resecos, Hoseok habló.
- Te estás resfriando.
Taehyung mordió su labio inferior, de repente con una arruga en su despejada frente por la coleta que siempre solía traer puesta. Como todos los días, no traía camiseta, lo que al principio desquiciaba a Hoseok, pero que ahora era lo más normal para él...
... o eso quería creer.
- ¿Qué? -musitó seco, mirándole sin expresión.
- Ponte una camiseta -especificó Hoseok, dejando de estar en la misma posición y cruzándose de brazos. Habían veces que tenía que moverse porque sentía sus huesos entumecerse, por lo que Taehyung solía dejarlo fisgonear por su departamento. En sí, Taehyung no parecía tener algo que ocultar, lo que decepcionaba en gran parte al profesor-. Está empezando el invierno, es descuidado que estés sin camiseta.
Hoseok no quería sonar como un padre preocupado por su hijo, pero usualmente se le salía sin ningún aviso. Tenía dos hermanos adoptivos y tres hermanas menores que él, algunos tan cariñosos como torpes a la vez, por lo que siempre solía mantener ese aura de paternidad y de respeto para que ellos no cruzaran la línea física que su madre adoptiva se esmeraba en quebrar desde que lo adoptó. Como los apapachos de navidad, por ejemplo. Hoseok odiaba los apapachos de navidad y de cumpleaños, pero los soportaba por respeto a ella.
Después se burlaban de él diciéndole que era la versión coreana del Grinch.
- Me gusta estar sin camiseta, ya te lo dije -replicó Taehyung, desviando rudamente la mirada de él y volviendo a la escultura-. Y si me enfermo, eso no te concierne.
Hoseok alzó ambas cejas, un poco sorprendido por el tono de voz frío y orgulloso del escultor.
- Sí, tienes razón, pero no vendré si estás resfriado. No quiero que se me peguen tus virus.
Dio un sutil salto de sorpresa en la silla cuando Taehyung dejó el vaciador con rudeza sobre la mesa y se paró en un gesto abrupto, sin mirarle, caminando hacia su habitación. Cuando volvió, Hoseok se dio cuenta que el ceño fruncido no se había ido y que eso no le hacía ver menos adorable con la mascarilla de pollito que traía puesta.
- Ya me puse la mascarilla -señaló Taehyung frente a él, con ojos fulminantes-, ¿Estás contento ahora?, ¿Puedo seguir con mi trabajo?
Por un segundo sintiéndose bastante intimidado, Hoseok se paró de la silla aún cruzado de brazos y alzó el mentón con aire retador,
- ¿Qué demonios pasa contigo? No me hables así si no quieres que me vaya.
Vio como Taehyung se sacaba de un tirón la mascarilla, señalando la puerta con ella.
- Puedes irte, ¡Me da igual! -exclamó enojado, dándose la vuelta y farfullando. Sino fuera porque Hoseok se acercó en ese instante hacia él, no le entendería, pero lo hizo y claramente-: No es como si fueras mi amigo de todas formas, ya me quedó bastante claro, a mí y a Seokjin y a la otra chica de lentes feos.
Sorprendido, Hoseok abrió la boca, como si todo tuviera sentido. Y es que lo tenía. Ese día se habían encontrado en la sala de profesores, él estaba con Seokjin y Hyu, esperando a la última que guardase sus cosas para ir a comer juntos. Taehyung había entrado buscando a Jimin, pero al no encontrarlo fue a buscar ambas cosas, según él para ir a comer juntos también, y en un momento dado donde Taehyung y los dos contrarios estaban hablando de eventos de música de Jazz y orquesta, Hoseok manteniéndose aparte, Seokjin manifestó << Oh, ¡Entonces serías buen amigo de Hoseok! >> y Taehyung respondió con alegría << ¡Ya somos amigos! >> y Hoseok no pudo evitar exclamar << Ni en mil años tú y yo seremos amigos, Profesor Kim >> con la hostilidad que le caracterizaba cuando se trataba de él.
Pensó que no había sido gran cosa, que no le había dañado, pero debió suponer que fue al contrario cuando Taehyung borró la sonrisa de sus ojos, tomó las pertenencias de él y de Jimin, y se despidió rápidamente de ellos.
- Oh, es por eso que estás tan callado hoy.
Taehyung ni siquiera le miró, sólo movía los dedos encima del barro.
- Lárgate, ya no te necesito por hoy.
- Así que te molestaste cuando les dije que ni en mil años tú y yo seríamos amigos, ¿Verdad?
Hoseok le divertía ver ese gesto tan enfurecido de Taehyung, que trataba de contener, le daban ganas de pelear aún más con él, hacerlo estallar y dominarlo a su antojo, pero no estaba plenamente consciente de eso, sino que pensaba que en realidad era su personalidad orgullosa la que lo incentivaba a ser malo con él. Por eso, cuando se dio cuenta de la pizca de maldad que provocaba Taehyung en él, se dejo ganar. Y porque los ojos de Taehyung lagrimeaban como si estuviera a punto de llorar.
- Lárgate.
Hoseok se encogió de hombros, luciendo indiferente.
- Como gustes, mocoso sensible.
Apenas se dio la vuelta, luego de haber tomado su chaqueta que siempre solía dejar en el sillón, escuchó la voz ahogada de Taehyung a sus espaldas.
- ¡No soy un mocoso!, ¡Tú eres demasiado viejo!
- Oh, mierda -se detuvo cuando iba a seguir caminando, volviendo a donde estaba Taehyung, quien había dejado de tocar la escultura y lo miraba dolido. Estiró la mano hacia él-. Mi pastilla.
- ¿Ahora sí quieres tu pastilla? -exclamó irónico, volviendo a la escultura-. Pues te jodes, como no somos amigos, tendrás que esperar hasta que sea de madrugada y te la de.
Hoseok gruñó, impacientándose.
- ¡Pero ni siquiera me quieres aquí!
El escultor se giró a verle otra vez, exasperado y luciendo adorable con sus mejillas sonrojadas.
- ¡No te quiero aquí, pero ya que no somos amigos, voy a tener que aguantar tu insoportable presencia!
- Pedazo de idi... -refunfuñó Hoseok, inhalando para encontrar la paz mental que no poseía y murmuró hacia sí mismo-: Paciencia, Hoseok, paciencia -y luego se dirigió a Taehyung, cruzado de brazos-. A ver, ¿En qué momento te dije que quería ser tu amigo? No deberías enojarte por esa tontería, de todas formas tú plantaste ideas en tu cabeza de maíz.
Taehyung arrugó aún más el entrecejo y dándose la vuelta, caminó hacia el sillón, agarró un cojín y lo tiró directamente a la cara de Hoseok con fuerza, quien lo alcanzó agarrar, pero aún así rozó su nariz provocándole picazón.
- ¡Pensé que teníamos algo especial!
El profesor puso los ojos en blanco, detestando al Taehyung dramático en esos momentos.
- Peleamos todo el tiempo, Taehyung, eso no es tener algo especial.
- ¡Ya lo sé! -gritó rabioso, volviendo a tomar otro cojín-, ¡Es porque eres un estúpido y-achú!
El cojín apenas le llegó a los pies. Hoseok enarcó una ceja, dejando los cojines en el sillón y poniéndose las manos en la cintura.
- Te dije que ibas a resfriarte.
Taehyung volvió a estornudar en su antebrazo, su voz sonando gangosa y sus ojos lagrimeando aún más.
- ¡No estoy resfri-achú!
- Me largo -exclamó Hoseok, dándose la vuelta y caminando hacia la puerta. Taehyung resopló y se sorbió la nariz ruidosamente de camino al baño.
- Lárgate, no es como que si de verdad te quisiera aquí. Apestas. ¡Achú!
- ¡Escuche eso! -exclamó Hoseok antes de salir por la puerta y la voz de Taehyung estornudando lo último que escuchó.
- ¡Pues qué bien!, ¡A-achú!, ¡Argh, estúpida nariz!, ¡A-achú!
[...]
Hoseok estaba frente a la puerta, suspirando cansinamente y tomó valor para tocar tres veces lo suficientemente fuerte para que el tonto dentro del departamento le escuchase.
Escuchó pasos dentro viniendo hacia él y varios lamentos y gimoteos antes de que se abriera la puerta, dejando ver a un chico completamente vestido en pijama de polar, envuelto en dos mantas, abrazando un peluche de pollito y con un papel higiénico en la mano.
- ¡¿Quién e-Achú?! -estornudó Taehyung en un pedazo de papel, haciendo que Hoseok retrocediera unos pasos ante la intensidad de los estornudos. Cuando el escultor se dio cuenta que era él, gruñó como un gatito-. Tú, maldito.
- Taehyung -dijo Hoseok, su nombre fue lo único que alcanzó a decir, porque le cerró la puerta en las narices. Sintiéndose más que ofendido, Hoseok pateó la puerta.
- ¡Abre la puerta!
- ¡No te voy a dar la pastilla! -le escuchó gritar con voz grave tras esta.
- Kim Taehyung, abre o me harás perder la paciencia. ¡Abre ahora!
- ¿Qué? -dijo irritado cuando la abrió, sólo dejando ver sus ojos brillantes, su ceño fruncido y su roja nariz-. No vas a golpearme, ¿Verd-Achú?
Hoseok resopló frustrado y alzó una bolsa de compra frente a él.
- Toma.
Taehyung arrugó la nariz suspicaz, como si fuera un perro oliendo y verificando el peligro de la bolsa.
- ¿Qué es eso?
- Tus remedios a cambio de mi pastilla.
Eso pareció desestabilizar a Taehyung, quien abrió los ojos sorprendido, luciendo conmovido al ver a Hoseok con la bolsa llena de, supuso, remedios y cosas para comer.
- P-pero...
- Cállate y dame mi pastilla -exigió Hoseok, dando un paso hacia él y tendiéndole la bolsa hasta que la tomó con bastante inseguridad, como si temiera que trajera una bomba y se devolvió dentro del departamento, dejando la puerta abierta y yendo a buscar la pastilla a su habitación.
Al obtenerla y volver, Taehyung agachó la mirada avergonzado -más bien por la fiebre- y tembló cuando los dedos de Hoseok rozaron su mano al pasarle la pastilla.
- Toma -musitó sorbiendo su nariz-. G-gracias...
Hoseok apenas podía mirarlo. Si lo pensaba demasiado, estaba seguro que Taehyung sería el primer chico del mundo que conoce que se ve adorable estando enfermo.
- ¿Va a venir Park Jimin a cuidarte?
- S-supongo.
- Qué bien -asintió Hoseok, con un tono de voz plano-. Adiós.
Antes de que Taehyung pudiera despedirse también, vio como Hoseok caminaba hacia las escaleras y desaparecía por el pasillo. Cerró la puerta y caminó hacia la cocina, dejando la bolsa en la mesa de la cocina y viendo todo lo que contenía, enumerando.
- Termómetro... Sopa de marisco y alga... galletas de chocolate y vainilla... paños húmedos... pañuelos de papel... ¡Wow, naranjas!... té de limón y miel... y... ¿Qué es esto?... ¡Será idiota, me compró pastillas menstruales!, ¿Qué clase de idiota compr-...? Oh, pero esta caja sí sirve.
[...]
por si acaso Hoseok compró otra caja de las pastillas correctas LKAJSDKLJASDLKJASD
necesito un josiok en mi vida no me importa nada
lxs amo baiz <3
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