¡Tenemos que hablar!

Lunes, 8:12am.

Geldrys sale de su habitación dirigiéndose al vestíbulo, se detiene cerca de la puerta de salida. Se mira en el espejo; se acomoda su saco y luego mira que tal esta su peinado.

—¡Bien! ¡Ya me voy!

Abre la puerta y se queda esperando respuesta.

—¡Lo imaginé!

Dijo Geldrys mientras cerraba la puerta.
Geldrys Gil es un joven apuesto y atractivo. Sale como de costumbre a trabajar como todo buen ciudadano. Trabaja para la empresa Arq. Diseño digital de interiores. Geldrys es uno de los trabajadores más destacado en esa empresa por sus increíbles diseños interiores; en apartamento, hotelería, etc. Geldrys tiene 23 años y posee un cuerpo atlético; cara redonda, sus orejas perforadas, su brazo derecho completo de tatuajes y pelo fino negro de peina o corte Hair tattoo. Es un joven de carácter pasivo, reservado algunas veces y de personalidad serena.




—Oye, ¿Y como va ese proyecto?

—¡Hu! Va bien. Solo que, en esta parte no sé que tipo de contraste debo colocarle.

—¡A ver!

Dijo la otra persona que estaba al lado Geldrys. Tomando su table digital, se queda con una mano en su barbilla mientras murmura el diseño de Geldrys.

Geldrys ya estaba en su trabajo.

—El que tiene le que da bien. Solo que, el del techo no combina.

Dice entregándole la table. Mientras Geldrys observaba los detalles de su diseño, su amigo le dice mientras docta una postura de interés:

—Oye, por cierto, ¿Que hay la chica que vive contigo? Tienes mucho que no me hablas de ella. Desearía conocerla. ¿No crees?

—¡Je! ¡No querrás conocerla!

Dice un poco sarcástico.

—¿Y eso por qué?

—Porque siempre está con hombres diferentes. Y es rara algunas veces.

—Me lo imagino. Pues, el hecho tener todos esos hombres tras ella es porque es una chica muy hermosa como dijiste a la vez. “Que era más hermosa que tu novia.”

—Oye, no hables así de mi novia.
Dice Geldrys un poco incómodo y dejando de diseñar.

—Eso fue lo que dijiste la última vez.

—¡Si, si, si, se que lo dije, pero, eso fue porque me lo preguntaste!

—¡Vale, bien, bien!

Suspiran y guardan silencio. Luego su amigo dice:

—Y, ¿Por qué dices que es rara?

Geldrys se detiene de diseñar y se queda pensativo. Luego levanta su rostro mientras se recuesta del espaldar de la silla.

—Ella…

Cuando Geldrys dijo “ella" su amigo rápidamente haló una silla que había detrás del él. Se sentó a escuchar lo que diría.

—… actúa como si nada le importara.

Su amigo le mira atentamente queriendo escuchar más de ella.

—Vive bajo el mismo techo que yo. Pero, ella lo hace ver como si no viviera con alguien más allí. Siempre está callada. Le hablo para que no estemos en silencio siempre, pero ella siempre me ignora.

—¿Y ella siempre a sido así desde que se mudó la primera vez?

—No. Antes era diferente.

Guardo silencio mientras miraba algunos de los que trabajaban con él conversar por una esquina en sus áreas de trabajo. Su amigo notó su silencio.

—¡Vale! Lo entiendo. Bueno, te dejaré continuar con el proyecto. Nos vemos luego.

Dijo levantándose de la silla y palpando el hombro de Geldrys.

—¡Si! ¡Vale!

Geldrys se quedó mirando a su amigo mientras se marchaba. Luego se quedó pensando por unos segundos. En esos segundos se recostó un poco más en la silla mientras ahora se chupaba el lápiz de diseño.

—No puedo creer que esté así por aquella vez. Debería preguntárselo.
Se decía a si mismo.



Luego de un largo día de trabajo por fin Geldrys llega a casa.

En el momento que entra gritaba mientras se dirige a su habitación:

—¡He llegado!

Lanza su bulto en su cama, se quita su corbata y los zapatos. Lo coloca en el armario.

Cuando sale, mira la puerta de la habitación de Elizabeth. Está habitación esta cerca de la sala estar. Al mirar la puerta, se para frente a ella. Toca. Al mismo tiempo que toca, dice:

—Elizabeth, ¿Estas hay?

No hay respuesta.

—¿Elizabeth?

Toma en su mano la cerradura y la gira. Se abre. En cuando la abrió miró dentro. La cama está vacía. Geldrys entra por completo y mira alrededor.

—¡Vaya! Je, cuantas cosas tiene ella aquí. Su habitación está bien ordenado. Parece que tiene problemas con los oficios del apartamento, pero, con su habitación… todo está ordenado.

Decía sorprendido y sonriéndose.



21:54

Restaurant Ido. El ambiente era fresco, relajante y seguro. Los clientes parecían satisfechos con la calidad de los platillos y bebidas. El murmullo de las personas daban a entender que se sentían cómodos, pero muchos más los estaban nuestros personajes por una esquina del lugar.

Mientras comían y bebían, conversaban.

—Realmente me he sentido tan afortunado de tenerte conmigo esta noche. Tanta bella en uno solo ser. Me preguntaría, ¿Cuál sería ese escultor que hizo dicha mujer tan exquisita?

—¡Je je je!.¡Waao! ¿Eres poeta? ¿O qué? ¡Ja ja!

—Ya te dije. Suelo escribir libros. ¡Ja! Así que, me tendrás a tu lado diciéndote frase más explícitas como estas. Si deseas estar conmigo.

—¡Gracias!

Guardaron silencio mientras ambos se comían con las miradas.



—Aún no he terminado con el proyecto, ha sido bastante estricto el propietario con respecto al interior y demás cosas.

—¡Wao! Es incómodo trabajar en un proyecto tan largo, y más, cuando hay una persona que no le gusta con va el diseño. Yo lo mataría. ¡Ja ja!

—¡Ja ja! Ya estoy adaptado a ser trabajos como esos y con personas así. Así que, no me preocupa para nada.

—Bueno, para eso te formaste. Yo siempre creo en ti.

—¡Ja ja! ¡Gracias amor!

—¡Si!

Guardaron silencio. Geldrys hablaba por teléfono con su novia “Soet” mientras esta acostado en el sofá. Tenia su móvil en altavoz.

—Oye, ¿Esa chica está en tu apartamento?

—¡No! Supongo que salió con algún tipo, como siempre.

—¿Ella tiene novio?

—¡Huu! No lo sé. Pero, algunas veces cuando llego de trabajar la veo con tipos diferentes.

—¡Wao! ¡Que zorra! ¿Y no le reclamas nada? Es tu apartamento. Ella es la que está asomada allí.

—Ya se lo he reclamado antes, claro está. Pero, me dijo que no me metiera en sus asuntos.

—¿Qué? ¿Esa zorra se cree dueña del apartamento? ¿O qué? Si fuera tú, ya la hubiera sacado. Un día de esto, ella misma te sacará a ti sino haces nada al respecto.

—¡Ja ja ja ja! Eso no pasará. Pero, ya hablé con mi hermana respecto a esto. Y me dijo, que la dejara por algunos meses hasta que se recupere y que, ella misma hablará con ella.

—¿Y de qué se va a recuperar?

—¡Pues no lo sé! ¡No me dijo!

—¿Crees que sufra de algo?

Geldrys al escuchar a Soet preguntar aquello se quedó en silencio, luego dijo:

—No lo sé. Es…



—…Rara. En serio lo digo. Nunca lo había visto. Pero te queda admirablemente hermoso.

—¡Ja ja ja! Es un regalo de un amigo viejo. Recuerdo que fue para mi cumple.

Detrás de una puerta se escucha hablar a una pareja y reírse a la misma vez. Mientras estos dos cuerpos desnudos reposaban hablaban continuamente mientras ella le mostraba un collar de aspecto de símbolo de una mujer.

—¿Elizabeth?

—¿Si?

—¿Qué buscas realmente en un hombre?

Elizabeth se queda pensativa cuando escuchó aquella preocupante pregunta.

—Eres una mujer muy hermosa, y me imagino que debes de ser muy estricta con relación al hombre especial para ti. ¿No? Me gustaría saber, ¿Si soy apropiado para ti?

Elisabeth sigue sin responder. De pronto una lágrima negra rodo por su mejilla. Su maquillaje de ojos se había mezclado; y en el instante que esta se acumulaba en el pecho del hombre, notó que algo estaba mojado en su pecho.

Levanta su cabeza y la mira. Pregunta:

—¿Qué sucede Elizabeth?

En el momento que el hombre de pelo rubio intenta mirarla a la cara, Elizabeth se levanta dándole la espalda y diciendo:

—¡Discúlpame! No es nada. ¡Ya... ya me tengo que ir!

—¿Dónde irás? ¡Puedo llevarte!

—¡No, no! ¡Tomare un taxi! No te molestes.

El hombre rubio levantándose por completo dice:

—Permíteme llevarte donde desees.

—¡Dije no, Daniel!

Gritó Elizabeth enojada. Luego se calmó y ambos se miraban. Después de ese momento desvió su mirada y salió de su lado ya vestida hacia la puerta diciendo:

—¡Lo lamento! !Lo lamento!

—¿En serio vas a dejarme de esta manera? ¿Acaso no te gustó como te lo hice?

Preguntaba el rubio con sus brazos abiertos. Elizabeth se detiene y dándose vuelta le dice:

—¡Deberías saberlo!

Luego de haber dicho aquello salió de allí. El hombre rubio se quedó con la cara larga. Hay fue donde se dio cuenta que no lo hizo bien, y dándose vuelta con una mano en la frente y la otra en la cintura golpea con su dos manos la cama.

—¡Mierdaaa!



Geldrys se había quedado dormido en el sofá ya que había pasado horas hablando con su novia y, además ya era muy tarde para estar despierto, ya que tenía que trabajar mañana. Un reloj de pared que estaba encima del televisor en la sala estar marcaba las 4:17am de la mañana.

Mientras la aguja de los segundos caminaba, la puerta del apartamento se abre. Cuando está se cierra, Geldrys despierta. Mira directamente hacia la puerta con todo el sueño en sus ojos. Ve a Elizabeth dirigirse hacia su habitación. Se tira levantándose rápidamente del sofá diciendo:

—¡Elizabeth espera!

Cuando Geldrys llega hasta su puerta ella le cierra en plena cara.

—¡Hija de la $@%*!

Se calma un poco mientras se estruja los ojos.

—Elizabeth, tengo que hablar contigo ahora mismo.

Toca la puerta.

—¿Me escuchaste? ¿Elizabeth? ¿Escuchaste lo…?

—¡Ya lo escuché tonto!

Dijo calmada en el instante que abrió la puerta.

Mientras ambos estaban sentados en el sofá, Elizabeth veía un documental acerca de las especies marítimas.

Elizabeth es un chica atractiva, hermosa y pervertida en ocasiones. Es una chica de carácter fuerte, callada en ocasiones y le gusta salir a divertirse. Tiene pocas amigas por donde vive, más bien tiene amigos. Amigos que se mueren por ella. Tiene un lindo rostro, pelo largo fino color rojo, piel blanca y un cuerpo sexy de modelo. Elizabeth tiene 25años, dos año más que Geldrys. Su personalidad es un poco estricta, ardiente y clara en lo que dice.

—¿... Estas escuchando lo que te estoy diciendo?

—¡Ja ja ja! Que especie más rara es esa. ¡Ja ja! Parece como una roca. ¡Ja ja!

—¿Podrías apagar eso y escucharme?

Dijo en un tono un poco alto.

—¡Ha, perdón! ¿Qué me decías?

Dijo con una cara de ignorancia. Luego de haberla apagado Geldrys preguntó:

—¿Tienes algún problema conmigo? Porque llevas bastante tiempo viviendo aquí, y actúas como si yo no estuviera aquí. Te la pasas sin hacer nada todo el día mientras estás aquí, y además, te la pasas llegando tarde siempre. ¿Crees que estás actuando bien?

Decía molesto.

—¡Vaya! ¡Ju! Y, ¿Dónde están las luces y las cámaras para seguir actuando?

Dijo sarcásticamente en burla.

—¿Esto te parece una broma?

Preguntó Geldrys seriamente. Luego Elizabeth se inquieta un poco diciendo:

—El problema aquí, en primero lugar es que nadie esta actuando como dices. Lo segundo es, que me da igual lo que digas y lo tercero es que no debe de importarte lo que haga con mi vivida. Entiendes eso, ¿Verdad?

Dijo lo último apuntándole el pecho y presionando varias veces.

—¿Qué crees que estás diciendo? El que hace todo aquí soy yo. Hago las compras, pago este apartamento, te dejo de mi desayuno y tu no haces nada por mí…

—Entonces, ¿Eso es lo que te molesta? ¡Ja ja ja!

—¿En dónde están los payasos que no los veo aquí? ¿Esto es gracioso para ti?

Preguntaba muy enojado.

—Si gustas, puedo hacer algo por ti. Ya que dices que no hago nada por ti. ¡Fiera escupidora!

Decía Elizabeth en un tono suave y seductor. En el momento que decía aquellas palabras abría sus piernas dejándose ver parte se sus bragas por encima de su mini pantalón corto de dormir. Casi se le nota todo por encima de su mini cortos. Pues, ella estaba enfrente a él con su pies subido en el mismo sofá.

Geldrys se le queda mirando allí seriamente, mientras Elizabeth continúa con sus actos.

—¿Te gustaría saber lo mojado que se pone?

—¡No! Las piernas de mi novia son suficientes para satisfacerme. ¡Gracias!

Dijo levantándose del sofá. Elizabeth se queda sorprendida de lo que dijo, y hace una pequeña mueca en forma de sonrisa.

Luego de que ella hubo escuchado aquellas incómodas palabras, dijo:

—¡Wao! ¡Wao! Primer hombre que escucho decir eso. Aún así, ¿No deseas probar algo nuevo?

Mientras Elizabeth decía aquello se levantó para ir a tocar a Geldrys.  En ese momento que Elizabeth le tocó, la empujó en el sofá diciendo:

—¡Dije no!

—¡Ah! ¡Me maltratas! ¿Estas loco?

—Desde algunos meses en adelante, he notado como me haces preguntas y actúas frente a mi, como si yo fueses un hombre más de esos a lo que tu sueles abrirle las piernas…

—¡Cállate con eso pedazo de hombre!

Dijo molesta Elizabeth. Cuando ella decía eso se había levantaba y le hubo cacheteado la mejilla.

—¿Crees que soy una zorra? ¿He?

Gritaba aun más molesta.

—¡Jodete jodido cabron!

Se apartó de su lado. Mientras Elizabeth se dirigía a su habitación, Geldrys preguntó:

—¿Qué es lo que realmente está esperando de mi? ¿Dímelo?

Elizabeth al escuchar aquello se detuvo quedándose de espalda.

—Que también sea uno más, ¿Es eso verdad?

Preguntaba Geldrys. Elizabeth se da vuelta y desde su distancia le mira a los ojos. Luego de unos pocos segundos Geldrys continúa diciendo:

—Si es eso lo que exactamente estás buscando… te aseguro que no lo encontrarás en mi. Solo tengo ojos para una sola persona.

Elizabeth al oír aquello su rostro cambió de aspecto y deslizó su mirada hacia la alfombra de la sala estar. Elizabeth suspira y Geldrys mira el reloj de pared. 5:39am.

—¡Oh Dios santo! Ya está amaneciendo. ¡Oh, no! ¡No descanse bien!

Dijo nervioso y empezó a caminar para ir a su habitación. En ese momento que paso por el lado de Elizabeth, ella dijo:

—Por lo que entiendo, pareces que nunca has sufrido en una relación. ¿Verdad?

Geldrys se detiene y se da vuelta.

—¿Por qué dices eso?

—¿Has llorado antes por alguien que amas?

—No recuerdo cuando lo haya hecho.

—Ni lo harás.

Dijo sonriendo. Geldrys estaba serio mirando a Elizabeth mientras ella estaba de espalda.

—Sabes, ¿Por qué? Porque el hombre no llora cuando es herido por amor. Ustedes no sufren como sufrimos las mujeres cuando nos enamoramos. Somos más sentible a la hora de amar y lloramos con más frecuencia. Pero ustedes, actúan como sin que nada le importara. Solo quieren sexo. Sexo y más sexo. Y…

—¡No digas eso! Tan solo porque no hayas visto a un hombre llorar. ¿Crees que también no lloramos? ¿Crees que no tenemos sentimientos? Hay hombre que para ellos no todo es sexo. Hay hombre que pueden hacer sentir a una mujer…

Elizabeth se da vuelta y le mira fijamente a los ojos y le dice interrumpiéndolo:

—¡Tocame!

Geldrys al escuchar aquella repentina respuesta se quedó pensativo y no dijo nada más que, mirarla.

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