¡Me siento sola!

20:42

Mientras que el tiempo pasa, estaban Geldrys y Soet caminando por un hermoso puente observando como las luces de las lámparas y de los edificios se reflejaban en las cálidas aguas de aquel lago. Aquel lugar estaba lleno de personas, niños, ancianos y demás; disfrutaban del ambiente refrescante y una fría noche. Los niños jugaban, las parejas se besuqueaban en sus bancos, todos hacían dichas tareas para divertirse. Mientras algunas personas se detenía a mirar el lago desde el puente, Geldrys y Soet conversaban.

—Siempre desde niña me ha gustado venir aquí. Me encanta oler y sentir esta dulce brisa.

La brisa en el puente no cesaba ni una milésima. El pelo de Soet palpaba el rostro de Geldrys, ella se da cuenta y lo toma para hacerse un moño.

—¡Disculpa amor!

—Déjalo que se sientan libre, así veremos si salen volando.

—¡Ja ja ja ja! Siempre me hacer reír. ¡Ja ja!

Soet es una chica noona es decir, de menor edad que Geldrys, tres años menos que él. Es una chica hermosa, con perforaciones en la nariz, labios y ombligo. Posee tatuajes en su muñeca, también en su abdomen y en su pecho del lado izquierdo. Es de cuerpo delgada y piel blanca. Su personalidad es amable, simpática, serena, celosa y enojona.

—¿Quieres ir a cenar algo? Porque yo si tengo hambre.

—¡Si claro!



Por otro lado, en el apartamento de Geldrys se encuentra Elizabeth recostada en el sofá junto a un hombre que parecía un poco mayor que ella, quizás algunos 27 años tendrá. Ambos se exploraban como monos buscando sus piojos. Parecen que recientemente habían comenzando con sus deseos, pues, aún tenían puestas sus ropas interiores.

—Creo que si yo misma empiezo a tocarme, creo que lo haría mejor.

—¡Ju¡ ¿Me estás subestimando señorita?

—Eres muy agresivo tocándome. Está es una parte muy sensible de la mujer. Se más gentil. ¿Quieres?

—¡Vale, vale! ¡Lo seré entonces!

—¡Uhh! ¡Así! Lento. Más lento. Ahora un poco rápido. ¡Ah! ¡Ah!

—Ya quiero ponértelo adentro. Ya estás mojada.

—¡Ah! ¡Solo espera!

—¡Ya no me aguanto! Tengo rato en esto.

—¡Aaah¡ ¿Qué hacess? ¡No! ¡Espera!

El hombre empezó a forcejear con Elizabeth y se sacó su cosa.

—¡Noooo! ¡Para!

El hombre comenzó bruscamente a penetrar a Elizabeth y mientras lo hacía le lamia el cuello.

—¡Grrr! ¡Aaaahh! ¡Me lastimas! ¡Ah!

—¿No es esto lo que estás buscando perra?



Mientras estos dos se divertían de esta manera, Geldrys y Soet disfrutaban de sus bebidas en un lugar donde el murmullo de las personas retumban en las paredes de aquel pequeño restaurante.

—Esta gente si son chillosas. Me molesta estos tipo de lugares tan pequeños. Me siento incómoda y no soporto tanta gente hablar al mismo tiempo.

Decía Soet malhumorada y mirando mal a las personas en ese lugar. De momento Soet miró a Geldrys y le vio que estaba pensativo mientras él miraba el hielo derretirse en su vaso.  Soet le da la última sorbida a su jugo y lo coloca en la mesa.

—¿Qué te pasa? Te he notado pensativo todo el rato. ¿Sucede algo?

—¡Ah, no, no! ¡No pasa nada! ¡Ja ja!

Soet le mira fijamente dudando de lo que decía.

Dime lo que es. No te dejaré en paz, sino me dices lo que estas pensando.

Geldrys suspira y le mira. Y dice:

—No te vayas a molestar.

—No, claro que no. ¿Dime?

Geldrys se relaja en el espaldar de la silla y dice:

—La chica que comparte mi apartamento…

—¿Te la esta follando? ¿Dime? ¿Es eso?

Preguntaba Soet interrumpiéndolo y un poco alterada.

—¡No, no es eso! No saltes con lo mismo otras veces de antes. Te he dicho que no soy así.

—¡Perdón! ¡Es que, sabes que nunca me ha gusta esa idea de que una mujer viva en el mismo apartamento con un hombre sino están casados o algo parecido. Se ve, como si estuvieran algún secreto entre ustedes, al vivir ambos en mismo techo.

—Entre nosotros no ha pasado nada de eso. Al contrario, la he respetado desde que llegó haya. Pero, de hace algunos meses le he notado algo. Ella tiene…

Geldrys hizo un pausa mientras Soet esperaba que terminara.

—¿Qué tiene qué? Habla, no te quedes callado. ¿Qué tiene? ¿Geldrys? Habla.

—¡Amigos!

—¿Amigos? ¿Eso era? ¿Que mujer no tiene amigos? La mayoría tienen. O… ¿Acaso te molesta que ella tenga amigos? ¿Es eso?...

—¡Aaayy Soet! ¡No empieces! Estábamos bien.

Decía Geldrys molesto y arqueando su cabeza para ambos lados.

—Tu comenzaste. No es mi culpa que piense lo que quiera. Sabes muy bien cómo somos las mujeres. Usamos todo lo que ustedes digan en su contra. Así que, siempre ten cuidado cuando vayas a decir algo.

—¡Si, si, ya lo sé! No tienes que decírmelo.

—Pues te lo recuerdo, para no metas la pata en el hoyo equivocado. Bueno, voy al baño, vuelvo enseguida.

Soet se levanta para ir al baño mientras que Geldrys se queda mirándole las nalgas. Luego mira a su alrededor y se queda mirando una madre con un recién nacido. Se queda pensativo unos segundos y dices algo para si mismo:

—¿Por qué ella tiene esa cicatriz en su vientre? Acaso tuvo…



En el apartamento aún continuaba Elizabeth y aquel hombre. Se podía escuchar como ambos discutían y una risa burlona decía:

—…Un hijo contigo seria lo mejor que me haya pasado en mi puta vida. Así podría follarte cuando quiera. ¡Ja ja! ¿No te gustaría eso? ¡Ja ja!

Decía el hombre mientras se arreglaba la ropa.

—¡Vete a la mierda maldito! ¡Lárgate, o llamaré a la policía!

Elizabeth está en posición fetal llorando y muy molesta.

—¡Cálmate! ¡Ya me voy! ¿Quieres que te deje propina? ¡Ja ja!

Preguntó burlonamente.

—¡Largoooo!

Gritó fuertemente lanzándole una botella de alcohol que había sobre la mesa de la sala estar. Esta le golpea en el abdomen y se rompe al caer.

—¡Ya, tranquila! ¡Me iré! ¡Suerte con ese hermoso culo!

El hombre se marchó y dejó más que ruinas. Más bien se lo ganó ella por llevar hombre que ni siquiera ella conoce bien exactamente. Lo lamento por ella, ya que es una mujer muy hermosa y la vida que lleva no era buena. Que pena. Mientras tanto, allí quedó acurrucada en llanto.


Geldrys y Soet se dirigen a un hotel llamado Seúl, es el hotel más cerca que hay en aquella ciudad.

Cuando llegan a la puerta de la habitación que habían elegido, habían comenzado a comerse los labios e intercambiar sus saliva. Una vez que entraron empezaron a ayudarse mutuamente a quitarse la ropa uno al otro. Ambos se tenían ganas, morían de placer.

—Házmelo como la última vez. Juega con tus dedo como sabes hacerlo. Tócame como tu solo sabes hacerlo. ¡Ven! ¡Tócame!

Decía Soet mientras se recostaba lentamente y Geldrys le seguía a la misma vez que ella se acostaba. En ese momento, Geldrys empezó a ser malabares con su manos mágicas. Geldrys mientras estaba sentado en la cintura de Soet, se inclina adelante para tocarla como le gustaba. Geldrys empieza tocando la parte trasera de su nuca y oreja ligeramente con los nudillos de sus dedos, deslizándolo cuidadosamente hasta el cuello y su garganta. Una vez que hubo paseando sus dedos por esas áreas procese a besarla despacio. Repetía varias veces el beso en los puntos que el escuchaba que Soet  sentía más placer. Pues sus gemidos variaban, de tono suave a grave. Soet saboreaba con sus labios sus gustos como si disfrutara de un rico helado.

Mientras continuaban en lo suyo, el teléfono de Geldrys empezó a sonar. Geldrys como Soet miraron hacia una mesa. Geldrys sale de la cama para tomar el teléfono que estaba en una pequeña mesa y Soet media curiosa le sigue.

Geldrys lo toma y mira la pantalla. Soet también mira la pantalla y pregunta:

—¿No es esa la chica que vive arrimada en tu apartamento? ¿Qué hace llamándote? ¿Dime?

—¡Que raro! ¡Nunca me había llamado antes!

Soet se le queda mirando algo preocupada, molesta  y ansiosa.

—¡Contéstale! A ver de qué hablarán ustedes dos.

—¡Tranquilízate Soet!

Decía intentando calmarla.

—¿Si? ¿Qué sucede?

Contestó Geldrys la llamada de Elizabeth.

—Ponlo en alta voz. Quiero escuchar lo que dice.

Decía Soel molesta halándole el brazo. Geldrys intentaba evadirla.

—¡Espérate Soet!


Del otro lado, estaba Elizabeth  sentada en el sofá con su barbilla entre sus rodillas. Elizabeth escuchaba como Geldrys y su novia discutían del otro lado de la línea.

—¡Soet! ¡Ya tranquilízate!

—¡No! Déjame escuchar. Ponlo en altavoz.

—¡Ya basta Soet!

Gritó Geldry. Soet le miró y saltó por encima de la cama y empezó a recoger sus cosas.

—¿Qué sucede? ¿Por qué me llamas? ¿Pasa algo?

Del lado de Elizabeth.

—¿Lo tienes en altavoz?

Del lado de Geldrys.

—¡No!

Dijo mirando a Soet colocándose su ropa. A la vez que hablaba con Elizabeth trataba de calmar a Soet.

—Quédate tranquila. Solo esta llamando porque tal vez le pasa algo.

No me importa lo que le pase. Me voy a casa sola. Así que, déjame en paz.

Del lado de Elizabeth.

—¿Puedes venir?

Del lado de Geldrys.

Cuando él escuchó aquello se apartó un poco de Soet.

—¿Por qué? ¿Qué pasó? ¿Dónde estás?

Preguntó en voz baja.

Del lado de Elizabeth.

—Estoy en el apartamento. No pasa nada. Solo que…

Del lado de Geldrys.

—¿Qué sucede? ¿Estas enferma?

Decía Geldrys deteniendo a la mala a Soet que ya se iba.

—¡Déjame ir! Sigue hablando con ella, que es más importante que yo.

—¡Por Dios¡ ¡Ya cálmate Soet! ¡Madura!

—¡No! ¡Madura tu! Déjame, ya quiero irme a casa. No me siento bien.

—¿Qué tienes? Solo siéntate y te llevaré a casa.

—¡Estaré bien yo sola! No te molestes, pediré un taxi. Así que déjame.


Del otro lado de Elizabeth.

Ella estaba escuchando todas las conversaciones de Geldrys y Soel discutir. En ese momento Elizabeth hace una pequeña sonrisa y continúa lo que antes decía:

—…Me siento sola. Y tengo frío ¿Puedes venir?

Del otro lado de Geldrys.

—¡Ya déjame!

Decía Soet. Cuando hubo escuchado aquello se asombró y dejó de forcejear con Soet dejándola salir. Cuando soet cerró la puerta Geldrys parecía que estaba en una nube y cayó en cuenta que Soet se marchó.

—¡Soet, Soet! ¡Espera! ¡Oh mierda! A donde voy desnudo.

Se detuvo en la puerta, ya que se dio cuenta que aun estaba desnudo.



Ya eran las 2:36 de la madrugada y Geldrys recorrió todo el camino en su auto descapotable Roadster modelo Lotus Seven color rojo. Geldrys se dirigía a la casa de Soet mientras le llamaba varias veces, más ella no le respondía.
En cuanto Geldrys llegó a casa de Soet corrió hacia su puerta y tocó. Luego de unos minutos, algunas luces se enciende dentro juntamente con la de afuera. Y desde adentro de la casa preguntan:

—¿Quién es?

—¡Ah, soy yo el novio de Soet¡ ¡Geldrys!

En ese momento abren la puerta. Es el padre de Soet. Un hombre con aspecto rudo, con insípida barriga y medio calvo.

—¿Y tu a estas horas de la noche por aquí?

—¡Eh, si! ¡Disculpe la hora! ¿Solo quiera saber si Soet está aquí?

El padre de Soet guardó silencio mirando a Geldrys. Luego respondió:

—¡Si! ¿Paso algo entre ustedes? Ella, llegó llorando cuando le abrí.

—¡Lo lamento! ¡Fue, un error mío! !No quise…!


En el apartamento todo está en plena paz, los pasillos siempre estaban calmados a todas horas. Mientras el apartamento de Geldrys está todo en silencio,  Elizabeth estaba tirada en el suelo de la habitación de Geldrys justo al lado de su cama. Elizabeth estando acurrucada en una postura de lado, miraba las ruedas de una silla de escritorio que estaba presta allí.

—Si tan solo me tocaras…

Susurraba para sí.



—… Geldrys, es duro para un padre ver a su hija llegar a estas horas de la noche a casa sola, y llorando. Creí que le había pasado algo horrible. Pero, luego me contó todo lo que sucedió entre ambos. Trato como padre de protegerla, pero es tu responsabilidad como novio cuidarla. Amar alguien siempre duele. Y más, cuando te sacrificas por amor a ese ser. Aún duele más.

Decía el padre de Soet mientras colocaba su mano en el hombro de Geldrys. Geldrys le miraba avergonzado.

—Ve a casa y descansa. Mañana hablas con ella. Estará más calmada.

Geldrys le miró de manera que no quería marcharse sin hablar con ella. Luego dijo triste:

—¡Vale! ¡Buenas noche!

—¡Gracias! ¡Que descanses!

Geldrys se dirigió a su auto mientras que el padre de Soet le miraba.


Cuando Geldrys llega a su apartamento, se queda observando cada estancia de su apartamento desde la entrada. Todo parece en orden. Mientras camina mira la puerta de la habitación de Elizabeth. Esta cerrada. Continúa caminando dirigiéndose a su habitación. La puerta de su habitación estaba entreabierta. La empuja y cuando lo hubo hecho miró a Elizabeth acostada de lado en el suelo.

—Pero… ¿Qué hace en mi habitación? ¿No debería de estar en la suya?

Preguntaba para si mismo.

—Pero, ¿Por qué está tirada en el suelo y no en la cama?

Geldrys se le acerca y dice:

—Elizabeth, ¿Estás despierta?

Geldrys se quedó poco segundos mirándola y se agacha para tomarla del suelo. La levanta en sus brazos y la lleva a la habitación de ella.

Cuando la acuesta, se queda observando su rostro.

—¡Realmente eres más bella cuando duermes!

Susurró.

Al decir aquello, desliza su vista y observa cómo su franela de dormir muestra la silueta de sus pezones puntiagudos. Continúa observándola. Mira su vientre y se detiene en mirar allí.

—¡Rayo! ¡Quería observar si es una cicatriz de cesaría!

Susurró nuevamente.

Cuando había terminado de susurrar aquello, Elizabeth se dio vuelta dándole la espalda. Geldrys se quedó observando las curvas de su cintura que corría toda su cadera hasta la parte de sus glúteos. Tenía unos glúteos perfectos.

—¡Wau!

Susurró impresionado. Luego tomo la manta y le arropó. Luego salió.

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