El duro pasado el Elizabeth

9:30am

Un nuevo día. Tal vez el mejor para Geldrys, por que paso una buena noche acompañado de alguien especial.

Geldrys aún dormía y mientras lo hacía a boca arriba sonreía. Este joven estaba enamorada silenciosamente. ¿Será por Elizabeth o Soet?

Mientras aún dormía con su misma sonrisa, su teléfono silbó tres veces en una clase de melodía. Geldrys levantó su cabeza mirando hacia una pequeña mesa al lado de su cama. Se deslizó y tomó el móvil. Miró y era un mensaje. Desbloqueó la pantalla y miró quien le había enviado el mensaje. ¡Elizabeth!
Rápidamente Geldrys  sonrió y abrió el mensaje. Este decía:

           ¿QUIERES TOCARME HOY?
                       ¡ME GUSTAS!

Geldrys le respondió:

                                   ¡SI!
       ¡TAMBIEN ME GUSTAS! ¡MUCHO!

Geldrys se recostó y…

—¡Wuuuuuuuuah! ¡Ja ja ja ja!

Empezó a patalear y a moverse como un pez fuera del agua. Esa parte de él parecía ser felicidad. La felicidad del enamoramiento.




Todo estaba tranquilo en casa de Soet. El padre de ella no estaba, pues estaba en su trabajo. Mientras él no está,  Soet estaba con una amiga. Ambas estaban sentada en el sofá mirando caricaturas.

La amiga de Soet, se llamaba Perla. Es pequeña, de pelo corto y rubia. Cara un poco ancha y cuerpo de modelo. Aún que su estatura no la ayudaba mucho, pero es un amor. Al menos con Soet.

—Respecto las decisiones que has tomado de no seguirle hablando, pero no creo que eso esté bien.

—Él se lo merece. ¡Por cerdo!

—¡Bueno, todos los hombres son hacia¡ ¡Sueñan con fantasía sexual por alguien!

—¡Ella es una zorra! Se folla a todos los hombre que ve por hay. Y ahora se lo quiere follar.

Lloraba Soet mientras hablaba.

—Si en verdad amas a Geldrys, debes hacer lo que no quieres hacer en este preciso momento.

—Es que no quiero hablarle más. A esa zorra que se lo quede.

—Deja de decir idioteces. Vas a ir ya y vas a procurar lo te pertenece con dignidad. Geldrys es tuyo y tu lo tenías primero. Así que, ella no puede ganarte.  Procura lo que es tuyo. Eso es un deber de mujer y voluntad del corazón.

—¿Quien te enseñó todo eso?

—¡Mi mamá! ¡Ji ji!

Dijo con suma ternura.

—¡Vaya! Pequeña, pero pícara.

—¡Ja ja ja!

Ambas se reían a carcajadas. Luego Perla dijo seriamente:

—Lo digo en serio. Lo que tienes que hacer es darle un día más mientras tu te prepara mentalmente y, te sientas con los ánimos de mirarlo a la cara.

—¡Entonces, eso haré!

—¡Esa es mi chica!

Perla le abrazó. Ambas se morían de la risa.




Por otro lado, Geldrys estaba con Elizabeth en su habitación. Mientras Elizabeth estaba a boca arriba Geldrys acariciaba su vientre. Cuando desliza sus yema de los dedos por el costal derecho de Elizabeth, ella se engranoja. Mientras Geldrys está distraído en lo suyo y permanece al lado de Elizabeth; ella le miraba. Elizabeth se levantaba un poco apoyándose de ambos codos. Geldrys le miró y en el momento de mirarle, Elizabeth le besó. Geldrys no se lo esperaba. En esta ocasión, Elizabeth tenía el control sobre Geldrys, pues, ella le hizo acostarse mientras le besaba.

Mientras compartían su besos lo hacían despacio. Cada beso era más profundo. Más y más intenso. Intensidad más pasión. La pasión de ambos aumenta en cada ritmo. En cada beso, Elizabeth gemía. Y en ocasiones, besaba a Geldrys en el cuello. Estaba desesperada.

—¡No me aguanto más! Estoy muy excitada. ¡Tócame! Déjame sentir tus dulces dedos tocarme la vagina. ¡Por favor! Solo una esta vez.

Elizabeth se moría de las ganas.

—¡No por ahora! Hasta que tenga tu corazón. Pues, tengo que hacer  la diferencia.

—¿Por qué me mortificas? ¿En verdad quieres hacer la diferencia? ¡Rómpela ahora mismo!

—¡No! ¡Quiero hacer la diferencia! ¡Y lo haré! Pero, primero quiero saber más de tu vida.

Elizabeth cuando escuchó lo que dijo tuvo temor.

—¿Qué?

—¿Quién eres en realidad? Porque te ocultas en ser alguien que realmente no eres, ese alguien que no veo en tus ojos cuando me miras. ¿Por qué te ocultas? ¿Qué buscas? Tengo suficientes oído para escucharte. Confía en mí. ¡Por favor!

Cuando Geldrys hubo acabado de hablar Elizabeth se levantó y se quedó en el borde de la cama. Geldrys se le sentó quedándose al lado y le tomó la mano. Elizabeth le miró.

—¡Dímelo! Es mejor que lo digas ahora, que tarde. Si es que te importo. Si es malo o bueno nada cambiará en mi. Yo te apoyaré. ¡Vale!

Elizabeth se veía tensa. Pero cada palabra de Geldrys la hacia más convencida. Elizabeth le sonríe y asiente con su cabeza mientras le sonríe.

—Ningún hombre me ha hablado hasta ahora como lo has hecho. ¡Gracias!  A la edad de los diecinueve me casé. Y me embarace. Cuando tenía 8 meses de embarazo, odie quedar embarazada. Y más, de alguien que no se lo merecía. Esos días sufría como nunca, el dolor en mi pecho solo me hacía morir lentamente; me paré en las escaleras de mi casa y me deje caer. Quería perder el embarazo.

Geldrys no podía creer lo que estaba escuchando. Es imperdonable.

—Cuando llegue al hospital estaba inconsciente. Y me practicaron una cesaría rápidamente por el mal estado del bebé. Cuando lo sacaron estaba muerto. Desde ese entonces, odio toda mi vida. Y me decía a mi misma: “no debí hacerlo.”

Elizabeth empezó a llorar mientras guardo silencio.

—¡Lo siento!

Geldrys aún a su lado y tomando aún su mano no le decía nada. Luego Elizabeth se tranquiliza un poco y continúa:

—Me he culpado todo este largo tiempo. Me arrepentí de lo que hice, pero nada vuelve atrás. El que era mi esposo…

Elizabeth miró a los ojos de Geldrys y le dijo:

—No te enojes conmigo, por favor.

Cuando Geldrys escuchó lo que decía comprendió que ella estaba a punto de expresar algo que al fondo de él le iba a molestar. Geldrys sin expresar palabras le asintió.

—Mi esposo era Rey Almirat.

—¿Qué? ¿Entonces me mentías cuando me hablabas sobre él?

—¡No, no lo hice! Lo único que no sabía cuando fui para trabajar como modelo fue que él era quien digería todo allí. No creí que él fuera fotógrafo, porque antes él no lo era. Cuando lo vi odie ver su cara. Esta vez lo que vi era diferente al de antes. Tal vez el destino quería que nos juntaramos nuevamente, luego de tantos años sin vernos. Pero, esta vez me convenció  y le perdoné todo lo que hizo en el pasado. Pero aún así, me fui y he aquí donde el vino a tu apartamento. Le donde había vivido antes. Y vino exactamente aquí.

Mientras Elizabeth continuaba hablando Geldrys mira hacia el suelo pensando que será de él por ahora.

—Antes, él me hizo mucho daño. Mental y físicamente. Me engañaba con otras mujeres. Nunca estaba a ni lado. Siempre estaba sola. Estaba tan enamorada, que estaba tan aferrada a él, que lo perdonaba sin importa lo que él me hiciera. Me gusta como me hacía sentir en la cama y todo lo que hacia. Siempre me golpeaba y cada golpe de él me hacía excitar. Estaba adicta a sus maltratos. Yo me enamoré como jamás lo hube hecho. Y desde ese día que nos separamos nunca más me volví a enamorar. Estuve a punto de hacerlo, pero tenía miedo. Así que no me lo permití más.

Elizabeth hace una pauta y toma un poco de aire. Continúa, mira a Geldrys que observaba pensativamente el suelo:

—¡Mi vida es un asco Geldrys! Siempre intentaba ocultar todos estos dolores. Intentaba buscando saciar mis deseos de venganza con tantos hombre de lo que podía. Luego vi, que yo misma me estaba destruyendo por dentro silenciosamente. Pero, aún pensando eso nada me importaba y seguía. Sexo, placer, anticonceptivos, cigarrillos, alcohol, fiestas; intente de suicidarme muchas veces. Antes era… nadie. Y ahora… nada soy.

Suspiró cuando dijo lo último.

—¿Qué estás buscando hacer con tu vida ahora?

Preguntó Geldrys. Elizabeth le miró cuando preguntó. Guardo silencio y luego contesto:

—Rehacer mi vida de nuevo. Volver a enamorarme, amar alguien, portarme bien y dejar de ser una zorra. Y… me estoy dejando abrir hacia a ti poco a poco.

Geldrys le mira en el momento y ambas mirada lo hacen.

—Sabes, ¿Qué busco realmente?

Guarda silencio y dice:

—¡Un toque! Sabes, ¿Qué significa? El tocarme es la delicadeza y la frecuencia, en como tratarás a ese ser que ama o amarás. Solo “Tócame" y sabré cómo serás. Como me trataras. No solo el tocar a alguien en la cama significa que es bueno en la cama por sus tiernas acaricias, sino que, sabrás el tipo de persona que eres. He, experimentado los toques de los demás y no son realmente agradables. Pero… tus toques, para mi… son dulces; pasivos, son perfectos para mi. Eres un hombre aún que no lo sepas, sabes tratar a una mujer. No cambies, por favor. Aún que no estés conmigo, nunca lo hagas. Es horrendo ver a un hombre a la cara cuando sabes que no te ama. ¡Pero por favor, sigue siendo como eres!

—¡Gracias! Pero, dime algo… ¿Por qué después de sufrir tanto con ese hombre, ahora vuelves a estar con él? ¡No entiendo!

—Sabia que me preguntarías algo así.

Dijo sonriéndole.

—Por ahora sería bueno que no lo sepas.

Dijo Elizabeth mientras se levantaba y se le sentaba encima. Posición de candelabro italiano.

—Suena un teléfono. Creo que es el tuyo.

—Déjalo que suene.

Dijo Elizabeth mientras se le acercaba para besarlo. Le besó y Geldrys en ese momento le agarró las nalgas.




Rey Almirat cuelga su teléfono mientras permanece sentado en un escritorio. Allí en donde estaba había muy poco luz. Solo una lámpara daba claridad en donde estaba. Por tanto que esta allí, Rey se queda pensativo con una mirada fría y serena.




Mientras tanto, Geldrys y Elizabeth estaban acostado ambos desnudos. Geldrys lamia los pechos de Elizabeth. Luego se deslizó hacia el alrededor de sus pezones y de hay paso su pezón. Aquí, Elizabeth se excitaba bastantes.

—¡Ssshhsss! ¡Uuhuu!

La lengua de Geldrys jugaba con aquel pezón, también a la vez le chupaba y la respiración de Elizabeth era más fuerte y constante.

En un cierto punto, Geldrys tomó el hermoso pezón en sus dientes y halo suavemente hacia él, y a la vez jugaba con su lengua mientras sostenía su pezón con los dientes. Dos excitantes situación en uno.

—¡Ooohoo! ¡Wuaau!

Mientras Geldrys le hacía aquellas travesuras, Elizabeth se masturbaba.

—¡Ah! ¡Ah! ¡Me vengo!

Cuando Elizabeth decía esas palabras había agarrado la cabeza de Geldrys.

Los movimientos de su pelvis eran increíbles. Todo su cuerpo se estremecía. Luego que llegó al orgasmo temblaba un poco. Cuando Elizabeth hubo terminado, Geldrys dejó de lamer sus pechos, Elizabeth le tomó por la cabeza acercándolo, y le dice:

—Desde que vivía contigo esto era lo que deseaba. Por eso era mala contigo, suponía que esto hacía que yo te gustara más. ¡Pero a la vez… Tuve celos!

—¡Ya entiendo! Por eso me provocaba antes, y te comportaba indeseable conmigo todo esos meses. ¡Que mala eres!

—¡Ja ja!

—¡Ja ja!

Ambos se ríen y se besan.

—¿Quieres que te la chupe?

—¡Si!

Elizabeth se levanta y desde el ombligo de Geldrys empieza a besarlo. Luego recorre toda su zona pélvica. De aquí, lame su pene de abajo hacia arriba. Geldrys le miraba mientras ella lo hacía. Sin Elizabeth toca su pene con sus manos, se lo lleva a la boca y lo saca. Luego solo chupa la parte de la glande haciendo movimientos lentos, arriba y abajo.

—¡Aah! ¡Realmente me gusta como lo estás asiendo haci de suave y tiernamente. ¡Uhuu! ¡Ya me vengo! ¡Ah!

Cuando Geldrys dijo aquello, Elizabeth dejó de chupar cuando sintió que  algo salía y, quedándose con él en su boca. El pene de Geldrys esculpió su semen en la boca de Elizabeth. Mientras sucedía aquello Geldrys dijo mientras se corría:

—¡Ah! ¡Te amo!

Grito. Los ojos de Elizabeth se abrieron cuando dijo aquello y se tragó todo su semen. Elizabeth deja de hacer lo que hacía y dijo en tono pasivo:

—¿Qué dijiste?

Geldrys levanta su cabeza y la mira.

—¡Lo siento! ¡Solo me salió decirlo! No fue…

—¡No, no! ¡Solo dilo!

Geldrys miró hacia un lado medio avergonzado. Pensaba que decir aquello solo por el impulso del momento sería malo decirle eso a Elizabeth.

—¡Quiero escucharlo!

Dijo Elizabeth acercándosele. Geldrys le miró.

—¡Te amo! Nunca se lo había dicho antes a nadie en la primera vez.

—¡Eso me gusto!

Ambos se miraban y se sonreían.

—¿Quieres tocar algo más?

Preguntó Elizabeth.

—¡Por supuesto!

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