Dulce sueños
Cuando llegaron al apartamento de Geldrys, no pudieron llegar a la habitación. Era tal las emociones sexuales de ambos, que cuando cerraron la puerta de la entrada empezaron a comer vivos y se quitaban la ropa como locos.
Sus ropas estaban esparcidas por todo dar. Lo hacían en el vestíbulo.
Geldrys cuando estaba ya desnudo había penetrado a Soet sin ella estar excitada y sin él también estarlo. Al principio de penetrarla fue incómodo para ambos más por el lado de Soet, por que su parte no estaba muy lubricada.
—¡Ah! ¡Ahy! Me gusta que me trates así. Eso es que lo que quiero de ti. Me encanta ese salvajismo. ¡Uuh!
—¿Esto te gusta? ¡Aah!
—¡Hay si! ¡Unnnn! ¡Rico amor!
Geldrys y Soet hacían la posición en “postura de pies”. En postura es la favorita de muchos hombres, debido a que tienen el control de la situación, mientras que la mujer está apoyada en la pared con sus dos piernas rodean la cadera del hombre o, tiene una pierna en el suelo.
Soet mira la cara de Geldrys y se aferra más a él.
—Te vez más hombre hoy que antes. ¿Qué te impulso a ser así? ¡Uhh!
Geldrys al escuchar aquello se quedó pensativo mientras continuaba lo que hacía.
—¡No lo sé! Solo quería hacerlo de esta manera. ¡Eeh!
—¡Uun! ¡Házmelo así siempre! Sin tener que tocarme lo demás.
—¿Esta bien que lo haga así?
—¡Si! ¡Hay!
—¡Ah! ¡Vale! ¡Aaaaah! ¡Ya me vengo!
—¡Déjalo que salga! ¡Uuunn!
—¡Aaah¡ ¡Oooohhh! ¡Ah!
Suspiró Geldrys. Soet le abrazó y le besó, cuando hubo eyaculado dentro de ella. Luego de eso Soet dijo:
—Iré a ducharme.
—¡Vale!
Decía Geldrys mientras caminaba al sofá. Se tira en el, exhausto y con su ojos espabilados del sueño.
6:27am
Hacia un magnífico día. Donde el sol daba sus primero remates de su luz en las montañas y partes de algunos edificios. Los vehículos iban de una lado a otro a su rutinas diarias, al igual que las personas que andaban a pies.
Geldrys mientras dormía alguien se le sube encima, cuando sintió que agarraron su pene levantó la cabeza y miró la cara de aquella persona.
—¡Elizabeth!
Elizabeth le hacía con su dedo que guardara silencio mientras se penetraba y le señalaba para el lado. Soet estaba dormida de lado en la cama. Geldrys la observa y se asombra. Luego voltea a mirar a Elizabeth mientras ella movía su cadera. Geldrys se enfoca en mirar su parte intima.
—¡Wao! Por fin puedo mirar su vagina. Se ve tan grande. ¡Oh, sigue! ¡Ya me vengo! ¡O Elizabeth! ¡Elizabeth!
Cuando decía eso miró hacia donde estaba Soet, y ella lo miraba a él.
—¡Aaaaaah!
Gritó Geldrys incorporándose del sofá donde se quedó dormido a noche. Luego miró al lado y vio a Soet acostada en el suelo de lado dándole la espalda.
Suspiró y dijo:
—¡Vaya! Solo fue un sueño. ¡Ah! ¡Oh no! Me eyacule encima.
Elizabeth estaba acostada en los brazos de Rey Almirat, ambos ya despiertos. Mientras Elizabeth acariciaba el pecho de Almirat, esté acariciaba los pezones de Elizabeth.
—Desde que te vi… mi vida a girado drásticamente desde ese entonces. Realmente no me lo esperaba. Ahora me tienes enamorado de tu belleza. Aún sigues siendo buena en la cama. ¡Ja ja! Pero, ¿Aún sigues sintiendo lo mismo por mi?
Elizabeth se había quedado pensativa y en silencio. Luego dijo:
—Mayormente siento decirte esto, pero, realmente me es difícil enamorarme de alguien. Es difícil volver hacerlo cuando tienes a tu lado la persona que te ha herido en el pasado.
Rey en el momento dejo de tocar lo pezones de Elizabeth.
—Sinceramente me alegra escuchar eso. Y más de alguien que siempre me ha pertenecido. El pasado es solo pasado. Ahora soy diferente y, lo has visto.
Elizabeth cuando escuchó lo que dijo levantó su cabeza y le miró a la cara.
—¿Por qué has cambiado?
—Tengo mis razones. Pero, eso no importa ahora. Lo que quiero que entiendas es, que sé cómo hacer que te enamores de mí nuevamente. ¿No te gusta experimentar en el sexo?
Decía orgulloso y seguro de sí. Elizabeth le miraba pensativamente.
—¡Me encanta!
Rey sonríe, y se acomoda un poco y le agarra el pelo a Elizabeth para besarle. Le besó.
—Verás que no te arrepentirás de haberte enamorado de mí.
Dijo luego de haberla besado.
Geldrys estaba sentado en una esquina de la sala estar en un escritorio trabajando en el proyecto, ya que todos los que participaban en dicho proyecto tenían que terminar el acorde de ese proyecto.
Mientras Geldrys trabajaba en esto, Soet salía de la habitación de Geldrys.
—¡Ya me voy!
Dijo algo molesta y sin mirarle mientras iba a la salida. Geldrys le miró y se levantó del escritorio.
—¿Que te sucede? Estas rara desde que te despertaste esta mañana. ¿Algo te molesta?
—¡Estoy bien! ¡Solo estoy cansada y quiero irme a casa!
Cuando Soet abrió la puerta, Geldrys le tomó por el brazo y le hizo volverse a él quedando en sus brazos.
—¿Dime lo que te pasa? Conozco bien esa cara cuando esta de buen humor y cuando no lo está.
Soet le mira a los ojos y, molesta le dice:
—Te gusta esa chica, ¿Verdad?
Geldrys se asombra y responde:
—¿De qué chica hablas?
—De esa Elizabeth que decías en tu sueño. ¿No es ella la zorra que vivía aquí?
Dijo empujándolo.
—Yo no recuerdo decir eso…
—Tal vez no, pero lo decías mientras dormías. Decías, “Me vengo Elizabeth”. ¡Que bonito sueños tenias es!
—No sabia que hablaba en los sueños. Pero, eso solo fue un sueño extraño.
—No es solo un maldito sueño. Sino que pareces que tu piensas en esa zorra. Y además, que sueñas teniendo sexo con esa perra. ¿Qué es lo que te pasa? ¿Estas obsesionado con ella? ¿En querer follartela? ¿Yo no soy suficiente para ti? ¿Es eso? ¿He?
Soet no le dejaba ni hablar de lo tan molesta que estaba.
—No es nada de eso. Entiende…
—¿Entender que? Sabes que… vete a la mierda.
Soet abrió, salio y cuando lo hubo hecho, Geldrys le tomó nuevamente por el brazo.
—¡Espera! ¡No hagas eso! No es como lo…
Soet al voltearse le cacheteo fuertemente que el cuerpo de Geldrys se inclinó un poco hacia un lado. Pues no estaba en una buena postura. En ese momento le había soltado y Soet se marchó. Geldrys se sobaba la mejilla. Luego de pensar unos segundos, Geldrys cerró la puerta de un puertazo. Caminó al sofá y se sentó calmado. Luego se inclinó hacia delante y se colocó las dos manos en la cabeza. Una lágrima cayó de su ojo izquierdo. Chillaba en llanto silenciosamente.
Soet, cuando llegó a su habitación se encerró allí y acostada a boca abajo lloraba destrozada. Su único con suelo en ese momento era su cama, convirtiéndola en un mar de lágrimas.
—¡Aaagrrr! Con razón tenias el pene erecto mientras dormías. Todos son iguales. Esta vez no te la perdonaré. ¡Aah!
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