Dulce es la Venganza
8:41am Lunes.
El día de la entrega. Era como un día cualquiera, bueno no tan así; debido a que esté día era especial e importante para todos lo que trabajaron en el proyecto.
Mientras todos estaban sentados en el salón de reunión, con sus trabajos concluidos y una maqueta de un edificio, de la forma en la que iba a quedar cuando se construyera. El Jefe de los proyectista explicaba los detalles del proyecto:
—La estrategia y estructura del edificio son exactas. Desde la base hasta el tejado. Aquí le muestro las imágenes del diseño del interior, trabajas por Geldrys…
Mostraba las imágenes en un proyector.
Geldrys estaba sentado mirando la mesa. Estaba pensativo. No prestaba atención a lo que decía su Jefe mientras él le mostraba todo lo del proyecto al propietario Kim, que era un edificio seguro. Se suponía que Geldrys se sabía todo lo que su Jefe decía. Al igual que los demás allí. Era algo ya rutinario cuando terminaba la elaboración de un proyecto.
Mientras tanto, Rey y algunas de las personas que trabajaban para él tenían algunas maletas listas. Mientras algunos alistaban algunas cosas, Rey bajaba en el ascensor para ir a su apartamento que estaba a dos planta más abajo. Cuando el ascensor se abre, se encuentra con Elizabeth. Ambos se miran.
—En la maquetación y levantamiento, la trabajó Sandy. Esta es la muestra de la realidad, en la que se verá el edificio luego de haber sido construido.
Guardo silencio el Jefe mirando al propietario luego de culminar la presentación. El propietario Kim abre sus brazos mientras esta sentado, y dice:
—¡Me encanta! No me espero ya para verlo construido. ¡Ja ja ja!
—¡Ja ja ja!
Todos se reían, menos Geldrys. Todos se levantan de sus asientos y aplauden. Cuando todo termina y salen del salón, el Jefe le decía a cada uno mientras salían:
—¡Felicitaciones por tu trabajo! ¡Disfruta de tus vacaciones!
—¡Gracias! ¡Estoy muy feliz!
Cuando Geldrys se le acerca, su Jefe le saluda:
—¡Hijo, gran trabajo! Eres de los mejores diseñadores de interiores que hay en el país. ¡Ja ja! Sigue adelante y disfruta tus vacaciones.
—¡Gracias señor!
—¡Ah! ¡Toma! ¡Te lo mereces!
Dijo su Jefe deteniéndolo y entregándole algo.
—¡Gracias!
Geldrys abre su mano y ve que su Jefe le entregó la medalla de más honor para los proyectista. La medalla de “la excelencia” en cuanto vio eso, se le hizo un nudo en la garganta y, lloró. En ese momento se tapó la cara. Su amigo le vio y se le acercó.
—¡Te la merecías amigo!
Mientras su Jefe aún saludaba miró por donde estaba Geldrys y Carlos, sonrió. Sabia que Geldrys lloraba.
—¡Si vas a verte con algún hombre, te va a pesar!
—¡Ya te dije! ¡Debo recoger algunos papeles antes de irnos!
—¡No me decepciones!
Decía Rey cara a cara a Elizabeth. Elizabeth vio el ascensor llegar y caminó para entrar a él. Rey se da vuelta y la mira mientras la puerta se cerraba. Ambos se miraban hasta que se hubo cerrado. Rey se quedó parado allí. Luego empezó a caminar por el pasillo.
Geldrys estaba ya en su apartamento, recostado en el sofá mirando la pantalla del TV apagada. Mientras estaba allí tranquilamente, su móvil sonó. Rápidamente volcó su mirada en el móvil que estaba en la mesa. Lo tomó y quien le llamaba “Soet”. Contestó.
—Hola Soet.
No se escucha del otro lado de la línea.
—¡Quieres hablar conmigo sobre algo! ¡Quieres que nos juntemos! ¿Dices?
Esperaba al otra lado.
—¡Si! ¡Esta bien! Nos veremos cerca del lago Legumbre. ¡Si! ¡Alas 7! ¡Bien, hay te veo! ¡Adiós!
Colgó. Miró la hora y eran ya la 17:39. Suspira y se recuesta en el sofá nuevamente.
Luego de unas cuantas horas, Rey se preparaba para partir lo más rápido posible. Algunos de los trabajadores de Rey bajan ya las maletas y los instrumentos de trabajo. Lo entraba en un camión.
Mientras Rey buscaba en las gavetas de su escritorio en el área de sección de las fotos, una mujer se le acerca y diciendo:
—Señor Almirat, el avión está listo.
—¡He, sí! ¡Ya casi salimos! ¿Elizabeth llegó?
Dijo dejando de buscar cuando la mujer hubo entrado.
—¡Si, señor!
—¡Excelente! Deme unos minutos. ¡Ahora bajo!
—¡Si!
Cuando la mujer salió de allí, empezó a buscar como loco en todas las gavetas y, las sacaba por completo vaciándola en el suelo.
—¿Buscas algo?
Preguntó Elizabeth parada en la puerta. Rey le miró rápidamente.
—¡No! Ve a bajo.
Continuaba escarbando desesperado. Elizabeth se le acerca y dice:
—¿Buscas exactamente esto?
Preguntó mostrándole un Folder transparente. Rey cuando escuchó lo que dijo se quedó mirando el escritorio y luego levantó su cabeza, y dijo:
—¿Qué haces con eso? ¿Por qué revisas mis cosaaass?
Gritó lo último mientras caminaba hacia Elizabeth.
—¿Esto era lo que no querías que nadie supiera?
—¿Qué crees que estás asiendo? ¡Dámelo ahora!
—Que lástima mi amor. Ya todo el mundo y la policía se entero de las revistas ilegales que vendías al comercio público.
—¿Queeeeé?
Gritó mientras se derrumbaba en el suelo con sus puños apretados. Mientras estaba de rodillas, Elizabeth dijo:
—¿Y ahora qué harás? ¡Ya todo se acabó para ti!
—¿Cómo pudiste hacerme esto?
Elizabeth se le acercó y dijo:
—Así es como quería verte. De rodillas delante de mi. Así era como me sentía antes, cuando me lastimabas. Ahora es momento de que sufras por lo que te gusta.
—Debiste lastimarme de otra manera y no de esta forma, en la que has arruinado toda mi carrera profesional.
Decía mientras se ponía de pie.
—Carrera profesional, ¿Dices? ¡Ja ja! Será carrera profesional de ilegalidades. Me imagino que la policía viene ya de camino.
—¡Aaaggrrrrrrrr!
—¡Aah!
Rey agarró a Elizabeth por el cuello y la choca bruscamente en una mesa, tirando al suelo todo lo que estaba encima de ella.
—¡Te mataré maldita zorra! ¡Arruinaste mi futuro y, mi carreraaa! Once año de duro trabajo en esto y tu, te encargas de arruinarlo todo en tan solo un maldito diaaa.
Gritó aún más fuerte enojado mientras la ahorcaba.
—¡Aa! Espe – ra. Estoy em – bara – zada.
—¿Qué? ¿Qué dijiste?
Rey le hubo dejado de ahorcar y en ese momento Elizabeth tosía y escupía agarrándose la garganta. Luego Rey la agarró por el pelo dándole tirones hacia atrás.
—¿Qué fue lo dijiste maldita zorra?
—¡Estoy embarazada!
Dijo tosiendo. Rey al escuchar lo que dijo le flojo el pelo hasta que le soltó.
—¿Es en serio?
—¡Si! Me hice una prueba de embarazo. Míralo tú mismo en mi bolso.
Rey parecía algo feliz. Sin dudarlo busco el bolso y rebusco en él. Saco la tabletilla de la prueba de embarazo. La miró. Cuando la miraba dio unos cuantos pasos atrás y miró con una cara algo feliz y angustiado. Elizabeth que aun estaba con su mano en la garganta empezó a caminar hacia él.
—¡Ah! ¡Aaja ja! ¡Ja ja ja!
Rey se reía como loco. Elizabeth se le acerca y le pone la mano en su mejilla.
—¿Por qué no me lo diste antes? ¿Por qué lo dices ahora, después de hacerme todo este daño?
—Sabes, ¿Por qué? Porque ahora es mi venganza.
Rey abrió más sus ojos y dejó caer sus hombros.
—¿Qué dices?
Gritó agarrándola por sus brazos.
—¡Éste embarazo, no es tuyo! Y ahora te enfrentare cara a cara maldita idiota.
Gritó Elizabeth clavándole entre su hombro y pecho unas tijeras. Rey retrocedió cuando le hubo apuñalado.
—¡Aaaaaaahhgrrrrr! ¡Maldita… zorraaa!
Rey coloca su mano para detener la hemorragia. Su camisa blanca se llenaba de sangre poco a poco. Rey se lanzó encima de Elizabeth y en el momento que él lo hizo, Elizabeth se defendió con la tijera hiriéndolo en el antebrazo. Cuando Elizabeth le hirió en el antebrazo, Rey a la misma vez empujó a Elizabeth contra una mesa que había aún lado. Elizabeth se golpea el lado izquierdo de su frente. Queda media aturdida. En medio del aturdimiento se pone la mano en la frente y ve su mano ensangrentada. De su frente baja sangre.
Mientas Rey y Elizabeth peleaba en el apartamento de sección de foto, los trabajadores de Rey le esperaban que bajasen. Un gordo y calvo miraba su reloj.
—¿Qué es lo que hacen tanto allá arriba? ¡Vamos a llegar tarde!
—¡Creo que el vuelo se retrasará!
—Tanto afán para esto. Para hacernos esperar. ¡Sa! ¡Que carajo!
Hablaban mientras les esperaban agregados de los autos.
Rey se acerca a ella y la toma por su ropa. Le levanta y la azota encima de la mesa.
—¡Hija de perra! ¿De quién es?
Le gritó enfurecido mientras la sangre de su antebrazo caía encima de la ropa de Elizabeth.
—Dime, ¿De quién te embarazaste?
—¡Elizabeth!
Gritaron abrieron la puerta de una patada. Rey y Elizabeth miraban hacia aquel que había pateó la puerta.
—¡Elizabeth! ¡Déjala cabron!
—¡Geldrys!
Elizabeth cuando le vio, fue como su salvación. Sus ojos se aguaron de la emoción.
—Con que este es el jodido cabron que te embarazó.
Decía mientras soltaba a Elizabeth. Cuando le soltó ella cayó al suelo llorando.
—¿Qué le has hecho bastardo?
Le grita Geldrys mientras se acercaba.
—¡No puedo creer esto! ¡Ja ja! ¡Debí suponerlo antes! Todos estoy días te veías con este muchacho ¿Cierto?
Decía Rey mirando a Elizabeth mientras señalaba a Geldrys.
—¡Ja ja! Que lastimas amigo, que ha esta zorra me la he follado siempre…
Rey lanzó un golpe, y fallando en el intento, Geldrys se hubo agachado y le golpeó en el estómago. Luego lo agarró y, con su rodilla le golpeó en la cara rompiéndole la nariz. Cayo fuertemente en el suelo.
La policía llega al lugar y se lanzan de sus vehículos. Los trabajadores de Rey se impresionaron al ver que los policía le apuntaban como si fuesen asaltantes.
—¡Están todos arrestados! Por delito y fraude de ventas de revista ilegales a los comercios públicos. Tienen derecho a sus abogados. Tienen derecho a guardar silencio. ¡Arréstenlos!
—¡Pero, oficial… yo no hice nada malo!
—¡Yo no sabía de esto!
—¡Claro que sabías de esto tonta!
—¡Cállate! ¡No vez que quiero que me dejen libre!
—¡Ya cállense!
Se peleaban las modelos entre sí. El oficial que le lleva le hacia callar.
—Revisen el apartamento y la recamara de sección de foto de Rey Almirat.
—¡Si señor!
Decía el Jefe de la policía a su menores.
—¡Grrrrraaaa!
—¡Geldrys, cuidado!
Rey golpeó el suelo con un pedazo de pata de una mesa. Geldrys se movió rápidamente. Rey alzó nuevamente la pata de mesa y cuando iba a golpear, Geldrys pateó en su rodilla haciéndolo retroceder. Luego se puso de pie tomando una taza que estaba tirada y se la lanzó para distraerlo. Rey con su pata de mesa en mano, golpea la taza. He aquí, donde Geldrys aprovecha y le da un fuerte puñetazo en el mentón. Rey cae casi desmayado. Geldrys se coloca encima de él tomándolo por su camisa y, levanta su puño derecho para golpearlo. Cuando lo iba hacer miró a Elizabeth.
—¡Vamos! ¡Golpéame! No tienes los cojones para golpear a alguien estas en el suelo.
Decía Rey agrediéndolo.
Geldrys volteó nuevamente a mirar a Elizabeth. Y mientras ella se acercaba miró a Rey.
—¡Nena! ¡Sabes que este no es hombre para ti…
—Su toques son explícitamente “excelentes”.
—¡Ja ja ja! ¡Maldita zorra!
—¡Golpéalo!
Dijo Elizabeth. Rey la miró al igual que Geldrys.
—¡Golpéalo!
Gritó Elizabeth. Geldrys lo miró y le golpeó vacías veces.
—¡Alto! ¡Policía!
La policía llega y Geldrys deja de golpearlo. Algunos policías se acerca para levantar a Rey casi moribundo.
—Rey Almirat, queda usted arrestado por fraude y estafa en la venta de revistas con códigos ilegales. Tienes derecha a un abogado. Y todo lo que digas será usado en su contra. ¡Llévenselo para que le curen los médicos!
El policía mira a Elizabeth y a Geldrys mientras prestaban atención a su mano.
Mientras que en otra estancia, estaba Soet sentada sola esperando a… Geldrys. Soet miraba su móvil y eran la 19:16pm. Soet mira a una pareja que estaba sentada a muy poca distancia de ella, besándose. Luego le quitó la vista y miró hacia el lago que estaba cerca de allí.
—¡Hola!
Soet le miró.
—¡Hola!
—¿Estás esperando a alguien?
Soet se quedó pensativa unos segundos y luego lo mira diciendo:
—¡No!
—¡Wao, que bien! ¿Puedo sentarme?
—¡Si!
—¡Gracias! Mi nombre es Carlos. ¿Y el tuyo?
—Soet.
—Ese nombre me suena familiar. ¡Ja ja! ¡Te vez encantadora!
Soet le miró y le sonrió.
—¡Pareces una buena persona Carlos!
Dijo Soet.
—¡Gracias Soet! Cuéntame sobre ti. ¿Que hace una chica tan hermosa sola por aquí?
Soet sonríe.
—Mi novio me dejó.
—¡Wao! ¡Que mal! ¡Lo siento!
—¡No te preocupes! ¡Esta bien!
—¿Podrías contarme lo que pasó?
—Es muy complicado de contar.
—No te preocupes por eso. Necesitas un oído que pueda escucharte.
Soet sonríe al escuchar lo que Carlos le decía.
—¡Pues, bien!
Mientras Soet le contaba a Carlos lo que le hubo paso, él mira hacia un lado y pica un ojo. Nadie sabe a quien. Pues Carlos es el amigo de Geldrys.
—¿Puedo decirte un secreto por adelantado?
—¡Si claro! ¡Por supuesto!
—¡Espero, que esto no te haga cambiar de parecer al sentarte aquí, para conocerme!
—¡Esta bien! Sea lo que sea que me digas esta bien! Solo, ¿Dímelo?
—Estoy embarazada.
Carlos se quedó atónito de lo que escuchó.
—¡Oh, Dios!
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